lunes, 31 de octubre de 2022

Las hoces del río Huerva desde Vistabella


El Río Huerva o La Huerva, nace en la sierra de Cucalón, en la población turolense de Fonfría, a 1280 metros de altitud y recorre 128 kilómetros hasta pasar por la ciudad de Zaragoza, en la que deriva agua al Canal Imperial de Aragón, antes de desembocar en el río Ebro.

A su paso entre las poblaciones de Vistabella y Tosos, durante unos 20 kilómetros lineales, el río forma una sucesión sinuosa e ininterrumpida de tramos angostos y encajados, con anchas vegas cultivadas, conocidas como Las Hoces del río Huerva, conformando un espacio natural valioso, pero poco accesible, que forma parte de la Red Natura 2000 de la Unión Europea con dos figuras: Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA), denominada “Río Huerva y las Planas”, y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) “Alto Huerva y Sierra de Herrera”.

Aprovechando que tengo unas horas libres por la mañana, para la jornada de hoy, voy a recorrer el tramo comprendido, entre la población de Vistabella (51 habitantes en 2021) y los restos de la ermita de San Miguel, en el que además, quiero disfrutar de los primeros colores del otoño, ya que, como es habitual, entorno al río se ha formado un bonito bosque de ribera.


Dejo en clase a Adrián y en la furgoneta, me acerco a la localidad de Vistabella, ubicada en la vega del río Huerva, una pequeña población dividida principalmente en cuatro barrios: Las Cuatro Esquinas, el Barrio el Curto, Las Casas Altas y las Casas Bajas, donde decido aparcar, cerca del parque municipal, desde el que comienzo el recorrido, por el camino del cementerio, que dejo a mi derecha, para continuar por un camino de tierra, entre campos de cultivo, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR-Z55, que va paralelo al cauce del río Huerva, del que suben un grupo de cabras, que se quedan petrificadas al ver mi presencia, para acto seguido, emprender la huida ladera arriba.

Luego, continúo caminando por un marco humanizado, entorno al cual, se ha formado un bosque de ribera, salpicado de pequeñas construcciones agrícolas, que han vivido mejores momentos, como las parideras Saladas, que se encuentran a pie del camino, donde el paisaje cambia por completo y los pinos, comienzan a poblar está zona de las hoces, que se extiende hasta los montes colindantes, pasando bajo la base de la Peña del Águila, donde cruzo las aguas del río Huerva, que apenas lleva caudal, donde los pinos dan paso a un bosque de ribera, que ofrece las primeras pinceladas del otoño.

Unos metros más adelante, enlazo con la Ruta de los Molinos en las Hoces del Río Huerva (PR-Z54), donde tengo la posibilidad de trazar un tramo circular, yendo hacia Herrera de los Navarros o seguir por las hoces del río Huerva hacia el Molino del Zorro, que es la opción que elijo, ya que voy algo justo de tiempo, así que continúo atravesando una planicie, en la que se ubican las ruinas del corral de la Hoya del Buitre y justo detrás, las ruinas del molino de las Saladas, al que prefiero no entrar.

Aparco la furgoneta cerca del Parque Municipal e inicio el recorrido, por el camino del Cementerio
Que dejo a mi derecha, para continuar caminando por un camino de tierra, entre campos de cultivo
Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR-Z55, que va paralelo al cauce del río Huerva
Del que suben un grupo de cabras, que se quedan paralizadas al ver mi presencia
Para acto seguido, salir huyendo ladera arriba
Luego, continúo caminando por un marco humanizado
En torno al cual, se ha formado un bosque de ribera, salpicado de pequeñas construcciones agrícolas o ganaderas
Como las parideras Saladas, donde el paisaje cambia por completo
Y los pinos, comienzan a poblar esta zona de las hoces, que se extienden hacia los montes colindantes
Pasando bajo la base de la Peña del Águila
Donde cruzo las aguas del río Huerva, que apenas lleva caudal, donde los pinos dan paso a un bosque de ribera
Unos metros más adelante, enlazo con el PR-Z54, donde podría trazar un tramo circular, pero, como voy justo de tiempo
Sigo por las hoces del río Huerva, atravesando una planicie, en el que se ubica las ruinas del corral de la Hoya del Buitre
Y justo detrás, las ruinas del molino de las Saladas, al que prefiero no entrar

