lunes, 8 de noviembre de 2021

Senda del Salto del agua, Cerro Peñalba (1206 m.) y Peña Tobia (1056 m.), desde Matute


La sierra de la Demanda o de Arandio, es una sierra perteneciente al sistema Ibérico, situada en las provincias de Burgos y La Rioja, llamada por los romanos, montes Distercios y en la Edad Media, Gonzalo de Berceo, los denomino montes Cogollanos. En el siglo XVIII, los nombraron "Sierra de la Demanda", denominación que perdura hasta hoy, 
debido a un dilatado litigio iniciado en siglo XVI, sobre la utilización de terrenos y pastos, entre Fresneda de la sierra Tirón y Ezcaray.

Situado en tierras riojanas, con 2270 metros, el pico San Lorenzo es el más alto de esta sierra, seguido con 2132 metros, del pico San Millán, ya en la provincia de Burgos, separados por el curso alto del río Tirón, que hace de frontera este de Castilla y León (Burgos), con La Rioja.

Al Noroeste, separadas por el collado Londeras (959 m), se encuentra, por un lado, la Peña Tobía (1059 m), un conjunto de conglomerados calcáreos sobre el río Najerilla y por otro, el Cerro Peñalba (1239 m), que muestra una morfología muy distinta, donde abundan calizas jurásicas espectacularmente plegadas.

Para esta jornada, como viene siendo habitual en mis últimos viajes a Vinuesa, aprovecho para seguir descubriendo, estas maravillosas tierras, haciendo una circular que, partiendo desde la población de Matute, me permita subir a ambas montañas: el Cerro Peñalba y la Peña Tobía.


Salgo de casa a las 7 de la mañana, echo un café a mitad camino y cerca de las 9:30, aparco en la plaza Esteban de Villegas, en la que se encuentra la iglesia Parroquial de San Román, construida en sillería y sillarejo, a finales del siglo XV o comienzo del siglo XVI, en cuya fachada principal, se ubica una fuente.

El viaje, ha costado más de lo esperado, es verano y gran parte de la circular, se desarrolla a una cota baja, y me da, que voy a pasar calor en el tramo final, así que rápidamente, comienzo la circular en sentido horario, caminando por la calle Mayor, en busca del inicio de la senda del Salto del Agua, que localizo a las afueras de la localidad, cerca de una era en la que se apila la leña.

Aquí, podría subir directamente hasta collado Londeras por la pista Frádigas, que igual utilizo a la vuelta, pero de momento, inicio un suave descenso observando la luna, por un camino de tierra que se transforma 
en senda, por la avanzo paralelo a una acequia, tomando de referencia las marcas de la senda del Salto del Agua (blancas y moradas), que comparten tramo con el GR.93 (blancas y rojas).

Unos metros más adelante, cruzo una cancela que da paso al umbrío barranco Del Manzanar, por el que discurren las aguas del arroyo de Rigüelo, que aguas arriba forma el Salto de Matute, que intuyo bajara muy menguado, envuelto en un bonito bosque de ribera, que contrasta con el macizo de conglomerado, que disfruto en los claros que ofrece el bosque, que vadeo por una sucesión de pasarelas, estrechándose conforme lo voy remontando, hasta alcanzar un callejón sin salida, con una hendidura por la que debería salir el agua del Salto de Matute, pero debido a exiguo caudal, lo hace por la parte interior, en un paraje conocido como la Fuente de la Salud.

