martes, 11 de junio de 2024

Circular al monte Bachesango (2256 metros) desde Yésero


Situada en el Pirineo central, al sur de Panticosa, entre los ríos Gállego y Ara, se integra una de las sierras interiores pirenaicas, que se eleva desafiante por encima del Valle de Tena, la sierra de Tendeñera o Tendenera. Alineada de oeste a este, se extiende durante 15 kilómetros, desde Santa Elena hasta Bujaruelo, que se encuentra desgajada de la cadena axial pirenaica, siendo su punto culminante con 2853 metros, el pico Tendeñera, una cumbre rocosa de forma trapezoidal, de poderosas aristas, que junto con la Peña Sabocos (2757 metros) y el pico Otal (2709 metros), conforman una muralla natural.

Dentro de esta sierra, se ubica en Puerto de Otal – Cotefablo, que, desde 2006 cuenta con la protección de Lugar de Importancia Comunitaria, donde el paisaje cambia por completo. La roca, da paso a grandes extensiones de pastizales (54%) que conviven con matorrales (17%), bosques de pino Albar (17%), robledales pubescentes (3%) y abetales (3%), conformando una serie de lomas herbosas, con una altitud en torno a los 2000 metros, que, son unos magníficos miradores, no solo de la sierra de Tendeñera sino del Pirineo Aragonés y de otras sierras limítrofes (Sierra de Guara y Moncayo).

Para la jornada de hoy, en compañía de Ángel (A un Paso de la Cima), vamos a subir a uno de estas elevaciones, el monte Bachesango (2256 metros), una alargada loma herbosa que divide las cuencas de Gavín y Yésero, separando el barranco del Infierno con el del Puerto, por el que descenderemos.



La idea inicial, era hacer la circular al pico del Águila y el Borreguil de la Cuca, pero, dan tormentas a la hora de comer, por lo que, el día de antes cambiamos de planes. Sobre la mesa, ponemos varias propuestas y al final, nos decantamos por subir al monte Bachesango, donde el tiempo “en teoría” aguanta más horas.

Como viene siendo habitual, quedamos en Villanueva de Gállego, echo un café mientras viene Ángel y ya con la furgoneta, nos vamos para Yésero, con la duda de si habrá jaleo en la autovía, ya que hoy, se celebra la Perimetrail de Arguis. Sobre las 9:30 llegamos a la altura de la población de Yésero, aunque no es necesario coger el desvío, por lo que continuamos durante un kilómetro por la carretera del Cotefablo, hasta localizar a mano derecha un apeadero, con capacidad para cuatro o cinco vehículos.

La mañana es agradable, dejamos las botas, abrigos y echamos algo de entretiempo, por si acaso empeora. Después, iniciamos la circular en el sentido de las agujas del reloj, cruzamos la carretera para coger una pista de tierra, por la que rápidamente vamos ganando desnivel, observando como protegido por el pico Erata, Yésero, va quedando abajo, mientras la pista, sigue trazando largas lazadas, que nos permiten pasar al otro lado de la montaña, donde emerge la figura de la Peña Sabocos.

Poco a poco, los pastos van dando paso a zonas de bosque, que protegen ambos lados de la pista, ofreciendo una sombra, que agradecemos, no solo por el frescor sino también, porque esconden alguna que otra rampa, que solventamos a buen paso, observando, como a medida que vamos ganando desnivel, las vistas se van ampliando, con las dos puntas herbosas, que conforman las cimas de la Puya Lanas y el monte Sarasé, además, del objetivo del día, el monte Bachesango, aunque, antes debemos llegar a una loma herbosa que se aprecia entre el pinar.