En este punto, sigo por la margen derecha del río Huerva, hasta localizar un rudimentario puente, conformado por tres troncos y una sirga, a modo de pasamanos, por el que cruzo a la otra orilla, donde continúo caminando por un bonito sendero, que atraviesa un bosque de ribera, donde los chopos se entremezclan con algunas encinas.

Unos metros más adelante, alcanzo un nuevo puente de similares características, por el que accedo a la dehesa de Luquillo, en la que descansa el ganado con sus crías, por lo que evito acercarme, para acto seguido, 
continuar caminando por el sendero, en el que también deambulan las vacas, que, se van haciendo a un lado, hasta alcanzar un tercer puente de troncos, donde dejo atrás al ganado y sigo caminando tranquilamente, por la margen izquierda del río Huerva, disfrutando de este sencillo bosque de ribera, en el que capta mi atención un manzano.

Poco a poco, el bosque va clareando, hasta dar paso a un pequeño páramo, donde el sendero se difumina, siendo un tramo algo confuso, donde al final, localizo una pasarela metálica, por la que llego al molino del Zorro o del Tío Ajustito, que se encuentra en mejor estado, por lo que accedo al interior, en el que todavía se conserva parte de la maquinaria.

Después, regreso al sendero que rápidamente se transforma en un cómodo camino de tierra, por el que alcanzo una bifurcación, en el que convergen los dos ramales del PR-Z54 “Ruta de los Molinos en las Hoces del Huerva”, donde tomo el Camino de la Huerta, que desciende hasta llegar a la altura del río Huerva, por el que avanzo paralelo, con la mirada puesta en las Peñas Royas, donde se ubican los restos de un poblado celtíbero y la ermita de San Miguel, a la que llego monte a través.

En este punto, sigo caminando hasta localizar un rudimentario puente
Por el que cruzo a la otra orilla, donde continúo caminando entre encinas
Y un bonito bosque de ribera
Unos metros más adelante, alcanzo otro puente de similares características, por el que accedo
A la dehesa de Luquillo, en la que descansa el ganado con sus crías, que observo sin molestar
Para acto seguido, continuar caminando por el sendero, donde a mi paso, las vacas se van apartando
Hasta alcanzar un tercer puente de troncos, donde dejo atrás el ganado, para seguir caminando por el sendero
Pegado a las aguas del río Huerva, en el que voy disfrutando del bosque de ribera
Que poco a poco, se va aclarando, hasta dar paso a un páramo, que resulta un tramo algo confuso
Aunque al final, localizo una pasarela metálica, por la que cruzo definitivamente, el cauce del río Huerva
Por la que llego al molino del Zorro o del Tío Ajustito, que se encuentra en mejor estado de conservación
Así que accedo a su interior, en el que todavía se conserva parte de la maquinaria
Después, regreso al sendero por el que alcanzo una bifurcación, en el que convergen los dos ramales del PR-Z54
En el que tomo el Camino de la Huerta, que desciende hasta llegar a la altura del río Huerva, por el que avanzo
Con la mirada puesta en las Peñas Royas, donde se ubican los restos de la ermita de San Miguel, a la que llego campo a través

Aunque me gustaría echar un vistazo en profundidad, se está haciendo tarde, así que regreso sobre mis pasos, disfrutando de los detalles que ofrece la naturaleza, algunas moldeadas por el hombre, como un grupo de chopos cabeceros, a los que se les corta el tronco por encima de los dos metros del suelo y las ramas, que se obtienes tras el brote, se podan de forma regular, ofreciendo esa característica forma y de las vistas.

