Para estas vacaciones
hemos cambiado el habitual apartamento por la estancia en un
aparthotel con media pensión, lo que me hace ser un poco esclavo de
los horarios, no pudiendo aprovechar las mejores horas para caminar.
Con estas circunstancias,
aprovecho que para esta tarde las temperaturas son benévolas (26º de
máxima), para hacer un pequeño recorrido costero que me permita
volver a la hora de cenar al aparthotel, así que a las 18:00
horas desde la zona de playa de Vera, nos acercamos toda la familia
hasta el sector de playa de Mojácar, donde al final del paseo marítimo
junto a la rambla de Alfaix, dejo el coche en el amplio aparcamiento
de la playa Venta del Cantal, en la que se quedan mi mujer y mi hijo,
mientras yo me preparo la mochila.
Sobre las 18:30, a tan solo
7 metros por encima del mar, comienzo a caminar hacia el extremo Sur
de la explanada, en la que diviso las marcas blancas y amarillas del
PR-A 96, acompañadas en esta ocasión por una franja de pintura azul
que indica el comienzo del recorrido, por el que me adentro en un
pequeño bosque, que atravieso por un pasillo que rápidamente me deja en la base de los acantilados que conforma
la sierra Cabrera, donde diviso toda la línea de costa que va hacia
la Torre del Pirulico, roto por un amplio camino adoquinado
acondicionado con barandilla, que poco a poco me va elevando por
encima de las aguas del mar Mediterráneo, dejando atrás las playas
de Mojácar, en el que destaca el espigón de la playa Venta del
Cantal, en la que he dejado la furgoneta.
Tras un corto ascenso,
continúo unos metros por terreno llano protegido por la pared de
roca que conforma las estribaciones de la sierra Cabrera, que unido a
que sopla el viento del Levante, me permite avanzar plácidamente por
el camino que se origino durante el S.XIX, para el transito de
transportistas, arrieros y mineros que durante 5 años trabajaron en las explotaciones mineras de hierro de la Mena de Macenas, hacia
las que me dirijo en suave descenso por amplio camino de tierra, que
va describiendo largas lazadas, cruzando por una pasarela de madera
una rambla seca que desemboca en la playa de la Mena, repleta de
enormes hitos de piedra que captan mi atención y en cuyas aguas
afloran varias rocas en las que se posan una simpática pareja de
cormoranes.
Después, prosigo el descenso por medio del camino que sigue ofreciéndome largos tramos de sombra; realizo un par de lazadas alcanzando una segunda pasarela por la que cruzo otra rambla, punto en el que un panel informativo indica la ubicación de la explotación minera de la Mena de Macenas, en la
que todavía se conservan los restos de antiguos cargaderos, tolvas y
bocaminas, que actualmente sirven de refugio a varias especies de
murciélagos, además de aves rapaces.
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A tan solo 7 metros por encima del mar comienzo el recorrido, atravieso un pequeño bosque |
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Por el que accedo a la base de los acantilados, donde diviso la línea de costa que va hasta la Torre del Pirulico |
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Roto por un camino adoquinado, equipado con barandilla por el que voy ganando desnivel |
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Dejando atrás la costa de Mojácar, en el que destaca el espigón de la playa Venta de Cantal |
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Tras un corto ascenso, continúo por terreno llano, a la sombra de la pared de roca, que conforma la sierra Cabrera |
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Descendiendo por un camino, hacia la explotación minera de la Mena de Macenas, cruzando por una pasarela una rambla |
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Que desemboca en la playa de la Mena |
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Repleta de enormes hitos de piedra que captan mi atención |
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En cuyas aguas afloran varias rocas |
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Donde posan una simpática pareja de cormoranes |
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Luego, continuó el descenso por medio del camino que realiza un par de lazadas, para cruzar otra rambla |
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Desde la que puedo ver los restos de la explotación minera de la Mena de Macenas |
Cerca del nivel del mar,
desciendo unos metros hasta que la tierra da paso a la arena, punto
en el que se ubica la piedra del Nazareno que según cuenta la
leyenda, “en tiempos de la explotación minera del lugar,
encontrándose un día almorzando un grupo de mineros en este punto,
una gran roca se desprendió del talud y cayó hasta donde se
encontraban; salieron corriendo hacia la playa de Macenas y, al
volverse a observar lo sucedido, se dieron cuenta que la roca
precipitada, tenía forma de Nazareno, atribuyéndose a un milagro,
el que no sucediera desgracia personal alguna, ya que la roca, freno
su caída justo antes del lugar donde se encontraban los mineros.”
