Ubicada en el sector central de la Cordillera Ibérica, se encuentra la Sierra de Algairen, entre las poblaciones de Encinacorba y Alpartir, a poco más de media hora en coche de Zaragoza.
A pesar de su cercanía, es una sierra poco transitada, y es fácil caminar por ella en soledad, con 1.273 m, el Pico Valdemadera, es su cima más elevada, a la cual subí con mi mujer hace un par de inviernos.
En esta ocasión, tengo en mente un itinerario más ambicioso, como es la integral a la Sierra de Algairen, ascendiendo a las principales cimas de esta sierra, como el Pico Valdemadera, el Alto de las Neveras, el Cerro del Espino, la Peña Sangarba, y recorriendo la cresta de la Sierra. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.
En esta ocasión, me acompañan Ángel y Marian, que desde la subida en el mes de agosto al Taillón, no nos veíamos, así que hoy será un día de reencuentros.
Quedo con ellos en Cuarte de Huerva, desde la que cogemos la A-23 hasta la población de Cariñena, donde tomamos la A-220 dirección la Almunia de Doña Godina, hasta el desvío hacia Cosuenda.
Una vez en Cosuenda, cruzamos la población por la calle principal, hasta enlazar con una pista asfaltada, que un kilómetro más adelante se convierte, en un camino de tierra, en perfecto estado, por el que alcanzamos el área recreativa del Raso de la Cruz, donde dejamos aparcado el coche.
Antes de iniciar el recorrido, nos acercamos un instante, para echarle un ojo, a un panel informativo de la zona, en la que se describen varios itinerarios, que parten desde el área recreativa.
Nosotros por el momento, tomaremos de referencia el PR-Z43, que se dirige al collado de Valdecerezo, así que sin más dilación, iniciamos el recorrido, tomamos el camino de la izquierda, dirección SE, por el que atravesamos el área recreativa del Raso de la Cruz, que a estas horas se encuentra sumida en un silencio absoluto, tan solo roto por el trinar de los pájaros.
Nada más dejarla atrás, continuamos andando por amplio camino de tierra, en suave ascenso, entre encinas, y carrascas, paralelos al barranco de Valdecerezo.
Después de media hora, alcanzamos el Sitio del Emparrado (Sitio l'Emparráu), en el que se encuentran los restos de una fuente, que manaba el agua directamente del barranco, y un banco de hormigón, que puede servir perfectamente, para hacer una larga parada, para comer y reponer fuerzas, pero no es nuestro caso, ya que nosotros apenas hemos comenzado la jornada.
De vuelta al sendero principal, afrontamos uno de los tramos más bellos, pero a su vez más duros de todo el recorrido. Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, comenzamos a ganar desnivel, por medio de un precioso robledal, en el que conviven con encinas y fresnos, por el que poco a poco, vamos ganándole metros al sendero, que gracias a las diversas zetas que describe, nos permite avanzar con "algo más de comodidad", aunque las prendas de abrigo, empiezan en sobrarnos.
Quedo con ellos en Cuarte de Huerva, desde la que cogemos la A-23 hasta la población de Cariñena, donde tomamos la A-220 dirección la Almunia de Doña Godina, hasta el desvío hacia Cosuenda.
Una vez en Cosuenda, cruzamos la población por la calle principal, hasta enlazar con una pista asfaltada, que un kilómetro más adelante se convierte, en un camino de tierra, en perfecto estado, por el que alcanzamos el área recreativa del Raso de la Cruz, donde dejamos aparcado el coche.
Antes de iniciar el recorrido, nos acercamos un instante, para echarle un ojo, a un panel informativo de la zona, en la que se describen varios itinerarios, que parten desde el área recreativa.
Nosotros por el momento, tomaremos de referencia el PR-Z43, que se dirige al collado de Valdecerezo, así que sin más dilación, iniciamos el recorrido, tomamos el camino de la izquierda, dirección SE, por el que atravesamos el área recreativa del Raso de la Cruz, que a estas horas se encuentra sumida en un silencio absoluto, tan solo roto por el trinar de los pájaros.