Cuando llevamos poco más de dos kilómetros, nos adentramos en el pinar, donde la pista se transforma en un sendero, sobre el que precipita sus aguas el barranco de la Canal, encharcándolo y formando bastante barro, por lo que avanzamos con cuidado, pisando las piedras y buscando las zonas de vegetación. 
Una vez el otro lado, el barro está seco, por lo que seguimos subiendo cómodamente a la sombra de los pinos, que se entremezclan con alguna haya joven, hasta salir a la loma herbosa que veíamos desde abajo, donde el sendero desaparece, por lo que subiremos de forma directa, aunque antes, paramos un rato para disfrutar de las vistas, donde emerge la figura de la Peña Oroel.

Desde la loma, comenzamos a subir de forma directa, pasamos junto a los restos de una paridera y un poco más arriba, alcanzamos una mancha de bosque, que cruzamos buscando las zonas más limpias de vegetación, hasta alcanzar un sendero, que atraviesa la montaña a media ladera, que seguimos (derecha), aunque un poco más adelante, Ángel consulta el GPS y comenta que nos hemos pasado, por lo que regresamos al punto de partida.

Dejamos la furgoneta en la carretera, la cruzamos y cogemos una pista de tierra, por la que rápidamente vamos ganando desnivel
Observando como protegido por el pico Erata, Yesero, va quedando abajo, mientras la pista va trazando largas lazadas
Volteando al otro lado de la montaña, donde emerge la figura de la Peña Sabocos y los pastos
Van dando paso al bosque, donde agradecemos la sombra que proporcionan los pinos
Para acometer alguna rampa con un buen desnivel, donde, a medida que vamos ganando desnivel
Las vistas se amplían, con las dos puntas herbosas que conforman las cimas de la Puya Lanas y el monte Sarasé
Además del objetivo del día, el monte Bachesango
Aunque antes, debemos llegar a una zona herbosa, que vemos desde aquí
Adentrándonos en el pinar, donde la pista se transforma en un bonito sendero
Sobre el que precipita sus aguas, el barranco de la Canal, encharcándolo y formando barro, por lo que avanzamos con cuidado
Una vez al otro lado, el barro está seco, por lo que subimos cómodamente 
A la sombra del bosque
Hasta salir a la loma, en la que paramos un instante para disfrutar de las vistas, donde emerge la figura de la Peña Oroel
Para acto seguido, continuar subiendo por la loma, sin sendero aparente de forma directa
Dejando atrás los restos de una paridera y un poco más arriba
Alcanzamos una mancha de bosque
 Que atravesamos buscando las zonas más limpias de vegetación
Hasta alcanzar un sendero que discurre a media ladera

En teoría, aquí, parte una senda que sube hasta una cota secundaria (Punta Sagueta), pero, si la hubo, hace tiempo que fue comida por la vegetación. Para verificar este dato, saco el GPS, donde llevo cargado otro track, en el mío marca "senda confusa", así que para evitar luchar contra la maleza, decidimos echar un vistazo a la senda que íbamos recorriendo.

Un poco para atrás otro poco para adelante … mientras de frente, vemos otra loma herbosa como la que acabamos de subir, que, está limpia de vegetación y nos permitirá subir más cómodamente hasta la cima, por lo que continuamos caminando por la senda, sin apenas ganar desnivel, observando a lo lejos, la doble cima de la Peña Montañesa, mientras unos metros más adelante, la senda se bifurca en dos, optando por el ramal que tiende a subir ligeramente, hasta alcanzar una fuente abrevadero que, apenas lleva agua.

Detrás del abrevadero, vemos como nace otra senda, pero, va en sentido contrario al que vamos. Intuimos, que por ella también podríamos ganar el cordal, pero, los cielos en la zona de Panticosa se está oscureciendo, así que vamos a lo seguro, por lo que seguimos caminando por la senda, 
observando toda la sucesión de cordales que van desde el pico Erata al pico Pelopín y el fondo del valle, una buena parte de la ascensión realizada, hasta alcanzar la loma herbosa.

