sábado, 27 de noviembre de 2021

Circular por la sierra de Algairen: ascensión al mirador de la Falaguera por el barranco de Valdecerezo, descenso por el barranco de los Hortales (PR-Z43)


La sierra de Algairén, se halla en una zona de transición entre la Depresión del Ebro y el Sistema Ibérico, dentro de los macizos paleozoicos del Ibérico Zaragozano, formada por pizarras y cuarcitas del Cámbrico. Situada entre las comarcas de Campo de Cariñena y Valdejalón, orientada de noroeste a sureste, alcanza su mayor altitud en el pico Valdemadera, 1276 metros.

Catalogada como LIC (Lugar de Interés Cultural), dentro de la declaración de la Red Natura 2000, sus laderas albergan una gran riqueza florística y faunística, tanto por la diversidad de las especies (más de mil plantas distintas), como por la rareza de algunas de estas, como es el caso del roble albar (quercus Petraea), que en latín significa, piedra, haciendo referencia a la dureza de su tronco.

Otras especies que pueblan sus laderas, son las carrascas, diferentes especies de pinos (nigra, pinaster y halepensis), además de romero, jaras, enebros, alcornoques, robles, en los que se refugian, mamíferos como el jabalí, zorro, gato montés, la garduña y en los macizos rocosos, el corzo y la cabra montés, además de otros reptiles como la culebra de escaleras o el cada vez más escaso, ardacho o lagarto acelado.

Los accesos más habituales, son desde las poblaciones de Aguarón (Santo de Aguarón), Codos, Tobed, Alpartir, Almonacid de la Sierra y Cosuenda (Raso de la Cruz), opción esta última por la que me decanto, para realizar una circular con el amigo Rubén, utilizando el PR-Z43, donde subiremos al mirador de la Falaguera o pico de la Nevera, por el barranco de Valdecerezo y bajaremos por el barranco de los Hortales.


 

Al ser un día entre semana, solo disponemos de unas cinco horas (desplazamiento incluido), así que, tras para a echar un café en Cariñena, sobre las 10:30 llegamos al área recreativa del Raso de la Cruz, donde aparcamos la furgoneta.

Unos minutos más tarde, comenzamos a caminar en el sentido de las agujas del reloj, por un camino que en ligero ascenso, atraviesa un precioso bosque de carrascas, en el que nos orientamos, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR-Z43 (Ruta medioambiental de Valdecerezo).

A medida que vamos ganando desnivel, el pino hace acto de presencia, cuando apenas hemos caminado un kilómetro (1.2 km), alcanzamos una bifurcación, donde continuamos rectos, obviando el ramal de la izquierda, que se dirige a el área recreativa del Santo de Aguarón, para seguir ya por un claro sendero, paralelos al cauce seco del barranco de Valdecerezo, donde poco a poco, el roble 
gana presencia, aunque todavía el otoño, no ha transformado totalmente el color de sus hojas.

Siguiendo el sendero, llegamos al Sitio del Emparrado, donde la pendiente se acentúa, aunque la belleza del variado bosque, (carrascas, robles, arces de Montpellier, sauces, acebos, jaras …), además de la variedad de setas, que nacen en su entorno, hace que subamos despacio, pero disfrutando de este denso bosque, en el que apenas, penetran los rayos del sol, hasta alcanzar un cruce de senderos, donde podemos subir al pico Valdemadera por el GR.90.3 o por la nevera de Cosuenda.

