martes, 29 de enero de 2019

Circular a las fuentes de la Teja y del Sacristán, desde Agramonte (Senderos AG2 y S1)


El Parque natural del Moncayo con una extensión de 11.144 hectáreas, ofrece dos vertientes claramente diferenciadas, la cara Sur es más soleada, contiene una representación de pinares, encinares, quejigos o arces, que en las zonas altas dan paso a los sabinares rastreros con efedras y cojines de monjas, que sobre un suelo calizo erosionado por el agua a lo largo de los siglos, a formando un sinfín de barrancos, simas o cuevas.

En contraste, la cara Norte es más húmeda y fría. Alberga bosques húmedos, dispuestos en pisos altitudinales, en función de sus requerimientos de humedad y temperatura, situándose en las zonas más bajas los encinares, que dan paso a mayor altitud a rebollares y hayedos, enlazando en las partes altas con frondosos pinares de pino silvestre, que a partir de los 1.700 metros son formados de pino negro,siendo ambas especies fruto de una repoblación, debido al pastoreo intensivo y al carboneo. que dejo desnudo una importante parte del monte.

Para disfrutar de esta gran variedad de bosques que ofrece el Parque Natural y de paso de los colores del otoño, hoy nos juntamos de nuevo las familias para realizar un recorrido circular de 8 kilómetros, aprovechando varios de los senderos balizados, que discurren entre los 1.066 metros de Agramonte y los 1.389 metros del hayedo de Peña Roya.



Como este fin de semana es puente, salimos un poco antes de lo habitual. Hacemos la parada obligatoria en Borja para comprar el pan, pastas y echamos un café. Después, nos ponemos de nuevo en marcha hasta alcanzar el amplio aparcamiento de Agramonte, que se encuentra bastante concurrido.

Sobre las 12:00 de la mañana, comenzamos a caminar, retrocedemos unos metros por la pista de acceso al santuario, hasta conectar con el inicio del sendero botánico AG2 que va hasta la fuente de la Teja, donde dejamos la pista para coger a mano derecha una pasarela de madera que nos permite cruzar un pequeño arroyo que desemboca en el barranco de Valdemilanos, para continuar en suave ascenso por un bonito sendero que nos adentra en un espectacular rebollar o melojar (Quercus pyrenaica), también conocido como roble negro, que tienen la peculiaridad de que sus hojas caducas se mantienen secas en las ramas, hasta que florecen las nuevas en primavera.

Siguiendo el sendero, caminamos plácidamente por este mágico bosque, donde los esbeltos troncos que llegan hasta los 20 metros de altura, apenas dejan pasar la luz del sol, lo que me permite jugar con la cámara, haciendo unos bonitos contraluces, mientras los chicos se fijan en los pelillos que tienen las hojas, en tanto poco a poco, los rebollos se van entremezclando con los fresnos, brezos y abedules.

Cuando apenas hemos recorrido medio kilómetro, el sendero se bifurca en dos. Aquí dejamos para la vuelta el tramo circular del sendero botánico y seguimos todo recto hasta salir a la pista de acceso al Santuario, que cruzamos para continuar por el sendero que en suave ascenso nos lleva hasta el inicio de la segunda circular, en el que tenemos la opción de ir a la fuente de la Teja o subir hacia el collado de Castilla.

Aunque se puede hacer en ambos sentidos, nosotros preferimos hacerlo en sentido de las agujas del reloj, ya que de está forma si bien la subida es más larga, es menos tendida, así que en este punto cogemos el ramal de la izquierda, por el que cruzamos un arroyo por una pequeña pasarela de madera que nos adentra en el espectacular hayedo de Peña Roya, por el que avanzamos por un sendero tapizado de hojas, en el que nos vamos deteniendo para disfrutar de las múltiples tonalidades que nos ofrecen las hayas, hasta que casi sin darnos cuenta llegamos al área recreativa de la Fuente de la Teja, que apenas lleva un hilo de agua.

Junto al área recreativa de Agramonte, comenzamos a caminar retrocediendo unos metros por la pista
Hasta el inicio del sendero botánico AG2, donde cruzamos por una pasarela un arroyo
Para continuar en suave ascenso por un bonito sendero, que nos adentra en un espectacular rebollar
En el que los altivos rebollos o melojos, apenas dejan pasar la luz del sol
Cuando alcanzamos el medio kilómetro, llegamos a una bifurcación, donde seguimos rectos
Saliendo a la pista del santuario, que cruzamos, para continuar disfrutando de los colores del otoño
Por el sendero que en suave ascenso, nos lleva hasta el inicio de la segunda circular
Donde cogemos el ramal que va hacia la fuente de la Teja, cruzando un arroyo por una pasarela de  madera
Que nos adentra en el hayedo de Peña Roya, por el que avanzamos por un sendero tapizado de hojas
En el que nos vamos deteniendo, para disfrutar de las múltiples tonalidades, que ofrecen las hayas
Hasta que casi sin darnos cuenta, llegamos al área recreativa de la Fuente de la Teja
En la que apenas cae un hilo de agua, formando un bucólico rincón

