martes, 28 de febrero de 2023

Ascensión al Moncayo (2314 m.) por el corredor Oeste del circo de Morca (PD, 200 metros - 45º): descenso por La Directa y la senda de los Lobos, desde Haya Seca

La sierra del Moncayo, tiene una extensión de 25 kilómetros de largo por 8 kilómetros de ancho, siendo su máxima elevación con sus 2.314 metros, el pico Moncayo o San Miguel, situado entre las provincias de Zaragoza y Soria.

Desde el punto de vista geológico, el espacio está dominado por materiales silíceos (areniscas, lutitas, conglomerados) que constituyen el núcleo del macizo, si bien en las zonas periféricas aparecen materiales calcáreos (calizas y dolomías).

Con dos vertientes claramente diferenciadas, la cara Sur es más soleada, contiene una representación de pinares, encinares, quejigos o arces, que en las zonas altas dan paso a los sabinares rastreros con efedras y cojines de monjas, que, sobre un suelo calizo erosionado por el agua a lo largo de los siglos, a formando un sinfín de barrancos, simas o cuevas.

En contraste, la cara Norte es más húmeda y fría. Alberga bosques húmedos, dispuestos en pisos altitudinales, en función de sus requerimientos de humedad y temperatura, situándose en las zonas más bajas los encinares, que dan paso a mayor altitud a rebollares y hayedos, enlazando en las partes altas con frondosos pinares de pino silvestre, que a partir de los 1.700 metros son formados de pino negro, siendo ambas especies fruto de una repoblación, debido al pastoreo intensivo y al carboneo, que dejó desnudo una importante parte del monte.

Las ascensiones más habituales, son desde la parte aragonesa por el GR.90.1 y desde la parte soriana, remontando el cauce del río Transmoncayo (La Cueva de Ágreda). En invierno, para evitar la exposición que ofrece la subida por la vía de verano (trampolín), se accede a través del Cucharón, pero existen otras alternativas algo más complejas técnicamente, como la ascensión por el corredor de los Gendarmes e incluso más solitarias, como son los corredores que ascienden por el circo de Morca (corredor Oeste PD, 200 metros y 45º), que es la opción elegida para llegar a la cima del Moncayo, en compañía de Ángel (A un Paso de la Cima) y Félix.



 

Hacía años, que llevaba en mente esta actividad, pero, necesita algún compañero, porque, es una actividad, que no me apetecía hacer en solitario. El día ha llegado, así que, quedó en el área de servicio Valcarcel con Ángel y Félix, donde tomamos un café, mientras trazamos en plan definitivo, ya que traemos varios ases en la manga, dependiendo de las condiciones en las que se encuentra la carretera de acceso al aparcamiento de Haya Seca.

Con tranquilidad, vamos hasta Vera del Moncayo, cogemos la pista asfaltada y pasada el área recreativa de la Fuente de la Teja, llegamos a un control, donde nos indican, que para poder subir, necesitamos ruedas de invierno y cadenas, así que, como llevamos ambas (las cadenas en el maletero), continuamos subiendo por la pista, que tiene algunas placas de hielo.

Sobre las diez de la mañana y con mucha pericia (que bien conduce Félix y que bien van las ruedas de cuatro estaciones), llegamos al aparcamiento de Haya Seca, donde hay media docena de vehículos, en una mañana fría pero agradable (el termómetro marca -2º), donde dejamos prendas de abrigo en la mochila, porque en el cordal, anuncian algo de viento y una sensación térmica de -14º.

Con todo preparado, comenzamos a caminar por la pista de tierra, disfrutando de las vistas hacia los pirineos y la sierra de la Nava Alta, pasando por el paredón rocoso, en el que relumbran las chapas, de una pequeña escuela de escalada, con ocho vías, 
que van desde el V de Cifras y Letras, hasta el 6c de El expedicionario, preludio del Santuario de Nuestra Señora del Moncayo, que, a pesar de tener bajada la barrera, está abierto, mientras seguimos caminando, hasta llegar a la plazoleta, en la que se sitúa la fuente de San Gaudioso, en la que convergen los dos ramales del GR.90.1 y ya por sendero, ganamos unos pocos metros más, hasta alcanzar un cruce, donde tenemos la opción de subir al Moncayo por el circo de San Miguel o ir hacia el collado de Bellido.

