lunes, 31 de agosto de 2015

Nacimiento del río Pitarque (Ojal de los Planos y Ojal de Malburgo)


Hoy nos vamos toda la familia a la provincia de Teruel, para realizar una de las rutas clásicas de la provincia, el Nacimiento del río Pitarque. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Quedamos en Zaragoza con mis padres, y desde allí cogemos la N-232 hasta el desvío hacia Belchite, donde enlazamos con la A-222 hasta la población de Montalban, donde la dejamos y continuamos unos kilómetros por la N-211 hasta la población de Ejulve, y desde allí finalmente por la comarcal A-1702, que se encuentra en obras a Pitarque.

Después de la Odisea, llegamos a Pitarque, el pueblo es pequeño, y no hay donde aparcar, retrocedemos unos metros por la carretera, y en una pequeña explanada, junto a una nave, dejamos la furgoneta.

Como vamos a acabar tarde, nos tomamos un tentempié, cargamos la mochila, e iniciamos el recorrido, desde este punto.

Caminamos durante un par de minutos por la carretera, hasta que llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, unos metros más adelante, encontramos el primer panel informativo de la ruta, situado junto a la Fonda de Pitarque, donde a la vuelta intentaremos comer.

Desde este punto, comenzamos a descender por la calle La Era, hasta la plaza del Generalísimo, donde aprovechamos para echar un trago en la fuente, que hay situada en medio de la plaza.

Después continuamos nuestro camino, ya por la calle Piñuela, por la que poco a poco vamos saliendo de Pitarque, hasta que alcanzamos un puente, donde hay un cruce de caminos perfectamente señalizado.






En este punto giramos hacia la derecha dirección SO, en ligera subida, siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR.-TE67, que coinciden durante unos kilómetros con las rojas y blancas del GR.8, por el que caminamos por terrenos de cultivo, árboles de ribera, debido a la proximidad del río Pitarque, y algún ejemplar de Arce.

Poco a poco, nos vamos alejando de Pitarque, y desde el camino comenzamos a ver el cañón que forman Peñarubia (a la izquieda), y la Peña de la Virgen (a la derecha), donde podemos observar como despegan algunos buitres leonados.

Por amplio camino de tierra, llegamos al punto más elevado del recorrido, descendemos unos metros y alcanzamos la Ermita de la Virgen de la Peña, de nave rectangular y construida entre los S.XVIII y XIX.

Aunque se encuentra cerrada, podemos ver su interior por una pequeña ventana enrejada, donde destaca una replica románica de la talla de la virgen, ya que la original fue tirada al rió durante la guerra civil.








A pesar de estar a finales del mes de Abril, hace bastante calor, aprovechamos para quitarnos ropa, echar un trago de agua, y continuamos el ligero ascenso durante doscientos metros, hasta que alcanzamos un cruce de caminos, perfectamente señalizado, donde dejamos a nuestra derecha el GR.8, y continuamos rectos dirección SO, siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-TE67.

Ya por terreno llano, avanzamos con facilidad, llegamos a la altura de una cascada, que lleva un buen caudal, lo que nos da esperanzas de poder encontrar el nacimiento con mucha agua, pasamos junto a ella, por una pasarela de madera, donde Adrian se detiene para jugar con el agua.

Tras sortearla, proseguimos la marcha, descendemos unos metros hasta que alcanzamos las ruinas de una antigua Central Hidroeléctrica, construida en el S.XIX, y que entro en funcionamiento en el año 1923, para aprovechar el agua del río, y que junto con la Central Térmica de Aliaga, se encargaban de dar luz a una treintena de pueblos de la serranía.

Como dato curioso, y que no pasa desapercibido, son las dos garitas de vigilancia que hay adosadas al edificio principal, y que se construyeron para defender la central, de los sabotajes de los Maquis.








Junto a la central hay una zona recreativa, con mesas y bancos para poder comer, la verdad que hoy no apetece nada, ya que hace mucho calor, y no hay ni una sola sombra, así que nosotros continuamos nuestro recorrido, ya por cómodo sendero, por el que poco a poco nos vamos introduciendo en el cañón, y en el que la vegetación cada vez es más espesa, ofreciéndonos una buena sombra.