Al llegar al cruce, sigo por el mismo itinerario, paso junto al molino del Zorro, cruzo la pasarela y me interno de nuevo en el cauce del río Huerva, por el que avanzo a paso ligero, disfrutando de este magnífico bosque de ribera, en el no puedo evitar pensar, como un río que, a estas alturas baja con un agua limpia, se puede convertir a su paso por Zaragoza, en un auténtico estercolero, hasta llegar a la dehesa de Luquillo, donde el ganado sigue descansando.

Después, cruzo de forma casi consecutiva el cauce del río Huerva, salgo al Corral de la Hoya del Buitre, donde enlazo con el camino principal, dejando rápidamente atrás la Peña del Águila, a la que intentaré subir en otra ocasión, para intentar ver a vista de pájaro este tramo de las hoces del río Huerva, que el bosque apenas ha dejado ver, mientras poco a poco, observando la masa forestal que cubre esta zona, me voy acercando a la población de Vistabella, en cuyas calles finalizo este sencillo recorrido, por uno de los muchos parajes poco conocidos de la provincia de Zaragoza.

Aunque me gustaría echar un vistazo en profundidad, regreso sobre mis pasos
Disfrutando de los detalles que ofrece la naturaleza
Y de las vistas
Pasando junto al molino del Zorro, donde cruzo por la pasarela
Y me interno de nuevo en el río Huerva
Protegido por un magnífico bosque de ribera
Por el que avanzo, pensando en lo maltratado que es este río, cerca de la desembocadura
Hasta alcanzar la dehesa de Luquillo, donde el ganado sigue descansando
Después, cruzo por sendos puente el cauce del río Huerva, salgo al Corral de la Hoya del Buitre
En el que enlazo con el camino principal, dejando atrás la Peña del Águila
Mientras poco a poco, observando la masa forestal que cubre esta zona
Me voy acercando a la población de Vistabella, en cuyas calles finalizo
Este sencillo recorrido, por uno de los muchos parajes poco conocidos, de la provincia de Zaragoza

lunes, 10 de octubre de 2022

Circular a la sierra Gratal: Pico Peiró (1579 metros), Peña Gratal (1563 metros), Pico Gratal (1567 metros), Pico de la Calma Alta (1584 metros) y Pico de la Calma Baja (1454 metros), desde el embalse de Arguis


La sierra de Gratal es una cadena montañosa situada en las estribaciones de los Pirineos, a unos 10 kilómetros al norte de la ciudad de Huesca, que abarca los términos municipales de Nueno, Lierta y Arguis.

Orientada de oeste a este: al oeste, está separada de la sierra Caballera por los barrancos origen del río Salado (cuenca del río Gállego), mientras al este, la Foz de San Climent, excavada por el Río Isuela (cuenca del río Alcanadre), la separa de la sierra del Águila.

El pico más representativo de esta pequeña sierra, se encuentra en la vertiente Sur, la Peña Gratal (1563 metros), aunque el punto más elevado, es el pico de la Calma (1584 metros), también conocido como Las Calmas, ya que, al este de la cima principal, se encuentra la Calma Baja (1454 metros), situadas en la vertiente norte, a los pies del embalse de Arguis, que cuenta con ser el embalse más antiguo de Aragón (construido en el año 1704).

Otras montañas destacables son: el pico Gratal (1567 metros), el pico San Julián (1528 metros) y el pico Peiró (1579 metros), así que, aprovechando que está a una hora en coche de Zaragoza, voy a trazar una larga circular, para recorrer las principales montañas, comenzando por el pico Peiró y finalizando en el pico de la Calma Baja, donde descenderé por una trocha, que atraviesa un manto de erizón.



Como quiero llegar a casa a la hora de comer, madrugo y sobre las 08:30, me planto en la hospedería de Arguis, que, a estas horas, apenas tiene media docena de vehículos, para acto seguido, comenzar a caminar hacia el embalse de Arguis, en cuyas aguas se refleja la figura del pico Peiró, hasta alcanzar la presa, por donde cruzo el bonito desfiladero que conforma la Hoz de San Climent.