Nada más dejarla atrás,
alcanzo el arenal de la playa de Bolmayor, utilizada antiguamente,
dado su gran calado próximo a la orilla, para facilitar el acceso a
la carga de mineral, esparto y hojas de palmito para la fabricación
de escobas, que recorro por la pista principal que sirve de acceso a
varias calas vírgenes de la zona (Peñón o del Perulico, del
Sombrerico, Bordenares y Granatilla), siendo algunas elegidas como
escenario para el rodaje de películas, como la Isla del Tesoro de
Orson Wells.
Para evitar caminar por la
pista donde transitan los coches, decido ir alternándola con
el arenal, prestando atención a las zonas protegidas buscando la
siempreviva de Mojacar (Limoniun estevei), un endemismo exclusivo de
la provincia de Almería localizado en la base de la sierra Cabrera,
entre Mojacar y Carboneras, que crece en márgenes de ramblas,
taludes, sobre suelos salinos de origen sedimentario como el que
estoy caminando, que no localizo, ya que se encuentra en peligro de
extinción, pero que me permite llegar casi sin enterarme cerca del
final del extenso arenal que conforma la playa de Bolmayor (±1.500
metros), también conocida como playa de Macenas, por la ubicación
en ella del castillo de Macenas, construido a mediados del S.XVIII, al
que llego tras cruzar la rambla del Cortijo Blanco.
Acostumbrado
a la planta cuadrangular o rectangular de los castillos medievales
que se extienden por Aragón, sin duda sorprende la planta en forma
de herradura del castillo o torre de Macenas, coronado con un
parapeto con aspilleras, que con 2 cañones de 24 libras, servía
para defender la playa de los ataques piratas.
Por
la fachada Oeste intento acceder al interior que se encuentra
cerrado, así que evitando sacar los coches que aprovechan la sombra
que ofrece el castillo, me detengo unos minutos para fotografiar la
fortaleza con la sierra Cabrera y las playas de Mojácar de fondo.
Desde el castillo,
continúo por una senda por la que cruzo la rambla Macenas, la
ausencia de marcas evidencia que ando por el lugar incorrecto, así
que me reincorporo a la pista principal, donde rápidamente encuentro
las marcas blancas y amarillas del PR-A 96, que me encaminan hacia el
chiringuito Macenas, punto en el que se inicia el tramo circular de
la ruta.
Aunque las dos opciones
acaban en el mirador de la cumbre del Sombrerico, prefiero aprovechar
la sombra que ofrece a estas horas la montaña, para seguir en suave
ascenso dirección Sur por la pista principal, hasta que me deja unos
metros por encima de la linea de costa, tapizada por largas placas de
roca en las que se apuestan varios grupos de pescadores.
Ya por terreno llano,
camino relajadamente atravesando un corto paso entre rocas, donde veo
la estela dejada por un velero, que visualizo nada más pasar, cerca
del istmo que une el peñón sobre el que se construyo en la época
Nazarí, entre los S.XII al XIV la Torre del Pirulico o del Peñón, a
cuyas estribaciones llego tras un corto ascenso.
Para aproximarme hasta la
base de la torre de planta troncocónica construida en mampostería,
cojo una larga escalera en piedra en forma de S, por la que llego
hasta una segunda escalera metálica que me permite superar los 7
metros de altura que hay hasta la puerta compuesta por un arco
rebajado por la que accedo a una pequeña planta abovedada, desde la
que asciendo por una escalera de caracol hasta la plataforma superior, donde diviso de Norte a Sur, toda la línea de costa que va
desde Mojácar a Carboneras, en la que se encuentra la Torre del Rayo que junto con la del Pirulico, conformaban el sistema defensivo
costero desde Adra a Mojácar.