Nada más dejarla atrás, continuamos andando por amplio camino de tierra, en suave ascenso, entre encinas, y carrascas, paralelos al barranco de Valdecerezo.
Cuando apenas
hemos superado el primer kilómetro, llegamos a una bifurcación,
perfectamente señalizada, donde abandonamos el camino principal, y cogemos el sendero, que nace a nuestra derecha, por el que nos
internamos en un espeso bosque de carrascas, en el que comenzamos a
ver los primeros robles, que se mezclan con las jaras, y los acebos.
Después de media hora, alcanzamos el Sitio del Emparrado (Sitio l'Emparráu), en el que se encuentran los restos de una fuente, que manaba el agua directamente del barranco, y un banco de hormigón, que puede servir perfectamente, para hacer una larga parada, para comer y reponer fuerzas, pero no es nuestro caso, ya que nosotros apenas hemos comenzado la jornada.
De vuelta al sendero principal, afrontamos uno de los tramos más bellos, pero a su vez más duros de todo el recorrido. Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, comenzamos a ganar desnivel, por medio de un precioso robledal, en el que conviven con encinas y fresnos, por el que poco a poco, vamos ganándole metros al sendero, que gracias a las diversas zetas que describe, nos permite avanzar con "algo más de comodidad", aunque las prendas de abrigo, empiezan en sobrarnos.
Iniciamos el recorrido, en el área recreativa del Raso de la Cruz, desde la que parten varios itinerarios |
Alcanzamos una bifurcación, abandonamos el camino principal, y tomamos el sendero de la derecha |
Llegamos al Sitio del Emparrado |
Comenzamos el tramo más bello, pero más duro, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas |
Si bien ambas opciones acaban muriendo en la pista de acceso que une Valdemadera con el pico de las Neveras, con apenas medio kilómetro de distancia entre una y otra. Como en la anterior vez que subí a Valdemadera, lo hice por la Nevera, en está ocasión, me decanto por subir hacia el Collado de Valdecerezo, así que tomamos el ramal de la izquierda, y continuamos dirección SE, entre medio de un bonito bosque de carrascas, alternando tramo de suave ascenso, con otros prácticamente llanos.
Chino a chano el bosque va clareando, salimos a cielo abierto, y en poco más de cinco minutos, alcanzamos el collado de Valdecerezo, donde enlazamos con el GR.90.3, que sube desde Aguarón. y que cogemos en sentido ascendente, tomando de referencia las clásicas marcas rojas y blancas, además del tendido de alta tensión, que se alza encima nuestro.
Por unos instantes, atravesamos un bonito carrascal colonizado por los líquenes, una vez fuera de él, seguimos por sendero, dirección O, ya con vistas al Pico Valdemadera, que localizamos a nuestra izquierda, fácilmente reconocible, por las antenas que pueblan, y afean su cima.
Aunque en línea recta, la distancia es bastante corta, el sendero nos aleja de ella, así que proseguimos la marcha, y afrontamos una dura, pero corta rampa, que nos hace sudar de lo lindo.
Tras superarla, llegamos a la pista de acceso al Pico Valdemadera, donde giramos a la izquierda, y continuamos por ella, al principio en fuerte pendiente por pista de tierra, y unos metros más adelante, por una pista hormigonada, por la que vamos rodeando la cima, hasta que está gira a la izquierda, y en poco más de dos minutos, alcanzamos el vértice geodésico del Pico Valdemadera, desde el que obtenemos una amplia panorámica del campo de Cariñena, la Sierra de Vicor, y del Moncayo.