Después, continúo por un bonito sendero, obviando una tímida trocha, que de forma directa baja desde el pico la Calma Baja, que más tarde utilizaré para cerrar la circular, para seguir avanzando por el sendero principal, que me adentra en un bonito pinar, desde el que observo la franja rocosa por la que discurre la Raya d’as Tiñas, hasta llegar a la altura del barranco de San Antón, donde puedo subir al pico Gratal, pero prefiero seguir con el plan establecido, así que sigo caminando por el pinar, hasta que el sendero desemboca en una pista de tierra, que tomo en sentido descendente.

Unos metros más adelante, la pista se bifurca en dos, por lo que sigo por el ramal de la izquierda, obviando la "Vuelta al Embalse de Arguis", donde la pista poco a poco se va estrechando, hasta convertirse en un bonito camino, que discurre entre un denso pinar, que me recuerda a la "Tierra de Pinares", con ejemplares esbeltos, limpios hasta su copa, pero de menor envergadura.

A medida que voy avanzando, el bosque pierde en frondosidad, la raya d'as Tiñas, se vislumbra entre las ramas, mientras en el horizonte, atisbo la figura del pico Peiró, que un poco más adelante, en un pequeño claro, observo en su integridad, en el que destacan sus característicos estratos verticales de roca caliza, al que poco a poco me voy acercando, hasta llegar al sendero de acceso al pico Peiró, donde hay aparcado un coche, ya que este tramo inicial, se puede hacer acceder en vehículo a motor.

Aparco la furgoneta en la hospedería, en la que comienzo a caminar, observando como el pico Peiró, se refleja en las aguas
Del embalse de Arguis, que cruzo por la presa e inicio el tramo circular, obviando una trocha que baja de la Calma Baja
Que utilizaré a la vuelta, para continuar por el sendero principal
Por el que camino a la sombra del pinar
Desde el que observo la franja rocosa, por la que discurre la Raya d'as Tiñas
Hasta llegar a la altura del barranco de San Antón, donde se puede subir de forma directa al pico Gratal
Pero prefiero seguir con el plan establecido, así que sigo caminando por el pinar
Hasta que el sendero desemboca en una pista, que tomo en sentido descendente, que unos metros más adelante
Se bifurca en dos, tomando el ramal de la izquierda, obviando el ramal que da "la Vuelta al Embalse de Arguis"
Donde la pista poco a poco, se va estrechando, hasta convertirse en un camino, que discurre por un denso pinar
Observando entre las ramas, la Raya d'as Tiñas y la sierra de Bonés 
Mientras en el horizonte, atisbo la figura del pico Peiró, que un poco más adelante
En un pequeño claro, observo en su integridad, con sus característicos estratos verticales de roca caliza
Al que poco a poco me voy acercando, hasta llegar al sendero de acceso al pico Peiró

En este lugar, abandono el camino, para tomar un sendero perfectamente marcado, por el que comienzo un pronunciado ascenso, acondicionado con escalones, que ayudan a sostener el terreno, deteniéndome de vez en cuando para recuperar el aliento, mientras atravieso un pinar con un sotobosque de bojes, que a medida que voy ganando desnivel, dan paso a un bosque de hayas, donde la pendiente se suaviza.

Catalogado como LIC Monte Peiró-Arguis, este hayedo tiene la peculiaridad de ser el más meridional de la provincia de Huesca, por lo que avanzo por un terreno de falso llano, donde el sendero ha sido acondicionado con una larga barandilla, símbolo del despilfarro de estos mal llamados “Caminos Naturales”, por el que avanzo pausadamente, disfrutando de esta pequeña joya, mientras en el horizonte, vislumbro entre las nubes, Collarada, hasta llegar al desvío del collado de Sarramiana (cota 1350 metros), al que más tarde regresaré para subir a la Peña Gratal.

