miércoles, 29 de marzo de 2023

Una invernal inesperada al Tozal de Cubilars (1938 metros), desde Santa Cilia de Panzano


El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, cuenta con una extensión de más de 80.000 hectáreas, que abarca las comarcas oscenses de Alto Gállego, la Hoya de Huesca, el Sobrarme y el Somontano de Barbastro, siendo el espacio natural protegido de mayor extensión en Aragón.

Está formado, por una naturaleza de carácter cárstico, con dolinas, grutas, colinas, simas, cañones, además de los característicos mallos y galerías subterráneas. Los suelos, están formados por materiales calcáreos, de ahí, que a los cañones erosionados por torrentes y los ríos (Flumen, Guatizalema, Vero, Mascún y Alcanadre), se sumen otros modelados cársticos.

El acusado desnivel, la sinuosidad del relieve, junto con la orientación noroeste-sudeste y la diversidad de suelos, proporciona unos contrastes entre las caras norte y sur. En la vertiente Norte (de menor a mayor altura), el quejigar ocupa grandes extensiones, seguido de los pinares de pinos silvestre, pequeñas manchas de hayas y el pino negro, acompañado por algunos pies de abetos. En la vertiente Sur, destaca una vegetación mediterránea, compuesta principalmente por la encina y el pino silvestre, aunque en todo el Parque Natural, el matorral es una de las especies más importantes (boj, erizón y coscoja).

Este Espacio Natural Protegido, recibe su nombre de la sierra más importante que alberga, la sierra de Guara, una alineación este-oeste, que se encuentra entre los valles de los ríos Guatizalema y Alcanadre, pero, también abarca otras sierras de menor entidad perpendiculares a la Sierra de Guara, como las sierras del Águila, Bonés, Gabardiella, Lupera, Balcés y Sevil.

Su máxima altitud, lo constituye el Tozal de Guara, única montaña que supera la barrera de los 2000 metros (2078 metros), que, junto con el pico de las Canales de Fragineto, son las montañas más visitadas de esta zona. A la sombra, existen otras montañas, con recorridos menos transitados, como es el caso del Tozal de Cubilars o Cubilás (1938 metros), también llamado Tozal de los Buitres, situado al Este de la cumbre principal, que hoy, en compañía de José Ángel y Carlos, vamos a subir, desde la población de Santa Cilia de Panzano.


 

Pasadas las 9, salimos de San Mateo de Gállego y tras algún que otro despiste, llegamos a Santa Cilia de Panzano, que, cuenta con un par de aparcamientos (inferior y superior), aunque, para quitarnos un tramo de camino, seguimos durante más o menos un kilómetro, hasta alcanzar un tercer aparcamiento, donde tan solo hay un vehículo.

A resguardo del viento, el día es fantástico, hace calor, aunque, arriba será otra cosa, ya que anuncian temperaturas entorno a los 4º y fuertes rachas de viento, por lo que metemos ropa de abrigo en las mochilas, mientras un perro de caza, baja por el camino. Unos minutos más tarde, aparece el cazador, que, comenta le faltan varios perros … se sube por el camino a ver si los encuentra (llevan GPS), pero por las horas que son, estos han debido pasar toda la noche a la intemperie.

Después, comenzamos a caminar por un camino de tierra, por el que rápidamente vamos ganando desnivel, entre una vegetación arbustiva, compuesta principalmente por bojes y erizón, que da paso a una larga rampa hormigonada, donde compruebo, que la pareja de acompañantes, hoy, me van a llevar a fuego, así que lo mejor para combatirlos, es pararme de vez en cuando, a disfrutar de las vistas hacia la Hoya de Huesca, donde destaca en lo hondo, Santa Cilia de Panzano, mientras en las alturas, cubierto por la nieve, el objetivo del día, el Tozal de Cubilars, que tiene el privilegio de ser la segunda montaña más alta de la sierra de Guara.

Unos metros más adelante, alcanzamos una bifurcación, donde tenemos la posibilidad de visitar la ermita de la Virgen de Arraro, opción que descartamos, porque no sabemos en qué estado se encontrará la cima, por lo cual, continuamos subiendo hacia el Tozal de Cubilars,atravesando una pequeña llanura, donde el camino se transforma en sendero y las encinas, en pequeña proporción, empiezan hacer acto de presencia, al mismo tiempo que la nieve, que, a sabiendas que el jueves cayo metro y medio en el pirineo, no esperábamos encontrar tan abajo.

