Situada en el Pirineo central, al sur de Panticosa, entre los ríos Gállego y Ara, se integra una de las sierras interiores pirenaicas, que se eleva desafiante por encima del Valle de Tena, la sierra de Tendeñera o Tendenera, alineada de oeste a este, se extiende durante 15 kilómetros, desde Santa Elena hasta Bujaruelo, que se encuentra desgajada de la cadena axial pirenaica, conformando un magnífico mirador.
Está, presenta un paisaje característico de las montañas del Pirineo Occidental, con cumbres calcáreas de relieve vigoroso y verticalidad sobre la vertiente norte, superpuestos sobre grandes pastos de altura, aunque las montañas de Panticosa, aun formando parte de una estribación del mismo valle de Tena, presentan un tipismo más propio del pirineo central, con cumbres de una tonalidad más oscura, de naturaleza granítica y pizarrosa, copadas con pinos en la partes bajas, donde la presencia de lagos, es bastante habitual.
Su punto culminante, es con 2853 metros, el pico Tendeñera, una cumbre rocosa de forma trapezoidal, de poderosas aristas. Otras montañas de importancia son: la Punta de la Ripera o Mallo de las Blancas (2823 metros), el pico Otal (2709 metros), la Peña Roya (2578 metros) y la Peña Sabocos (2757 metros), estas dos últimas unidas por una cresta (F+), que hoy voy a recorrer en compañía del CAU (Club Alpino Universitario), haciendo un recorrido semicircular, desde la estación de Petrosos.
Hoy, vamos con el horario ajustado a la telecabina, que abre a las 9:30. Quedamos en Zaragoza y media hora antes de la apertura, estamos en Panticosa, donde tomamos un café en el bar Peña Blanca, en el que hacemos las presentaciones, ya que para algunos, es la primera salida con el club. Cuando es la hora, nos acercamos para canjear los códigos que llevamos, algunos tienen problemas, así que ya empezamos con retrasos, en una jornada de cielos azules, donde anuncian altas temperaturas, en el que las sombras, van a estar muy cotizadas.
Una vez en la telecabina, hacemos un viaje de unos diez minutos, que nos va a permitir reducir la actividad (±6 km y 600 metros de desnivel), ya que todas estas cimas de la sierra de Tendeñera (a excepción del pico Otal desde Bujaruelo), tienen unas ascensiones largas, con desniveles que rondan los 1700 metros.
Sobre las diez, comenzamos la ascensión, perdiendo un poco de desnivel, hasta alcanzar una encrucijada, donde decidimos saltarnos la primera lazada que traza la pista, para continuar todo tieso por el verde, en el que pasta el ganado, donde vamos ganando desnivel, mientras disfrutamos de las vistas hacia la sierra de la Partacua, el Midi d’Ossau y la Peña Foratata, algo enturbiadas por las instalaciones de la estación de esquí de Panticosa, hasta enlazar de nuevo con la pista, por la que avanzamos hacia el ibón de los Asnos o la Punta Narronal, más conocida como, el Mandilar.
Poco a poco, avanzamos por la pista en suave ascenso, hasta visualizar el ibón de Sabocos, del que a la vuelta tendremos una mejor perspectiva, aunque lo que realmente capta nuestra atención, es la muralla natural que une los dos objetivos del día, la Peña Roya y la Peña Sabocos, también visibles desde esta posición, para acto seguido, continuar caminando por un sendero que atraviesa una zona de pastos, donde enlazamos con un camino por el que accedemos al ibón de los Asnos, un bucólico rincón, en cuyas aguas se refleja la arista norte de la Peña Roya, en el que permanecemos unos minutos, inmortalizando el momento.
Después, en vez de regresar a la pista principal, rodeamos la cubeta del ibón, por un sendero perfectamente trazado hasta alcanzar el otro extremo, donde volvemos a trazar un “todo tieso”, hasta enlazar con la pista, por la que continuamos caminando casi en absoluta soledad, ya que la mayoría de la gente se queda en el ibón de los Asnos, observando la Peña Sabocos y los detalles que ofrece la Peña Roya, con una arista norte, donde la erosión diferencial de los estratos, produce un dentado característico, formado por capas verticalizadas, laderas abruptas y acanaladas.
