Situado a 1.754 metros de
altitud, el ibón de Estanés, en aragonés ibón d'Estaners, se
encuentra ubicado a
los pies del cordal montañoso que domina el pico Acué, que hace
frontera entre los valles del Aragón (España) y de Aspe (Francia).
Son numerosos los accesos
a este idílico rincón, si bien el más utilizado es el que se
inicia desde el aparcamiento de Guarrinza, en el valle de Hecho,
donde un recién nacido río Aragón Subordán, atraviesa
serpenteando el antiguo valle de origen glaciar, conocido como Aguas
Tuertas, que tiene como mayor inconveniente en invierno, el conocido
como Paso de Escalé, una zona que en caso de acumulación de nieve, es propenso a avalanchas.
Para la jornada de hoy, nos apetece hacer un recorrido circular empezando desde Sansanet o desde Les Forges d'Abel, pero lleva toda la semana nevando intensamente, y el riesgo de aludes está en 4 sobre 5, por lo que al final vamos a buscar una alternativa más sencilla fuera del alcance de
las zonas propensas a aludes, por lo que las opciones disminuyen en número.
Al final en compañía de Cosmín, nos decidimos por una ruta sencilla pero preciosa, empezando en tierras francesas desde el parking de Sansanet, atravesando el precioso val d'Aspe, cubierto por una densa masa forestal compuesta mayormente por hayas y abetos, conocida como el Bois de Sansanet, por el que saldremos al cordal fronterizo, y desde allí, subiremos al ibón de Estanés siguiendo el GR.11 por el Puerto de Estanés.
A pesar de la tregua, la
climatología no nos va a ser todo lo favorable que nos gustaría, a
las temperaturas que hoy no marcaran símbolos positivos, hay que
añadirle las fuertes rachas de viento que traerán las consabidas
nubes, que tan habitualmente se instalan en estos valle franceses,
colindantes con la frontera.
Con estas premisas, no
madrugamos, sobre las 10:30 tras bajar con cuidado por el puerto del
Somport, llegamos hasta las inmediaciones del parking de Sansanet,
cuyo acceso está cubierto por una gruesa capa de nieve dura, por lo
que dejamos la furgoneta aparcada en un apeadero de la carretera, con
capacidad para una media docena de vehículos.
Estamos a la sombra, el
termómetro marca -6º, comemos un trozo de torta de manzana que
hemos comprado en La Nave, mientras las manos se nos quedan heladas,
por lo que rápidamente con las raquetas en las manos, nos ponemos en
marcha, caminando por la carretera hasta el inicio de la pista de
acceso al parking de Sansanet, donde nos calzamos las raquetas, para
luego continuar en suave descenso hasta el área de Sansanet, que
habitualmente se encuentra repleta de vehículos, donde comprobamos
como los primeros rayos de sol comienzan a iluminar los montes
circundantes, ganando terreno a las nubes.
Para entrar en calor,
preferimos no detenernos y seguimos bajando por la pista dirección
Sur/Oeste, hasta adentramos en el precioso bosque de hayas, cuyas
ramas desnudas están cubierta de una fina capa de nieve, que da un
toque de magia al Bois de Sansanet, roto tan solo por el sonido del
agua de un arroyo, que cruza por medio de la pista hasta desembocar
unos metros más abajo en el Gave d'Aspe, que sorteamos por una
pasarela metálica, que nos sirve de perfecto mirador, para observar
el transcurrir de las aguas entre el bosque, formando preciosas
estampas.
Una vez en la margen
izquierda, la huella que seguimos se bifurca en dos; por un lado se
interna en el bosque paralela al cauce, y otra que se aleja del curso
del río, que es por la que continuamos, atravesando un corto tramo en el que la nieve se ha desintegrado por el paso del agua, lo que nos obliga a caminar con las raquetas puestas, buscando las zonas más blandas para no dañar las puntas.
Nada más superarlo,
avanzamos unos metros trazando una curva a la izquierda, hasta llegar
a un cruce de caminos perfectamente señalizado, en el que dejamos a
nuestra izquierda, el pequeño pero precioso recorrido del Tour du
Val d'Aspe, para continuar por una pasarela cruzando un arroyo hacia
el Lac d'Estaens, ya que todavía estamos en tierras francesas.