Aproximadamente, nos quedan unos doscientos metros de desnivel hasta la cima, de momento, subimos directos por la loma, observando la piramidal figura que conforma está cara del monte Toronzué, que, por su vía de ascenso habitual, es una simple loma redondeada, hasta alcanzar la pala final del monte Bachesango, minada por el ganado que pasta en la otra parte de la ladera, donde, decidimos subir más despacio trazando pequeñas lazadas, en las que vamos descubriendo otras montañas del entorno, como el Cotiella y casi en la cima, el sector de Ordesa, cubierto por las nubes, donde tan solo es claramente visible la rocosa muralla del pico Tobacor y tras tres horas de ascensión, alcanzamos el cordal a la altura de los restos de un nevero, por el que accedemos a la cima del monte Bachesango, donde sopla un brisa que refresca el ambiente.

Este tipo de montañas, suelen ser unos magníficos miradores, hoy, dependiendo de la vertiente que observemos, son como el Yin y yang. Al Sur, tenemos un cielo limpio hacia el cordal que va desde el Manchoya hasta el pico Erata tras el que asoman dos de las principales montañas de la sierra de Guara, el Tozal de Guara y el Fragineto, que se mantienen al Oeste, donde destaca uno de los emblemas de la Jacetania, la Peña Oroel: mientras en el Pirineo Central, el Norte ofrece uno cielo negro sobre la muralla natural que conforma la sierra de Tendeñera, donde me fijo especialmente en una zona herbosa situada entre la Peña Sabocos (que conforma una bonita postal con la Peña Telera) y el monte Sarasé, por donde discurre el descenso de la circular que partiendo desde Santa Elena sube a Peña Blanca, Peña Roya y Peña Rápita por la Fajaleta.

Mientras al Este, exceptuando toda la sucesión de cordales casi solapados, en los que a duras penas distinguimos el Tozonzué del Mondiciero o Litro, la nubosidad va en aumento, cubriendo la zona de Ordesa, donde identificamos el Cilindro, Monte Perdido, Tobacor, más el Cotilla y la Peña Montañesa.

Aquí, en el mapa aparece un sendero que sube directo al cordal, pero, está comido por la vegetación, por lo que seguimos caminando
Por la senda que discurre a media ladera, alcanzando una fuente - abrevadero, donde se nota la afluencia del ganado
Y seguimos por la senda principal, que, un poco más adelante se bifurca en dos, tomando el ramal que tiende ligeramente a subir
Por la que avanzamos disfrutando de la sucesión de cordales que unen el pico Erata con el pico Pelopín, tras el que asoma el pico Oturia
Y el fondo del valle, podemos observar una buena parte de la ascensión
Hasta alcanzar la loma herbosa, que divisábamos desde el sendero
Donde subimos lo más directo posible, ya que, aunque tiene una buena pendiente, el piso es cómodo
Observando la piramidal figura que ofrece la cara Oeste del monte Toronzué
Alcanzando la pala final del monte Bachesango, minada por el ganado que pasta en el otro extremo de la ladera
Donde decidimos subir más despacio trazando cortas lazadas, en las que vamos descubriendo otras montañas del entorno
Como el Cotiella
El Mondiciero o Litro, que asoma tras el monte Toronzué
Y casi en la cima, el Sector de Ordesa, con la muralla rocosa del pico Tobacor
Un poco más arriba, alcanzamos el cordal, por el que accedemos a la cima del monte Bachesango, donde comemos
En tanto, disfrutamos de las vistas al Sur, hacia el cordal que va del Manchoya al pico Erata, tras el que asoman el Tozal de Guara y el Fragineto
Al Oeste, uno de los emblemas de la Jacetanía, la Peña Oroel
Al Norte, la bonita postal que conforman la Peña Telera con la Peña Sabocos
Cuya muralla natural se extiende hacia las principales cimas de la sierra de Tendeñera (pico Tendeñera y Peña Otal)
Mientras al Este, exceptuando la sucesión de cordales casi solapados, tras el que asoman el Cotiella y la Peña Montañesa
La nubosidad va en aumento, cubriendo la zona de Ordesa, donde distinguimos el Cilindro, Monte Perdido y el pico Tobacor

De momento, el día aguanta, las nubes están enganchadas en el cordal fronterizo, pero, no nos fiamos, así que media hora más tarde, recogemos todo, dejamos el monte como lo hemos encontrado e iniciamos el descenso hacia el puerto de Yésero, caminando por el amplio cordal que secciona dos preciosos valles que caen en picado, sorteando los restos de un nevero, para incorporándonos a las trazas de un sendero, por el que llegamos al puerto de Yésero en poco más de diez minutos.