En la plaza Esteban de Villegas, comienzo a caminar por la calle Mayor, en busca de la Senda del Salto del Agua
Que localizo cerca de una era
Donde podría subir directamente al collado Londaras por la pista Frádigas, que igual cojo a la vuelta
Pero de momento, inicio un suave descenso
Observando la luna
Por un camino que se transforma en senda, que va paralela a una acequia
Unos metros más adelante, cruzo una cerca por la que accedo al barranco Del Manzanar
Por el que discurre el Arroyo Rigüelo, envuelto por un bosque de ribera
Que contrasta con el macizo de conglomerado, que disfruto 
En los claros que ofrece el bosque
Y vadeo por una sucesión de pasarelas
Estrechándose conforme lo voy remontando 
Hasta alcanzar un callejón sin salida, con una hendidura por la que discurre el Salto de Matute
Conocido como la Fuente de la Salud

El track que llevo, indica que tengo retroceder unos metros, para coger un sendero por el que salir del barranco, pero pegada a la roca, observo una precaria escala, que si está ubicada en ese lugar, será porque la senda tiene continuación. Ante la duda, decido investigar, subo por la escala, que está para mírame pero no me toques, hasta alcanzar la parte superior del Salto de Matute, donde comienzo a remontar el arroyo, por una sucesión de bloques, por los que trepo usando las manos y mediante oposición.

Superado, corroboro que la senda tiene continuación, así que sigo caminando por un denso bosque de ribera, seccionado en dos por el arroyo, que vadeo en alguna ocasión, sin ninguna dificultad, ya que contra más ceca de la cabecera me encuentro, menos agua lleva, hasta alcanzar un pequeño meandro, donde marcado con un hito, la senda abandona el interior del barranco, perdiéndose un poco más arriba entre la vegetación.

Mirando a uno y otro lado, la lógica, indica que está es la salida natural del barranco, pero por si acaso, regreso hasta el hito e investigo la zona. El barranco en este punto, no parece transitable, por el otro lado, está cerrado por una muralla de conglomerado, así que regreso a la senda, por la que me toca pelear con la vegetación (son ±25 metros), abriéndome paso con los bastones, para no acabar con las piernas arañadas.

Tras salir de la maraña, una extensa ladera se abre ante mis ojos. No muy lejos, observo un espolón rocoso, donde mirando el mapa, intuyo que el sendero que debo coger para enlazar con la ruta original, pasa por encima. Si bien, lo más rápido 
sería subir directo, prefiero hacer un corto flanqueo, por una zona limpia de vegetación, tomando de referencia un collado, donde a mano derecha, hay un haya, al que llego realizando pequeñas lazadas, parando bajo su copa, para echar un trago de agua, mientras disfruto del entorno, en el que destaca el barranco del Manzanar y al fondo, la Peña Tobía.

Después, continúo subiendo hasta enlazar con el sendero, por el que avanzo a media ladera, disfrutando a vista de pájaro del resto del barranco, mientras poco a poco, las hayas empiezan a salpicar el sendero, hasta adueñarse del entorno, ofreciendo una sombra muy agradable
 e inicio un suave descenso, hasta alcanzar una amplia riera, que, si bien no lleva agua, el barro es abundante, por lo que cruzo por las piedras, deteniéndome un instante, ya que el paraje es espectacular.

Si bien debo retroceder para coger el sendero que me saque del barranco, observo una escala
Asi que decido investigar, subo por ella hasta la parte superior del Salto de Matute, donde remonto el arroyo 
Por una sucesión de bloques, por los que trepo, hasta enlazar con una senda, por la que camino
Entre un bonito bosque de ribera, seccionado en dos por el arroyo, que vadeo en varias ocasiones
Hasta un meandro, donde parece que el barranco no tiene continuación y por un lado
Es inaccesible, al estar cerrado por una muralla de conglomerado, así que subo por una trocha cerrada por la vegetación
Tras salir de la maraña, observo un espolón, donde intuyo debe pasar el sendero, que tengo que coger
Aunque en vez de subir de forma directa, hago un corto flanqueo, tomando de referencia un collado
Y a su derecha, un haya, a la que me acerco, realizando pequeñas lazadas, parando bajo su copa
Para echar un trago de agua, mientras disfruto del barranco del Manzanar y al fondo, la Peña Tobía
Después, continúo subiendo hasta enlazar con el sendero, por el que avanzo a media ladera
Disfrutando a vista de pájaro, del sector superior del barranco del Manzanar
Que tiene rincones bien chulos
Mientras poco a poco, las hayas comienzan a salpicar el sendero
Adueñándose del entorno y ofreciendo una sombra muy agradable 
Hasta alcanzar una riera, sin agua pero con mucho barro, que cruzo por las piedras

