sábado, 25 de abril de 2020

Un paseo por las Cuencas Mineras: Hocinos de El Pajazo, Las Palomas y El Chorredero, desde el embalse de las Parras


Las Cuencas Mineras, es una comarca aragonesa situada en el Norte de la provincia de Teruel, que limita al Norte con el Campo de Belchite; al Oeste con Jiloca; al Sur con el Maestrazgo y la Comunidad de Teruel ; y al Este, con el Bajo Martín además de Andorra-Sierra de Arcos.

Durante el S.XX, su principal actividad era la extracción de lignito, un carbón mineral de color negro o pardo, que presenta una textura similar a la madera de la que procede, que se utilizaba como combustible en las centrales térmicas y en la fabricación de briquetas, para lo cual se abrió en el año 1948 la central térmica de Aliaga y en 1970, la central térmica de Escucha.

Con una superficie de 1.408 km², y una densidad de población de 6,7 hb/km², en la actualidad cuenta con una población en torno a los 10.000 habitantes, donde el 62% de la población se concentra en los tres municipios del centro de las Cuencas Mineras, Montalbán, que es la capital histórico-cultural, Escucha y Utrillas, que con 3.000 habitantes, es la capital administrativa.

Esta comarca, es atravesada por tres ríos afluentes del Ebro; el Guadalope, que recorre el rincón meridional; el Aguasvivas, que drena parte de la zona occidental y septentrional; y el Martín, al que vierte la mayor parte de la comarca, que es acompañado durante gran parte por el GR.262 – Sendero del río Martín, cuyo inicio está ubicado en el término municipal de las Parras de Martín, pequeña población de tan solo 17 habitantes, que pertenece al municipio de Utrillas.

Para la jornada de hoy, vamos a recorrer parte de la primera etapa del GR.262, que va desde El Chorredero hasta Martín del Río (11,7 km.), realizando un recorrido de ida y vuelta, partiendo desde el embalse de Las Parras, para visitar los hocinos de El Pajazo, Las Palomas y el bucólico rincón que forma El Chorredero.


Hace unos años estuve realizando una larga circular por la zona, ahora, me apetece enseñar un parte de ella a la familia y a unos amigos, así que nos vamos para Martín del Río, aunque en vez de empezar en esta población, para evitar un largo tramo de pista que no aporta nada, nos acercamos en coche hasta el embalse de Las Parras, construido en el año 2014, con una capacidad de 5,8 Hm³, que dejo bajo sus aguas la aldea o barrio de El Pajazo, dependiente del Martín del Río.

Cerca de la cola del embalse, la pista muere, por lo que aparcamos los vehículos e iniciamos el recorrido, caminando por un sendero que baja hasta colocarnos a la altura del agua, donde continuamos unos metros por terreno llano, para acto seguido, remontar los metros perdidos con la mirada puesta en la hoz que conforman el paraje de los Hocinos, atravesado por el río Las Parras, que desemboca en el embalse formando una preciosa cascada de 14 metros (rápel de 20 m.), conocida como el Salto de El Pajazo, que observamos desde el mirador colocado sobre ella, aunque se apreciaría mucho mejor bajando hasta el cauce del río por la margen derecha del embalse (orográfica), pero para ello es necesario ir en coche.

Después, regresamos al sendero acondicionado en este tramo con barandilla, por el que en suave descenso nos adentramos en  la hoz, en el paraje del hocino de El Pajazo, que atravesamos por un bonito sendero que discurre pegado al cauce del río, en el que vamos cambiando de margen cruzando por sendos puentes de madera, hasta alcanzar un punto en el que el río se ensancha, inundando el sendero, que salvamos caminando sobre las aguas del río, por una sucesión de peldaños metálicos y una sirga a modo de pasamanos, por el que cómodamente evitamos mojarnos los pies.

Siguiendo por la margen izquierda, alcanzamos un tercer puente, donde el GR.262 se dirige por la margen derecha a las Parras de Martín, pero que nosotros obviaremos por el momento, para adentrarnos en el Hocino de Las Palomas, no sin antes echar una mirada atrás, para contemplar la impresionante muralla natural que conforman el hocino de El Pajazo, rota tan solo por el transcurrir del río Las Parras.

Dicho y hecho, abandonamos el sendero principal, para continuar remontando el río Las Parras por su margen izquierda, por un bonito sendero que tras pasar bajo un arco de toba, nos lleva pegados a la pared rocosa, que da paso a una preciosa garganta acondicionada con una larga pasarela, que nos va acercando hasta el Pozo de Las Palomas, por la que vamos caminando pausadamente, disfrutando de los detalles que nos ofrece el río y su entorno, en el que contemplamos entre el ramaje, un bonito ejemplar macho de lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), un pájaro insectívoro muy ligados a los cursos fluviales (gracias Javier).