La idea inicial, es subir por el circo de Morca, aunque, vemos que no hay huella, cosa que tampoco nos extraña, ya que, todo el mundo sube por las diferentes vías del Circo de San Miguel, así que, de momento, seguimos hacia el collado de Bellido, que si la nieve está muy profunda, siempre queda la opción de darse media vuelta o recortar la circular, bajando por la Directa, por lo que continuamos por un bonito sendero, que rápidamente nos introduce en un espectacular pinar, tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.90.1, alternando largos tramos de pinar, con pequeños claros, en los que disfrutamos de las vistas.

De nuevo en el pinar, continuamos caminando por el manto de nieve, que no tiene mucho espesor y está algo compactado, por lo que, a pesar de no haber huella, avanzamos sin apenas esfuerzo, 
observando entre las ramas, la silueta del circo de Morca y a lo lejos, el collado de Bellido, tras el que se elevan las principales montañas de la sierra de la Nava Alta.

Unos metros más adelante, salimos a una zona despejada, cerca de la base del pico Morca, que está venteado, donde vemos un corredor bastante tumbado que asciende a su cima, que es una de las opciones que barajamos, pero, parece sencillo, así que al final, nos vamos al circo de Morca, por lo que continuamos caminando por el pinar, en el que hacen acto de presencia algunos acebos, hasta alcanzar el barranco de Morca, que atraviesa una especie de cortafuegos, por el que comenzamos a subir por la margen izquierda del barranco (orográfica), tomando de referencia los hitos que hay colocados a lo largo de su curso, aunque, no tiene mayor complicación, que ir todo recto, ya que el circo de Morca, lo tenemos enfrente. 

Buscando los mejores pasos, en esta zona, la nieve está algo más blanda, así que nos relevamos para hacer huella, hasta alcanzar la base del circo de Morca, donde aprovechamos las rocas desnudas de la morrena para descansar, comer un poco y ponernos los crampones, mientras observamos los dos corredores principales que asciende a la parte superior, que intuimos, será el de la derecha, ya que, tiene una salida más tumbada, pero, hasta que no estemos cerca, no lo sabremos a ciencia cierta.

Sobre las 10 de la mañana, llegamos a Haya Seca, preparamos las mochilas
E iniciamos la circular, caminando por la pista de tierra
Disfrutando de las vistas hacia el Cabezo de la Mata, la sierra de la Nava Alta y los Pirineos
Pasando por el paredón rocoso, en el que se ubica una pequeña escuela de escalada, compuesta por ocho vías
Preludio, del Santuario de Nuestra Señora del Moncayo, donde seguimos caminando, para continuar ya por sendero
Hasta alcanzar un cruce, donde tenemos la posibilidad de subir al Moncayo por el circo de San Miguel o por el collado de Bellido
Opción está última por la que nos decantamos, adentrándonos en un bonito pinar, tomando de referencia el GR.90.1
En el que vamos alternando tramos de bosque
Con otros a cielo abierto
En los que disfrutamos de las vistas
De nuevo en el pinar, continuamos caminando por el manto de nieve, que no tiene mucho espesor
Observando entre las ramas, la silueta del circo de Morca
Y a lo lejos, el collado de Bellido, tras el que se elevan las principales montañas de la sierra de la Nava Alta
Unos metros más adelante, salimos a una zona despejada
Cerca de la base del pico Morca, donde vemos un corredor bastante tumbado, que asciende a su cima
Que descartamos, ya que parece demasiado sencillo, así que, seguimos por el pinar
Hasta alcanzar el barranco de Morca, donde abandonamos el GR.90.1, para continuar por la margen izquierda del barranco (orográfica)
Tomando de referencia los hitos que hay colocados a lo largo de su curso
Buscando los mejores pasos, ya que, en esta zona, la capa de nieve tiene mayor espesor y está más blanda
Hasta alcanzar la base del circo de Morca, donde observamos los dos corredores principales

Mientras saco el piolet, el resto se adelanta, así que unos minutos más tarde, comienzo a ascender por el circo de Morca, con una nieve blanduzca, donde aprovecho la huella para alcanzar al grupo. Cuando estamos a media ladera, 
nos detenemos un instante, para comprobar, que, efectivamente, el corredor Oeste es el que se encuentra situado a la derecha, así que, trazamos una diagonal, hasta situarnos en la entrada del corredor, donde Ángel, va dejando unos buenos escalones, que, al resto, nos permite ganar desnivel de forma lenta pero segura.