Después de unos primeros
metros donde hemos perdido cota, a partir de este punto, comenzamos a
ganar los cerca de 500 metros de desnivel positivo que nos quedan
hasta llegar a la cubeta del Lac d'Estaens, en el que en suave
ascenso nos adentramos de nuevo en el preciso Bois de Sansanet, en el
cual comenzamos a ver algún bonito ejemplar de abeto, que se
entremezclan con las hayas, donde los rayos de sol se filtran entre
sus desnudas ramas, que a medida que vamos subiendo la fina capa que
tenían más abajo, aumenta de espesor.
Tomando de referencia las
marcas blancas y rojas de la Alta Ruta Pirenaica (HRP) que desde el
mar Cantábrico recorre toda la frontera francoespañola hasta
finalizar en el mar Mediterráneo, enlazamos tras realizar un par de
lazadas a la pista por la que discurre la Senda de Camille.
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Desde la carretera, cogemos la pista de acceso al área de Sansanet |
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Por la que continuamos hasta adentrarnos en un precioso bosque de hayas, cuyas ramas tapizadas de nieve |
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Dan un toque mágico al bosque, roto por el discurrir de un arroyo, que desemboca en el Gave d'Aspe |
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Que salvamos por una pasarela |
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En el que disfrutamos del entorno que conforma el río cubierto parcialmente por la nieve |
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Una vez en la margen izquierda, la huella se divide en dos, yéndose una hacia el Tour du Val d'Aspe |
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Mientras nosotros seguimos rectos por una pasarela hacia el Lac d'Estaens |
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A partir de este punto, comenzamos a ganar desnivel |
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Introduciéndonos de nuevo en el Bois de Sansanet |
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En el que a medida que vamos subiendo |
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La nieve se va acumulando en mayor cantidad en las ramas |
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Tomando de referencia las marcas blancas y rojas del HRP |
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Salimos a la pista por la que discurre laa Senda de Camille |
Dirección Sur, caminamos tranquilamente por la amplia pista delimitada por el precioso bosque, que a medida
que avanzamos se va diluyendo, hasta que sobre la cota 1.405 metros,
alcanzamos una bifurcación perfectamente señalizada, en la que
hacemos una pequeña pausa, para disfrutar a nuestras espaldas de las
montañas del sector de Candanchú, donde las nubes intentan a duras
penas aferrarse a la cima de la Zapatilla.
Oteando el horizonte,
vemos como la huella que seguimos se aleja de las indicaciones, y se
dirige hacia la Cabane d'Escouret, que en verano vende queso, para
evitar subir de forma directa la loma, que con las raquetas se torna
complicada de superar debido a la fuerte pendiente, por lo que
intuimos que ambas opciones se juntarán más arriba.
Para ir a lo seguro,
decidimos hacer caso al cartel, así que en este punto, abandonamos
la pista principal que muere unos metros más adelante en la cabaña,
para tomar el sendero cubierto por la nieve, por el que abriendo
huella, comenzamos a remontar la loma en fuerte ascenso, trazando
continuas lazadas para reducir lo máximo posible el esfuerzo, dando
de vez en cuando algún que otro resbalón.
Tras varios minutos
luchando con la nieve, llegamos a media ladera, y comprobamos como
efectivamente la huella que iba hacia la Cabane d'Escouret, acaba
enlazando aquí con el sendero original, donde aprovechamos que
estamos a resguardo del viento y que el sol calienta de lo lindo,
para quitarnos una capa intermedia de ropa, mientras observamos como
los elementos han moldeado un bonito ejemplar de pino silvestre, ahora
cubierta por un grueso manto de nieve.
Como aún nos queda mucho
camino, apenas nos detenemos, echamos un trago de agua, sacamos unas
barritas energéticas para comer sobre la marcha, para acto seguido,
continuar dirección Oeste por el precioso sendero, que rápidamente
nos lleva por las lindes del Bois de Sansanet, donde las densas ramas
de los abetos, nos ofrecen un marco incomparable para fotografiar el
pico La Raca, mientras más arriba las desnudas ramas de las hayas,
permiten penetrar el sol, creando bonitos contraluces.