Las vistas a ambos lados, resultan impactantes: a la izquierda, un valle herboso cubierto por un denso bosque de hayas y pinos, atravesado 
por el barranco de Artica Gayola, hacia el que desciende una manada de sarrios, mientras a la derecha, otro valle más agreste, protegido por todo el cordal que va del monte Navariecho al Monte Torcedor, en el que destaca en medio, el pico Toronzué, seccionado también por otro barranco, el del Puerto, hacia el cual comenzamos a bajar, siguiendo las trazas de una trocha, que perdemos en algunas ocasiones, porque, vamos más atentos a las manadas de sarrios que vemos corretear y a los chillidos de las marmotas.

Unos metros más abajo, alcanzamos el fondo del valle, por el que avanzamos
 paralelos al cauce del barranco del Puerto, que, cruzamos por un punto en el que se estrecha, desde el que observamos los algo más de trescientos metros de desnivel, que hemos bajado de una tacada, sin menospreciar, la bonita geología que componen los montes de esta zona, observando como poco a poco, las nubes van poblando el cielo.

Lo más negro, de momento se mantiene retenido en la zona de Panticosa, pero, en la montaña la cosa puede cambiar en cuestión de minutos, por lo tanto, continuamos caminando por una zona de pastizales, saliendo a nuestro paso varias trochas de animales que, seguimos al gusto, tomando de referencia el barranco del Puerto, que, tras una loma se precipita formando una bonita cascada, junto a la que localizamos el refugio del puerto de Yésero, al que echamos un vistazo.

Media hora más tarde, iniciamos el descenso hacia el puerto de Yésero
Caminando por el amplio cordal, que, secciona dos preciosos valles
Hasta alcanzar los restos de un nevero
Que, sorteamos incorporándonos a las trazas de un sendero, por el que llegamos al puerto de Yésero
Las vistas a ambos lados resultan impactantes: por un lado, un valle herboso cubierto por un denso bosque
Mientras al otro lado, un valle más agreste, protegido por todo el cordal que va del monte Navariecho al monte Torcedor
Hacia el cual comenzamos a bajar, siguiendo las trazas de una trocha
Que perdemos en algunas ocasiones, más atentos a localizar las nutrias, que oímos pero no vemos
Y las manadas de sarrios, que corretean por ambas laderas de la montaña
Unos metros más abajo, alcanzamos el fondo del valle
Por el que avanzamos pegados al cauce del barranco del Puerto, que cruzamos por un punto en el que se estrecha
Observando los algo más de trescientos metros de desnivel, que nos hemos quitado de una tacada
Y la bonita geología que componen los montes de esta zona, sin quitarle el ojo al cielo
Cada vez más cubierto,  por lo que seguimos caminando por una zona de pastizales, tomando de referencia el barranco del Puerto
Que, tras una loma se precipita formando una preciosa cascada
Donde se ubica el refugio del Puerto de Yésero

La ubicación del refugio, es fantástica, perfecto como campo base para subir al pico Tendeñera, pero también, por su ubicación, rodeado de bellas montañas en una zona de pastizales atravesados por el barranco del Puerto que, cruzamos un poco más adelante, para enlazar por fin con un claro sendero, por el que descendemos suavemente disfrutando del cauce del barranco que baja encañonado, lo que ofrece una sucesión de cascadas, chorreras y saltos de agua, que fotografiamos desde distintas perspectivas, observando como al pico Erata se le suma el Pelopín.