A medida que vamos ganando desnivel, cerca de un gran bloque, que se encuentra a mitad del corredor, la capa de nieve es casi inexistente y bajo ella, se esconde una capa de hielo, por lo que escasamente, se clavan las puntas de los crampones y el piolet. Ángel, lo pasa con más o menos tino, a Félix le cuesta lo suyo (los dos van con dos piolets), pero yo, que voy con un solo piolet, comienzo a dudar, ya que no consigo fijarlo bien y además, la huella es prácticamente inexistente, por lo que, tras varios intentos, consigo superar este pequeño tramo, hasta alcanzar el bloque, donde descansamos mientras estudiamos el siguiente sector.

La salida desde el bloque, no está mucho mejor, el piolet, escasamente clava la punta y la pendiente, es de unos 45º, pero a cambio, el corredor se estrecha, lo que ofrece algo más de garantía, al poder tirarte un poco más hacia los laterales y jugar con las rocas, que están bien afianzadas, lo que hace, que, con algún que otro apuro, consiga superar este paso. A partir de este punto, la nieve vuelve a ser más profunda, así que, aprovechando los escalones que ha tallado el amigo Ángel, salimos caminando del corredor, hasta alcanzar el amplio cordal que une el pico Lobera con el Moncayo, donde nos recibe un gélido viento, que invita a seguir caminando.

Como Ángel ha sido el primero en llegar, se adelanta, mientras recogemos piolets y sacamos los bastones, para acto seguido, continuar caminando, pero en vez de hacerlo por el cordal, unos metros más abajo a resguardo del viento, que ha barrido la nieve, dejando tan solo esquirlas de hielo, hasta alcanzar el collado de Morca, donde nos reagrupamos y aprovecho para ajustar bien los crampones, que hace un rato que me están dando mal, mientras valoramos la posibilidad de subir al pico Lobera, ya que pasaremos a escasos 100 metros de su cima.

Mientras saco el piolet, el resto se adelanta, así que unos minutos más tarde, comienzo a ascender por el circo de Morca
Hasta que a media ladera, los alcanzo, punto en el que trazamos una diagonal a la derecha
Para posicionarnos en la entrada del corredor Oeste
Donde Ángel abre huella, dejando unos buenos surcos en la nieve (foto de Ángel)
Lo que nos permite, remontar el corredor, de forma lenta pero segura, aunque, a medida que vamos ganando desnivel
 La capa de nieve es casi inexistente y bajo ella, se esconde otra de hielo, donde apenas se clavan los crampones y el piolet
Hasta alcanzar un bloque, donde descansamos mientras disfrutamos de las vistas hacia los Pirineos
La sierra de la Nava Alta y estudiamos el siguiente sector
Que acometemos a continuación, donde las condiciones de la nieve son parecidas, aunque al ir algo más encajados, da sensación de seguridad
Al poder tirarte un poco hacia los laterales, salvando este sector, que da paso al tramo final
Donde la capa de nieve es mayor (foto Ángel)
Lo que nos permite salir del corredor, con más facilidad de lo esperado (foto Ángel)
Hasta alcanzar el cordal, que une el pico Lobera con el Moncayo, que recorremos unos metros más abajo
A resguardo del viento, hasta alcanzar el collado de Morca, donde valoramos subir al pico Morca

Tras valorar la situación, desestimamos coronar, ya que los tres hemos estado y el paso por el corredor, ha gastado más energías de las esperadas, por lo cual, continuamos caminando a paso tranquilo por el cordal, recuperando energías, donde la pendiente da paso a un terreno de falso llano, cubierto por una fina capa de nieve, por el que avanzamos cómodamente hasta enlazar con la vía de verano, a la altura del Alto del Collado de las Piedras, desde el que observamos como por el Circo de San Miguel, tan solo han subido por el corredor de los Gendarmes, ya que, el Cucharón, está sin huella.

Sin apenas detenernos, descendemos hacia el collado del Alto de las Piedras, en la que converge con la subida desde la Cueva de Ágreda, donde acometemos la subida final al Moncayo, buscando las zonas blanqueadas, que no son más que puro hielo, que el aire ha transformado en muy diversas formas, hasta alcanzar la figura de la Virgen del Pilar y unos metros más adelante, el vértice geodésico, que marca los 2314 metros del Moncayo, en el que tan solo hay un grupo de personas, con las que nos hemos cruzado hace un rato. En la cima, hace un frío del carajo, obviamos las vistas que ya nos las conocemos, hacemos una foto en el vértice geodésico y de cabeza a un vivac, en el que nos refugiamos del viento, descansamos y echamos un bocado, que son cerca de las cuatro.