En apenas media hora, llegamos al final del hocino de Las Palomas, que debe su nombre a la espectacular cueva de toba, en la que anidaban las palomas y en la antigüedad, los habitantes de la zona venían a recoger la “palomina”, para utilizarla como abono en el campo, aunque lo que más llama la atención, es la cascada que hay en su interior, conocida como el Pozo de Las Palomas, que al igual que la cascada del Pajazo, está equipada para ser rapelada (rápel de 15m.), ya que este es uno de los pocos barrancos de la zona, que llevan agua. 

En el embalse de las Parras, iniciamos el recorrido bajando por un sendero, con la vista puesta en la hoz
Que atraviesa el río Las Parras, que al desembocar en el embalse, forma el salto de El Pajazo
Después, regresamos al sendero, para continuar por un tramo acondicionado con barandilla
Por el que bajamos hasta adentrarnos en la hoz, en el paraje de el Hocino del Pajazo, que atravesamos
Pegados al cauce del río Las Parras, que vamos sorteando pasando por sendos puentes, hasta que el río
Inunda el sendero, situación que salvamos caminando por unos peldaños y una sirga, a modo de pasamanos
Siguiendo el sendero, llegamos a un tercer puente, donde dejamos el GR.262 que va a las Parras del Martín
No sin antes echar una mirada atrás, para disfrutar de la muralla natural que conforma el Hocino de el Pajazo
Para acto seguido, seguir remontando el río Las Parras, pasando bajo un arco de toba
Por un bonito sendero que nos lleva pegados a la pared rocosa, donde nos adentramos
En el Hocino de las Palomas, una preciosa garganta acondicionada con una larga pasarela de madera
Por la que avanzamos pausadamente, disfrutando de los detalles que nos ofrece el río
Y su entorno, en el que vemos un bonito ejemplar de lavandera cascadeña
Media hora después, llegamos al final del Hocino de las Palomas, que debe su nombre a la cueva de toba
En cuyo interior el río Las Parras, forma una preciosa cascada, conocida como el Pozo de las Palomas

En la cueva de Las Palomas, el camino muere, así que ahora regresamos sobre nuestros pasos caminando por la pasarela volada, atravesando este bello estrangulamiento rocoso u hocino, disfrutando de los detalles que nos ofrece el río y las montañas en forma de afiladas agujas, hasta alcanzar el puente, donde esta vez sí, pasamos a la margen derecha del río Las Parras, para acometer la subida más dura de todo el recorrido, por un amplio camino que nos aleja del curso del río, con los espectaculares plegamientos que conforman la parte más occidental de la sierra de Sant Just, a nuestra espalda.

Poco a poco vamos ganando desnivel, a media subida, nos detenemos un instante para contemplar desde la lejanía, una curiosa acumulación de toba y travertino, que destaca por su color rojizo sobre la caliza, formada por la deposición del carbonato cálcico que transporta el agua sobre restos orgánicos y vegetales, en el que vemos como varias de sus oquedades, han sido aprovechadas para la construcción de apriscos ganaderos.

Antes de continuar, me acerco un instante al borde del cortado, desde el que observo por última vez el hocino de Las Palomas. Luego, seguimos subiendo hasta llegar a lo alto del cerro, donde iniciamos un largo descenso hacia el fondo del valle, en el que rápidamente el camino que seguimos se bifurca en dos, teniendo la posibilidad de ir de forma directa por sendero a las Parras de Martín, o dar un pequeño rodeo para bajar hasta la fuente del Batán.

Como la anterior vez que estuve, nos la pasamos de largo, hoy es buen día para visitarla, así que seguimos por el camino que baja hasta el cauce del río, pero unos metros antes de llegar, tomamos a mano derecha un camino secundario, donde la tierra es sustituida por la hierva que amortigua nuestros pasos, observando como en lo alto de un cerro, se ubica la necrópolis rupestre de Las Artizuelas, en la que hay varias tumbas escavadas en la roca, que no visitaremos, ya que hay una larga subida que es mejor hacerla en coche.

Tras pasar junto a los restos de lo que parece un "molino", llegamos a la fuente del Batán, que para el caudal que lleva el río, mana en cantidad y bien fresquita, por lo que aprovechamos para echar un trago. Luego, seguimos pegados a la margen derecha, hasta enlazar con el camino por el que vamos remontando el río, localizando un tronco que sirve de puente, que no ofrece mucha seguridad, pero como cubre poco, nos aventuramos a cruzar el río por el, consiguiéndolo con mayor o menor dificultad.