A medida que vamos perdiendo desnivel, el panorama va cambiando, los verdes pastizales comienzan a estar salpicados por algunos pinos, que poco a poco, se van apoderando del entorno, fijando la vista en un pequeño nevero que sobrevive sobre las aguas del barranco, adentrándonos definitivamente en el bosque, donde las hayas se entremezclan con los pinos y entre las ramas, comprobamos el verdor de la zona, donde vemos las distintas tonalidades que ofrece el entorno, localizando en el fondo del valle, el refugio del barranco del Puerto, ubicado en un lugar idílico, en una zona de pastizales donde el barranco forma varias badinas y aguas abajo una larga chorrera, mientras desde el cordal del Toronzué, baja otro barranco seco, que llama la atención por su geología, lo que lo hace perfecto para ir con la familia en un día de verano, ya que entre ida y vuelta son unos 6-7 kilómetros, aunque, también se puede acceder en vehículo, pidiendo la llave en Yésero.

Sabedores, de que más o menos hemos salvado el día (meteorológicamente hablando), nos lo tomamos con calma, cogemos la pista que se interna en un espectacular bosque de hayas y pinos, sobre el que se precipitan varias barranqueras, formando largos saltos de agua mientras la pista va trazando largas lazadas, lo que nos permite ir fotografiándolos desde distintas perspectivas, mientras a medida que vamos acercándonos al cauce del barranco del Puerto, el bosque va clareando, pasando
 junto a la fuente Funtiacha, que mana en cantidad y bien fresquita, lo que aprovecho para refrescarme, que se nota que estamos ya en cotas bajas, para acto seguido, continuar caminando por la pista por la que salimos a cielo abierto, donde disfrutamos de las vistas y ya, divisamos la carretera, a la que llegamos en apenas cinco minutos.

Ahora, recorremos a paso ligero los apenas trescientos metros que nos quedan para el final, disfrutando de la estampa que conforma el pico Erata. Al final, el tiempo ha respetado y ha salido una circular bien maja, sobre todo, el tramo de descenso por el barranco del Puerto, todo un descubrimiento con el aliciente, de no habernos encontrado con nadie, en un entorno que se encuentra
 a menos de media hora del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Desde el mismo refugio, volvemos a cruzar el barranco, donde enlazamos con un cómodo sendero
Por el que descendemos suavemente, disfrutando del barranco del Puerto, que baja encañonado
Formando una sucesión de cascada, saltos
Y chorreras, que fotografiamos desde distintas perspectivas
Observando como al pico Erata se le suma el Pelopín
A medida que vamos perdiendo desnivel, el panorama va cambiando, los verdes pastizales, comienzan a estar salpicados por los árboles
Que aguas abajo forman un precioso bosque de hayas y pinos, en el que nos adentramos
Aprovechando los huecos entre las ramas, para disfrutar del verdor que ofrece la primavera y las diferentes tonalidades de cada árbol
Localizando en el fondo del valle, el refugio del barranco del Puerto, que se encuentra en un lugar idílico
Con unas vistas de lujo, en una zona de pastizales, donde el barranco forma varias badinas
Y aguas abajo, una larga chorrera
Además, es accesible mediante pista, que usamos para recorrer los tres kilómetros que nos quedan, caminando a la sombra del bosque
Sobre el que se precipitan varias barranqueras, formando largos saltos de agua
Mientras la pista va trazando largas lazadas
Lo que permite, fotografiarlos desde distintas perspectivas
Acercándonos poco a poco, al cauce del barranco del Puerto
Pasando junto a la fuente Funtiacha, que mana agua en cantidad y bien fresca, donde me refresco
Para acto seguido, continuar caminando por la pista, dejando atrás el bosque y donde, divisamos la carretera
A la que llegamos y por la que regresamos al aparcamiento, observando el pico Erata

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