Sobre la cota 900, el PR-Z43, se bifurca en dos, rectos hacia la Nevera, izquierda al collado de Valdecerezo |
Salimos a cielo abierto, y alcanzamos el collado de Valdecerezo, donde enlazamos con el GR.90.3 |
Atravesamos un bonito tramo en el que las carrascas, han sido colonizadas por los líquenes |
Al final del sendero, enlazamos con la pista de acceso al Pico Valdemadera |
Desde la cima, vemos la Sierra de Vicort, y la cima del Moncayo, tapado por las nubes |
Permanecemos unos minutos en la cima, disfrutando de las vistas, mientras bebemos y comemos. Después, retrocedemos sobre nuestros pasos, ya con nuestra mirada puesta en nuestro siguiente objetivo, el Alto de la Nevera, que se encuentra a poco más de dos kilómetros de donde nos hayamos, y que identificamos, por el edificio de ICONA que hay en su cima.
En fuerte descenso, alcanzamos la bifurcación por la que hemos ascendido hace unos minutos, desde el collado de Valdecerezo. En está ocasión, continuamos rectos dirección NO, por amplia pista de tierra, hasta enlazar con el ramal del PR-Z43, que viene desde la Nevera, y que hemos obviado esta mañana.
Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, seguimos durante medio kilómetro hasta el collado de la Falaguera, donde abandonamos el PR-Z43, que se dirige en descenso hacia el Raso de la cruz, en una bonita circular, apta para todas las personas.
Nosotros continuamos por el camino principal, dirección NO, por terreno totalmente llano, hasta alcanzar el camino cementado, que da acceso al Alto de la Nevera, donde abandonamos la pista, y por una corta, pero dura rampa, alcanzamos la modesta cima del Alto de la Nevera, también conocido como el mirador de la Falaguera, desde el que tenemos unas vistas de 360º de las sierras y valles colindantes.
Desde la cima del Pico Valdemadera, regresamos sobre nuestros pasos, ya con vistas al Alto de la Nevera |
Rápidamente, enlazamos con el ramal del PR-Z43, que viene desde la Nevera |
Alcanzamos el collado de la Falaguera, desde el que podemos ver el edificio de ICONA |
Alto de la Nevera o Mirador de la Falaguera |
Vistas desde la cima del Alto de la Nevera, del Valle del río Grio |
Aprovechamos que hace buena temperatura, para hacer una nueva pausa, mientras ojeamos el entorno, en busca del sendero, que nos permita unir el Alto de la Nevera, con el Cerro del Espino.
En la cara norte, vemos que nace una trocha marcada en su inicio con un hito, así que nos ponemos en marcha, e iniciamos el descenso, entre un manto de gayubas y jaras, con vistas al valle del río Grio, y de nuestro siguiente objetivo, el Cerro del Espino.
A medida que bajamos, la trocha se convierte en un claro sendero, por el que llegamos al collado del Hoyo de la Silla, donde empezamos a seguir las marcas blancas y amarillas del PR-Z15, que viene desde el collado del Tío Francisco, al que llegamos tras medio kilómetro, por terreno llano.
En el collado del Tío Francisco, convergen varios senderos, nosotros vamos a seguir el PRZ-15.1, que desde el valle de Tiermas, sube por el robledal blanco hasta este punto, y continúa hasta la cima del Cerro del Espino.
Sin más dilación, proseguimos por el sendero principal, dirección N, tomando de referencia el PRZ-15.1, remontando unos metros, hasta alcanzar un punto elevado, sobre el que se sitúa un pequeño altar de piedra, a la sombra de las carrascas, en el que todos los años, el Club Montaña Pirineos, monta el belén montañero.
Como todo lo que sube baja, ahora descendemos suavemente, entre una espeso bosque de carrascas, que gracias a su poco porte, nos permiten disfrutar de unas fantásticas vistas del campo de Cariñena, y de la zona baja de la sierra, en el que el pino, es el rey.
Junto a la caseta, vemos que nace una trocha, marcada con un hito en su inicio |
Unos metros más abajo, la trocha, se convierte en un claro sendero, por el que discurre el PR-Z15 |
Alcanzamos el collado del Tío Francisco, en el que convergen varios senderos |
Altar de piedra, en el que se monta el belén montañero |
Vistas desde el sendero, del campo de Cariñena |
Siguiendo las marcas blancas y amarillas, alcanzamos el collado del Cuervo, en el que el sendero
converge en una pista de tierra, por la que descendemos durante doscientos metros, hasta que llegamos a una bifurcación,
perfectamente señalizada, donde dejamos la pista, y tomamos un
sendero a mano izquierda, por el que continuamos por el PR-Z15.1
hacia el Cerro del Espino.