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Dirección Sur, avanzamos por la pista disfrutando del entorno |
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Por la que poco a poco vamos saliendo del bosque |
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Que dejamos atrás sobre la cota 1.405 metros, cuando alcanzamos un cruce perfectamente señalizado |
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Donde aprovechamos para disfrutar de las vistas hacia la zona de Candanchú |
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Mientras comprobamos como la huella que seguimos, se dirige a la cabane d'Escouret |
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Por lo que hacemos caso al cartel y comenzamos a remontar la loma, abriendo huella |
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Hasta llegar a media ladera, donde comprobamos que ambas opciones se juntan aquí |
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Aprovechamos que estamos a resguardo, para quitarnos ropa, mientras observamos este bonito pino silvestre |
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Después, continuamos por el sendero que nos introduce en las lindes del bosque |
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En el que las tupidas ramas de los abetos, ofrecen un buen marco para fotografiar el pico La Raca |
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En tanto las desnudas ramas de las hayas, permiten entrar los rayos del sol |
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Ofreciendo bonitos contraluces |
Unos metros más adelante,
salimos a una vaguada, por la que descendemos hasta las aguas de un
arroyo afluente del Gave d'Aspe, que vadeamos sin tocar el agua por
la parte más estrecha, para continuar el ascenso hacia el Lac d'Estaens, dejando a nuestra derecha los restos de una antigua
construcción, hoy cubierta casi en su totalidad por la nieve, que
nos muestra el importante manto de nieve que hay fuera del sendero,
hasta que cerca del bosque, echamos una mirada atrás para disfrutar
del pico de La Raca, y como detrás emerge la figura del Vértice de
Anayet.
Superado este escollo, la
pendiente se suaviza, avanzamos unos metros hasta llegar a las lindes
del bosque, al que parecía que nos íbamos a meter de lleno, pero la
huella en este punto realiza un brusco giro de 180º a la izquierda,
que tras salvar un pequeño escalón, nos deja en un pasillo entre
arbustos, desde el que disfrutamos de las vistas hacia la zona del
Candanchú, mientras vamos rodeando el bosque, hasta internarnos en
él, por un precioso túnel natural formado por las ramas de los
árboles, que tras salir de él, nos deja en una última rampa, por
la que llegamos a la Muga 292, que delimita la frontera entre Francia y España.
Las vistas desde la
frontera son escandalosas, ya que podemos apreciar en primer plano la
muralla compuesta por calizas y areniscas de origen glaciar, que
conforma el circo de Aspe, cuyas principales cimas podemos apreciar
desde aquí, destacando sin duda con sus 2.640 metros su máxima
elevación, el pico Aspe, que junto con la Llena de la Garganta y
Llena del Bozo (está última no se ve desde está perspectiva), son
las tres montañas que conforman el circo, que se ubica al Suroeste
de Candanchú, dentro del término municipal de Anso, ya en tierras
oscenses.
Según indican en algunas
publicaciones, Aspe significa “bajo la peña”, por los
acantilados que rodean el circo, al pie de los cuales nace el
barranco de la Chorrata de Aspe, que podemos ver desde este lugar
tirando un poco de zoom, al que se accedía hasta hace unos años por
el conocido Paso de la Chorrata, que se utilizaba siguiendo el GR.11
para pasar al otro lado del valle, pero que actualmente a quedado en
desuso debido a la inestabilidad del terreno, por lo cual ahora es
poco frecuentado, siendo sustituido por otros más sencillos ,como
el Paso de Aspe o por el Puerto de Aisa.