Ya en la margen izquierda, continúo por el sendero, que, en un pequeño claro, me permite observar el otro objetivo del día: el Cerro Peñalba, para acto seguido, adentrarme de nuevo en el hayedo e iniciar un largo descenso, donde el sendero se transforma en camino embarrado por el paso de varias barranqueras, hasta alcanzar el cauce del arroyo Rigüelo, que vadeo por las piedras, para avanzar por las lindes del hayedo, alternando tramos a cielo abierto donde se deja ver la figura del Cerro Peñalba, con otras bajo la protección del bosque, donde captan mi atención, los enormes helechos que pueblan ambas márgenes del camino, además de la fauna de la zona, en forma de mariposas, alcanzando otra vez, el arroyo Rigüelo, que cruzo, para seguir caminando por una zona vallada, en la que intuyo guardan el ganado.

Cuando he recorrido algo más de cinco kilómetros (km. 5.2), enlazo con la pista Frádigas, que tomo dirección Noroeste en sentido ascendente, saliendo del bosque que da paso a la caliza, que conforma el Cerro Peñalba, parando un momento bajo la copa de un roble, para admirar la gran masa forestal de la zona y el tremendo cañón, que se ha formando entorno al arroyo Rigüelo, en el que localizo, es espolón rocoso que ha servido de referencia, para salir del barranco Del Manzanar.

A medida que avanza la jornada, el calor se hace más latente, así que acelero la marcha hasta que llego al collado Londeras, donde observo un contenedor de plástico, en el que pruebo suerte, a ver si queda algo de agua, pero está vacío, por lo que vuelvo al collado, cerca de una baliza del GR.93, que desciende por el barranco Entrepuerta hacia la población de Tobía, que más tarde utilizaré, porque ahora, 
toca decidir si subo primero a la Peña Tobía (derecha) o al Cerro Peñalba (izquierda).

Ya en la margen izquierda, continúo por el sendero, que, en un pequeño claro
Me permite observar el Cerro Peñalba, para acto seguido
Adentrarme en el bosque e iniciar un largo descenso, donde el sendero se transforma en un camino embarrado
Por el paso de varias barranqueras, hasta alcanzar el cauce del arroyo Rigüelo, que cruzo por las piedras
Para continuar caminando por las lindes del bosque
Alternando tramos a cielo abierto
Con otros bajo la protección del bosque
Donde captan mi atención los enormes helechos y la fauna de la zona, en forma de mariposas
Alcanzando otra vez el cauce del arroyo, que cruzo, para seguir caminando por una zona vallada
Cuando llevo recorridos algo más de cinco kilómetros, enlazo con la pista Frádigas, que tomo en sentido ascendente
Saliendo del bosque, que da paso a la caliza, que conforma el Cerro Peñalba
Parando un momento bajo la copa de un roble
Para admirar la gran masa forestal de la zona
Y el tremendo cañón, que se ha formado entorno al arroyo Rigüelo, para continuar subiendo por la pista
Hasta llegar al collado Londeras, donde tengo la posibilidad de subir a la Peña Tobía o al Cerro Peñalba

Si bien, podría elegir cualquiera de las dos, prefiero empezar por el Cerro Peñalba, que tiene una ascensión más larga, por lo que comienzo a ganar desnivel por una ladera cubierta de vegetación arbustiva, que atravieso de forma directa por una trocha, hasta la base rocosa de la montaña, donde acometo una sucesión de pequeños resaltes, siendo la máxima dificultad, un paso de Iº, que tan solo exige apoyar las manos, que solvento sin problemas.

