domingo, 17 de noviembre de 2019

Ascensión al pico Terrabay 2.886 m por los ibones Azules, descenso el por ibón de Bramatuero Bajo y la margen izquierda de los embalses de Bachimaña


El circo de Piedrafita, se encuentra en el Pirineo central, al Norte de Sallent de Gállego, en la cabecera del río Aguas Limpias, compuesto por circos menores que corresponden a los actuales barrancos, que al confluir originan el Aguas Limpias.

Desde el umbral (Paso del Onso), hasta el fondo, tiene unos 7 kilómetros de longitud, con una anchura máxima de 3,5 kilómetros, en el que sin duda destaca el aspecto piramidal de la mayoría de sus cimas, como la Gran Facha, la Llena Cantal o el pico Terrabay, que con sus 2.886 metros, es uno de los picos más accesibles de la cresta, que va entre los picos del Infierno y la Gran Facha,

Su ascensión, se puede realizar desde el embalse de la Sarra, pernoctando en el refugio de Respomuso o desde Baños de Panticosa, que es la opción que elijo para subir con Cosmín, a una de las pirámides que conforman el circo de Piedrafita.


Con el dichoso turno de noche, quedamos más tarde de lo deseado en Villanueva de Gállego, donde tomamos un café y en un solo coche, nos vamos al valle de Tena, haciendo la parada obligatoria en la Nave, para comprar pan.

Sobre las 9:30, llegamos a los Baños de Panticosa, que a estas horas se encuentra abarrotado e intentamos aparcar lo más cerca posible del refugio de la Casa de Piedra, que todavía permanece cerrado.

Nosotros, echamos un bocado rápido mientras preparamos las mochilas. Después, iniciamos esta larga ascensión, dirigiéndonos hacia el refugio de la Casa de Piedra, donde justo detrás nace el sendero que une este refugio con el de Respomuso, en una atractiva travesía, donde nosotros siguiendo las blancas y rojas del GR.11, comenzamos a ganar desnivel por un bonito pero pedregoso sendero, que va trazando pequeñas lazadas e internándonos en las lindes de un pinar, disfrutando de las vistas hacia el Brazato y las Foratulas.

Cuando apenas hemos caminado medio kilómetro, alcanzamos el mirador de la Reina, desde el que disfrutamos de una amplia panorámica de algunos tres miles de la zona, como el Garmo Negro o el Argualas, además de otros dos miles como la Peña Gabarda o el pico Tablato, que emerge entre el bosque, mientras el ibón de los Baños va quedando en lo hondo.

Tras disfrutar de las vistas, regresamos al sendero que pierde inclinación durante unos instantes, en el que nos vamos guiando con las marcas blancas y rojas del GR.11, que nos sirven para evitar los antiguos senderos ahora rotos por las avalanchas del invierno, yendo por un espectacular pinar, al que se le suman unos imponentes helechos, por el que alcanzamos un bonito paso rocoso equipado ahora con varios tramos de sirga, que a modo de pasamanos sirven de quitamiedos, desde el que disfrutamos de la espectacular cascada del Pino.

Superado este sencillo pero atractivo paso rocoso, seguimos caminando por el sendero, que antes continuaba por una canal a la izquierda, pero que ahora lo hace rodeando varias placas rocosas, que vamos sorteando junto al río Caldarés, mientras sus aguas se deslizan o precipitan al vacío, formando bonitas chorreras y cascadas, que amenizan nuestro avance, hasta alcanzar la extensa campa del llano de Bozuelo, rodeada de un anfiteatro de granito, en el que se ubican dos de los sectores de escalada del Balneario de Panticosa (con una dificultad que oscila entre el IV al 6b), tras el que emerge la figura del pico de los Arnales.

Desde el aparcamiento, nos dirigimos hacia el refugio de la Casa de Piedra
En el que justo detrás, nace el sendero por el que siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.11
Comenzamos a ganar desnivel, por un bonito sendero pedregoso, que trazando pequeñas lazadas
Nos adentra en un pinar, disfrutando en los claros, de las vistas hacia el pico Brazato y las Foratulas
Cuando apenas hemos caminado medio kilómetro, alcanzamos el mirador de la Reina
Desde el que podemos ver varios tres miles de la zona, como el Garmo Negro y el Argualas
Además de otros dos miles, como el pico Tablato, que emerge entre el bosque
Mientras el ibón de los Baños, va quedando en lo hondo
Guiándonos de las marcas rojas y blancas, atravesamos un precioso pinar, repleto de helechos
Por el que alcanzamos un bonito paso rocoso, equipado con varios tramos de sirga
Desde el que disfrutamos de la espectacular cascada del Pino
Superado este sencillo paso, seguimos rodeando varias placas rocosas, junto al río Caldarés
Cuyas aguas se deslizan formando bonitas chorreras
Y cascadas, que amenizan nuestro avance, hasta llegar la extensa campa
Del llano de Bozuelo, rodeada de un anfiteatro granítico, en el que tras el, emerge el pico de los Arnales