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Cerca del nivel del mar, la tierra da paso a la arena, punto en el que se ubica la Piedra del Nazareno |
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Nada más dejarla atrás, alcanzo el extenso arenal que conforma la playa del Bolmayor |
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También conocida como la playa de Macenas, por la ubicación en ella del castillo de Macenas |
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Tras echar un vistazo, continúo por la pista principal |
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Disfrutando de las vistas hacia la sierra Cabrera |
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Hasta llegar a un cruce de caminos, punto en el que inicio el tramo circular de la ruta |
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Donde sigo por la línea de costa, aprovechando la sombra que ofrece la montaña |
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Ya por terreno llano, atravieso un tramo entre rocas, donde veo la estela dejada por un velero |
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Que visualizo nada más pasar; después de un corto ascenso, alcanzo las estribaciones ... |
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De la Torre del Pirulico, a la que me acerco por una escalera en forma de S y acto seguido por una vertical |
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Por la que accedo a una pequeña planta abovedada, desde la que asciendo por una escalera de caracol |
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Hasta la plataforma superior, donde diviso de Norte |
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A Sur, toda la costa línea de costa que va desde Mojácar a Carboneras |
Ahora, toca superar unos
150 metros de desnivel positivo que hay hasta la cumbre del
Sombrerico, que suponen la mitad del desnivel total del recorrido. Así que desde la plataforma superior de la Torre del Pirulico,
desciendo a la pista por la que continúo en suave ascenso unos
metros, hasta alcanzar un pequeño saliente donde observo el arco
natural (arco del Pirulico) que se ha formado por la erosión en la
cara Sur del Peñón y al otro lado la cala del
Pirulico o del Peñón, en la que no hay ni un alma.
Después, regreso a la
pista que en suave ascenso me va alejando de la costa, encaminándome
en largas lazadas hacia la loma en la que se ha formado un barranco
que desemboca en la playa del Pirulico, en cuya cima se ubica el
cortijo de La Rosa de los Vientos, que cuenta con unas vistas
privilegiadas y en cuyo desvío (cota 50 metros, 4,2 km) alcanzo un
cruce de caminos, cerca de coronar el punto más elevado de la pista,
que se dirige hacia las playas naturales de Bordenares y el
Sombrerico, para acabar muriendo en el cortijo de Bordenares.
Haciendo caso a las marcas
blancas y amarillas del PR-A 96, abandono la pista para
coger un sendero con el piso bastante descompuesto que a media ladera
voy ascendiendo hacia la cumbre del Sombrerico, desde la que tengo
una amplia panorámica del tramo de pista comprendido entre la Torre
del Pirulico y el cortijo de La Rosa de los Vientos, que a medida que
voy llegando al final, va incrementado la pendiente, resultando ser
el tramo más duro de todo el recorrido.
Tras casi hora y media,
alcanzo los 170 metros que tiene la cumbre del Sombrerico, en la que
hay un par de mesas, además de un pequeño observatorio de madera,
que a falta de aves, me permite disfrutar de las vistas de parte del
litoral Almeriense, en el que sin duda destaca hacia el Sur las
playas de Bordenares y el Sombrerico; al Oeste la sierra Cabrera ; al
Norte las playas de Mojácar, con la sierra de la Almagrera de fondo
difuminada por la calima.