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En el telecabina de Petrosos, comenzamos a caminar, descendiendo unos metros, hasta una encrucijada |
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Donde decidimos saltarnos la primera lazada de la pista, para continuar subiendo por el verde |
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En el que pasta el ganado |
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Disfrutando de las vistas hacia la sierra de la Partacua |
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El Midi d'Ossau y la Peña Foratata |
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Hasta enlazar de nuevo con la pista, por la que avanzamos en suave ascenso |
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Pasando cerca del ibón de Sabocos |
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Desde el que observamos Peña Roya |
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Y la Peña Sabocos |
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Para acto seguido, continuar por un sendero, atravesando una zona de pastos |
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Que rápidamente, da paso a un camino, por el que accedemos |
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Al ibón de los Asnos, en el que se refleja la arista norte de Peña Roya |
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Luego, en vez de regresar a la pista, continuamos rodeando la cubeta del ibón |
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Observando la imponente muralla natural, que une Peña Roya y la Peña Sabocos, hasta llegar al otro extremo |
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Donde subimos "todo tieso", hasta enlazar con la pista, por la que avanzamos |
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Atentos a los detalles, de la arista norte de Peña Roya, formada por capas verticalizadas, laderas abruptas y acanaladas |
Unos metros más adelante, tomamos a mano derecha un sendero, marcado en su entrada con un par de hitos, donde rápidamente ganamos desnivel para salvar un escalón, que da paso a una extensa zona de pastos, en la que trazamos sin sendero definido una diagonal, hasta localizar las marcas de un antiguo GR., donde comenzamos el tramo circular, dirigiéndonos primero a Peña Roya (sentido antihorario), con un espectacular paisaje, en el que destaca asomando entre el entramado de montañas, el macizo del Vignemale, pero sin perder la vista, los dos puntos que rompen la muralla, el Forato, un agujero que perfora la muralla, desde el que más tarde, disfrutaremos de una perspectiva muy particular del ibón de los Asnos, y el Portiello Exetro o Chetro (según el mapa que se utilice), hacia el cual nos dirigimos
A medida que vamos ganando desnivel, las rocas se van apoderando de este bello entorno, el sendero, se hace más evidente al alcanzar un pequeña vaguada, en la que aprovechamos para hacer un alto en el camino, antes de afrontar la subida final al Portiello Exetro, así que, comemos, echamos un trago, mientras disfrutamos de las vistas hacia la Peña Sabocos, el cada vez más omnipresente, macizo del Vignamale y la verticalidad de la arista norte de la Peña Roya, en la que vemos posados varios buitres.
Después, reanudamos la marcha, atravesamos una zona de bloques, que da paso a la pedrera que da acceso al Portiello Exetro, en el preciso instante, en el que una nube cubre el sol, así que, a la sombra, comenzamos a remontar la pedrera, donde, a pesar de que la pendiente aumenta, se sube más o menos bien, ya que el sendero bastante pisado, nos encamina hacia una canal, pero, unos metros antes de llegar a su base, el sendero traza una zeta que nos aleja, para acometer los últimos cincuenta metros, con todo el macizo de Argualas a nuestra espalda, hasta alcanzar en un par de horas, el Portiello Exetro, un pequeño collado, desde el que disfrutamos de las vistas hacia la otra vertiente, en el que destacan las principales montañas de la sierra de Guara, la zona del Sobrepuerto (Pelopín, Erata) y la Peña Oroel.
Como la cima de la Peña Roya, está a menos de cinco minutos, la mayoría prefiere dejar la mochila, así que subimos la loma lo más directos posible, hasta coronar la cima de Peña Roya, un magnífico mirador desde el que contemplamos un buen pellizco del pirineo: por un lado, la sierra de la Partacua (Peña Parda, Peña Telera), Collarada, la Punta Escarra con el Castillo d’Acher, el pico Anayet o el Midi d’Ossau: por otro, las pirámides del pirineo (Arriel, Palas y Balaitús), el Macizo de Argualas y los Picos del Infierno (Algas, Argualas, Garmo Negro y Batanes), aunque lo que más capta nuestra atención, es el macizo del Vignemale con toda la cresta Oeste que finaliza en la Peña Sabocos, que en poco rato, vamos a disfrutar.