A medida que vamos ganando desnivel, las vistas se van ampliando, hacia el sector de Vadiello, dominado por los mallos de Lazas, el pico Borón, la Peña San Cosme y los característicos mallos en forma de huevo, mientras el sendero, discurre por una bonita faja que da paso a una serie de lazadas, por la que remontamos la cuesta del Pajarico, encharcada por el paso de las aguas de la fuente de Fondarrés, ahora heladas por las bajas temperaturas y el viento, que comienza a notarse, cruzándonos con un par de montañeros que descienden e imaginamos, serán los dueños del otro vehículo.

En este punto, aprovechamos para ponernos el abrigo, porque, en cuestión de minutos, la sensación térmica ha dado un cambio brutal, pasando de la térmica al plumas, para acto seguido, continuar con la ascensión, deteniéndonos unos minutos en las Balsas de Fondarrés, un conjunto de cinco charcas artificiales que aprovechan el agua del manantial, que tienen como principal función, abastecer de agua a la fauna de la zona, en un lugar, donde el líquido elemento escasea, aunque, a estas horas, las láminas de agua están completamente congeladas.

A resguardo del viento, comenzamos a caminar por un camino de tierra
Por el que rápidamente vamos ganando desnivel, entre bojes y erizones
Disfrutando de las vistas hacia la Hoya de Huesca
La población de Santa Cilia de Panzano
Y el objetivo del día, el Tozal de Cubilars
Unos metros más adelante, alcanzamos una bifurcación, donde podemos visitar la ermita de la Virgen de Arraro
Opción que descartamos, para continuar hacia el Tozal de Cubilars
Cruzando una pequeña llanura, donde el camino se transforma en sendero
Y las encinas, comienzan hacer acto de presencia, al igual que la nieve, que no esperábamos encontrar tan abajo
A medida que vamos ganando desnivel, las vistas se van ampliando
Hacia el sector de Vadiello, en el que destacan los Mallos de Lazas, el pico Borón y la Peña San Cosme
Mientras el sendero, discurre por una bonita faja, que da paso
A una serie de lazadas, por las que remontamos la cuesta del Pajarico
Cubierta por una capa de nieve y hielo, proveniente de las aguas de la fuente de Fondarrés
Que un poco más arriba, forma un conjunto de cinco charcas, conocidas como las Balsas de Fondarrés

Si aquí se nota el viento, en la cima está haciendo estragos, algo que nos preocupa, ya que no hemos traído crampones, aunque de momento, vamos a llegar hasta el collado, por lo que continuamos subiendo por el sendero, hasta alcanzar una bifurcación, donde tomamos el ramal que se dirige a Used e iniciamos una bonita diagonal, que atraviesa una pala con nieve dura, en la que tallamos unos surcos, mientras observamos la curiosa estampa que conforma el Tozal de Cubilars con la luna.

Una vez al otro lado, acometemos de forma directa los metros finales, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, donde el viento sacude sin piedad, pero, las vistas son excelsas, con gran parte del pirineo, que va desde la zona de Collarada hasta el Cotiella, con un primer plano del macizo de Monte Perdido.

Sin apenas detenernos, continuamos por el cordal, que tiene una capa de nieve mejor de lo previsto y ascendemos a una primera elevación, donde comprobamos como el dúo de montañeros, han llegado hasta aquí. La pala final, no tiene buena pinta, no sabemos si vamos a poder hacer cima, pero, ya que estamos aquí, lo vamos a intentar, que, siempre hay tiempo para darse la vuelta, así que descendemos hasta un collado, con una nieve costra que alterna con algunas zonas heladas.

Ya, en la base, en vez de tirar por el medio de la pala, lo vamos a intentar por un lateral, donde el viento ha dejado al descubierto las piedras y las puntas de los erizones, en los que intentamos pisar, tallando con las botas algún que otro escalón, hasta pasar una franja helada, por la que accedemos a la planicie que conforma la cima del Tozal de Cubilars, donde el viento arrecia, por lo que nos refugiamos tras la caseta que corona su cima, donde echamos un bocado mientras disfrutamos de las vistas, en el que sin duda destaca el macizo de Monte Perdido y la Hoya de Huesca.