Después, continúo subiendo tomando de referencia unos hitos algo dispersos, flanqueando por la parte inferior una repisa, en la que aprovecho su sombra para dejar la mochila, mientras disfruto de las vistas hacia la Peña Tobía, para acto seguido, subir unos metros más, hasta alcanzar una pequeña llanura, por la que caminando accedo a la base del pináculo cimero, en la que hay posado un buitre, que, al notar mi presencia, sale volando.

Ahora, acometo la muralla rocosa, donde la única dificultad consiste en un paso de Iº, que supero apoyando las manos, para continuar subiendo hasta
 alcanzar la cima del Cerro Peñalba, que, sin ser difícil, entre el calor y que es de esas montañas, donde parece que todo el rato ves la cima, pero cuando llegas, resulta que es otra más atrás, así que tras disfrutar de las vistas, regreso sobre mis pasos, recojo la mochila y bajo hasta la parte superior del resalte.

Mirando bien el paso, creo, que bajando por un lateral, será más sencillo, por lo cual, desciendo con cuidado sin necesidad de apoyar las manos, hasta enlazar con la trocha por la que llego al collado Londeras, desde el que desciendo a la pista Frádigas, que recorro durante poco más de un centenar de metros, localizando un corredor herboso, al que accedo cruzando un vallado, para acto seguido, iniciar un corto pero pronunciado ascenso, hasta la base de una muralla de conglomerado, que bordeo hacia la izquierda.

Al llegar al borde del acantilado, veo que desde el collado Londeras, existe un sendero que sube de forma directa hasta este lugar, donde está el paso más delicado de toda la circular. Un paso de Iº, que si bien no presenta dificultad técnica, tiene una caída vertical de más de un centenar de metros, así trepo con cuidado hasta la parte superior, donde ya observo el pináculo rocoso que conforma la cima de la Peña Tobía, al que me acerco caminando, rodeándolo por la derecha, hasta llegar a un pequeño collado, en el que apoyando las manos, corono la cima de la Peña Tobía, marcada con un típico buzón cimero, desde el que disfruto de las vistas hacia el Cerro Peñalba, Matute y la sierra de la Demanda.

En el collado Londeras, subo al Cerro Peñalba, ganando desnivel por una ladera cubierta de vegetación
Que atravieso de forma directa por una trocha, hasta alcanzar un paso de Iº, que solo exige apoyar las manos
Después, continúo subiendo tomando de referencia algunos hitos dispersos, flanqueando por la parte inferior
Una repisa, desde la que disfruto de las vistas hacia el barranco Entrepuertas y la Peña Tobía
Para acto seguido, subir unos metros más, hasta alcanzar una pequeña llanura, por la que caminando
Accedo a la base del pináculo cimero, en la que hay posado un buitre, que al notar mi presencia
Sale volando, mientras yo acometo los metros finales, realizando un paso de Iº, por el que 
Accedo a la cima del Cerro Peñalba, desde la que disfruto de las vistas hacia la Peña Tobía
Y el resto del cordal, con la sierra de la Demanda, como telón de fondo
Así que tras disfrutar de las vistas, regreso sobre mis pasos, hasta alcanzar un resalte
Que está vez, destrepo por un lateral, sin necesidad de utilizar las manos, enlazando con la trocha
Por la que llego al collado Londeras, desde el que desciendo a la pista Frádigas, que recorro
Localizando un corredor herboso, corto pero con fuerte pendiente, que remonto hasta la base de la muralla, que flanqueo
Hasta el borde de un acantilado, donde afronto un paso de Iº, sencillo pero con exposición
 Alcanzando la parte superior, donde caminando me acerco a la base de la Peña Tobía, que rodeo
Por la derecha, hasta un collado, donde apoyando las manos, llego a la cima, desde la que veo el Cerro Peñalba
Y la zona de Matute

En vez de descansar en la cima, prefiero hacerlo a la sombra, por lo que desciendo rápidamente hasta el resalte, que destrepo con cuidado, para una vez en la sombra, hacer un largo descanso para comer y beber, comprobando que me queda poca agua, así que echo un vistazo al mapa, para ver si hay alguna fuente cercana, localizando la fuente de El Tamboril en el barranco de Entrepuertas, pero desconozco si llevará agua o no, aunque de momento con tanto calor, me ha dado algún mareo, por lo que me tumbo un buen rato en la hierba y depende de como me recupere, decidiré si aborto la circular bajando a Matute por la pista Frádigas o sigo con el plan inicial.