Comenzamos a caminar en el área recreativa del Raso de la Cruz
En el sentido de las agujas del reloj, por un camino que atraviesa un precioso bosque de carrascas
Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR-Z43 (Ruta Medioambiental de Valdecerezo)
A medida que vamos ganando desnivel
El pino hace acto de presencia, alcanzando cuando hemos contabilizado el primero kilómetro
Una bifurcación, donde continúanos rectos, obviando el ramal de la izquierda 
Para seguir por un claro sendero, paralelos al barranco de Valdecerezo, donde el roble gana presencia
Hasta alcanzar el Sitio Emparrado
Donde la pendiente se acentúa, aunque la belleza del variado bosque, de carrascas, robles, arces de Montpellier
Sauces, acebos, jaras, gayubas …
Además de una infinidad de setas
Que nacen en su entorno
Hace que subamos despacio, disfrutando de este denso bosque
En el que a duras penas, penetran los rayos del sol, hasta alcanzar un cruce
Donde tenemos la posibilidad de subir al pico Valdemadera, por el GR.90.3 o por la nevera de Cosuenda

Si bien, ambas opciones son atractivas, como no tenemos intención de subir al pico Valdemadera, continuamos por el sendero principal, hacia la nevera de Cosuenda, donde poco a poco la pendiente se va suavizando, aunque de vez en cuando, acometemos cortos pero duros repechos, mientras el bosque se aclara, lo que permite disfrutar de las vistas al Campo de Cariñena.

A medida que vamos ganando desnivel, las carrascas se apoderan del entorno, aunque algún roble de buen porte, salpica el sendero. Unos metros más adelante, llegamos al desvío de la nevera de Cosuenda, ubicada a pie del sendero, que visitamos pero que se encuentra en un estado ruinoso, de planta circular, con un amplio diámetro y profundidad, que fotografío, con un bonito skiline de las sierras circundantes de fondo.

Después, regresamos al sendero principal, por el que acometemos los metros finales, entre carrascas, que desaparecen cuando alcanzamos el collado de la Nevera, donde podríamos acercarnos al pico Valdemadera, pero preferimos seguir hacia el Mirador de la Falaguera o pico de la Nevera, avanzando cómodamente por la pista que atraviesa el cordal, desde la que disfrutamos de las vistas hacia la sierra de Vicort, la sierra Modorra y de frente, el mirador de la Falaguera.

Ubicada en su cima, hay una torre de vigilancia contra incendios, a la que accedemos por una fuerte rampa hormigonada, haciendo esta modesta cima-mirador, el punto donde se unen los municipios de Cosuenda por oriente, Alpartir por el norte y Tobed por el sur, donde las vistas a pesar de la calima, se amplían hacia el Moncayo, además de la sierra de la Nava Alta.

Como no tenemos intención de subir al pico Valdemadera, continuamos hacia la nevera de Cosuenda
Donde poco a poco la pendiente se va suavizando, mientras el bosque clarea
Lo que permite, que disfrutemos de las vistas hacia el Campo de Cariñena
A medida que vamos ganando desnivel, las carrascas se apoderan del entorno
Aunque algún roble de buen porte
Salpica el sendero
Unos metros más adelante, llegamos al desvío de la nevera de Cosuenda
Ubicada a pie del sendero, pero en un estado ruinoso, que fotografiamos 
Con un bonito skiline de las sierras circundantes de fondo
Después, regresamos al sendero principal, por el que acometemos los metros finales, entre carrascas
Que desaparecen cuando alcanzamos el collado de la Nevera, donde seguimos hacia el mirador de la Falaguera
Avanzando cómodamente por la pista, desde la que disfrutamos de las vistas a la sierra de Vicort
La sierra Modorra o de Codos
Y de frente, el mirador de la Falaguera o pico de la Nevera
Al que accedemos por una fuerte pero corta rampa hormigonada
Donde las vistas se amplían hacia el Moncayo y la sierra de la Nava Alta 

Para ser principios de otoño, la mañana es fantástica, así que comemos algo y echamos un trago, mientras barajo las múltiples posibilidades que tenemos para bajar. En un principio, me apetece alargar la circular hasta los collados del Tío Francisco o del Cuervo, donde sino recuerdo mal, se enlaza con la senda de las Mulicas, pero como solo disponemos de una hora para el descenso, al final, prefiero ir a lo seguro, por lo que cerraremos la circular por el barranco de los Hortales.