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Desde la plataforma superior, me acerco hasta un saliente, donde observo el arco del Pirulico |
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Y al otro lado, la playa del Pirulico o del Peñón, en la que no hay ni un alma |
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Después, regreso a la pista, que realizando largas lazadas |
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Voy remontando un barranco que desemboca en la playa del Pirulico, hasta alcanzar una bifurcación |
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Donde abandono el camino principal, para continuar subiendo tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR-A 96 |
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Que a media ladera me llevan hacia la cumbre del Sombrerico |
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Mientras disfruto de las vistas hacia la costa y el cortijo de la Rosa de los Vientos |
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A medida que voy llegando al final, la pendiente se acentúa |
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Para llegar tras hora y media, a la cumbre del Sombrerico, en el que hay un observatorio |
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Que a falta de aves, me permite disfrutar al Sur de las playas de Bordonares y el Sombrerico |
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Al Oeste de la sierra Cabrera |
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Y al Norte de la costa de Mojacar |
Situada en el extremo
Oeste de la cumbre del Sombrerico, localizo la baliza con las marcas
blancas y amarillas que se encuentra en el inicio de la Cuerda de la
Chacona, amplio camino de tierra de un kilómetro de longitud que une
los dos observatorios, por el que aprovecho para correr un rato con
la costa de Mojácar de fondo, hasta que llego al desvío al segundo
observatorio, donde abandono por unos minutos el camino principal,
para tomar otro a mano izquierda, que en apenas un par de minutos me
permite alcanzar el observatorio, desde el que tengo una panorámica
similar al anterior, en el que diviso abajo el castillo
de Macenas.
Posado sobre una rama,
observo un coqueto ejemplar de cogullada campesina (Galerída
theklae), pájaro autóctono del norte de África, la Península
Ibérica y Baleares, que suele habitar en lugares cálidos, ocupados
por estepas o páramos con cierta cobertura arbustiva, tan
característicos de estas sierras almerienses, fácilmente
reconocible por la pequeña cresta que luce en su cabeza.
A la carrera, desciendo
hasta la Cuerda de la Chacona donde todavía asoma la planta
troncocónica de la Torre del Pirulico, para continuar por ella
rodeando de Norte a Oeste la montaña, dirigiéndome en fuerte
descenso hacia la playa de Bolmayor, hasta que cerca de la rambla de
Macenas el piso se descompone, lo que me obliga a aminorar poco a
poco el paso, para acabar caminando y evitar dar un resbalón.
Una vez finalizado el
descenso, alcanzo el chiringuito Macenas, punto en el que cierro
la circular e inicio el retorno hacia la playa Venta del Cantal, no
sin antes acercarme hasta el castillo de Macenas y tras cruzar la
rambla del Cortijo Blanco, al arenal de la playa de Bolmayor, por el
que camino disfrutando de las vistas de la sierra Cabrera, mientras a
estas horas los pescadores ocupan la orilla.
Próximo al final de la
playa, recupero la pista que rápidamente se transforma en camino,
paso junto a la piedra del Nazareno y con las últimas luces del día, camino por la linea de acantilados que componen las estribaciones de
la sierra Cabrera, por la que alcanzo el aparcamiento de la playa Venta del Cantal,
donde me espera la familia para regresar a cenar al hotel.
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En el extremo Oeste, localizo la baliza con las marcas blancas y amarillas, donde desciendo a la carrera por la Cuerda de la Chacona |
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Hasta alcanzar el desvío al segundo observatorio, donde abandono el camino principal |
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Para subir al observatorio, en el que disfruto de una panorámica similar al anterior y del castillo de Macenas abajo |
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Mientras posado sobre una rama, observo un coqueto ejemplar de cogullada campesina |
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Después, desciendo hasta la Cuerda de la Chacona |
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Para continuar por ella, rodeando de Norte a Oeste la montaña, hasta llegar al chiringuito de Macenas |
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Donde cierro la circular e inicio el regreso, pasando antes por el castillo de Macenas |
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Y tras cruzar la rambla del Cortijo Blanco, caminar por el arenal de la playa de Bolmayor |
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Disfrutando de las vistas de la sierra Cabrera |
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Y los detalles, en forma rocosa |
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O de la flora de la zona |
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Cerca del final de la playa, recupero la pista, paso junto a la piedra del Nazareno |
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Y con las últimas luces del día, camino por la línea de acantilados de la sierra Cabrera |
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Donde desciendo por el camino acondicionado |
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Hasta alcanzar el aparcamiento de la playa Venta del Cantal
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