Una vez en la margen izquierda, abandonamos la compañía del río, para conectar con una pista asfaltada por la que circunvalamos la población de Las Parras de Martín, que a estas horas cercanas a la comida, se encuentra sumida en un sepulcral silencio, que nosotros intentaremos romper a la vuelta para tomar un café en el bar, mientras ponemos la vista en las montañas en las que se encierra nuestra próximo objetivo, El Chorredero.

Desde la cueva de las Palomas, regresamos sobre nuestros pasos por la pasarela volada
Observando los detalles que nos ofrece el río
Y las montañas adyacentes, en forma de afiladas agujas, hasta llegar al puente, donde esta vez
Cruzamos a la margen derecha, para afrontar la subida más dura, con los plegamientos de la sierra de Sant Just a la espalda
Deteniéndonos a mitad subida, para ver una acumulación de toba y travertino, aprovechada como apriscos
Acercándome al borde de un cortado, para ver por última vez el Hocino de Las Palomas
Para acto seguido, continuar subiendo hasta lo alto de un cerro, donde iniciamos un largo descenso
Hacia el fondo del valle, en el que rápidamente el camino se bifurca en dos, tomando el ramal que baja al río
Pero unos metros antes de llegar, cogemos un camino secundario a mano derecha
En el que vemos en lo alto de un cerro, la necrópolis rupestre de las Artizuelas
Nada más pasar los restos de un "molino", llegamos a la fuente del Batán, en las que nos refrescamos
Luego, caminamos pegados al curso del río, hasta enlazar con el camino, por el que avanzamos
Hasta localizar un tronco que hace de puente, por el que cruzamos a la margen derecha
Para conectar con una pista asfaltada, por la que circunvalamos la población de Las Parras de Martín
Mientras ponemos la mirada en las montañas, en las que se ubica nuestro siguiente objetivo, El Chorredero

Ahora, salimos por la pista a la carretera que une Las Parras de Martín con Cervera del Rincón, que recorremos durante un kilómetro, atentos al entorno que siempre puede depararnos alguna sorpresa, aunque estemos caminando por la carretera, esfuerzo que finalmente se ve recompensando, cuando pasamos junto a los corrales de Aguzadera, donde en un cerro colindante vemos un grupo de cabras montesas, que observan nuestros movimientos.

En apenas un cuarto de hora, abandonamos la carretera para tomar a mano derecha un sendero perfectamente señalizado, por el que siguiendo las marcas blanca y rojas del GR.262, nos dirigimos dirección Sur hacia El Chorredero, por un bello camino rodeado de un bosque de ribera, en el que la mayoría de los chopos todavía no tienen hoja, a pesar de que ya ha entrado la primavera.

Siguiendo el curso del río Torrijos, cruzamos por una pasarela hormigonada a la margen derecha, avanzando pausadamente disfrutando del entorno que conforma el río, observando los detalles mientras paseamos por un delicioso camino herboso, que en sus metros finales se transforma en un sendero, por el que llegamos al bucólico rincón que conforma El Chorredero, una sucesión de cinco saltos o “chorros”, por los que el agua se precipita escalonadamente, desde lo alto de una plataforma tobácea hasta la base de los cortados calcáreos.

Al lado del Chorredero, hay una mesa de pícnic en la que vamos a comer, mientras preparan la mesa, nos acercamos un momento hasta el inicio del GR.262 y para ello, cogemos un sendero por el que vamos subiendo observando los pliegues en las montañas que nos rodean (que a la vuelta apreciaremos mejor saliendo del recorrido habitual para coger altura), hasta llegar a la cueva de El Chorredero, una pequeña oquedad natural reutilizada como aprisco ganadero.

Luego, continuamos subiendo por el sendero que une la cueva de El Chorredero con otra cueva (rebautizada como Cueva de las Brujas, aunque en la zona no se la conoce así), de origen natural pero de mayores dimensiones, que comprobamos al atravesar la fachada principal construida en piedra tosca, utilizada también como corral pero más humanizado, ya que cuenta con un par de ventanales y una especie de chimenea en el techo, que según comentan en el blog Las Parras de Martín, podría tratarse de un antiguo molino árabe 

De vuelta al sendero, este se convierte en un bonito camino de herradura, abierto entre la blanca roca carbonatada, por el que pasamos junto a una acequia escavada a mediados del siglo pasado, que ya investigamos la vez anterior, mientras acometemos los últimos metros de la subida, hasta llegar al Km 0 del GR.262, situado en la Era de las Brujas, que según cuenta la tradición oral de la zona, era el lugar donde se conjuraban o reunían las brujas, en el que hacemos unas fotografías y regresamos a El Chorredero, para dar cuenta de los bocadillos de tortilla de patata que hemos traído.