Dicho y hecho, recogemos todo, para acto seguido, bajar por el camino cementado, pero en vez de coger el sendero de bajada en el collado de la Falaguera, antes de que finalice el asfalto, tomamos a mano izquierda un sendero marcado en la entrada con un hito, por el que cómodamente, bordeamos una loma hasta enlazar con el sendero principal, donde descendemos disfrutando de las vistas hacia el cordal, que va desde la Peña Sangarba a El Cortado, antes de adentrarnos en un espectacular bosque, en el que se alternan las carrascas con los robles.

Sobre la cota 880 metros, alcanzamos el Sitio del Agua, donde el sendero se bifurca en dos, siendo este, él único punto conflictivo de toda la circular, obviando el sendero que, a mano derecha remonta el bosque (en su día me encontré con los guardas y comentaron que no tenía salida), para continuar bajando por medio del cauce del barranco de los Hortales, que comparte algunos tramos con el sendero, pero al bajar seco, nos ofrece ninguna dificultad, disfrutando de las tonalidades que ofrece el otoño.

A medida que vamos perdiendo desnivel, los robles dan paso a las carrascas, cuyas ramas combadas forman túneles naturales, abriéndose poco a poco, síntoma de que estamos llegando a la desembocadura del barranco de los Hortales, pasando junto a la Peña del Gallo, donde el sendero se transforma en un cómodo camino, por el que accedemos a la pista que va al área recreativa Raso de la Cruz, hacia la que nos dirigimos observando parte de la masa forestal que hemos recorrido.

Justo cuando se cumplen tres horas, llegamos al Raso de la Cruz, donde cerramos esta sencilla pero preciosa circular. Luego, recogemos todo, paramos quince minutos en Cosuenda, para echar una cerveza y vuelta a casa, a la que llegamos cuando el reloj marca las tres de la tarde, ¡me encanta que los planes salgan bien!

Luego, descendemos por el camino cementado, hasta casi el final
Tomando a mano izquierda, un sendero marcado con un hito
Bordeando una loma, hasta enlazar con el sendero que proviene del collado de la Falaguera
Donde descendemos observando el cresterío que va de la Peña Sangarba a El Vedado
Antes de adentrarnos en un espectacular bosque
En el que se alternan tramos de carrascas
Con los robles, pasando por el Sitio del Agua, donde el sendero se bifurca en dos
Siguiendo por el que comparte algún tramo, con el cauce del barranco de los Hortales
Disfrutando de las tonalidades que ofrece el otoño
A medida que vamos perdiendo desnivel, los robles dan paso a las carrascas, que forman túneles naturales
Abriéndose poco a poco, síntoma de que estamos llegando a la desembocadura del barranco
Pasando junto a la peña del Gallo
Donde el sendero se transforma en un cómodo camino, por el que accedemos
A la pista que baja al área recreativa del Raso de la Cruz
Hacia la que nos dirigimos, observando parte de la masa forestal que hemos recorrido
Finalizando la circular unos metros más abajo, después de tres horas

lunes, 8 de noviembre de 2021

Senda del Salto del agua, Cerro Peñalba (1206 m.) y Peña Tobia (1056 m.), desde Matute


La sierra de la Demanda o de Arandio, es una sierra perteneciente al sistema Ibérico, situada en las provincias de Burgos y La Rioja, llamada por los romanos, montes Distercios y en la Edad Media, Gonzalo de Berceo, los denomino montes Cogollanos. En el siglo XVIII, los nombraron "Sierra de la Demanda", denominación que perdura hasta hoy, 
debido a un dilatado litigio iniciado en siglo XVI, sobre la utilización de terrenos y pastos, entre Fresneda de la sierra Tirón y Ezcaray.

Situado en tierras riojanas, con 2270 metros, el pico San Lorenzo es el más alto de esta sierra, seguido con 2132 metros, del pico San Millán, ya en la provincia de Burgos, separados por el curso alto del río Tirón, que hace de frontera este de Castilla y León (Burgos), con La Rioja.

Al Noroeste, separadas por el collado Londeras (959 m), se encuentra, por un lado, la Peña Tobía (1059 m), un conjunto de conglomerados calcáreos sobre el río Najerilla y por otro, el Cerro Peñalba (1239 m), que muestra una morfología muy distinta, donde abundan calizas jurásicas espectacularmente plegadas.