Como calculo que más o menos, me va a costar llegar lo mismo a Matute que a Tobía, al final decido seguir con el plan inicial, porque en caso de bajar seca la fuente, el área recreativa de El Rajao, esta a medio kilómetro y Tobía al lado, por lo que tengo el agua asegurada, así que recojo todo, mientras observo como los elementos han cincelado en la roca, algunas caras, para acto seguido, continuar el descenso hacia el collado Londeras, pero está vez, bajando por el sendero que he localizo en la subida, por el que, en poco más de cinco minutos, llego al collado Londeras, donde enlazo con el GR.93 e inicio el descenso por un bonito sendero que discurre a media ladera.

Sobre la cota 885 metros, alcanzo un gran bloque de roca, conocido como el Risco el Tormo, donde el sendero hace un giro de 90º a la derecha, enfilando de forma directa la entrada al barranco Entrepuertas, donde se elevan los diversos mallos que conforman las Peñas de Tobía, localizando a pie del sendero, la fuente-abrevadero de El Tamboril, de cuyo caño mana un agua fresca, en la que relleno la botella, me remojo, echo un buen trago y me tumbo, a la sombra de un árbol.

En vez de descansar en la cima, prefiero hacerlo a la sombra, así que desciendo rápidamente
Hasta llegar a la parte superior del resalte, que destrepo con cuidado y a la sombra, descanso un rato
Mientras observo como los elementos, han cincelado varias caras en la roca
Para acto seguido, iniciar el descenso hacia el collado Londeras, pero está vez, por otro sendero más directo
Por el que llego al collado Londeras, donde enlazo con el GR.93
E inicio un largo descenso a media ladera
Hasta alcanzar el Risco el Tormo, donde el sendero realiza un giro de 90º a la derecha
Enfilando de forma directa la entrada al barranco de Entrepuertas
Donde se elevan los diversos mallos
Que conforman las Peñas de Tobía
Localizando a pie de sendero, la fuente-abrevadero de El Tamboril, en la que descanso con vistas al Cerro Peñalba

Después, continúo el descenso disfrutando del entorno, pensando que ya es todo “pan comido”, cuando de repente, el sendero desemboca en un cercado, en el que hay media docena de vacas, que cierran el paso. Para no molestar, decido investigar por la izquierda, sigo un sendero que asciende hasta una repisa rocosa, por la que avanzo hasta el final, observando que la carretera de Tobía está justo al otro lado.

Seguir por aquí es imposible y bajar por un lateral, es un marrón, así que regreso al punto de partida, paso junto a las vacas, que ni se inmutan, para seguir caminando hasta enlazar con la carretera de Tobía, por la que avanzo paralelo al cauce del río Tobia, en el que me meto con zapatillas incluidas para darme un remojón, junto al área recreativa de El Rajao.

Unos metros más adelante, accedo a la población de Tobía, en la que repongo agua en la fuente situada junto al frontón, para seguir caminando por su calle principal, que recorro de punta a punta, disfrutando de los paredones de conglomerado de la Peña Tobía, hasta localizar un panel direccional del GR.93, donde subo unos metros, para continuar por un terreno de falso llano, tomando de referencia las marcas blancas y rojas, que no abandonaré hasta Matute, pasando junto a un área recreativa donde el camino se bifurca en dos, tomando el ramal de la derecha, por el que desciendo mientras disfruto de las vistas, al conjunto de torres de conglomerado que conforman la Peña Tobía.