En ligera subida, comenzamos a pasar por tramos acondicionados con pequeñas pasarelas de madera, por las que sorteamos el barro producido por las filtraciones del río, y de varios torrentes que en su camino hacia el río, mojan el sendero.

Cuando alcanzamos los tres kilómetros y setecientos metros, nos desviamos unos metros del sendero, y visitamos un pequeño abrigo, donde podemos ver travertinos, que son pequeñas rocas que se forman por la precipitación del carbonato cálcico sobre las plantas y restos vegetales.











Tras ver está curiosa formación, regresamos al sendero, nos reagrupamos y continuamos caminando en ligero ascenso, pasando por algún que otro tramo acondicionado con pasarela, para evitar las zonas con mucho barro.

A medida que nos adentramos en el barranco, el rumor del río se hace más fuerte, en un pequeño saliente junto al camino, nos detenemos un instante, y por fin disfrutamos de las primeras vistas del río Pitarque, que baja con un excelente caudal, y con bravura. 

Unos metros más adelante, nos desviamos nuevamente del sendero principal, para visitar una pequeña cueva, construida en piedra, que puede servir de refugio en casa de lluvia.

De vuelta al sendero, seguimos subiendo ligeramente, llegamos a un tramo acondicionado con barandilla, desde el que obtenemos una amplia panorámica de todo el barranco por el que discurre el río Pitarque.

Después de unos metros de llaneo, comenzamos a descender suavemente, hasta llegar a la altura del cauce del río, donde aprovechamos para hacer una pausa, y disfrutar un rato de tan magnifico espectáculo.








Tras la parada, regresamos al sendero, continuamos durante medio kilómetro, por una espesa selva, con el piso algo irregular, y con tramos de barro, hasta que cerca del nacimiento del río Pitarque, alcanzamos un cruce, donde tenemos la opción de visitar el ojal de los Planos, o ir al Ojal de Malburgo y al nacimiento del río Pitarque.

Como nosotros queremos permanecer un rato en el nacimiento, optamos por visitar primero el Ojal de los Planos, así que abandonamos el sendero principal, y giramos hacia nuestra derecha para continuar por un tramo equipado con escalones, por el que ganamos altura rápidamente, hasta alcanzar la margen izquierda del río.

Ya por sendero, descendemos unos metros, por un tramo acondicionado con barandilla, hasta casi tocar el cauce del río. En este lugar, nos detenemos un instante para disfrutar de las vistas, donde podemos ver la famosa chimenea, y al fondo la cascada que forma el Ojal de Malburgo, en el que nace el río Pitarque.

Después de disfrutar de las vistas, afrontamos el tramo más comprometido de todo el recorrido, y en especial para Adríán, ya que nos toca hacer un largo tramo equipado.

Para empezar, realizamos una sencilla trepada, ayudándonos de una grapa para la mano y un peldaño para los pies, y alcanzamos una estrecha repisa, equipada con cadenas, por la que avanzamos en fila de a uno, con precaución, hasta alcanzar un último paso aéreo equipado con grapas y peldaños, por el que accedemos a la oquedad, en la que se encuentra el Ojal de los Planos, donde oímos como se precipita el agua.








Como no hay mucho que ver, regresamos por el mismo camino, hasta el sendero principal, continuamos unos metros por un tramo con bastante agua, que salvamos por un lateral, apoyándonos en las piedras que sobresalen del suelo, y cruzamos un puente de hormigón por el que salvamos el cauce del río Pitarque.

Una vez en la margen derecha del río, nos detenemos un instante para disfrutar de la belleza de este paraje, declarado en el año 2009 como Monumento Natural.

Ya por terreno de roca, avanzamos lentamente disfrutando de cada momento, cerca de la chimenea, superamos un paso, equipados con tres peldaños y cadena, y alcanzamos la chimenea, también conocida como Ojal de la Fuente, donde el agua se precipita desde una altura de unos cuatro metros.