Después, continuamos subiendo por el sendero
Observando entre las montañas, el Tozal de Guara
Hasta llegar a una bifurcación, donde tomamos el ramal que se dirige a Used
E iniciamos una bonita diagonal
Que atraviesa una pala con nieve dura, en la que tallamos unos surcos
Mientras observamos la curiosa estampa que conforma el Tozal de Cubilars con la luna
Una vez al otro lado, acometemos de forma directa los metros finales, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars
Donde el viento sacude sin piedad, pero, las vistas son excelsas, yendo desde la zona de Collarada
Pasando por los picos de Mondarruego, Gabietos y Taillón
Hasta el Cotiella
Con un primer plano del macizo de Monte Perdido
Sin apenas detenernos, continuamos por el cordal, que tiene una nieve mejor de lo esperado
Y llegamos a una primera elevación, donde comprobamos como el dúo de montañeros, han llegado hasta aquí
Si bien, la pala final no tiene buena pinta, lo vamos a intentar, descendemos hasta un collado
Con una nieve costra que se alterna con algunas zonas heladas, por lo que decidimos subir por un lateral
Pisando las rocas y los erizones, que el viento a dejado al descubierto
Hasta alcanzar la planicie que conforma el Tozal de Cubilars, donde nos resguardamos tras la caseta que corona su cima
En la que comemos, mientras disfrutamos de las vistas hacia el macizo de Monte Perdido
Y la Hoya de Huesca

Media hora más tarde, regresamos sobre nuestros pasos, en la subida, hemos visto que la nieve en la parte central, se había transformado, así que, vamos a intentar bajar directos, pero, en cuanto perdemos unos metros, la nieve vuelve a estar dura, por lo que cambiamos de plan y bajamos por un lateral, aprovechando más o menos las huellas de subida, alcanzando con más facilidad de lo esperado la cota secundaria (no llegamos hacer cima y la rodeamos un poco), para acto seguido, recorrer el cordal con la vista puesta en las otras cumbres que lo componen, como la Punta Vallemona (1617 metros) y el Tozal de Guara (2077 metros), también conocido como Puntón de Guara, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, donde iniciamos el descenso hacia el aparcamiento, cruzando la pala, que, ahora sí, tiene la nieve transformada.

Unos metros más abajo, alcanzamos la encrucijada, donde convergen los senderos del Tozal de Guara y el Tozal de Cubilars, que tomamos en sentido descendente, pasando junto a las Balsas de Fondarrés, donde el sol ha hecho su trabajo, derritiendo las láminas de las balsas superiores, al igual, que la nieve, que va desapareciendo a pasos agigantados, mientras vamos perdiendo desnivel, disfrutando de las vistas hacia la zona de Vadiello, además de la Hoya de Huesca, hasta encontrar un lugar, a resguardo del viento, donde nos detenemos para comer el bocadillo.

Después, continuamos con el descenso, enlazando con la ramificación que viene de la ermita de la Virgen de Arraro, acercándonos poco a poco a Santa Cilia, por el camino que va trazando largas lazadas, hasta alcanzar el aparcamiento en cinco horas clavadas (con paradas incluidas), en una jornada, que, como pronosticaba al comienzo, estas dos bestias me han llevado a degüello 😅, mientras, por arte de magia, aparece por arte de magia otro de los perros de la cacería, que se marcha hacia el pueblo.

Ahora, toca la empresa más complicada, encontrar un bar en alguno de los pueblos de la zona, cosa harto complicada, así que, paramos en el área de servicio de Almudévar, donde parece que haya una concentración de la Guardia Civil, por lo que uno cambia la cerveza por un cortado, porque le toca conducir 🤣.

Media hora más tarde, regresamos sobre nuestros pasos 
Bajando por un lateral, buscando las zonas de piedra y vegetación
Alcanzando con más facilidad de lo esperado, la cota secundaria
Para continuar caminando por el cordal, disfrutando de las vistas hacia el Tozal de Guara y la Punta Vallemona
Hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, donde iniciamos el descenso hacia el aparcamiento
Cruzando la pala, que, ahora sí, tiene la nieve transformada, alcanzando la encrucijada
En la que convergen los senderos del Tozal de Guara y el Tozal de Cubilars, que tomamos en sentido descendente
Pasando junto a las Balsas de Fondarrés, donde el sol ha derretido las láminas superiores 
Al igual que la nieve, que va desapareciendo a pasos agigantados
Mientras vamos perdiendo desnivel, disfrutando de las vistas hacia la zona de Vadiello
Hasta encontrar un lugar a resguardo del viento, donde paramos a comer el bocadillo
Después, continuamos con el descenso, enlazando con la ramificación que viene de la ermita de la Virgen de Arraro
Acercándonos poco a poco a Santa Cilia de Panzano
Por el camino que va trazando largas lazadas
Hasta alcanzar el aparcamiento en cinco horas con paradas incluidas

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