Con las casas de Matute, ya a la vista, alcanzo el amplio cauce del río Tobía, que cruzo por las piedras, para continuar caminando hasta acceder a las calles de Matute, cerrando está bonita pero calurosa circular, recogiendo todo, para bajar al bar del pueblo a tomar una bebida isotónica, que hoy no tengo ganas ni de cerveza. Luego, me voy a Vinuesa, que es tarde y tengo casi dos horas de mala carretera, aunque con tramos muy bonitos, en los que merece la pena, hacer un alto en el camino.

Después, continúo el descenso disfrutando del entorno
Hasta alcanzar una cerca, en la que descansa el ganado, que cruzo por el medio
Para seguir caminando, hasta enlazar con la carretera de Tobía
En la que se ubica el área recreativa de El Rajao, donde me refresco en las aguas del río Tobía
Unos metros más adelante, accedo a la población de Tobía
En la que repongo agua, en una fuente situada junto al frontón
Para seguir caminando por la calle principal, que recorro de punta a punta
Disfrutando de los paredones de conglomerado que conforman la Peña Tobía
Hasta localizar un panel direccional del GR.93, donde subo unos metros
Para continuar por un terreno de falso llano, tomando de referencia las marcas blancas y rojas
Que no abandonaré hasta Matute
Pasando junto a un área recreativa, donde el camino se bifurca en dos
Tomando el ramal de la derecha, por el que desciendo disfrutando de las vistas
Con las casas de Matute, ya a la vista
 Desciendo hasta alcanzar el cauce del río Tobía, que cruzo por las piedras, para continuar caminando
Hasta acceder a las calles de Matute, cerrando está bonita pero calurosa circular

20 comentarios:

  1. Menuda excursión bonita has hecho por mi tierra, mi hija también me llevó a Matute este verano y nos fuimos hasta el salto del agua, el recorrido es precioso y lo disfruté mucho. Saludos

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    1. Hola CHARO.

      Si, el otro día leí la entrada que hiciste. En primavera, con más agua, tiene que ser una pasada, aún así, merece la pena el lugar.

      Un saludo

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  2. Como nos dices fue un día caluroso pero creo que mereció la pena hacer esa ruta por la belleza de paisajes que disfrutaste y bien nos muestras.

    Saludos.

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    1. Hola Tomás B.

      Si, que salió un día caluroso, pero la culpa fue mía, por no madrugar más, y además calculé, que me costaría llegar un poco menos, pero bueno, la ruta completa, es muy bonita y ofrece unos contrastes espectaculares.

      Un saludo

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  3. Precioso recorrido amigo y exuberante vegetación. Es una preciosa zona que ya me gustaría poder realizar.
    Un abrazo y buena semana.

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    1. Hola Juan.

      Pues sí, toda esta zona de Logroño hacia Soria, tiene unos bosques impresionantes, por eso, en vez de ir a Soria, por Tarazona, en los últimos años, lo hago por Logroño y aprovecho para ir conociendo estos rincones.

      Un saludo

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  4. Hola Eduardo,

    Muy bonita ruta la que nos has mostrado, donde la mezcla de la caliza con el conglomerado le dan un toque especial, pero si me tengo que quedar con algo es sin duda con esos paseos bajos los hayedos, que siempre es una delicia caminar por ellos.

    Salud y montaña.

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    1. Hola David.

      Sin duda, es una buena combinación, en primavera, con más agua y menos calor, tiene que estar aún más espectacular. Esta zona de La Rioja, me tiene encandilado.

      Salud y montaña.

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  5. Hola Eduardo,

    Una ruta con una primera etapa muy agradable por el barranco del Manzanar. Si bien el arroyo lleva poca agua, el bosque tan tupido trasmite mucho frescor. La escala para remontar el salto tiene un aspecto tan endeble como para pensárselo dos veces, pero como resistirse a la tentación de explorar un poco más allá!.Las vistas desde lo alto a los dos barrancos, y especialmente a la Peña Tobía, que es una maravilla, merecen el esfuerzo de la subida que seguro resultó dura con el calor y el agua escasa. En conjunto, una ruta muy apetecible.