Ahora, continúo caminando por el sendero, donde el bosque de hayas da paso a un manto de erizón, atravesado por un sendero roto por las escorrentías del agua, que de vez en cuando se va bifurcando, por el que sigo subiendo, eligiendo en cada momento el paso más cómodo, ya que tarde o temprano, ambos ramales vuelven a fusionarse, hasta alcanzar el collado previo a la cima del pico Peiró, desde el que disfruto de unas magníficas vistas hacia el embalse de Arguis, con la sierra de Bonés y el pico del Águila de fondo.

En el collado, me encaramo a la pala final, cubierta por un denso manto de bojes y erizones, donde el sendero va trazando largas lazadas, que permiten subir sin demasiado esfuerzo, por el que llego al inicio de la cresta, que no tiene mayor dificultad que ir buscando los mejores pasos, sin sensación de vacío, en el que no es necesario ni de apoyar las manos, por lo que alcanzo el hito, que marca la cima del pico Peiró, que en días despejados en un magnífico mirador del pirineo, pero hoy con las nubes, apenas se distingue la zona de Collarada, San Salvador (San Juan de la Peña) o la Peña Oroel, aunque las vistas hacia la zona del embalse de Arguis son fantásticas y se alargan hasta el Tozal de Guara.

En este lugar, abandono el camino, para tomar un sendero por el que en fuerte ascenso, atravieso un pinar con sotobosque de bojes
Que a medida que voy ganando desnivel, da paso a un bosque de hayas, el más meridional de la provincia de Huesca
Acondicionado con barandilla, por el que avanzo disfrutando de esta pequeña joya
Y de las vistas hacia el pico Peiró
Mientras en el horizonte, entre las nubes, asoma Collarada
Hasta llegar al desvío al Collado de Sarramiana, al que más tarde regresaré para subir a la Peña Gratal 
Ahora, continúo caminando por el sendero, donde el bosque de hayas, da paso a un manto de erizón
Atravesado por un sendero roto por las escorrentías del agua, que de vez en cuando se va bifurcando
Eligiendo en cada momento, el paso más cómodo, ya que antes o después, se acaban fusionando
Hasta alcanzar el collado previo a la cima, desde el que disfruto de las vistas hacia la sierra de Bonés y el pico del Águila
En el collado, me encaramo a la pala final, cubierto por un manto de erizones y bojes, donde el sendero va trazando largas lazadas
Que permiten subir sin esfuerzo, hasta alcanzar la cresta cimera, por la que avanzo sin apoyar las manos, hasta el hito
Cimero del pico Peiró, magnífico mirador en días despejados, aunque hoy solo se puede ver la zona de Collarada
San Salvador o la Peña Oroel
Aunque las vistas hacia el embalse de Arguis, son fantásticas y se alargan hasta el Tozal de Guara

En la cima, coincido con una persona de Palencia, que ha venido a trabajar a Huesca. Para hacer tiempo, hasta que le den el alojamiento, ha subido a la cima y quiere ir hasta la Peña Gratal, así que, como no tiene muy claro como unirlas, vamos a compartir trayecto, por lo que invertimos el tramo de la cresta, donde observamos cómo se eleva entre las montañas, la Peña Gratal e iniciamos el descenso hasta el collado, donde me pica la curiosidad, si sería posible trazar una “línea recta” para conectar con la pista que va a la fuente del Fenés, que tiene toda la pinta de ser posible, pero pagando el tributo de unos buenos arañazos.

Al final, decido ir a lo seguro, por lo que bajamos hasta el desvío del collado de Sarramiana, donde, cogemos el sendero por el que en fuerte ascenso, atravesamos el espectacular hayedo, que tiene peculiaridad de convivir con una de las mayores poblaciones de tejos de todo el prepirineo oscense, hasta llegar al collado de Sarramiana, donde el sendero da paso a un camino de tierra, por el que descendemos con la vista puesta en el próximo objetivo, la Peña Gratal, aunque en este primer tramo, el camino en vez de acercarnos, da un largo rodeo, para posicionarnos a su altura.