Para esta jornada, como viene siendo habitual en mis últimos viajes a Vinuesa, aprovecho para seguir descubriendo, estas maravillosas tierras, haciendo una circular que, partiendo desde la población de Matute, me permita subir a ambas montañas: el Cerro Peñalba y la Peña Tobía.


Salgo de casa a las 7 de la mañana, echo un café a mitad camino y cerca de las 9:30, aparco en la plaza Esteban de Villegas, en la que se encuentra la iglesia Parroquial de San Román, construida en sillería y sillarejo, a finales del siglo XV o comienzo del siglo XVI, en cuya fachada principal, se ubica una fuente.

El viaje, ha costado más de lo esperado, es verano y gran parte de la circular, se desarrolla a una cota baja, y me da, que voy a pasar calor en el tramo final, así que rápidamente, comienzo la circular en sentido horario, caminando por la calle Mayor, en busca del inicio de la senda del Salto del Agua, que localizo a las afueras de la localidad, cerca de una era en la que se apila la leña.

Aquí, podría subir directamente hasta collado Londeras por la pista Frádigas, que igual utilizo a la vuelta, pero de momento, inicio un suave descenso observando la luna, por un camino de tierra que se transforma 
en senda, por la avanzo paralelo a una acequia, tomando de referencia las marcas de la senda del Salto del Agua (blancas y moradas), que comparten tramo con el GR.93 (blancas y rojas).

Unos metros más adelante, cruzo una cancela que da paso al umbrío barranco Del Manzanar, por el que discurren las aguas del arroyo de Rigüelo, que aguas arriba forma el Salto de Matute, que intuyo bajara muy menguado, envuelto en un bonito bosque de ribera, que contrasta con el macizo de conglomerado, que disfruto en los claros que ofrece el bosque, que vadeo por una sucesión de pasarelas, estrechándose conforme lo voy remontando, hasta alcanzar un callejón sin salida, con una hendidura por la que debería salir el agua del Salto de Matute, pero debido a exiguo caudal, lo hace por la parte interior, en un paraje conocido como la Fuente de la Salud.

En la plaza Esteban de Villegas, comienzo a caminar por la calle Mayor, en busca de la Senda del Salto del Agua
Que localizo cerca de una era
Donde podría subir directamente al collado Londaras por la pista Frádigas, que igual cojo a la vuelta
Pero de momento, inicio un suave descenso
Observando la luna
Por un camino que se transforma en senda, que va paralela a una acequia
Unos metros más adelante, cruzo una cerca por la que accedo al barranco Del Manzanar
Por el que discurre el Arroyo Rigüelo, envuelto por un bosque de ribera
Que contrasta con el macizo de conglomerado, que disfruto 
En los claros que ofrece el bosque
Y vadeo por una sucesión de pasarelas
Estrechándose conforme lo voy remontando 
Hasta alcanzar un callejón sin salida, con una hendidura por la que discurre el Salto de Matute
Conocido como la Fuente de la Salud

El track que llevo, indica que tengo retroceder unos metros, para coger un sendero por el que salir del barranco, pero pegada a la roca, observo una precaria escala, que si está ubicada en ese lugar, será porque la senda tiene continuación. Ante la duda, decido investigar, subo por la escala, que está para mírame pero no me toques, hasta alcanzar la parte superior del Salto de Matute, donde comienzo a remontar el arroyo, por una sucesión de bloques, por los que trepo usando las manos y mediante oposición.

Superado, corroboro que la senda tiene continuación, así que sigo caminando por un denso bosque de ribera, seccionado en dos por el arroyo, que vadeo en alguna ocasión, sin ninguna dificultad, ya que contra más ceca de la cabecera me encuentro, menos agua lleva, hasta alcanzar un pequeño meandro, donde marcado con un hito, la senda abandona el interior del barranco, perdiéndose un poco más arriba entre la vegetación.