Aprovechamos para descansar las piernas, mientras atravesamos la pradera. Al final del llano de Bozuelo, empezamos de nuevo a subir, continuando por un bonito sendero que en determinados puntos vamos acortando, caminando por las placas de granito que ofrecen un buen agarre para las botas, mientras la vista se nos va hacia el fondo de la garganta por la que discurre el río Calderés.

Sin excesivo esfuerzo, poco a poco vamos ganando desnivel, por un bello tramo de granito salpicado con pequeñas manchas de pino negro, donde el sendero se encuentra acondicionado con varios tramos de sirga, que al estar el suelo seco, no usamos, hasta que unos metros más adelante el sendero deja de ganar desnivel, por lo que aprovechamos para echar una mirada atrás, a fin de disfrutar en su máximo esplendor, del pico Tablato y las Foratulas.

En este punto, iniciamos un corto pero vertiginoso descenso, minimizado por las pequeñas lazadas que realiza el sendero, hasta llegar a la altura del cauce del río Caldarés, por cuya margen derecha proseguimos con la vista puesta en el muro de la cascada de Bachimaña, al que nos vamos acercando.

Tras esta pequeña tregua, lo bueno se acaba, el sendero de nuevo comienza a subir hasta llegar a la altura de un torrente, que desemboca en el río Caldarés, en el que aprovechamos para refrescarnos, ponernos una buena capa de protección solar, porque el sol a estas horas ya calienta, y las sombras a partir de este lugar, serán escasas.

Luego, comenzamos a subir la cuesta del Fraile, que a pesar de la fama que tiene por su dureza, es una subida tendida por un amplio sendero bien definido, por el que avanzamos pausadamente, disfrutando de las vistas hacia el circo rocoso, por el que se precipita la cascada del Fraile, mientras el sendero va trazando largas lazadas.

De vez en cuando, nos detenemos para deleitarnos con las vistas hacia el Este, donde rápidamente captan nuestra atención, la esbelta figura de la Peña Xuans y el Muro de la Cascada de Bachimaña, pequeña escuela de escalada, compuesta por cinco vías, con una dificultad que oscila, entre el PD+ de la vía de los Jardines, al MD de las vías de el Diedro o el Dorado, en las que vemos a varios grupos.

Nosotros, seguimos subiendo por la cuesta del Fraile, chino a chano vamos ganándole metros, hasta alcanzar le extensa llanura en la que se ubica el embalse de Bachimaña Bajo, donde el GR.11 continúa rodeándolo por su margen derecha, pero nosotros lo abandonamos por unos instantes, para cruzar el embalse por la presa, para acercarnos hasta el refugio de Bachimana, custodiado por el pico Serrato y la Peña Xuans, al que llegamos en algo menos de un par de horas.

Tras atravesar la campa, continuamos subiendo por un bonito sendero salpicado de pino negro
Que en determinados puntos vamos acortando, caminando por las placas de granito
En tanto la mirada se nos va, hacia el fondo de la garganta por la que discurre el río Caldarés
Hasta alcanzar un tramo equipado con varios segmentos de sirga, donde dejamos de ganar desnivel
Y echamos una mirada atrás, para disfrutar en su máximo esplendor del pico Tablato y las Foratulas
Luego, iniciamos un vertiginoso descenso hacia el río Caldarés, por cuya margen derecha proseguimos
Hasta comenzamos a subir de nuevo, atravesando un torrente e iniciando la subida por la cuesta del Fraile
Por un sendero bien definido, donde disfrutamos del circo rocoso, en el que se precipita la cascada del Fraile
Mientras hacia el Este, capta nuestra atención la esbelta figura de la Peña Xuans
Y el Muro de la Cascada de Bachimaña, pequeña escuela de escalada, en la que vemos a varios grupos
Tras la pausa, continuamos subiendo por la cuesta del Fraile, que va trazando largas lazadas
Ganándole poco a poco metros, hasta alcanzar la extensa llanura
En la que se ubica el embalse de Bachimaña Bajo
Y el refugio de Bachimaña, custodiado por el pico Serrato (izquierda) y la Peña Xuans (derecha)