Permanecemos unos minutos junto a la fuente disfrutando del entorno, después, continuamos por un bonito sendero por el que avanzamos dirección Sur/Este, en un ligero ascenso casi imperceptible para las piernas, paralelos a la pista de acceso al Santuario, donde el ruido de los vehículos que circulan por ella es amortiguado por el movimiento de las ramas y algunos arroyos que cruzan el sendero, que alimentan la fuente de los Tres Caños situada a pie de pista, que observamos como de está si, manan tres buenos chorros, en los que aprovechamos para echar un trago.

Sin pausa pero sin prisa, regresamos al sendero por el que caminamos deteniéndonos de vez en cuando, para disfrutar de los colores cromáticos que presentan las hayas en está estación, donde la humedad se hace más latente por la frondosidad del bosque y a un arroyo que cruzamos por una pequeña pasarela de madera, alcanzando un cruce de senderos a la altura del refugio de la Paridera, donde enlazamos con el GR.90 que viene desde el collado Bellido.

Si bien podríamos seguir por el GR. que va por la pista, nosotros preferimos continuar de forma más directa hacia la fuente del Sacristán, así que en este punto tomamos el sendero que dirección Sur/Oeste nos mete de lleno en el hayedo del Peña Roya, donde la pendiente se acentúa aunque sabemos a ciencia cierta que apenas serán 200 metros, así que nos lo tomamos con calma, realizando pequeñas paradas para que los pequeños y no tan “pequeños” vayan descansando, aprovechando para disfrutar de este bosque de cuento de hadas, en el que la luz apenas entra entre las frondosas copas de los árboles.

A medida que vamos ganando desnivel, la luz va ganando la batalla a la oscuridad, tras subir por una escalera salimos a la pista de acceso al Santuario, por la que caminamos unos metros observando el horizonte hasta llegar a la fuente del Sacristán, en la que ayer estuve haciendo una circular con Carlos, donde hacemos una parada para echar un trago, comer algo, hacer unas fotos y de paso que los chic@s jueguen un rato. 

Permanecemos unos minutos en la fuente, después continuamos por un bonito sendero
Dirección Sur/Este, paralelos a la pista de acceso al Santuario, donde el ruido de los coches 
Es amortiguado por el movimiento de las ramas y algunos arroyos
Que alimentan la fuente de los Tres Caños, situada al pie de la pista, a la que bajamos para beber
Sin pausa pero sin prisa, regresamos al sendero principal 
Por el que caminamos deteniéndonos de vez en cuando
Para disfrutar de los colores cromáticos que nos ofrecen las hayas en está estación
Donde la humedad se hace más latente por la frondosidad del bosque
Y aun arroyo que lo atraviesa, que cruzamos por una pequeña pasarela de madera
Unos metros más adelante, llegamos a un cruce de senderos, donde enlazamos con el GR.90.1
Aunque podríamos seguir por la pista, en este punto tomamos el sendero que dirección Suroeste
Nos mete de lleno en el hayedo de Peña Roya, en el que aprovechamos para disfrutar de este bosque de hadas
En el que a medida que subimos, la luz va ganando la batalla a la oscuridad. Tras subir una escalera
Salimos a la pista de acceso al Santuario, por la que caminamos observando el horizonte
Hasta llegar a la fuente del Sacristán, en la que hacemos un descanso

Tras el descanso, bajamos hasta la pista de acceso al Santuario por la que caminamos durante medio kilómetro, ahora siguiendo el recorrido del Parque Natural “S1 Hayedo de Peña Roya", mientras otros prefieren hacerlo como las cabras por la ladera, hasta alcanzar el pequeño aparcamiento con capacidad para 6 vehículos, donde abandonamos la pista para continuar dirección Norte/Oeste por una amplia pista de tierra cerrada al tráfico rodado, por la que transitamos por medio del hayedo de Peña Roya, en el que las hayas se entremezclan con el serbal de cazadores.

En suave ascenso, poco a poco vamos avanzando alucinando con el colorido que nos ofrece el bosque, que este otoño hemos cogido en su máximo apogeo, donde para que los chicos se vayan entreteniendo, vamos recolectando los frutos del haya, los hayucos, que son unas semillas tipo piñón que antiguamente se utilizaban para extraer de ellos harina y aceite, siendo un alimento ideal para el engorde de los animales debido a su alto contenido en proteínas, por lo cual algunos bosques de hayas de la Europa central se plantaron durante la Edad Media para tal efecto.