Mirando a uno y otro lado, la lógica, indica que está es la salida natural del barranco, pero por si acaso, regreso hasta el hito e investigo la zona. El barranco en este punto, no parece transitable, por el otro lado, está cerrado por una muralla de conglomerado, así que regreso a la senda, por la que me toca pelear con la vegetación (son ±25 metros), abriéndome paso con los bastones, para no acabar con las piernas arañadas.

Tras salir de la maraña, una extensa ladera se abre ante mis ojos. No muy lejos, observo un espolón rocoso, donde mirando el mapa, intuyo que el sendero que debo coger para enlazar con la ruta original, pasa por encima. Si bien, lo más rápido 
sería subir directo, prefiero hacer un corto flanqueo, por una zona limpia de vegetación, tomando de referencia un collado, donde a mano derecha, hay un haya, al que llego realizando pequeñas lazadas, parando bajo su copa, para echar un trago de agua, mientras disfruto del entorno, en el que destaca el barranco del Manzanar y al fondo, la Peña Tobía.

Después, continúo subiendo hasta enlazar con el sendero, por el que avanzo a media ladera, disfrutando a vista de pájaro del resto del barranco, mientras poco a poco, las hayas empiezan a salpicar el sendero, hasta adueñarse del entorno, ofreciendo una sombra muy agradable
 e inicio un suave descenso, hasta alcanzar una amplia riera, que, si bien no lleva agua, el barro es abundante, por lo que cruzo por las piedras, deteniéndome un instante, ya que el paraje es espectacular.

Si bien debo retroceder para coger el sendero que me saque del barranco, observo una escala
Asi que decido investigar, subo por ella hasta la parte superior del Salto de Matute, donde remonto el arroyo 
Por una sucesión de bloques, por los que trepo, hasta enlazar con una senda, por la que camino
Entre un bonito bosque de ribera, seccionado en dos por el arroyo, que vadeo en varias ocasiones
Hasta un meandro, donde parece que el barranco no tiene continuación y por un lado
Es inaccesible, al estar cerrado por una muralla de conglomerado, así que subo por una trocha cerrada por la vegetación
Tras salir de la maraña, observo un espolón, donde intuyo debe pasar el sendero, que tengo que coger
Aunque en vez de subir de forma directa, hago un corto flanqueo, tomando de referencia un collado
Y a su derecha, un haya, a la que me acerco, realizando pequeñas lazadas, parando bajo su copa
Para echar un trago de agua, mientras disfruto del barranco del Manzanar y al fondo, la Peña Tobía
Después, continúo subiendo hasta enlazar con el sendero, por el que avanzo a media ladera
Disfrutando a vista de pájaro, del sector superior del barranco del Manzanar
Que tiene rincones bien chulos
Mientras poco a poco, las hayas comienzan a salpicar el sendero
Adueñándose del entorno y ofreciendo una sombra muy agradable 
Hasta alcanzar una riera, sin agua pero con mucho barro, que cruzo por las piedras

Ya en la margen izquierda, continúo por el sendero, que, en un pequeño claro, me permite observar el otro objetivo del día: el Cerro Peñalba, para acto seguido, adentrarme de nuevo en el hayedo e iniciar un largo descenso, donde el sendero se transforma en camino embarrado por el paso de varias barranqueras, hasta alcanzar el cauce del arroyo Rigüelo, que vadeo por las piedras, para avanzar por las lindes del hayedo, alternando tramos a cielo abierto donde se deja ver la figura del Cerro Peñalba, con otras bajo la protección del bosque, donde captan mi atención, los enormes helechos que pueblan ambas márgenes del camino, además de la fauna de la zona, en forma de mariposas, alcanzando otra vez, el arroyo Rigüelo, que cruzo, para seguir caminando por una zona vallada, en la que intuyo guardan el ganado.

Cuando he recorrido algo más de cinco kilómetros (km. 5.2), enlazo con la pista Frádigas, que tomo dirección Noroeste en sentido ascendente, saliendo del bosque que da paso a la caliza, que conforma el Cerro Peñalba, parando un momento bajo la copa de un roble, para admirar la gran masa forestal de la zona y el tremendo cañón, que se ha formando entorno al arroyo Rigüelo, en el que localizo, es espolón rocoso que ha servido de referencia, para salir del barranco Del Manzanar.

