lunes, 18 de abril de 2022

Ascensión al Moncayo 2314 m, desde la fuente del Sacristán, subiendo por circo de San Miguel y bajando por el collado de Castilla


La sierra del Moncayo, tiene una extensión de 25 kilómetros de largo por 8 kilómetros de ancho, siendo su máxima elevación con sus 2314 metros, el pico Moncayo o San Miguel, situado entre las provincias de Zaragoza y Soria.

Desde el punto de vista geológico, el espacio está dominado por materiales silíceos (areniscas, lutitas y conglomerados) que constituyen el núcleo del macizo, si bien en las zonas periféricas aparecen materiales calcáreos (calizas y dolomías).

Con dos vertientes claramente diferenciadas, la cara Sur es más soleada, contiene una representación de pinares, encinares, quejigos o arces, que en las zonas altas dan paso a los sabinares rastreros con efedras y cojines de monjas, que, sobre un suelo calizo erosionado por el agua a lo largo de los siglos, a formado un sinfín de barrancos, simas o cuevas.

En contraste, la cara Norte es más húmeda y fría. Alberga bosques húmedos, dispuestos en pisos altitudinales, en función de sus requerimientos de humedad y temperatura, situándose en las zonas más bajas los encinares, que dan paso a mayor altitud a rebollares y hayedos, enlazando en las partes altas con frondosos pinares de pino silvestre, que a partir de los 1700 metros son formados de pino negro, siendo ambas especies fruto de una repoblación, debido al pastoreo intensivo y al carboneo, que dejo desnudo una importante parte del monte, donde aprovechando que el amigo Rubén no es de la zona, queremos recorrer siguiendo el GR.90.1, para más tarde descender por su cara Oeste y el barranco de Agramonte.


 

La idea inicial, era realizar la clásica circular desde el aparcamiento de Agramonte, pero entre que hemos salido un poco más tarde y la parada habitual para echar un café, se nos ha ido el tiempo, así que, sobre la marcha, subimos hasta el aparcamiento de la Fuente del Sacristán, que, a estas horas, está prácticamente vacío.

Sobre las 9:30, comenzamos a caminar en el sentido de las agujas del reloj, caminando en suave ascenso por un bonito sendero, tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.90.1, que nos acompañaran durante gran parte de la ascensión, atravesando el hayedo de Peña Roya, donde las hayas, han perdido parte de sus hojas, pero, aun así, ofrecen una bonita gama de colores, mientras, de vez en cuando, el sendero cruza
la pista que sube al Santuario.

A medida que vamos ganando desnivel, los pinos hacen acto de presencia, ganándole poco a poco terreno a las hayas, hasta copar todo el entorno, compartiendo territorio con las plantas arbustivas, compuestas principalmente por acebos, pasando junto al Pozo de nieve del Prado de Santa Lucía, donde la nieve se introducía por unas ventanas o vanos y se apelmazaba, abasteciendo la zona comprendida desde la Rioja Baja hasta la ciudad de Zaragoza, además del bajo Jalón, donde se usaba para la conservación de los alimentos o por sus propiedades terapéuticas, hasta que u
nos metros más adelante, el sendero desemboca en la pista principal, en la que se ubica el Prado de Santa Lucía, donde se conservan los restos de la ermita de Santa Lucía.

Después, continuamos caminando por un precioso pinar, que se entremezcla con robles y acebos, donde aprovechamos los claros, para disfrutar de las vistas hacia el Cabezo La Mata o la sierra de la Nava Alta, que pocas veces he observado desde esta perspectiva, mientras el sendero comienza a trazar lazadas, entre un bosque de pinos esbeltos y limpios hasta la copa, hasta que salimos bajo un precioso roquedo, que se encuentra a los pies del Santuario de Nuestra Señora del Moncayo, al que llegamos en un par de minutos, haciendo un alto en el camino, para refrescarnos en la fuente del Chorro.

Desde el aparcamiento de la Fuente del Sacristán, comenzamos a caminar por un bonito sendero
Tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.90.1, atravesando el hayedo de Peña Roya
Por un sendero, que de vez en cuando, sale a la pista que sube al Santuario, donde los pinos
 Van ganando protagonismo, hasta copar todo el entorno, compartiendo territorio con los acebos
Pasando junto al Pozo de nieve del Prado de Santa Lucía, que nutría de nieve desde la Rioja Baja hasta la ciudad de Zaragoza
Hasta que unos metros más adelante
El sendero desemboca en el Prado de Santa Lucía
En el que se ubican los restos de la ermita de Santa Lucía
Después, continuamos caminando por un precioso pinar
En el que se entremezclan con robles y acebos
Donde aprovechamos los claros, para disfrutar de las vistas hacia el Cabezo La Mata y la sierra de la Nava Alta
Mientras el sendero comienza a trazar lazadas
Entre un bosque de pinos, hasta que salimos 
Bajo un precioso roquedo
Que se encuentra a los pies del Santuario de Nuestra Señora del Moncayo
Al que llegamos en un par de minutos
Haciendo un alto en el camino, para refrescarnos en la fuente del Chorro