Una vez conseguido, este desemboca en una encrucijada, a la que más tarde regresaremos, pero ahora, tomamos el camino, por el que, en ligero descenso, vamos acercándonos a su base, haciendo un alto en el camino, para refrescarnos en el oasis que conforma el manantial de la fuente del Fenés, que durante todo el año, mana un agua fresca y cristalina, 
por lo que aprovechamos para rellenar las botellas, mientras observamos como despuntan las placas calizas de la Peña del Mediodía.

Después, regresamos al camino que sigue dando un largo rodeo, que en un punto determinado, abandonamos, para seguir por un sendero, por el que rápidamente alcanzamos el collado de los Pinos, desde el que disfrutamos de las vistas hacia la Peña del Mediodía y la zona de Monte Perdido, para acto seguido, progresar unos metros por el camino, hasta localizar la continuación del sendero, por el que, trazando varias lazadas, alcanzamos la cima de la Peña Gratal, cuando son las 13:30. 

En la cima, coincidimos con una familia, que está comiendo, amablemente, nos dicen que hagamos las fotos como podamos, porque no se van a mover. No nos lo tomamos a malas, pero vamos, poco les cuesta mover el culo o haberse colocado un poco más alejados del vértice geodésico, porque no es precisamente una cima pequeña, pero, como no hemos venido a discutir, hacemos unas fotografías con el pirineo, que ahora está algo más despejado, aunque lo que realmente llama mi atención, es la estética de la Peña del Mediodía, de la que tomo nota, porque no hay mucha información en la red, sobre su acceso.

En la cima, coincido con una persona que quiere ir a la Peña Gratal, que asoma entre las montañas, así que invertimos la cresta
E iniciamos el descenso hacia el collado. por el que regresamos hasta el desvío del collado de Sarramiana
Disfrutando de las vistas hacia la zona del embalse de Arguis
Una vez en el desvío, cogemos el sendero, por el que en fuerte ascenso
Atravesamos el espectacular hayedo, que tiene la peculiaridad
 De convivir, con una de la mayores poblaciones de Tejos del pirineo oscense
Hasta llegar al collado de Sarramiana, donde el sendero da paso
A un camino de tierra, por el que descendemos con la mirada puesta en la Peña Gratal
Aunque en vez de acercarnos, da un largo rodeo hasta posicionarnos a su altura
Donde tomamos un camino que en ligero descenso, va acercándonos a su base
Haciendo un alto en el camino, en la fuente del Fenés, un manantial, que lleva caudal hasta en época de estiaje
En el que vemos despuntar, las placas calizas de la Peña del Mediodía
Luego, regresamos al camino, que sigue dando un largo rodeo, que abandonamos en un punto determinado
Para atajar por un sendero, por el que accedemos al collado de los Pinos, desde el que disfrutamos de la Peña del Mediodía
Y una buena parte del Pirineo, ahora, que se ha despejado
Para acto seguido, localizar la continuación del sendero, por el que realizando pequeñas lazadas
Alcanzamos la cima de la Peña Gratal
En la que compartimos bocadillo, mientras disfrutamos de las vistas hacia la zona de Monte Perdido
Y sobre todo, de la Peña del Mediodía, que se amplían hacia el Pico del Águila y el Tozal de Guara

El objetivo de llegar a casa a la hora de comer, es impensable, tampoco nos lo vamos a tomar con calma, así que iniciamos el descenso pasando por la fuente del Fenés, hasta alcanzar la encrucijada de hace un rato, donde cada uno sigue a su marcha, ya que ha dejado el coche, en el comienzo del sendero de ascensión al pico Peiró.

Tras darle unas indicaciones, nos despedimos, aquí, continúo por el camino dirección Sureste, por el que a medida que voy avanzando, se va difuminando entre la vegetación y algún árbol caído, con unas espectaculares vistas hacia la Peña de Mediodía, la Sotonera y la Peña Gratal, hasta llegar a una especie de collado, donde las vistas se abren hacia el pico del Águila y el Tozal de Guara, limpio de nubes, donde a mano izquierda, localizo un sendero, por el que rápidamente asciendo al vértice geodésico del pico Gratal, rodeado de un manto de erizones.