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Unos metros más adelante, tomamos un sendero marcado en su inicio con un par de hitos, por el que superamos un escalón |
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Que da paso a una extensa zona de pastos, que atravesamos trazando una diagonal, hasta localizar las marcas de un antiguo GR. |
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Donde comenzamos el tramo circular, dirigiéndonos hacia Peña Roya, con un espectacular paisaje, en el que destaca el macizo del Vignemale |
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Pero sin perder de vista, los dos puntos donde rompe la muralla, el Forato
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Y el Portiello Exetro o Chetro, hacia el cual nos dirigimos |
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A medida que vamos ganando desnivel, el sendero se hace más evidente, en una vaguada, hacemos un descanso |
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Para comer, echar un trago, mientras disfrutamos de las vistas hacia la Peña Sabocos |
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El macizo del Vignemale |
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Y Peña Roya, en la que vemos a varios buitres posados, en su arista norte |
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Después, reanudamos la marcha, atravesamos una zona de bloques |
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Que da paso a la pedrera, por la que subiremos al Portiello Exetro, con una buena pendiente pero con un sendero pisado |
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Por el que nos acercamos hasta la base de una canal, donde el sendero traza una zeta, que nos aleja |
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Obteniendo una espectacular visión de la cresta con la Peña Sabocos, para acometer los últimos cincuenta metros |
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Con todo el macizo de Argualas a nuestra espalda, hasta alcanzar en un par de horas, el Portiello Exetro |
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Desde el que disfrutamos de las vistas hacia la otra vertiente, en el que destacan la sierra de Guara, el Sobrepuerto |
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Y la Peña Oroel, dejando las mochilas en el collado |
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Para subir la loma final, por la que alcanzamos la cima de Peña Roya |
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Un magnífico mirador, en el que destaca por un lado, la sierra de la Partacua, Collarada, el Midi d'Ossau |
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O la Punta Escarra con el Castillo d'Acher |
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Por otro, las pirámides del pirineo (Arriel, Palas y Balaitús), el macizo de Argualas y los Picos del Infierno |
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Aunque lo que más capta nuestra atención, es el macizo del Vignamale con toda cresta Oeste que finaliza en la Peña Sabocos |
En la cima, estamos a la sombra, sopla una ligera brisa y nos estamos quedando fríos, así que regresamos sobre nuestros pasos, dejando para otra ocasión la cercana cima de la Peña Blanca (se tarda 15 – 20 minutos), hasta alcanzar de nuevo el Portiello Exetro, donde cogemos las mochilas, pero antes, recuperamos energías, ya que tenemos que afrontar el tramo más delicado junto con el descenso, en las mejores condiciones posibles.
Diez minutos más tarde, iniciamos la larga cresta, que, en este tramo inicial, es una amplia pala tumbada, sin un sendero definido, pero bastante cómodo de caminar, por la que avanzamos unos metros por debajo del filo, aupándonos de vez en cuando a la parte superior, para admirar las vistas, en especial, de la espectacular arista norte de la Peña Roya, mientras poco a poco vamos acercándonos a la Peña Sabocos, hasta alcanzar el Forato, un agujero que como bien indica su nombre, perfora la muralla, que utilizamos como marco para fotografiar el ibón de los Asnos, en el que ya de paso, contemplamos el tramo de cresta que hemos completado y el tramo que nos queda hasta la Peña Sabocos, donde en el canchal marrón, si fijamos bien la vista, podemos ver las zetas por las que más tarde descenderemos, en una bajada vertical, que en "teoría" no es tanto.
Luego, continuamos caminando cerca del filo de la cresta, pasando más o menos el meridiano, acometiendo una pala de verdura, que da paso a la zona más técnica, por la que avanzamos con cuidado, ya que, si bien no tiene dificultad, el suelo está bastante sucio, por lo que es fácil dar algún traspiés, deteniéndonos de vez en cuando para que el grupo se junte, momentos en los que aprovecho para capturar nuevas montañas, como la Peña Montañesa o el Cotiella, hasta que llegamos a la base de un resalte, que salvamos con una trepada (II), con buenos agarres tanto para pies como manos y sin sensación de vacío, al ir encajados en la roca,, con un par de pasos sencillos pero que da paso a un tramo horizontal aéreos, en los que conviene no tener errores.