De vuelta al sendero, continuamos subiendo hasta llegar a una encrucijada, donde el GR.90.1 se dirige al collado de Bellido, por el que podríamos subir hasta el Moncayo, pero para ir más directos, tomamos el ramal que se dirige al circo de San Miguel, dejando abajo el Santuario, para adentrarnos de nuevo en el pinar, por el que caminamos tranquilamente disfrutando del bosque, que poco a poco va dando paso a una vegetación arbustiva, que casi desaparece al salir al Pozo de San Miguel, desde el que contemplamos en toda su amplitud, el circo de San Miguel, donde aprovechamos para echar un trago de agua, mientras le explico a Rubén por donde discurre la vía de verano, quedándose perplejo, aunque lo tranquilizo, ya que no están difícil como parece.

Luego, reanudamos la marcha e iniciamos el ascenso por la arista, que separa el circo de San Miguel del Circo de San Gaudioso, que mantiene sus corredores con un hielo azulado en invierno, que no invitan a subir por ellos, aunque ahora, vamos a superar los más de trescientos metros de desnivel positivo que tenemos hasta el Alto del Collado de las Piedras,
subiendo por el sendero de la vía de verano, que entre el pedregal, describe pequeñas lazadas, deteniéndonos de vez en cuando, para disfrutar de las vistas hacia las llanuras del Valle del Ebro, la sierra de la Nava Alta o los Pirineos, donde destaca el macizo de Monte Perdido y en primer plano, el corredor de los Gendarmes, sin duda, la vía que más me gusta para subir al Moncayo en invierno.

Próximos al cordal, Rubén está algo fatigado, así que paramos unos minutos para echar un bocado, mientras saludamos a los pocos montañeros que suben o bajan, al tratarse de un día entre semana. Veinte minutos más tarde, continuamos subiendo obviando el ramal que va hacia el Trampolín, para ir por el sendero principal, que sigue trazando lazadas con pasos muy fotogénicos, que dan la sensación de caminar junto al vacío, hasta que alcanzamos el Alto del Collado de las Piedras, donde comenzamos a caminar por un tramo, del largo cordal que va desde el collado de Bellido a la cima del Moncayo, en una fantástica mañana, en la que apenas sopla en viento, pasando junto al hito que marca la cima del Cerro de San Juan.

Con la vista puesta en la cima del Moncayo, iniciamos el largo tobogán por el que disfrutamos de las verticalidades del Circo de San Miguel, echando un vistazo atrás, para observar el tramo del cordal que va desde el Alto de las Piedra al Morca, hasta que después de tres horas, llegamos a la imagen de la Virgen del Pilar y unos metros más adelante, al vértice geodésico que marca la cima del Moncayo o pico San Miguel, en el que nos fotografiamos sin necesidad de pedir el ticket. Luego, nos acercarnos a uno de los vivacs, donde comemos mientras observamos las amplias vistas que ofrece el Monte Cano, donde a las habituales, se suman las de la vertiente soriana, con las sierras del Tablado, Torenzo, Cebollera o los Picos de Urbión y ya en tierras burgalesas, de la sierra de la Demanda.

De vuelta al sendero, continuamos subiendo hasta alcanzar una encrucijada, donde el GR90.1 se dirige al collado de Bellido
Pero para ir más directos, tomamos el ramal que sube al circo de San Miguel
Dejando abajo los tejados del Santuario
Para adentrarnos de nuevo en el pinar, por el que caminamos plácidamente, disfrutando del bosque
Que poco a poco, va dando paso a una vegetación arbustiva, que casi desaparece al salir
Al Pozo de San Miguel, desde el que contemplamos en todo su amplitud, el circo de San Miguel
Luego, reanudamos la marcha e iniciamos la ascensión por la arista, subiendo por un sendero
Que va trazando lazadas entre el pedregal, deteniéndonos de vez en cuando
Para disfrutar de las vistas hacia las llanuras del Valle del Ebro
La sierra de la Nava Alta
Los pirineos, donde destaca el macizo de Monte Perdido
Y en un primer plano, el corredor de los Gendarmes
Siguiendo el sendero, obviamos el ramal que se dirige al trampolín, para ir por el sendero principal
Que sigue trazando lazadas, con pasos muy fotogénicos, que dan la sensación de caminar junto al vacío
Hasta alcanzar el Alto del Collado de las Piedras, donde recorremos parte del cordal, que va
Desde el collado de Bellido hasta la cima del Moncayo, pasando junto al hito que marca la cima del Cerro de San Juan
E iniciamos el largo tobogán, por el que disfrutamos de la verticalidades del circo de San Miguel
Hasta alcanzar la cima del Moncayo o pico San Miguel, donde nos refugiamos en uno de los vivacs
En el que paramos a comer, mientras observamos las sierras de la vertiente soriana

Después, para trazar una circular completa, iniciamos el descenso hacia el collado de Pasalobos o de Castilla, atentos para no perder la trocha, que, trazando pequeñas lazadas, permite salvar sin complicaciones la tartera que cubre la cara Oeste de Moncayo, que, contrasta con el verdor que ofrecen las dos cimas de la Peña Negrilla
.