Después, continúo el descenso por la arista, por un sendero que resulta lo suficientemente cómodo, como para ir observando el panorama, avanzando a buen ritmo hasta llegar a la zona baja, donde los erizones se entremezclan con pequeños pinos, que sobreviven a las duras condiciones que se producen en esta zona, tanto por el calor como por el frío, en el que localizo los pozos de hielo de Las Calmas, que, de no ser, por un panel indicativo, pasarían desapercibidos, ya que de un conjunto de ocho neveros, tan solo los pozos IV y VII, están bien conservados.

En este punto, podría bajar por el sendero del barranco de San Antón, que va atajando la pista, pero, sigo con el plan inicial de bajar por arista de la Calma Baja, así que continúo subiendo por un sendero, que, en fuerte ascenso, sigue atravesando la mancha de erizones, dirigiéndome hacia el contrafuerte de la cima, que supero caminando, hasta alcanzar el hito que marca la cima del pico La Calma (Alta), en el que me detengo un instante para disfrutar de las vistas hacia los pirineos (Collarada, Somola y la zona del Aspe), el pico del Águila y el Tozal de Guara, para acto seguido, continuar el descenso por el cordal, por una trocha que poco a poco se va difuminando, pero con paciencia y buscando los pasos más claros, avanzo con más o menos facilidad, hasta coronar la cima de la Calma Baja.

Desde la misma cima, inicio el descenso por la arista, siguiendo una trocha por la que atravieso un manto de erizón, en el que me dedico a fotografiar las aguas turquesas del embalse de Arguis, así que a lo que me doy cuenta, me encuentro pisando el erizón, que atraviesa la suela de las zapatillas (estuve dos semanas quitando púas 😅). Para no meterme en un fregado, recojo la cámara y observo como la arista, no cae muy lejos, así que trazo una diagonal, hasta enlazar de nuevo con la trocha, por la que desciendo tomando de referencia una torre de alta tensión, por la que paso hasta salir al sendero principal, cerca de la presa, que cruzo, finalizando está bonita ruta, que recorre las principales montañas de la sierra de Gratal, que tengo que seguir investigando, porque la Peña del Mediodía, me ha dejando encandilado.

En la cima, iniciamos el descenso hacia la fuente del Fenés, hasta alcanzar la encrucijada
Donde continúo solo, por un camino que poco a poco se difumina entre la vegetación y algún árbol caído
Con unas espectaculares vistas hacia Peña del Mediodía, la Sotonera
Y la Peña Gratal
Hasta llegar a una especie de collado, donde las vistas se amplían hasta el Tozal de Guara
Donde a mano izquierda, localizo un sendero, por el que asciendo
Al vértice geodésico del Pico Gratal, rodeado de un manto de erizones
Después, continúo el descenso por el cordal, por un sendero que resulta lo suficientemente cómodo, para ir observando el panorama
Avanzando a buen ritmo, hasta llegar a la zona baja, donde los erizones se entremezclan con algunos pinos
En el que se ubican, algunos de los pozos de hielo de Las Calmas, que casi pasan desapercibidos
En este lugar, puedo bajar por el barranco de San Antón, pero prefiero, subir al pico de la Calma, por un sendero
Que en fuerte ascenso, me lleva hasta el mojón que marca la cima, desde el que disfruto de las vistas hacia la zona de Monte Perdido
Collarada, Somola, la zona del Aspe
El pico del Águila y el Tozal de Guara
Para acto seguido, continuar el descenso por el cordal, por una trocha que poco a poco
Se va difuminando, pero con paciencia y buscando los pasos más claros
Alcanzo la cima de la Calma Baja
Desde la que inicio el descenso por la arista, siguiendo una trocha
Por la que atravieso un manto de erizón, en el que me dedico a observar las aguas turquesas del embalse de Arguis y los Pirineos
Saliéndome de la trocha, que recupero haciendo una diagonal, para continuar el descenso
Tomando de referencia una torre de alta tensión, por la que paso y salgo al sendero cerca de la presa, que cruzo, finalizando el recorrido

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