Para saber el estado de la nieve en la zona del Cuello del Infierno, entramos en el refugio, hablamos con el guarda, que nos comenta que si que hay, pero no sabe si podremos pasar sin crampones. Así que los dejamos en la mochila, pedimos unas bebidas isotónicas y salimos a beberlas a la terraza del refugio, mientras disfrutamos de la bonita postal que conforma el embalse de Bachimaña Bajo, con el pico Marcadau o de la Muga de fondo.

Después, regresamos sobre nuestros pasos hasta enlazar con el GR.11, donde continuamos caminando por el sendero, que nos eleva unos metros por encima de las aguas del embalse, que vamos rodeando por la margen derecha, dejando atrás el refugio de Bachimaña, hasta alcanzar la cola del embalse, que da paso al embalse de Bachimaña Alto, desde el que vemos en la margen izquierda, el sendero por el que más tarde regresaremos.

Nosotros de momento, seguimos bordeando está vez, la parte superior del embalse, por un terreno de falso llano, en el que siempre me llama la atención, un pequeño islote rocoso que emerge en medio del embalse, con la cresta granítica que une los picos de Marcadau, con el Gran pic de Péterneille de fondo, hasta que unos metros más adelante, iniciamos un ligero descenso hacia la cola del embalse, en el que a medida que perdemos desnivel, hacen de presencia nuevas cumbres, como la Gran Facha, el pico de Piedrafita y su pico satélite, el pico de las Marmoleras.

Encandilados con las vistas, el sendero nos deposita junto al arroyo de desagüe de los ibones Azules, donde tenemos la posibilidad de continuar por la margen izquierda o la derecha (es la vía habitual de verano), opción está última por la que nos decantamos, por lo tanto, vadeamos el arroyo aprovechando los restos de una pasarela metálica, para acto seguido, continuar caminando hasta alcanzar un cruce de senderos, en el que más tarde iniciaremos el tramo circular del recorrido.

Ahora, abandonamos el ramal del GR.11 que ya en tierras francesas se convierte en el Grt.24, que va hacia el Puerto de Marcadau o de Panticosa, para seguir por un marcado sendero que dirección Oeste, nos lleva paralelos al arroyo de desagüe de los ibones azules, que unos metros más adelante forma la espectacular cascada de los Azules, con los picos de Arnales e Infiernos de fondo.

Cerca de la base de la cascada, comenzamos poco a poco a remontarla, siguiendo el sendero que realiza pequeñas lazadas, observando como la panorámica se va ampliando, haciendo acto de presencia las dos Puntas de Bachimaña, hasta llegar a la cabecera de la cascada, donde echamos una mirada atrás para comprobar como el embalse de Bachimaña Alto, va quedando abajo.

Ya de frente, fijamos la vista en la presa del ibón Azul Inferior, al que nos acercamos por un terreno sin sendero definido, donde avanzamos guiándonos de los hitos que hay colocados cada pocos metros, vadeando el arroyo en un punto determinado, alcanzando tras tres horas de caminata la cubeta del ibón Azul Inferior, en el que nos detenemos para comer unos frutos secos, mientras disfrutamos de las características vistas hacia los picos del Infierno, a los que se le suman los picos de la Marmoleras y Piedrafita, todo un lujo!

Desde la terraza, disfrutamos de la estampa que conforma el embalse con el pico Marcadau de fondo
Luego, regresamos al GR.11, para seguir por el sendero, que nos eleva unos metros del embalse
Que vamos rodeando por la margen derecha, hasta alcanzar la presa del embalse de Bachimaña Alto
Desde la que apreciamos el sendero, que recorre la margen izquierda de los embalses de Bachimaña
Aunque de momento, seguimos bordeando la parte superior, hasta que capta nuestra atención
La cresta que une los picos de Marcadau (izda) con el Gran pic de Péterneille (dcha) 
Hasta que unos metros más adelante, iniciamos un suave descenso hacia la cola del embalse
Donde se van alzando otras montañas, como el pico de Piedrafita y el pico de las Marmoleras
Una vez alcanzamos el arroyo de desagüe de los ibones Azules, lo vadeamos por los restos de una pasarela 
Para seguir paralelos al arroyo por su margen izquierda, que unos metros más adelante
Forma la espectacular cascada de los Azules, con los picos de los Arnales e Infiernos de fondo
Que remontamos, por un sendero que va realizando lazadas, hasta llegar a la cabecera de la cascada
En la que echamos una mirada atrás, para comprobar como el embalse de Bachimaña Alto, va quedando abajo 
Ya de frente, continuamos sin sendero definido por un terreno de piedras, vadeando el arroyo cerca de la presa
Hasta llegar al ibón Azul Inferior, en el que descansamos disfrutando de las vistas