Nada más tomarlo, nos adentramos en un
bonito pinar, por el que en suave ascenso, vamos ganando desnivel. Poco a poco la vegetación va desapareciendo, dejamos atrás
definitivamente el pinar, que tan buena sombra nos ha ofrecido
durante unos minutos.
A pesar de que hoy esta nublado, disfrutamos de unas fantásticas vistas desde su cima, hacia el Oeste de la Sierra de Vicort, reconocible por las antenas que pueblan el Pico del Rayo, que es el pico más emblemático de la sierra, y en la hondonada, el valle del Mesomero, en el que se ubica un precioso robledal albar, una especie poco frecuente en Aragón.
Como hace buen día, aprovechamos para hacer una larga parada para comer, mientras echamos la vista atrás, y vemos lo lejos que ya queda, el pico Valdemadera, al que ascendimos hace un par de horas.
Siguiendo las marcas blancas y amarillas, llegamos al collado del Cuervo |
Continuamos por la pista, durante doscientos metros, hasta tomar el sendero que nace a nuestra izquierda |
Dejamos atrás el pinar, salimos a cielo abierto, y ya podemos ver a lo lejos, la cima del Cerro del Espino |
Cima del Cerro del Espino, con una cruz de forja, que hace de vértice geodésico |
Vistas desde la cima del Cerro del Espino, de la Sierra de Vicort |
Vistas desde la cima del Cerro del Espino, del Pico Valdemadera |
Con energías renovadas, nos ponemos de nuevo en marcha, que aún nos queda toda la cresta de la Sierra por recorrer, en el que sin duda va a ser, el tramo más entretenido de todo el recorrido, y que nos va a llevar un buen rato superarlo.
Entre gayubas y carrascas, comenzamos a descender, siguiendo de momento el PR-Z15, hasta el collado del Cerro del Espino, donde abandonamos el sendero principal, por el que discurre el PR, y tomamos a mano izquierda una trocha, marcada en el inicio por un hito.
En fuerte pendiente, avanzamos poco a poco, la trocha por momentos se difumina, y la espesa vegetación, nos obliga a ir atentos, a los diversos hitos, que hay colocados a lo largo de está.
Con algún que otro problema, finalmente, salimos a cielo abierto, remontamos una corta, pero pronunciada pedrera, por la que nada más superarla, llegamos a la modesta cima de la Peña Sangarba, donde nos nos detenemos, y en la que se inicia, el largo tramo de la cresta de la Sierra.
Tras el habituallamiento, inciamos el descenso, ya con vistas a la cresta de la Sierra |
Descendemos hasta el collado del Cerro del Espino, donde tomamos una trocha, que nace a nuestra izquierda |
Salimos de la espesa vegetación, y remontamos una corta, pero dura pedrera |
Tras superarla, llegamos a la cima de la Peña Sangarba, inicio del largo tramo de cresta |
Aunque en la lejanía parece bastante vertical, y poco accesible, una vez en su inicio, la cosa cambia, ya que observamos que es bastante ancha, y más o menos, hay un paso definido por ella.
Sin pensar lo mucho, nos metemos en harina, comenzamos a avanzar por filo de la cresta, de punta en punta, tomando de referencia los hitos, que hay colocados en los puntos más estratégicos.
Superadas las primeras dificultades, destrepamos por una chimena, ayudándonos de las manos, utilizando en algún punto concreto, la técnica de la oposición.
Una vez en la zona baja, caminamos durante cien metros, entre carrascas, y matorral bajo, para casi sin descanso, volver a trepar hasta una nueva punta.
De nuevo en el filo de la cresta, avanzamos por el cordal, cubierto de carrascas y afiladas rocas, que rodeamos, a izquierda y derecha, siempre buscando el mejor paso, y el menos arriesgado, aunque la sensación de vacío, es prácticamente inapreciable.