Para acceder al nacimiento del río, en la chimenea hay una serie de pequeñas grapas, que no ofrecen mucha seguridad, por lo que la mejor opción es vadear el río, ya que se ven zonas donde no cubre mucho, y se puede pasar andando.

Como soy el único que lleva botas de Goretex, los demás deciden quedarse junto a la chimenea, salvo Adrián que quiere continuar, aunque al final entre todos logramos convercerle, que lo mejor es que se quede aquí ...

Con la ayuda de los palos, y buscando las zonas de piedras, comienzo a vadear el río pegado a la chimenea, hasta que llego a la base de la presa, que salvo por un sencillo paso equipado con cadena, cuatro peldaños metálicos y una grapa para las manos.

Superado este primer escollo, vadeo de nuevo el río hacia una isleta de piedras, situada en medio del cauce, una vez la alcanzo, camino por ella durante unos metros, hasta que hago un tercer y definitivo vadeo por el que llego hasta un resalte en la pared, equipado con peldaños, grapas, y un tramo de cadenas, por el que gano altura, hasta alcanzar una repisa acondicionada con barandilla, por la que camino unos metros, hasta que se bifurca en dos.

Antes de seguir ascendiendo, continúo todo recto, hasta un pequeño balcón que sirve de perfecto mirador de la cascada que forma el nacimiento del río Pitarque, tras disfrutar de ella durante unos minutos, regreso hasta la bifurcación, y acometo un último tramo equipado con peldaños y varios tramos de cadena, por la que asciendo con tranquilidad hasta el Ojal de Malburgo, del que mana abundante agua.








Como tan solo hay una pareja, aprovecho para permanecer unos minutos sentado junto al nacimiento del río Pitarque, y hacer unas fotografías. En caso de que el nacimiento este seco o con escaso caudal, se puede continuar pasando al otro lado, y subir a Peñarrubia por el desconocido paso de la Escala, que tan bien describiera nuestro compañero Bruno, en su blog Montañismo para todos.

Pero hoy lleva mucho caudal, y he venido acompañado, así que regreso por el mismo lugar, hasta la chimenea, donde aprovechamos para sacar la tortilla de patata, y el jamón de Teruel, y darnos un pequeño homenaje, en un lugar de ensueño.

Ya con los estómagos calmados, que no satisfechos, comenzamos el camino de regreso por el mismo sitio, pero con diferentes perspectivas de tan bello lugar, y cada dos por tres nos vamos deteniendo, para observar especialmente las diferentes formas que ha esculpido el paso de los años, en algunas rocas de Peñarrubia.







Chino a chano, vamos saliendo del cañón, alcanzamos la antigua central hidroeléctrica, y minutos más tarde enlazamos con el GR.8, por el que llegamos a la Ermita de la Virgen de la Peña, donde aprovechamos para hacer una última parada para descansar.

Tras la parada, vuelta al camino por el que ya comenzamos a ver Pitarque, Adrián dice que se cansa, y me pongo a su par para hablar un rato con el, sin darnos cuenta, me doy media vuelta, y veo que a lo tonto nos hemos quedado solos, y a los demás ni se les ve, pues nada más que estaba cansado.

Ya en las estribaciones de Pitarque, subimos por la calle Piñuela, donde esperamos a los demás, mientras Adrián juega con unos gatos, una vez reagrupados, alcanzamos la Plaza del Generalísimo, echamos un trago de agua en la fuente, y por la calle la Era, subimos hasta la Plaza del ayuntamiento, donde entramos en la Fonda de Pitarque, haber si hay suerte y nos dan de comer, ya que son cerca de las cuatro.

A pesar de las horas, no nos ponen impedimento, así que nos pedimos un menú del día, después al coche, y vuelta a Zaragoza, previo paro en Montalban para jugar un rato en el parque.

Al final nos ha salido un recorrido muy majo, del que esperábamos mucho, y que ha superado nuestra expectativas, ya que no esperábamos que llevase tanto caudal el río.








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