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Unos metros más adelante, salimos a una vaguada, por la que descendemos hasta vadear un arroyo |
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Para después seguir el ascenso, disfrutando de las vistas hacia La Raca y el Vértice de Anayet |
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Cuando parece que nos vamos a meter en el bosque, la huella hace un brusco giro de 180º a la izquierda |
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Que tras superar un escalón, nos deja en un pasillo entre arbustos, por el que vamos rodeando el bosque |
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Disfrutando de las vistas hacia la zona de Candanchú |
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Y a nuestra espalda de las montañas de la zona francesa |
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Hasta adentrarnos en el bosque, a través de un túnel natural |
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Formado por las ramas de los árboles, que apenas dejan penetrar la luz |
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Una vez fuera, afrontamos la última subida, por la que llegamos a la zona fronteriza, a la altura de la muga 292 |
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Desde la que tenemos un primer plano de la muralla que conforma el Circo de Aspe |
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Con la que nos fotografiamos |
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Y tirando de zoom, de la Chorrota de Aspe, que recoge las aguas de las escorrentías del circo |
Permanecemos largo rato en
la divisoria inmortalizando el momento, sin darnos cuenta de que el
tiempo vuela, así que tras ajustar un poco las raquetas, nos
ponemos de nuevo en marcha, caminando por la línea fronteriza
virando poco a poco hacia el Oeste, dejando atrás las montañas del
valle de Astún, que preside en primer plano el pico La Raca, detrás
el Vértice de Anayet y a la derecha la canal de Izás.
Unos metros más adelante,
ya en tierras oscenses, enlazamos con la Senda Pirenaica del GR.11
que viene desde Candanchú, el cual durante 840 kilómetros recorre
toda la cordillera de los pirineos, desde el cabo de Higuer en el mar
Cantábrico, hasta el cabo de Creus en el mar Mediterráneo, que
pudimos disfrutar cuando estuvimos de vacaciones hace unos años en
la Costa Brava, donde tenemos una amplia panorámica de la cabecera
del valle de Aspe, en el que podemos apreciar a simple vista la Tuca
Blanca, el pico Aspe, la Llena de la Garganta , Labata, Ruabe del
Bozo, Lie Labata e incluso la Zapatilla en la zona de Candanchú.
Siguiendo la huella, de
camino nos encontramos con una pareja que nos indica que el acceso al
ibón de Estanés por el Puerto de Estanés, tiene una huella inicial
que más adelante se pierde, siendo el avance muy penoso por la
cantidad de nieve que hay, por lo cual han decidido darse la vuelta.
Nosotros de momento
preferimos verlo insitu, y luego evaluar las opciones, así que
disfrutando de las vistas, continuamos hasta el final de la loma,
para iniciar un corto descenso hasta llegar a la altura del barranco de
desagüe del ibón de Estanes, en el que comprobamos como dos
montañeros franceses que nos han pasado hace un rato van abriendo
huella.
Observando su avance
bastante lento, imaginamos que no tardarán en darse la vuelta, ya
que ese es trabajo para un grupo más numeroso, así que sobre la
marcha, decidimos activar el plan B, que es ir por las lomas de la
Mujer Muerta, que nos permitirá rodear
el Puerto de Estanés por la parte alta, estando más expuesto al
fuerte viento que vemos que azota las cimas levantando la nieve.
Dicho y hecho, continuamos
dirección Norte/Oeste tomando de referencia la huella fresca hecha
por los esquíes, que inteligentemente va trazando largas lazadas,
que nos permiten subir cómodamente por un extremo de la ladera,
mientras a nuestra izquierda, observamos a una pareja de esquiadores
que descienden por la ladera, cerca de donde se encuentra los dos
montañeros franceses que han decido darse la vuelta, y más al fondo
la llamativa figura del pico Liouviella, junto con la Cúpula de
Secús, que nos indican la ubicación del Ibón de Estanés.
A medida que ascendemos,
vamos saliendo del embudo que nos protegía del viento, que a cada
paso comienza a notarse más. Una vez alcanzamos la parte alta de las lomas de la Mujer Muerta, el viento que ha borrado la huella que
seguimos nos golpea con virulencia, por lo cual dirección Oeste
intentamos acercarnos lo máximo posible al borde de la loma, dejando
una distancia de seguridad evitando las cornisas, que podrían
desprenderse a nuestro paso.
La fina capa de nieve
costra que el viento ha dejado en esta zona, nos permite avanzar
rápidamente, a excepción de una pequeña elevación, que a
resguardo del viento mantiene algo más de espesor, pero que en unas
pocas lazadas la salvamos sin apenas complicaciones, para acto
seguido volver a perder los metros ganados, hasta llegar al final de
las lomas de la Mujer Muerta, desde la que observamos en lo hondo el
ibón de Estanés completamente helado, en el que se encuentra un grupo descansando.