Unos metros más adelante, llegamos al tramo final de la arista, donde comienza con un resalte bastante vertical, sobre el que están colocados un par de compañeros, que evitamos dando un rodeo por la derecha, para seguir subiendo por un tramo de arista escalonada, por la que avanzamos apoyando las manos, hasta enlazar con la vía normal, en la que observamos las zetas por las que bajaremos, que desde esta perspectiva, parecen más sencillas, alcanzando por un terreno de placas la cima de la Peña Sabocos (±4 horas), otro magnífico mirador, donde a las vistas ya consabidas, se le unen las otras dos principales cimas de la sierra de Tendeñera (Tendeñera y Pico Otal), una parte del sector de Ordesa, ya que se han metido alguna nubes (Pico Tobacor en el que se aprecia la Faja de las Flores), la Peña Montañesa y el Cotiella.
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En la cima, sopla una ligera brisa, así que regresamos sobre nuestros pasos al collado |
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Donde iniciamos la cresta, sin sendero aparente, una metros por debajo de su filo |
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Encaramándonos de vez en cuando a la parte superior |
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Para admirar las vistas, sobre todo de la arista norte de Peña Roya |
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Hasta alcanzar el Forato, un agujero que perfora la muralla, que utilizamos como marco para fotografiar el ibón de los Asnos |
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En el que ya de paso, contemplamos el tramo de cresta que hemos completado |
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Y un tramo que nos queda, donde si nos fijamos bien, se pueden apreciar las zetas de la vía normal, por las que más tarde bajaremos |
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Luego, continuamos caminando cerca del filo de la cresta, pasando más o menos el meridiano |
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Acometiendo una pala de verdura |
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Que da paso a la zona más técnica, por la que avanzamos con cuidado, ya que si bien no tiene dificultad |
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El piso esta bastante sucio, por lo que es fácil, dar un traspiés, deteniéndonos de vez en cuando |
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Para que el grupo se junte, momentos en los que aprovecho para fotografiar la Peña Montañesa |
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Hasta que llegamos a la base de un resalte, que salvamos con una trepada (II), con buenos agarres y sin sensación de vacío |
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Unos metros más adelante, alcanzamos el tramo final de la arista, que comienza con un resalte, que rodeamos por la derecha |
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Para continuar subiendo por un tramo de arista escalonada |
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En el que tan solo tenemos que apoyar las manos, enlazando con la vía normal |
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Hasta coronar la cima de la Peña Sabocos, donde a las vista ya consabidas, se le unen la de pico Tendeñera y la Peña Otal |
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Un sector de Ordesa, en el que destaca el pico Tobacor, donde se aprecia la faja de las Flores |
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La Peña Montañesa y el Cotiella |
En la cima hace un día espectacular, pero vamos con el horario cerrado (la última telecabina sale a las 17:15), así que recogemos todo, ponemos los cascos, para acto seguido, retroceder unos metros por la arista, tomando de referencia unos hitos que nos dirigen hacia un contrafuerte (derecha), por los que accedemos a la pedrera, con una buena pendiente pero no tanto como parecía desde arriba, pero en cambio, el piso es inestable, por lo que descendemos lo más pegados posibles, recorriendo las diversas zetas que marca un desdibujado sendero, que tras alcanzar la entrada de un corredor, traza hacia este una diagonal, por la que cruzamos a la parte rojiza, mientras la avanzadilla del grupo se despista, ya que desde arriba, observamos como la línea de hitos, marca una bajada más directa, por lo que esperamos a corrijan el rumbo, disfrutando de este espectacular rincón, que ofrece una amplia panorámica.
Cuando todos han recuperado el curso, bajamos de forma directa, por un tramo con menos piedra suelta, que facilita el descenso, hasta alcanzar la parte superior de una canal, que desde arriba vemos que ofrece una escapatoria por una terraza a mano derecha, que descartamos, ya que los hitos indican hacia el interior de la canal (izquierda), haciendo un sencillo destrepe, en el que tenemos que apoyar las manos, pero que obliga a que el grupo se desgaje, así que los últimos preferimos esperar, ya que es una canal estrecha y sucia, por lo que resultaría sencillo lanzar alguna piedra.