El tiempo pasa volando, la zona se está poniendo a tope de gente, así que recogemos todo, para acto seguido ponernos en marcha, cruzando por las piedras el arroyo de desagüe del ibón, donde enlazamos con el sendero por el que discurre el GR.11, que no abandonaremos hasta el collado de Terrabay, que ahora nos hace ganar desnivel, por una corta pero pronunciada cuesta, que nos permite llegar hasta la parte alta de una loma, por la que caminamos hasta alcanzar el ibón Azul Superior, que al contrario que el inferior no se encuentra represado, en el que permanecemos unos instantes.

Luego, iniciamos un corto descenso hacia el barranco de Piedrafita, en el que vemos a lo lejos, como un numeroso grupo lo recorre de vuelta, mientras seguimos el sendero que atraviesa una zona de rocas, que perdemos en un par de ocasiones, hasta alcanzar la cabecera del ibón Azul Superior, en el que desemboca el barranco de Piedrafita, punto desde el que ya divisamos toda la zona anterior al Cuello del Infierno, prácticamente cubierto en su totalidad por la nieve.

De momento, continuamos caminando por la margen izquierda del barranco, buscando una zona donde se estreche, para poder vadearlo sin encharcar las botas, hasta que en la margen derecha, localizamos las marcas blancas y rojas del GR.11, por lo que buscamos el mejor paso situado unos metros más arriba, justo cuando el barranco se secciona en dos pequeños brazos, formando una isla en el centro, lugar por el que cruzamos sin mojarnos.

Una vez en la margen derecha, seguimos remontando el barranco hasta colocarnos casi a la altura de la base del pico de Piedrafita, por el que se desprende una preciosa cascada, en tanto, comenzamos a ganar desnivel, hasta alcanzar extensa lengua de nieve que cubre gran parte del tramo del barranco de Piedrafita, que separa la cara Norte de los picos del Infierno, con los picos de la Marmolera y Piedrafita, donde nos encontramos con otro grupo que está descansando, que nos comentan que se puede subir sin crampones.

Sin apenas pensarlo, nos metemos en la lengua de nieve, que está dura, aunque la trillada huella dejada por los grupos que nos han precedido, permite que avancemos lentos pero seguros, aunque en las zonas donde la pendiente aumenta, damos algún que otro patinazo, hasta llegar a la altura de la cara Norte de los picos del Infierno, donde la nieve desaparece a tramos, dejando a la vista la morrena y el cauce del barranco de Piedrafita, en el que aprovechamos para mitigar el calor, mientras disfrutamos de las vistas hacia el exiguo glaciar del Infierno, además de las vetas de mármol que resaltan en las tres cimas que componen los picos del Infierno (Oriental, Central y Occidental), formados hace 500 millones de años, por las altas temperaturas del magna interior de la tierra.

Después, continuamos la marcha utilizando el claro sendero que nos permite atravesar la morrera, en la que nos cruzamos con un montañero que ya desciende, mientras nosotros algo tardíos, seguimos remontando el barranco de Piedrafita, hasta alcanzar la parte superior del barranco, donde la lengua de nieve vuelve a cubrir íntegramente la morrena, por la que avanzamos con precaución, ya que poco a poco la pendiente va aumentando, hasta llegar a los 2.721 metros en el que se sitúa el cuello del Infierno, desde el que divisamos nuestro objetivo del día, el pico Terrabay, en cuya base se ubica su ibón homónimo, el ibón de Terrabay, mientras a nuestra espalda se alza imponente el macizo del Vignemale.