A medida que avanza la jornada, el calor se hace más latente, así que acelero la marcha hasta que llego al collado Londeras, donde observo un contenedor de plástico, en el que pruebo suerte, a ver si queda algo de agua, pero está vacío, por lo que vuelvo al collado, cerca de una baliza del GR.93, que desciende por el barranco Entrepuerta hacia la población de Tobía, que más tarde utilizaré, porque ahora, 
toca decidir si subo primero a la Peña Tobía (derecha) o al Cerro Peñalba (izquierda).

Ya en la margen izquierda, continúo por el sendero, que, en un pequeño claro
Me permite observar el Cerro Peñalba, para acto seguido
Adentrarme en el bosque e iniciar un largo descenso, donde el sendero se transforma en un camino embarrado
Por el paso de varias barranqueras, hasta alcanzar el cauce del arroyo Rigüelo, que cruzo por las piedras
Para continuar caminando por las lindes del bosque
Alternando tramos a cielo abierto
Con otros bajo la protección del bosque
Donde captan mi atención los enormes helechos y la fauna de la zona, en forma de mariposas
Alcanzando otra vez el cauce del arroyo, que cruzo, para seguir caminando por una zona vallada
Cuando llevo recorridos algo más de cinco kilómetros, enlazo con la pista Frádigas, que tomo en sentido ascendente
Saliendo del bosque, que da paso a la caliza, que conforma el Cerro Peñalba
Parando un momento bajo la copa de un roble
Para admirar la gran masa forestal de la zona
Y el tremendo cañón, que se ha formado entorno al arroyo Rigüelo, para continuar subiendo por la pista
Hasta llegar al collado Londeras, donde tengo la posibilidad de subir a la Peña Tobía o al Cerro Peñalba

Si bien, podría elegir cualquiera de las dos, prefiero empezar por el Cerro Peñalba, que tiene una ascensión más larga, por lo que comienzo a ganar desnivel por una ladera cubierta de vegetación arbustiva, que atravieso de forma directa por una trocha, hasta la base rocosa de la montaña, donde acometo una sucesión de pequeños resaltes, siendo la máxima dificultad, un paso de Iº, que tan solo exige apoyar las manos, que solvento sin problemas.

Después, continúo subiendo tomando de referencia unos hitos algo dispersos, flanqueando por la parte inferior una repisa, en la que aprovecho su sombra para dejar la mochila, mientras disfruto de las vistas hacia la Peña Tobía, para acto seguido, subir unos metros más, hasta alcanzar una pequeña llanura, por la que caminando accedo a la base del pináculo cimero, en la que hay posado un buitre, que, al notar mi presencia, sale volando.

Ahora, acometo la muralla rocosa, donde la única dificultad consiste en un paso de Iº, que supero apoyando las manos, para continuar subiendo hasta
 alcanzar la cima del Cerro Peñalba, que, sin ser difícil, entre el calor y que es de esas montañas, donde parece que todo el rato ves la cima, pero cuando llegas, resulta que es otra más atrás, así que tras disfrutar de las vistas, regreso sobre mis pasos, recojo la mochila y bajo hasta la parte superior del resalte.

Mirando bien el paso, creo, que bajando por un lateral, será más sencillo, por lo cual, desciendo con cuidado sin necesidad de apoyar las manos, hasta enlazar con la trocha por la que llego al collado Londeras, desde el que desciendo a la pista Frádigas, que recorro durante poco más de un centenar de metros, localizando un corredor herboso, al que accedo cruzando un vallado, para acto seguido, iniciar un corto pero pronunciado ascenso, hasta la base de una muralla de conglomerado, que bordeo hacia la izquierda.