Una vez fuera del alcance de las piedras, descendemos la canal el resto del grupo, que no tiene mayor dificultad, que ir con cuidado, buscando los mejores pasos, hasta que alcanzamos la hondonada, que da paso a otro tramo de pedrera, más asentada y con un sendero bien definido, que va trazando lazadas, por las que perdemos rápidamente desnivel, disfrutando de las fantásticas formaciones de este este sector de la sierra de Tendenera (que sería el topónimo más apropiado de aplicar, ya que Tendeñera, es un termino de adopción más reciente), realizando un largo flanqueo, dejando atrás la pedrera o cantalera (como también se le denomina en Aragón) hasta alcanzar un montículo, donde paramos a descansar y quitarnos los cascos.
Después, continuamos el descenso, cruzamos una zona de bloques, que dan paso a un terreno más amable, hasta alcanzar las marcas blancas y rojas del GR., que invitan a ir hacia el Este (derecha), pero lo hacemos en sentido contrario, hacia el Oeste (izquierda), caminando a media ladera por un bonito sendero, perfectamente balizado (hitos), con unas espectaculares vistas hacia la arista norte de Peña Roya, cerrando el tramo circular, para acto seguido, trazar un par de lazadas, donde disfrutamos de una bonita perspectiva del ibón de Sabocos con la montaña del Verde y al fondo, toda la sucesión de montañas, que van desde el Balneario de Panticosa hasta el Vignemale.
Si bien el final parece cercano, aún nos queda unos 300 metros de desnivel por bajar, así que continuamos el descenso, hasta enlazar con la pista que viene de Hoz de Jaca, por la que se puede acceder en coche, pero como hemos venido caminando, lo hacemos ahora en sentido descendente, observando por última vez, el bucólico rincón que conforma el ibón de los Asnos con Peña Roya, dándole algún corte a la pista, ya que a pesar, de que llevo los pies doloridos de caminar por la pedrera, no nos va a sobrar mucho tiempo, adentrándonos de nuevo en la zona de la estación, donde alcanzamos la telecabina después de seis horas y media, son sin antes inmortalizar algunas de las cumbres, como Peña Telera o la Punta Escarra, las dos, en la larga lista de pendientes, que esperemos tachar este año (por lo menos una) e iniciamos el viaje de vuelta en la telecabina, que si bien, antes de hacer el recorrido, no me hacía mucha ilusión, reconozco, que con estos calores, ha venido bien para bajar a Panticosa, donde nos aseamos y tomamos una merecida jarra de cerveza.
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Después, retrocedemos unos metros por la cresta, tomando de referencia unos hitos, que nos dirigen hacia un contrafuerte |
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Por los que accedemos a la pedrera, con una buena pendiente y el piso inestable, que bajamos trazando lazadas |
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Hasta alcanzar la entrada de un corredor, donde el sendero traza una diagonal, por la que cruzamos a la parte rojiza |
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Donde hacemos una descenso directo hacia una canal, en la que nos introducimos realizando un destrepe |
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Por la que bajamos pegados, buscando los mejores pasos |
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Hasta alcanzar la hondonada, que da paso a otra pedrera, más asentada y con un sendero bien definido |
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Que va trazando lazadas, por las que perdemos rápidamente desnivel, disfrutando de las formaciones de esta sierra de Tendenera |
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Cuando estamos casi abajo, realizamos un largo flanqueo, dejando atrás la pedrera |
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Hasta alcanzar un montículo, donde paramos a descansar |
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Luego, continuamos el descenso atravesando una zona de bloques, que da paso a un terreno más amable |
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Enlazando con las marcas blancas y rojas del GR., que invitan ir al Este (derecha) |
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Pero lo hacemos en sentido contrario, hacia el Oeste (izquierda), con unas espectaculares vistas hacia Peña Roya |
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Cerrando la circular, para acto seguido, trazar un par de lazadas, donde disfrutamos de una bonita perspectiva |
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Del ibón de Sabocos con la Montaña del Verde y al fondo, toda la cadena que va desde el Balneario hasta el Vignemale |
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Hasta alcanzar la pista que viene de Hoz de Jaca, que tomamos el sentido descendente |
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Observando por última vez, el bucólico rincón que conforma el ibón de los Asnos, dándole algún recorte a la pista |
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Adentrándonos en la zona de la estación, donde alcanzamos la telecabina, no sin antes inmortalizar la Peña Telera |
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Y la Punta Escarra |