Con el pico de Piedrafita a la vista, cruzamos el arroyo por las piedras
Para continuar subiendo por el sendero, que en fuerte ascenso, nos deja en lo alto de una loma
Desde la que disfrutamos de las vistas del ibón Azul Superior, en el que iniciamos el descenso
Hacia el barranco de Piedrafita, por un terreno algo confuso, por el que llegamos a la cabecera del ibón
Punto en el que vemos la zona del Cuello del Infierno, aunque de momento, seguimos por la margen izquierda
Hasta localizar las marcas blanquirojas, donde vadeamos el barranco, para seguir por la margen derecha
Y llegar a la altura de la base del pico de Piedrafita, por el que se desprende una preciosa cascada
Unos metros más arriba, nos adentramos en la lengua de nieve, que cubre parte del barranco
Que a ratos desaparece, dejando a la vista la morrena, que atravesamos por un claro sendero
Donde podemos ver la cara Norte de los picos del Infierno, y su exiguo glaciar
Además de las betas de mármol, que resaltan en las tres cimas, que componen los picos del Infierno
Después, continuamos por el sendero hasta llegar a la parte superior del barranco, donde la lengua de nieve
Vuelve a cubrir íntegramente la morrena, por lo que avanzamos con cuidado, ya que la pendiente es acusada
Hasta llegar al Cuello del Infierno, donde divisamos por primera vez el pico y el ibón de Terrabay
Mientras a nuestra espalda, se alza imponente el macizo del Vignamale

En esta zona sopla una ligera brisa, nos protegemos en el vivac para echar un trago y picar algo, mientras oíamos a un grupo que baja por las faldas del Garmo Blanco, hacia donde nos encontramos, aunque antes de que lleguen decidimos poner pies en polvorosa, ya que el tiempo pasa volando.

Desde el cuello del Infierno, el camino a seguir está claro, dejamos el ramal que se dirige hacia los picos del Infierno, para tomar el sendero a mano derecha por el que discurre a media ladera el GR.11, por el que atravesamos cómodamente una gravera, en la que obviamos una trocha que en diagonal se encarama hacia la cima del pico de las Marmoleras, que es una opción que barajaba para unir ambas cimas por la cresta, para continuar bordeando el ibón de Terrabay, hasta colocarnos bajo el collado de Terrabay o Piedrafita, donde echamos una mirada atrás para disfrutar de las vistas.

A partir de este punto, iniciamos el tramo “menos sencillo” de toda la ascensión, el sendero se vuelve abrupto, descompuesto e inclinado, por lo que comenzamos a ganar desnivel de forma rápida, teniendo que apoyar las manos en contadas ocasiones, para evitar resbalones, hasta alcanzar el collado de Terrabay, desde el que obtenemos unas espectaculares vistas hacia la parte central del circo de Piedrafita.

En el collado de Terrabay, abandonamos el GR.11 que desciende hacia el refugio de Respomuso, para acometer la sencilla cresta que lo une con la cima del pico Piedrafita, donde seguimos un claro sendero que la atraviesa, difuminándose en un punto determinado entre pequeñas lajas y agujas rocosas, donde dejamos los bastones para liberar las manos, avanzando con cuidado para evitar tropezar. 

Superado este pequeño escollo, recuperamos el sendero que en ligero ascenso nos lleva por la ladera oriental del pico Terrabay, dejando a nuestra espalda la esbelta figura del pico Piedrafita, mientras a medida que nos vamos acercando a la cumbre, el macizo del Balaitous que cuenta con el honor de ser el primer macizo pirenaico en superar la barrera de los tres mil metros desde el océano, se hace más visible.

Tras casi seis horas, hollamos el hito cimero que marca la cumbre del pico Terrabay, que gracias a sus 2.886 metros de altitud, además de su buena ubicación, le hace ser un mirador de primer orden de la cordillera pirenaica, disfrutando de las vistas hacia el Noreste de los ibones de Llena de Cantal, Respomuso, con el macizo de Balaitous y la arista que lo une a los picos de la Frondiella de fondo; al Sureste, del circo de Piedrafita, con los picos de la Llena de Cantal, Piedrafita y las Marmoleras; hacia el Sur, los picos del Infierno, el Garmo Negro, Algas y Argualas; y al Suroeste, en primer plano el Midi d'Ossau y la Peña Foratata con la sierra de la Partacua de fondo.