Ahora, salimos a la carretera por la que caminamos un kilómetro, pasando junto a los corrales Aguzadera
Donde en un cerro cercano, vemos un grupo de cabras montesas
Unos metros más adelante, dejamos la carretera, para tomar a mano derecha el camino que nos conduce
Hacia el Chorredero, pegados al cauce del río Torrijos, rodeado de un bosque de ribera
Que cruzamos para continuar avanzando, disfrutando del entorno
Y de los detalles que ofrece el río
Hasta llegar al bucólico rincón que conforma El Chorredero, donde paramos a comer
Mientras preparan la mesa, nos acercamos a visitar el km.0 del GR.262, para lo cual tomamos un sendero
Por el que vamos subiendo, observando los pliegues en las montañas, hasta llegar
A la cueva de El Chorredero, una pequeña oquedad natural, utilizada como aprisco ganadero
Y unos metros más arriba, llegamos a una cueva de mayores dimensiones
Para acto seguido, continuar por un camino de herradura abierto en la roca
Por el que llegamos a la Era de las Brujas, donde se ubica el km.0 del GR.262
Tras realizar unas fotografías, regresamos por el camino de herradura
Hasta la zona de El Chorredero, donde comemos (fotografía sacada de Zancadas Ligeras)

Después de comer, recogemos todo e iniciamos el camino de regreso por el mismo itinerario, disfrutando de este bello bosque de ribera que se ha formado en torno al río Torrijo, echando una mirada atrás para observar el emplazamiento en el que se ubica el molino, para acto seguido, continuar caminando hasta salir a la carretera, por la que avanzamos charrando hasta localizar unas curiosas rocas blanquecinas, que no logramos identificar desde la distancia. 

Como me pica la curiosidad y tenía que subir para ganar perspectiva sobre la zona de El Chorredero, cámara en mano me acerco a las rocas, aunque como estoy pez en geología no consigo identificarlas, así que subo unos metros más hasta lograr una buena panorámica sobre la zona, que es realmente espectacular! 

Sin apenas detenerme, desciendo hasta la carretera y cerca de Las Parras de Martín, cojo al grupo que había seguido a su marcha. Una vez reagrupados, caminamos hasta llegar a las Parras de Martín, donde disfrutamos de una bellas vistas a la hoz, en la que se sitúa el paraje de los Hocinos ya con los almendros en flor, hasta adentrarnos en la población por la que callejeamos en busca del bar, que a estas horas se encuentra cerrado.

Antes de marcharnos, rellenamos las botellas en la fuente de la plaza, y, salimos al camino donde esta vez, obviamos el ramal que baja hasta la fuente del Batán, para coger el sendero por el que siguiendo las marcas del GR.262, llegamos hasta lo alto del cerro e iniciamos el descenso, hacia la espectacular garganta que conforma el hocino de El Pajazo, donde el río Las Parras discurre entre unas verticales e impresionantes paredes, en el que las capas rocosas ofrecen afilados contornos.

Una vez en el cauce del río, lo cruzamos por el puente y nos adentramos en el hocino de El Pajazo, para transitar por el disfrutando de este bello entorno, hasta que el río Las Parras desemboca en el embalse de Las Parras, formando el Salto de El Pajazo, que indica que este sencillo recorrido está llegando a su fin, donde rodeamos la cola del embalse hasta llegar a los coches, dando por finalizado este bello recorrido.

Después de comer, iniciamos el regreso por el mismo itinerario, disfrutando del bosque de ribera
Y echando una mirada atrás, para observar la ubicación en la que se encuentra el molino
Hasta salir a la carretera, desde la que localizamos unas curiosas rocas blanquecinas
A las que me acerco y ya de paso, consigo una bonita panorámica de la zona
Una vez reagrupados, llegamos a las Parras de Martín, donde disfrutamos de unas bellas vistas a la hoz
Hasta adentrarnos en la población, en busca del bar, que se encuentra cerrado
Tras rellenar las botellas en la fuente de la plaza, salimos al camino
Donde dejamos el ramal que baja a la fuente del Batán, para coger el sendero
Por el que siguiendo las marcas del GR.262, llegamos a lo alto del cerro e iniciamos el descenso
Hacia el Hocino de El Pajazo, donde el río Las Parras discurre entre paredes verticales
En el que las capas rocosas ofrecen afilados contornos, en el que sobreviven algunos árboles
Una vez en el cauce del río, nos adentramos en el hocino
Salvamos el cauce por el paso equipado con peldaños y puentes de madera
Para continuar por la margen derecha
Hasta salir al embalse de Las Parras, donde finalizamos el recorrido

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