Mirando alrededor, vemos
que la huella dejada por el grupo se encuentra a media ladera, pero
no vemos el inicio, así que para no complicarnos la vida, y
esperando que en esa zona la capa de nieve sea mayor y por la acción
del sol este blanda, decidimos iniciar el descenso lo más directo
posible hacia la cubeta del ibón, donde rápidamente corroboramos
que la nieve está blanda, así que a modo de esquíes utilizamos las
raquetas para deslizarnos por la ladera, alcanzando tras algo más de
tres horas el ibón de Estanés, de origen glaciar que actualmente se
encuentra represado, abasteciendo de agua a la central eléctrica de
Espélunguére.
Aprovechamos que estamos al resguardo del viento, para hacer una
larga parada, comemos, bebemos, mientras disfrutamos de la amplia
panorámica que este idílico lugar nos ofrece, en el que sin duda
destacan la puntiaguda forma del pico Leouville, la Cúpula de Secús,
el pico Secús y el Acué que es la montaña más elevada del cordal
fronterizo que separa el valle del Aragón Subordan del valle de
Aspe, que por el conocido paso de Escalé nos hubiera gustado pasar
al valle de Aguas Tuertas, si el peligro de aludes hubiese sido
menor, donde si agudizamos la vista también podemos identificar
algunas de las principales cimas de los pirineos occidentales como el
Castillo d'Acher, el Mallo de Acherito o el Petretxema.
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Tras la pausa, caminamos unos metros por la linea fronteriza, hasta que poco a poco |
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Vamos virando hacia el Oeste, dejando atrás las montañas del valle de Astún, hasta enlazar con el GR.11 |
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Donde disfrutamos de una amplia panorámica del circo de Aspe, y las sierras adyacentes |
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Unos metros más adelante, abandonamos el GR.11 que se dirige al ibón de Estanés, por el Puerto de Estanés |
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Para continuar subiendo trazando largas lazadas, hacia las lomas de la Mujer Muerta |
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Mientras vemos a dos esquiadores que bajan por la ladera, con el pico Liouviella y la Cúpula de Secús de fondo |
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Hasta llegar a la parte alta de la loma, donde el fuerte viento ha barrido la nieve, dejando una fina capa |
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Que nos permite avanzar rápidamente, por un extremo de la loma, protegiéndonos del viento |
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Superando una pequeña elevación y dejando un margen de seguridad, para evitar las cornisas |
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Por la que descendemos, hasta llegar al final de las lomas de la Mujer Muerta |
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Donde ya podemos ver en lo hondo, el ibón de Estanés, completamente helado |
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Al que descendemos lo más directo posible, aprovechando que la nieve está blanda |
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Y al que llegamos tras algo más de 3 horas, desde el que disfrutamos de una amplia panorámica |
Para la vuelta, valoramos
las diferentes opciones que tenemos, pero lo más lógico es regresar
por las lomas de la Mujer Muerta, aunque vemos que el grupo de
franceses se marcha en dirección al Puerto de Estanés, por lo que
cambiamos rápidamente de planes, y decidimos aprovechar la huella
que nos van abrir, para realizar un pequeño tramo circular.
Como ellos avanzarán más
lentos, esperamos unos minutos disfrutando de tan idílico lugar,
hasta que pasadas las dos de la tarde, comenzamos a rodear la cubeta
hasta enlazar con la huella, por la que continuamos paralelos al
barranco de desagüe del ibón de Estanés, que contemplamos por
última vez cuando alcanzamos el Puerto de Estanés, que unos metros
mas adelante desaparece, tapado por las lomas de la Mujer Muerta, cubiertas
por una espesa capa de merengue.