Nosotros, nos conformamos con comer algunos mientras avanzamos por la pista, fijándonos en las marcas blancas y amarillas que hay pintadas en los troncos de las hayas y en las rocas, hasta que observamos en el horizonte la silueta de la loma que une las dos cimas de la Peña Negrilla, punto en el que llegamos al sendero que sube desde Agramonte al collado de Castilla, donde decidimos parar a comer.

Con energías renovadas, nos ponemos en marcha, cogemos el sendero a mano derecha marcado en la entrada con un hito, por el que con cuidado nos adentramos en el hayedo de Peña Roya, ya que a la fuerte pendiente inicial se le unen la humedad y la alfombra de hojas que cubre el sendero, por el que nos vamos guiando tomando de referencia los hitos que encontramos a lo largo de la bajada, pasando al lado de dos viejas carboneras, en las que rebuscamos el tan preciado carbón vegetal, que suponía el sustento de muchas familias que vivían en esta zona del Moncayo, que junto con el mineral que se depositaba en las ferrerías proveniente de las minas de hierros de Añón y Calcena, se utilizaba como combustible.

Tras la pausa, regresamos a la pista por la que caminamos siguiendo el recorrido "S1 Hayedo de Peña Roya"
Mientras otros prefieren hacerlo como las cabras por la ladera
Hasta alcanzar el aparcamiento, donde abandonamos la pista para continuar dirección Noroeste
Por una amplia pista de tierra cerrada al tráfico, por la que transitamos por medio del hayedo
Donde las hayas se entremezclan con el serbal de cazadores
En suave ascenso, poco a poco vamos avanzando
Alucinando con el colorido que nos ofrece el bosque, tomando de referencia las marcas 
Blancas y amarillas, hasta que observamos en el horizonte la silueta de la loma que une las cimas de Peña Negrilla
Punto en el que abandonamos la pista, para tomar en sentido descendente, el sendero que va de Agramonte al collado de Castilla
Marcado con hitos que hay colocados a lo largo de la bajada
Pasando al lado de dos viejas carboneras

A medida que vamos perdiendo desnivel la pendiente se va suavizando, las hayas, comienzan a entremezclarse con los rebollos formando un denso bosque que no deja pasar la luz del sol, que junto con la humedad, hace que el sendero este embarrado en algunos puntos, teniendo que caminar sobre las piedras para evitar mancharnos de barro.

Siguiendo el sendero, atravesamos una pequeña explanada en el bosque, unos metros más abajo cuando el Gps marca el kilómetro 7, alcanzamos la pasarela de madera en la que hace un par de horas iniciamos la segunda circular de la jornada, cerrándola, para descender por el sendero hasta salir a la pista de acceso al Santuario, que cruzamos y una vez al otro lado, seguimos rectos hasta el cruce de senderos de la circular AG2.

En esta ocasión, cogemos el sendero que dirección Norte/Oeste nos lleva paralelos a la pista, por medio de un espectacular abedular, fácilmente reconocible por la corteza de color blanquecino, que en esta zona tiene la peculiaridad de que echa la hoja tarde, ya en verano, porque es una especie boreal típica que quedo aquí refugiada al retirarse los hielos de la última glaciación y que debido su alto valor científico, están protegidos en el Moncayo.

Poco a poco la circular va llegando a su fin, así que nos dedicamos a realizar algunas fotografías jugando con el entorno, cruzando por una pasarela de madera el brazo de un arroyo seco, para casi a continuación realizar un giro a la derecha, donde el sendero da paso a un amplio camino de tierra en el que los pinos se apoderan del entorno, alcanzando tras algo menos de 5 horas el aparcamiento de Agramonte (3 horas en movimiento), cerrando está segunda circular y por consiguiente este pequeño pero extraordinario recorrido, que nos ha permitido disfrutar en el otoño, de la gran variedad de especies vegetales que ofrece el Parque Natural.

A medida que vamos perdiendo desnivel, la pendiente se suavizando
Las hayas comienzan a entremezclarse 
Con los rebollos, creando un denso bosque que apenas dejan pasar la luz del sol
Que junto con la humedad, hace que el sendero este embarrado, teniendo que caminar por las piedras
Siguiendo el sendero, atravesamos una pequeña explanada
Por la que alcanzamos la pasarela, en la que cerramos la circular
Ahora, bajamos por el sendero, hasta salir a la pista de acceso al Santuario, que cruzamos para continuar
Hasta alcanzar la intersección del sendero botánico AG2
Donde dirección Noroeste continuamos paralelos a la pista, atravesando un espectacular abedular
En el que aprovechamos que se acerca el final, para hacer fotografías jugando con el entorno
Cruzando por una pasarela de madera el brazo seco de un arroyo. Tras un giro a la derecha, el sendero da paso
A un amplio camino por el que llegamos al aparcamiento, cerrando la circular y finalizando el recorrido

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