Al llegar al borde del acantilado, veo que desde el collado Londeras, existe un sendero que sube de forma directa hasta este lugar, donde está el paso más delicado de toda la circular. Un paso de Iº, que si bien no presenta dificultad técnica, tiene una caída vertical de más de un centenar de metros, así trepo con cuidado hasta la parte superior, donde ya observo el pináculo rocoso que conforma la cima de la Peña Tobía, al que me acerco caminando, rodeándolo por la derecha, hasta llegar a un pequeño collado, en el que apoyando las manos, corono la cima de la Peña Tobía, marcada con un típico buzón cimero, desde el que disfruto de las vistas hacia el Cerro Peñalba, Matute y la sierra de la Demanda.

En el collado Londeras, subo al Cerro Peñalba, ganando desnivel por una ladera cubierta de vegetación
Que atravieso de forma directa por una trocha, hasta alcanzar un paso de Iº, que solo exige apoyar las manos
Después, continúo subiendo tomando de referencia algunos hitos dispersos, flanqueando por la parte inferior
Una repisa, desde la que disfruto de las vistas hacia el barranco Entrepuertas y la Peña Tobía
Para acto seguido, subir unos metros más, hasta alcanzar una pequeña llanura, por la que caminando
Accedo a la base del pináculo cimero, en la que hay posado un buitre, que al notar mi presencia
Sale volando, mientras yo acometo los metros finales, realizando un paso de Iº, por el que 
Accedo a la cima del Cerro Peñalba, desde la que disfruto de las vistas hacia la Peña Tobía
Y el resto del cordal, con la sierra de la Demanda, como telón de fondo
Así que tras disfrutar de las vistas, regreso sobre mis pasos, hasta alcanzar un resalte
Que está vez, destrepo por un lateral, sin necesidad de utilizar las manos, enlazando con la trocha
Por la que llego al collado Londeras, desde el que desciendo a la pista Frádigas, que recorro
Localizando un corredor herboso, corto pero con fuerte pendiente, que remonto hasta la base de la muralla, que flanqueo
Hasta el borde de un acantilado, donde afronto un paso de Iº, sencillo pero con exposición
 Alcanzando la parte superior, donde caminando me acerco a la base de la Peña Tobía, que rodeo
Por la derecha, hasta un collado, donde apoyando las manos, llego a la cima, desde la que veo el Cerro Peñalba
Y la zona de Matute

En vez de descansar en la cima, prefiero hacerlo a la sombra, por lo que desciendo rápidamente hasta el resalte, que destrepo con cuidado, para una vez en la sombra, hacer un largo descanso para comer y beber, comprobando que me queda poca agua, así que echo un vistazo al mapa, para ver si hay alguna fuente cercana, localizando la fuente de El Tamboril en el barranco de Entrepuertas, pero desconozco si llevará agua o no, aunque de momento con tanto calor, me ha dado algún mareo, por lo que me tumbo un buen rato en la hierba y depende de como me recupere, decidiré si aborto la circular bajando a Matute por la pista Frádigas o sigo con el plan inicial.

Como calculo que más o menos, me va a costar llegar lo mismo a Matute que a Tobía, al final decido seguir con el plan inicial, porque en caso de bajar seca la fuente, el área recreativa de El Rajao, esta a medio kilómetro y Tobía al lado, por lo que tengo el agua asegurada, así que recojo todo, mientras observo como los elementos han cincelado en la roca, algunas caras, para acto seguido, continuar el descenso hacia el collado Londeras, pero está vez, bajando por el sendero que he localizo en la subida, por el que, en poco más de cinco minutos, llego al collado Londeras, donde enlazo con el GR.93 e inicio el descenso por un bonito sendero que discurre a media ladera.

Sobre la cota 885 metros, alcanzo un gran bloque de roca, conocido como el Risco el Tormo, donde el sendero hace un giro de 90º a la derecha, enfilando de forma directa la entrada al barranco Entrepuertas, donde se elevan los diversos mallos que conforman las Peñas de Tobía, localizando a pie del sendero, la fuente-abrevadero de El Tamboril, de cuyo caño mana un agua fresca, en la que relleno la botella, me remojo, echo un buen trago y me tumbo, a la sombra de un árbol.