Unos metros más abajo, alcanzamos el collado de Castilla, que hace de frontera entre las provincias de Soria y Zaragoza, donde podríamos subir sin demasiada exigencia a las cimas de la Peña Negrilla, para luego, descender por el espectacular hayedo de la Hoyada. Como hemos dejado el coche en el aparcamiento de la Fuente del Sacristán, se nos va a ir en kilómetros y sobre todo en tiempo, así que obviamos está opción, para continuar con el plan inicial, no sin antes, echar un vistazo a la espectacular cara Oeste del Moncayo, en la que tan solo nos hemos cruzado con un pequeño grupo.

En este punto, continuamos bajando ligeramente hacia la cabecera del barranco de Agramonte, por un bonito sendero, que, atraviesa una espesa alfombra de vegetación arbustiva, en el que a medida que vamos perdemos desnivel, se va pegando a las lindes del pinar, hasta alcanzar un gran hito de piedras, que, marca el desvío de la Senda de los Lobos, por la que se accede al aparcamiento de Haya Seca, pero nosotros seguimos bajando para pegados al pinar, disfrutando de las vistas hacia la Peña Negrilla y las llanuras del valle del Ebro, hasta introducirnos en el pinar, donde bajamos despacio atentos a los hitos que marcan en el sendero principal, mientras poco a poco,
 los pinos van dando paso a las hayas del hayedo de Peña Roya, que en esta vertiente han perdido prácticamente sus hojas, pero, aun así, ofrecen un rincón cautivador, en el que tenemos que ir de vez en cuando, mirando al suelo, ya que las hojas cubren el sendero.

Sobre el décimo kilómetro, enlazamos con el recorrido del Parque Natural, S1 Hayedo de Peña Roya, que tomamos en sentido antihorario, 
obviando el sendero que va al hayedo de las Canalejas (Soria) y un poco más adelante, el que baja al aparcamiento de Agramonte, para continuar por el camino principal, disfrutando de los últimos coletazos del otoño, donde los robles, que aguantan más los envistes del cierzo, se mantienen casi intactos, hasta enlazar con la pista la pista asfaltada que sube hasta al Santuario, síntoma de que estamos a punto de cerrar la circular, por lo que caminamos tranquilamente, observando la espectacular mezcla de colores que ofrecen hayas y pinos, algunos con un ramaje que llama la atención.

Tras casi cinco horas y media, llegamos a la fuente del Sacristán, donde finalizamos esta bonita circular, aunque como suponíamos, no llegaremos a casa a la hora de comer, así que, de perdidos al río, paramos en el Mesón del Aceite, para echar una cervezas acompañadas de unos ricos torreznos.

Después, para realizar una circular completa, iniciamos el descenso hacia el collado de Pasalobos o Castilla
Atentos a no perder la trocha, que atraviesa la tartera que cubre la cara Oeste del Moncayo
Que contrasta con el verdor de las dos cimas de la Peña Negrilla
Hasta que alcanzamos el collado de Castilla, donde mientras espero a que llegue Rubén
Aprovecho para echar una mirada a la cara Oeste del Moncayo
En este punto, continuamos bajando por un sendero hacia la cabecera del barranco de Agramonte
Atravesando una alfombra, en el que a medida que vamos perdiendo desnivel, se pega a las lindes del pinar
Pasando junto al gran hito que marca el desvío a la Senda de los Lobos, para seguir bajando
Hasta adentrarnos en el pinar, que poco a poco
Va dando paso a las hayas del Hayedo de Peña Roya, que en esta vertiente
Casi han perdido la totalidad de sus hojas
Pero, aún así, ofrecen rincones cautivadores, en los que vamos con cuidado, ya que las hojas cubren el sendero
Y unos metros más abajo, desemboca en el recorrido del Parque Natural, S1 Hayedo de Peña Roya
Que tomamos en sentido antihorario
Disfrutando de los últimos coletazos del otoño, hasta que salimos a la pista asfaltada que sube al Santuario
Por la que caminamos tranquilamente, observando la espectacular mezcla de colores que ofrecen hayas y pinos
Algunos con un buen ramaje, hasta que después de casi cinco horas y media
Llegamos a la Fuente del Sacristán, donde finalizamos está bonita circular

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