    Saludos,

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    1. Hola Nuria.

      Si, ese primer tramo era muy agradable, además todavía era pronto y yo, iba fresco. La escala, estaba, para mírame y no me toques, y de hecho, subí agarrándome un poco en la roca, por si las moscas.

      Las dos ascensiones, no son complicadas, pero con el calor, la del Cerro Peñalba, se me hizo larga, porque además, engaña, parece que está ahí, pero cuando llegas, está un poco más lejos, pero bueno, al final mereció la pena.

      Está zona, que va desde el Puerto de Santa Inés a Logroño, es una pasada, tenéis que conocerla, os gustará.

      Salud y montaña.

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  6. Espectacular orografía con distintas formaciones rocosas. Esos conglomerados tienen que ser como enormes edificios con apartamentos para todo tipo de rapaces.
    Es una sierra, sin duda, para soñar y recorrer con gratificantes sensaciones.
    Saludos.

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    1. Hola Javier.

      Es una zona que te gustaría, además se puede subir directamente desde Tobía o Matute. Tanto en el Cerro Peñalba como en la Peña Tobía, había bastantes buitres y permitían que me aproximara bastante, por lo que conseguí, a pesar de mí cámara, alguna fotografía decente.

      Un saludo

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  7. Me encanta el contraste del bosque frondoso y verde y esas zonas descubiertas (supongo que por la acción del hombre).
    El verdor en un mes de julio, aquí que en mayo ya está todo mas seco que la mojama.
    España es un país alucinante de ecosistemas, paisajes, de contrastes de patrimonio histórico, etc..
    Preciosa ruta, un saludo Eduardo.

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    1. Hola Ángel.

      Esos contrastes, son los que busco muchas veces cuando trazo un recorrido, está zona, aunque los rios-arroyos, estén menguados en verano, aguantan bastante bien, las envestidas del verano.

      Sino, conoces está zona, te gustará.

      Salud y montaña.

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  8. Como bien dice Javier es un paraíso para las rapaces. Enhorabuena por este maravilloso reportaje Eduardo!!! Un abrazo desde Cantabria.

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    1. Hola Germán.

      Si que había bastantes, sobre todo en el cerro Peñalba. Me sorprendió, que me dejaran acercar bastante,los que lleváis una buena cámara, disfrutariais como enanos.

      Un saludo

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  9. Hola Eduardo.

    Como molan la frondosidad de los hayedos con las desnudez de esa Peñas, aflorando la geología, al más puro estilo pirenaico.

    Esas visas del Barranco del Manzanar me encantan, y la captura del buitre te ha salido chula por los pelos, un poquito más centrado y habría sido perfecta.

    La Sierra de la Demanda otra de las pendientes....

    Salud y Montaña.

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    1. Hola Toni.

      Esta zona ofrece unos paisajes fantásticos y muy diversos.

      La foto del buitre, la saque con todo el zoom, y capturarlo levantando el vuelo, no es sencillo y más con una compacta. La iba a recortar pero perdía mucha calidad, así que mejor la original, aunque sea por los pelos.

      Salud y montaña.

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  10. Increible el paseo! que cantidad de vistas hermosas, lugares muy verdes, otros de rocas de formas fantasticas y el buitre y las vacas bloqueando el paso, linda aldea! me encanto! y en mo Polonia ya todo gris, ayer cayo la nieve! asi que disfrute enormemente de tu España. saludos

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    1. Hola grazyna.

      Pues si, una zona maravillosa que merece la pena descubrir y caminar a paso lento, para disfrutar también de la fauna.

      Aquí, también está haciendo mucho frío, todo el entorno de la ciudad está nevado y corre un viento gélido, que invita a quedarse en casa.

      Un saludo

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