En el Cuello del Infierno, continuamos por el GR.11 hacia el collado de Terrabay
Siguiendo un sendero que a media ladera va rodeando el ibón de Terrabay
Hasta colocarnos bajo el collado, donde echamos una mirada atrás para disfrutar de las vistas
E iniciando, una corta pero entretenida subida, en el que nos toca apoyar las manos en contadas ocasiones
Llegando al collado de Piedrafita
Donde nos detenemos un instante, para admirar el pico de Llena Cantal
En este punto, abandonamos el GR.11, para comenzar a caminar por la cresta, por un claro sendero
Por el que vamos ganando desnivel, dejando a nuestras espaldas el pico de Piedrafita
Acometiendo los últimos metros por la ladera oriental
Hasta alcanzar el hito cimero que marca la cima del pico Terrabay, que resulta un magnífico mirador
Hacia el Noreste, del macizo del Balaitous y los picos de la Frondiella
Al Sureste, del circo de Piedrafita, con los picos de Llena de Cantal y de Piedrafita
Hacia el Sur, de los picos del Infierno y la zona del Garmo Negro ...

Permanecemos unos minutos en la cima, pero en vez de comer aquí, preferimos quitarnos el tramo de bajada que va hasta la desembocadura del barranco de Piedrafita, en el ibón Azul Superior, por lo cual, nos ponemos en marcha e iniciamos el descenso por la coqueta cresta, donde recuperamos los bastones, para continuar por el sendero, disfrutando de las vistas hacia el circo de Piedrafita, el macizo del Vignemale y los picos del Infierno.

Al llegar al collado, destrepamos de frente con cuidado, hasta enlazar con el sendero que bordeando el ibón de Terrabay, nos deja en el cuello del Infierno, en el que sin detenernos, comenzamos a bajar por el barranco de Piedrafita, donde la nieve a estas horas la nieve está más transformada, lo que nos permite bajar a buen ritmo, disfrutando del descenso y de las vistas hacia el macizo del Vignemale.

Cuando el cauce del barranco se hace visible, realizamos un receso para refrescarnos, para acto seguido, seguir bajando, alternando tramos de pedrera con otros de nieve, donde aprovecho para llenar una bolsa con nieve e introducir una bebida isotónica, que agradeceremos a la hora de comer.

En apenas tres cuartos de hora, alcanzamos la parte inferior del barranco de Piedrafita, por el que ya por terreno llano, caminamos paralelos a la margen derecha del barranco, hasta que cerca del sendero, localizamos unos bloques de roca, que ofrecen una pequeña pero agradable sombra, en la que hacemos el descanso para comernos el bocadillo y compartir la bebida, que fresquita que está!

Después, vadeamos el barranco de Piedrafita en el mismo lugar que lo hicimos en la subida, para continuar paralelos por la margen izquierda del barranco, hasta alcanzar el ibón Azul Superior y unos metros más abajo el ibón Azul Inferior, desde cuya presa localizamos el embalse de Bramatuero Bajo, hacia el cual nos dirigimos, bajando por el sendero por el que pasamos junto a la cascada de los Azules, hasta llegar a la encrucijada de senderos, que marca el desvío hacia el Puerto de Marcadau.

Permanecemos unos minutos en la cima, después, iniciamos el descenso por la cresta
Disfrutando de las vistas hacia los picos de Piedrafita y de las Marmoleras
Hasta alcanzar el collado de Piedrafita, en el que enlazamos con el GR.11
Con cuidado, destrepamos de frente apoyando las manos en la roca
Para continuar por el sendero a media ladera, hasta el Cuello del Infierno
En el que nos adentramos en el barranco de Piedrafita
Que a estas horas tiene la nieve más transformada
Lo que nos permite llegar a la parte inferior del barranco, en apenas unos minutos
Bajo la protección de una roca, comemos. Luego, vadeamos el barranco para seguir por la margen izquierda
Pasando junto al ibón Azul Superior
Y unos metros más abajo, del ibón Azul Inferior
Desde cuya presa, localizamos nuestro próximo objetivo, el embalse de Bramatuero Bajo
Hacia el cual nos dirigimos, siguiendo el curso del arroyo de desagüe de los ibones Azules

A partir de este punto, iniciamos el tramo de investigación, donde utilizaremos la intuición, el sentido común y el mapa del GPS. Aunque sabemos que hay un sendero que rodea los embalses de Bachimaña (Alto y Bajo), ignoramos el lugar en el que comienza, así que de primeras cogemos el amplio sendero que describiendo largas lazadas nos lleva hacia el Puerto de Marcadau.

El sendero si bien sigue la trayectoria que nosotros deseamos, nos eleva más de lo deseado de la cubeta del ibón de Bachimaña Alto. Mirando el mapa, observamos como llevará está dirección hasta llegar a la altura de la majada de la Canal, para ya después continuar hacia el Norte, al Puerto de Marcadau, pero, desconocemos como estará el sendero que marca el mapa, que baja hasta la majada de la Canal.