En vez de descansar en la cima, prefiero hacerlo a la sombra, así que desciendo rápidamente
Hasta llegar a la parte superior del resalte, que destrepo con cuidado y a la sombra, descanso un rato
Mientras observo como los elementos, han cincelado varias caras en la roca
Para acto seguido, iniciar el descenso hacia el collado Londeras, pero está vez, por otro sendero más directo
Por el que llego al collado Londeras, donde enlazo con el GR.93
E inicio un largo descenso a media ladera
Hasta alcanzar el Risco el Tormo, donde el sendero realiza un giro de 90º a la derecha
Enfilando de forma directa la entrada al barranco de Entrepuertas
Donde se elevan los diversos mallos
Que conforman las Peñas de Tobía
Localizando a pie de sendero, la fuente-abrevadero de El Tamboril, en la que descanso con vistas al Cerro Peñalba

Después, continúo el descenso disfrutando del entorno, pensando que ya es todo “pan comido”, cuando de repente, el sendero desemboca en un cercado, en el que hay media docena de vacas, que cierran el paso. Para no molestar, decido investigar por la izquierda, sigo un sendero que asciende hasta una repisa rocosa, por la que avanzo hasta el final, observando que la carretera de Tobía está justo al otro lado.

Seguir por aquí es imposible y bajar por un lateral, es un marrón, así que regreso al punto de partida, paso junto a las vacas, que ni se inmutan, para seguir caminando hasta enlazar con la carretera de Tobía, por la que avanzo paralelo al cauce del río Tobia, en el que me meto con zapatillas incluidas para darme un remojón, junto al área recreativa de El Rajao.

Unos metros más adelante, accedo a la población de Tobía, en la que repongo agua en la fuente situada junto al frontón, para seguir caminando por su calle principal, que recorro de punta a punta, disfrutando de los paredones de conglomerado de la Peña Tobía, hasta localizar un panel direccional del GR.93, donde subo unos metros, para continuar por un terreno de falso llano, tomando de referencia las marcas blancas y rojas, que no abandonaré hasta Matute, pasando junto a un área recreativa donde el camino se bifurca en dos, tomando el ramal de la derecha, por el que desciendo mientras disfruto de las vistas, al conjunto de torres de conglomerado que conforman la Peña Tobía.

Con las casas de Matute, ya a la vista, alcanzo el amplio cauce del río Tobía, que cruzo por las piedras, para continuar caminando hasta acceder a las calles de Matute, cerrando está bonita pero calurosa circular, recogiendo todo, para bajar al bar del pueblo a tomar una bebida isotónica, que hoy no tengo ganas ni de cerveza. Luego, me voy a Vinuesa, que es tarde y tengo casi dos horas de mala carretera, aunque con tramos muy bonitos, en los que merece la pena, hacer un alto en el camino.

Después, continúo el descenso disfrutando del entorno
Hasta alcanzar una cerca, en la que descansa el ganado, que cruzo por el medio
Para seguir caminando, hasta enlazar con la carretera de Tobía
En la que se ubica el área recreativa de El Rajao, donde me refresco en las aguas del río Tobía
Unos metros más adelante, accedo a la población de Tobía
En la que repongo agua, en una fuente situada junto al frontón
Para seguir caminando por la calle principal, que recorro de punta a punta
Disfrutando de los paredones de conglomerado que conforman la Peña Tobía
Hasta localizar un panel direccional del GR.93, donde subo unos metros
Para continuar por un terreno de falso llano, tomando de referencia las marcas blancas y rojas
Que no abandonaré hasta Matute
Pasando junto a un área recreativa, donde el camino se bifurca en dos
Tomando el ramal de la derecha, por el que desciendo disfrutando de las vistas
Con las casas de Matute, ya a la vista
 Desciendo hasta alcanzar el cauce del río Tobía, que cruzo por las piedras, para continuar caminando
Hasta acceder a las calles de Matute, cerrando está bonita pero calurosa circular

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