Siguiendo los hitos, poco a poco vamos perdiendo desnivel, dejamos abajo la cresta, y alcanzamos una repisa, por la que caminamos unos metros, hasta alcanzar la base de una pedrera, por la que remontamos, utilizando las manos, hasta llegar de nuevo al filo de la cresta.
Antes de seguir progresando, aprovechamos para hacer una mínima parada, para disfrutar de las vistas, y echar una mirada atrás, para comprobar todo el tramo de cresta que hemos recorrido, y lo lejos que ya queda, el Pico Valdemadera.
Iniciamos la cresta, buscando siempre los mejores pasos |
Destrepamos una chimenea, ayudándonos de las manos |
Para casi sin descanso, volver a trepar |
De nuevo en filo de la cresta, vamos rodeando las rocas, tanto a izquierdas como a derechas |
Poco a poco, vamos perdiendo desnivel, hasta que alcanzamos la base de una pedrera |
Por la que alcanzamos la cresta, en la que echamos una mirada atrás |
Con la vista puesta
al frente, oteamos el horizonte, en busca de referencias. No muy
lejos de donde nos hayamos, vemos el Pico El Cortado, fácilmente
identificable, por el vallado que rodea toda su base, a la altura del
collado de la Hermana, que se sitúa a unos trescientos metros de
donde nos encontramos.
Antes de continuar, comprobamos que el tramo de cresta que nos queda, a priori, es más sencillo, así que seguimos caminando unos metros más por el filo de la cresta, hasta que iniciamos el descenso por medio de una pedrera, por la que alcanzamos una amplia terraza, por la que continuamos avanzando cómodamente, disfrutando de las vistas.
Aunque las reseñas que vimos por internet, eran bastante escasas, nos sorprende lo bien marcada que esta toda la cresta, cosa que se agradece, ya que aunque no tiene una dificultad excesiva, nos permite ir siempre a lo seguro, sin perder demasiado tiempo en buscar el paso bueno.
A cada metro, la cresta se ensancha cada vez más, caminar por ella resulta más sencillo, y lentamente, avanzamos entre rocas, romeros, y carrascas; rodeando las murallas de rocas, que salen a nuestro paso.
Cuando tenemos a la vista el collado de la Hermana, descendemos por medio de una pedrera, hasta el inicio de una trocha, que nace a nuestra derecha, y que todo hace indicar, que es por ella, por la que debemos abandonar la cresta.
Antes de continuar, comprobamos que el tramo de cresta que nos queda, a priori, es más sencillo, así que seguimos caminando unos metros más por el filo de la cresta, hasta que iniciamos el descenso por medio de una pedrera, por la que alcanzamos una amplia terraza, por la que continuamos avanzando cómodamente, disfrutando de las vistas.
Aunque las reseñas que vimos por internet, eran bastante escasas, nos sorprende lo bien marcada que esta toda la cresta, cosa que se agradece, ya que aunque no tiene una dificultad excesiva, nos permite ir siempre a lo seguro, sin perder demasiado tiempo en buscar el paso bueno.
A cada metro, la cresta se ensancha cada vez más, caminar por ella resulta más sencillo, y lentamente, avanzamos entre rocas, romeros, y carrascas; rodeando las murallas de rocas, que salen a nuestro paso.
Cuando tenemos a la vista el collado de la Hermana, descendemos por medio de una pedrera, hasta el inicio de una trocha, que nace a nuestra derecha, y que todo hace indicar, que es por ella, por la que debemos abandonar la cresta.
A partir de ahora, la cresta pierde dificultad, y se ansancha |
Caminamos por una amplia terraza |
Siguiendo los numerosos hitos, que hay colocados a lo largo de toda la cresta |
Con vistas al collado de la Hermana, descendemos hasta las proximidades de este, por medio de una pedrera |
Antes de tomarla, echamos un vistazo al GPS, el track que llevamos, nos indica que debemos continuar unos cien metros más, hasta el collado de la Hermana, y tomar allí un sendero.