A resguardo del viento,
avanzamos cómodamente dirección Este por terreno llano, evitando
salirnos de la huella, que cuando lo hacemos adrede o
accidentalmente, acabamos hundidos por encima de la rodilla, hasta
que poco a poco se va abriendo pudiendo disfrutar de nuevo de las
montañas del valle de Astún, donde aparece por primera vez la
figura del pico Anayet, hasta convertirse en un bonito valle
sinclinal, por el que nos vamos alejando del curso del barranco, que
dos montañeros van remontando, dejando la huella iniciada esta
mañana para enlazar con este otro, donde podemos apreciar ambas
huellas, y como el grupo está llegando al cruce de senderos, que
nosotros alcanzamos en apenas cinco minutos.
Ya por terreno conocido,
tan solo nos queda desandar hasta el aparcamiento de Sansanet, con
más de dos horas de luz de margen, así que tras subir a lo alto de
la loma, iniciamos el descenso de forma directa, disfrutando de las
vistas tanto del valle de Astún como del circo de Aspe, donde el
viento sigue azotando las cimas, alcanzando al grupo de franceses que
nos han abierto huella, y llegando rápidamente a la linea
fronteriza, en la que hacemos una pausa, para fotografiar de nuevo el
circo de Aspe, utilizando la naturaleza para quitarnos el sol, que se
eleva justo por encima de la Tuca Blanca.
Aprovechamos que pega el
sol para ponernos algo de ropa, ya que la temperatura empieza a
bajar, y más de la mitad del trayecto que queda lo vamos a pasar a
la sombra. Después, continuamos con el descenso, alternando preciosos
tramos de bosque, con otros a cielo abierto, donde nos vamos
deteniendo para disfrutar del espectacular entorno que nos rodea, y
en el que al salir del bosque localizamos la cabane d'Escouret, donde
está vez preferimos dar un rodeo y bajar suavemente que hacerlo de
forma directa.
Pasada la cabaña que
sigue cerrada, enlazamos con la Senda de Camille por la que nos
adentramos definitivamente en el Bois de Sansanet, en el que a
diferencia de está mañana, la ausencia de nubes nos permite
disfrutar desde una nueva perspectiva
el circo de Aspe, que perdemos tras abandonar la pista principal, y
coger el sendero por el vamos suavemente perdiendo desnivel hasta
llegar a la altura del Gave d'Aspe, en el que hacemos una breve pausa
para disfrutar del discurrir de sus aguas por medio del bosque.
Ahora ya, tan solo nos
queda remontar la pista de acceso al área de Sansanet, que dejamos a
nuestra izquierda tras vadear un arroyo, y bajo la sombra de una
haya, fotografiamos por última vez del circo de Aspe, saliendo a la
carretera y dando por finalizado este espectacular
recorrido, al que sin duda regresaré con los chicos esta primavera
para cuando las hayas tengan hoja, pero está vez en circular
subiendo por el valle d'Espelunguère.
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Tras el descanso, aprovechamos que los franceses se van por el Puerto de Estanés, para regresar por el GR.11 |
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Así que rodeamos la cubeta, hasta enlazar con la huella, cerca del barranco de desagüe del ibón de Estanés |
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Por el que continuamos paralelos, hasta que poco a poco se va abriendo, transformándose en un valle sinclinal |
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Que en suave descenso nos va alejando del cauce, mientras disfrutamos de las vistas al valle de Astún |
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Hasta que llegamos al cruce de senderos |
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Donde tras subir a lo alto de la loma |
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Iniciamos el descenso al parking de Sansanet |
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Alcanzando rápidamente la línea fronteriza, desde la que fotografiamos el circo de Aspe |
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Después, continuamos con el descenso, alternando preciosos tramos de bosque |
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Con otros a cielo abierto, en el que disfrutamos del entorno |
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Sobre la cota 1.450 metros, al salir del bosque |
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Localizamos la cabane d'Escouret, en el que esta vez si, damos un rodeo hasta coger la Senda de Camille |
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Por la cual, entramos en el Bois de Sansanet, disfrutando desde una perspectiva diferente del circo de Aspe |
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Que perdemos, tras dejar la pista principal, y tomar un sendero por el que bajamos hasta el Gave d'Aspe |
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En el que disfrutamos del discurrir de sus aguas, por medio del bosque |
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Tras cruzar la pasarela, subimos por la pista, hasta llegar al área de Sansanet, donde finalizamos el recorrido |