Unos minutos más tarde, recogemos todo, nos despedimos del grupo, que han venido caminando desde Beratón, que, intuimos se les va hacer de noche, porque tienen que recorrer todo el cordal y las temperaturas en cuanto se vaya el sol, bajarán en picado, razón, por la que vamos a cambiar el plan trazado (queríamos bajar al collado de Castilla y el barranco de Agramonte, para enlazar con la senda de los Lobos) dando un tijeretazo a la circular, para bajar por la Directa, que es la pala, que se utiliza para esquiar desde la vertiente zaragozana.

Sin más preámbulos, comenzamos a caminar hasta el borde de la pala, que vemos está con una nieve muy irregular, he iniciamos el descenso pero está vez, aprovechando que tengo peso mosca, abro huella, 
buscando las zonas más limpias de roca, donde de vez en cuando, acabamos con nieve hasta la rodilla, trazando alguna lazada para mitigar la pendiente, tomando de referencia las lindes del pinar, por donde discurre la senda de los Lobos, que, queremos coger en el punto más bajo posible (hay un gran hito), aunque lo que capta mi atención, es un mástil que asoma en la nieve, al que me acerco, para corroborar que se trata de parte de un ala, de uno de los dos aviones americanos que se estrellaron en los años 80 por causa de la niebla (un cazabombardero F-16 en el año 1984 y un Hércules C-130 en el año 1986), que fotografío, mientras espero a que los compañeros lleguen, porque andan algo rezagados.

Como la bajada se está haciendo algo larga, en vez de bajar directos, trazamos una diagonal hacia la Peña Nariz, contemplando la Peña Negrilla tras la que asoman otras sierras cercanas, como Urbión y la Demanda, mientras poco a poco, vamos acercándonos a la senda de los Lobos, que alcanzo un poco antes de llegar al hito que marca la entrada a la Directa (± 100 metros), donde espero sentado en una piedra a que lleguen mis compañeros, fotografiando el entorno, aunque la luz a estas horas, no es la mejor.

Una vez reagrupados, descansamos un instante, para acto seguido, continuar caminando por la senda de los Lobos, que rápidamente, nos introduce en el pinar, trazando una sucesión de lazadas, hasta alcanzar una escalinata, por la que salimos con las últimas luces de la tarde, al aparcamiento de Haya Seca, finalizando está variante para subir a la cima del Moncayo.

Tras valorar la situación, desestimamos hacer cima, así que, continuamos caminando a paso tranquilo por el cordal
Donde la pendiente da paso a una zona de falso llano, con una fina capa de nieve
Por el que avanzamos cómodamente hasta enlazar con la vía de verano
A la altura del Alto del Collado de las Piedras
Desde el que contemplamos, como por el circo de San Miguel, solo han subido por el corredor de los Gendarmes
Sin apenas detenernos, descendemos hacia el collado del Alto de las Piedras, donde enlazamos con la vía que viene de la Cueva de Ágreda
Donde remontamos la pala final (foto Ángel)
Por la que llegamos primero a la imagen de la Virgen del Pilar (foto Ángel)
Y unos metros más adelante, al vértice geodésico, en el que nos fotografiamos y rápidamente, nos metemos en un vivac
Después, vamos a la parte superior de la pala de <<La Directa>> e iniciamos el descenso, buscando las zonas más limpias de roca
Realizando algunas lazadas para mitigar la pendiente, tomando de referencia las lindes del pinar (foto Ángel)
Hasta llegar a media ladera, donde localizamos los restos de uno de los dos aviones americanos, que se estrellaron en los años 80
Como la bajada se está haciendo algo larga, trazamos una diagonal hacia la Peña Nariz
Contemplando la Peña Negrilla
Tras la que se asoman, otras sierras cercanas, como Urbión y la Demanda, mientras poco a poco, voy acercándome 
A la senda de los Lobos, que alcanzo un poco antes del hito, en la que espero fotografiando el entorno
Una vez reagrupados, descansamos, para acto seguido, continuar por la senda  de los Lobos, que rápidamente nos introduce en el pinar
Trazando una sucesión de lazadas, por la que desembocamos con las últimas luces de la tarde, en el aparcamiento de Haya Seca

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