Como intuimos que esta trocha, debe enlazar con dicho sendero, no nos lo pensamos, marcamos la entrada con un hito, y tomamos la trocha por la que en suave descenso, nos adentramos en un pinar, y unos cien metros más adelante, enlazamos con el sendero que viene desde collado de la Hermana, por el que continuamos el descenso, dirección NE, paralelos a la cresta de la Sierra, que hemos recorrido hace unos minutos.
Bajo el pinar, la tarde comienza a refrescar, el sol se ha ido definitivamente, así que hacemos una pausa para ponernos ropa de abrigo. Después, reanudamos la marcha, seguimos descendiendo por medio del pinar, que poco a poco va aclarando, hasta prácticamente desaparecer.
A medida que vamos perdiendo cota, el sendero se va ensanchando, hasta convertirse en un claro camino, por el que enlazamos con el cortafuegos, por el que discurre el PR-Z15.1, que desciende de forma más directa, desde el Cerro del Espino, y que cogemos en sentido descendente, durante algo más de cien metros, hasta alcanzar una encrucijada de caminos, en el que convergen varios itinerarios.
Tomamos la trocha, y marcamos su inicio con unos hitos |
Enseguida enlazamos con el sendero, que viene desde el collado de la Hermana |
Al final del camino, enlazamos con el cortafuegos, por el que discurre el PR-Z15 |
Aunque
la idea inicial, es llegar al Raso de la Cruz, pasando por la Casa de
los Frailes, echamos un vistazo al mapa, y vemos que ambos caminos
que salen a nuestra derecha, nos llevan hasta el Raso de la Cruz.
Tras
sopesar los pros, y las contras, decidimos ir a lo seguro, así que
al final, nos decantamos con seguir con el plan inicial, por lo que
cogemos el camino por el que discurre el PRZ-15, hacia la Casa de
los Frailes.
Sin
más preámbulos, nos ponemos de nuevo en marcha, seguimos por medio
del pinar, por amplio camino de tierra, por terreno totalmente llano,
dirección SO, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas.
De
vez en cuando, el pinar clarea, y podemos ver algún ejemplar de cerezo, y especialmente de roble, en el que comienza a notarse en el
color de sus hojas, la entrada del otoño.
Cuando
alcanzamos el kilómetro catorce, llegamos a una intersección
perfectamente señalizada, donde optamos por seguir por el camino
principal, hacia el albergue juvenil de la Casa de los Frailes, al
cual arribamos tras algo más de trescientos metros, en suave
descenso.
Llegamos a un cruce de caminos, donde al final tomamos el PRZ-15.1 hacia la Casa de los Frailes |
Superado el kilómetro catorce, pasamos junto el albergue juvenil de la Casa de los Frailes |
Como el acceso está restringido, permanecemos un minuto tras la cerca, para echar un vistazo al albergue, que tiene toda la pinta, de ser utilizado para realizar colonias y campamentos.
Después, regresamos al camino principal, caminamos unos metros más por el pinar, hasta que poco a poco, los pinos van dando paso a las carrascas, que pueblan ambas orillas del camino.
A medida que perdemos desnivel, el camino se va ensanchando, hasta convertirse en pista, por la que llegamos hasta una intersección, donde enlazamos con el PRZ-15, que viene desde el Collado del Tío Francisco.
Ya en fuerte descenso, continuamos caminando por la pista, dejamos a nuestra derecha el sendero que baja desde el Collado de la Falaguera, y unos metros más tarde, alcanzamos el área recreativa del Raso de la Cruz, tras 17 km, y casi 1.000 m d+.
Antes de partir, hacemos unos estiramientos, recogemos los bártulos, y nos acercamos hasta la población de Cosuenda, donde nos tomamos una cervezas, mientras reponemos energías.
Llegamos a una nueva intersección, donde enlazamos con el PR-Z15, que viene del collado del Tío Francisco |
Tras casi siete horas de caminata, llegamos de nuevo al area recreativa del Raso de la Cruz |