Antes de caminar un metro más, me asomo a un saliente, compruebo como más abajo se intuye una senda que rodea el embalse, así que como parece una opción más segura y lógica, desandamos el poco más de medio kilómetro que hemos avanzando, hasta alcanzar de nuevo la encrucijada de senderos, donde está vez si, continuamos dirección Este, tomando de referencia el arroyo que más abajo desemboca en el embalse Bachimaña Alto, atravesando un prado encharcado, en el que avanzamos atentos de no “pescar”, hasta llegar a la desembocadura del arroyo, que forma una bonita cascada, donde vemos el inicio de una senda que tiene continuación.

Como no está marcada, construimos un hito en su entrada, echamos una mirada atrás para disfrutar por última vez del precioso entorno que conforman los picos del Infierno, para acto seguido, comenzar a caminar por la senda, que nos permite rodear con comodidad la cubeta del embalse de Bachimaña Alto, disfrutando de las vistas, mientras atravesamos la majada de la Canal, en la que a lo lejos observamos como tranquilamente, fuera del entorno masificado del GR.11 pasta una nutrida manada de sarrios (contamos ± 30), ajenos a nuestra presencia, aunque la ligera brisa que corre a nuestra favor, hace que no tarden en ponerse alerta.

En el mismo momento que inician su huida, salimos de nuestros escondrijo, continuamos atravesando la majada, hasta llegar al bucólico rellano en el que se encontraban comiendo, lugar en el que desembocan las aguas sobrantes del embalse de Bramatuero Bajo, que forma una impresionante cascada en la que dan ganas de darse una ducha, aunque para ello prefiero hacerlo en el barranco de la Canal, que baja con menos caudal, por el que se deslizan las frías aguas sobrantes del embalse de Pecico y del ibón de Pecico de la Canal, situados a casi 2.500 metros de altitud (2.478 y 2.440 metros respectivamente).

Aprovechando la parada, descansamos unos minutos, recogemos agua de la cascada, que ya empieza a escasear, mientras una marmota que había permanecido oculta, nos da un susto al silbar para avisar a su pareja e iniciar la huida, hasta una cercana roca en la que se ambas se reunen.

Después, abandonamos la senda que rodea el embalse, que más tarde retomaremos, para ir a visitar el embalse de Bramatuero Bajo, por lo tanto, tomamos un sendero perfectamente balizado con hitos, que dirección Noreste, nos lleva remontando por la margen derecha la sucesión de cascadas que conforman el barranco de desagüe del embalse de Bramatuero, al que llegamos en apenas diez minutos, en el que ponemos a remojo los pies, mientras disfrutamos de las vistas hacia el pico de las Neveras, que se encuentra en la divisoria entre el circo de Bramatuero y el valle del Ara, que con sus 2.890 metros, es uno de los mejores miradores del macizo del Vignemale.

Una vez llegamos al desvío hacia el Puerto de Marcadau, continuamos dirección Este siguiendo el arroyo
Hasta que este desemboca en el embalse de Bachimaña Alto, en el que encontramos el inicio de una senda
Donde aprovechamos para echar una última mirada, a la zona que conforman los picos del Infierno
Para acto seguido, empezar a caminar por la senda, que nos permite rodear con comodidad
La cubeta del embalse de Bachimaña Alto, atravesando la majada de la Canal
En la que vemos una nutrida manada de sarrios, que emprenden la huida al notar nuestra presencia
Mientras llegamos al rincón, donde las aguas sobrantes del embalse de Bramatuero Bajo, forman una cascada
Junto a la que descansamos, en tanto una marmota silva, avisando a su pareja de nuestra presencia
Luego, abandonamos la senda que bordea el embalse, para coger un sendero a mano izquierda
Balizado con hitos, por el que vamos remontando por la margen derecha, la sucesión de cascadas
Que conforman el arroyo de desagüe del embalse de Bramatuero Bajo
Al que llegamos en apenas diez minutos, desde el que disfrutamos de las vistas hacia el pico de las Neveras

Según indica el móvil, pasan unos minutos de las 18:30, por lo que calculamos que nos quedan unas tres horas de luz. Como no sabemos lo que nos va a llevar rodear por la margen izquierda los embalses de Bachimaña, recogemos todo y nos ponemos en marcha, cruzando la presa del embalse, donde justo al otro lado, elevado en una placa de granito, nos mira atentamente un sarrio.

Una vez al otro lado de la presa, los hitos continúan hacia el Este, para subir al embalse de Bramatuero Alto, pero como ese no es nuestro camino, subimos tan solo unos metros, para acto seguido, comenzar a descender dirección Sur, paralelos a la margen izquierda del barranco de desagüe del embalse, alternando tramos de pastos con grandes placas de granito, en las que bajamos aprovechando la adherencia de las botas, disfrutando de las vistas hacia los picos del Infierno, Piedrafita y Punta Zarre, hasta alcanzar la majada de la Canal.

A la altura de un refugio de pescadores, retomamos la senda, que a cada paso se transforma en una trocha, por la que terminamos de atravesar la majada, que da paso a un terreno mixto de piedras, placas de granito y pequeñas zonas de pasto, en el que resulta sencillo perder la trocha, lo que nos obliga a parar cada dos por tres, hasta localizarla, realizando sencillas trepadas, en las que tan solo apoyamos las manos..

Subimos, bajamos, siguiendo la trocha,que desaparece en una larga placa tumbada de granito, desde la que disfrutamos de las vistas y observamos, como poco a poco el sol se va tras las montañas, mientras vamos caminando por una terraza equipada con sirga, que tan solo utilizamos en el último tramo, para descender hasta cerca de la cubeta del ibón, donde recuperamos la trocha hasta llegar a la altura de los restos de un nevero, que atravesamos con cuidado, siguiendo una tenue huella.

Nada más superarlo, realizamos una sencilla trepada, para continuar rodeando el embalse, hasta alcanzar la presa que divide los embalses de Bachimaña, desde la que ya divisamos el refugio de Bachimaña, donde abandonamos el sendero que enlaza con el Camino Machos, que queremos utilizar para bajar hasta los baños de Panticosa, para coger a mano derecha otro, por el que cruzando un puente de piedra, llegamos en menos de cinco minutos al refugio de Bachimaña, en el que cogemos agua.

Rodear el embalse más o menos nos ha costado una hora, nos queda algo más de hora y media de luz, la idea es bajar por el Camino Machos, una variante al transitado GR.11 que no conozco. Oteando el horizonte, le enseño a Cosmín por donde más o menos discurre ese trazado. Al ver que pega sol en esa zona, pero en cambio por la vía normal, da la sombra, me comenta que está achicharrado de tanto sol.

Tras enumerar los pros y las contras, finalmente decidimos regresar sobre nuestros pasos, siguiendo las marcas blanquirojas del GR.11, disfrutando de las vistas del muro de la cascada de Bachimaña, donde nos recreamos un buen rato con un sarrio que se encuentra a tan solo unos metros de donde nos hayamos (le hicimos una sesión de fotos, pero con la poca luz que había y el zoom no han salido nítidas), para continuar ya hacia el fondo del barranco, donde nos reencontramos con el cauce del río Caldarés, que ya no abandonamos hasta el refugio de la Casa de Piedra, donde finalizamos está bonita ascensión, que al final ha salido algo más dura de lo esperado (24 km y 1.700 d+), pero que nos ha permitido descubrir otras zonas alejadas del GR.11.

Para regresar, cruzamos la presa del embalse
En el que sobre una placa de granito, un sarrio observa nuestros movimientos
Una vez al otro lado, abandonamos los hitos que se dirigen hacia el embalse de Bramatuero Alto
Para iniciar el descenso por la margen izquierda del arroyo, alternando zonas de pasto
Con grandes placas de granito, hasta llegar a la majada de la Canal, a la altura de un refugio de pescadores
Donde retomamos la senda que bordea el embalse de Bachimaña Alto
Que rápidamente se transforma en una trocha, que resulta sencilla perder, por lo que avanzamos despacio
Subimos, bajamos, siguiendo la trocha que desaparece en una placa tumbada
Desde la que disfrutamos de las vistas, mientras vamos caminando por una terraza
Equipada con sirga, que usamos en su último tramo, para bajar al cauce y cruzar los restos de un nevero
Nada más superarlo, realizamos una sencilla trepada, para seguir rodeando el embalse, hasta llegar a la presa
Donde dejamos el sendero que va al Camino Machos, para coger otro que nos lleva al refugio de Bachimaña
En el que recuperamos el sendero por el que discurre el GR.11
Por el que descendemos hasta el fondo del barranco, donde nos reencontramos con el río Caldarés
Que no abandonamos hasta la Casa de Piedra

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