Aprovechamos que este viernes tengo fiesta, para irnos toda la familia con un amigo de Adrián al pirineo, y más concretamente a la localidad de Canfranc, a la que llegamos unos minutos antes del mediodía, dejando la furgoneta en un aparcamiento junto a la carretera nacional.
Tras preparar los bocadillos, iniciamos la circular en sentido de las agujas del reloj, caminando por el borde de un campo de cereal para evitar la carretera (apenas son cincuenta metros), hasta enlazar con el GR.11.1 que va entre otros lugares a la mallata de Gabardito, hacia la que nos dirigimos en ligero ascenso, dirección Oeste, por un sendero que pasa junto a una borda situada en una amplia pradera, para acto seguido, introducirnos en un bosque mixto de bojes y hayas, paralelos al barranco de Los Meses (en algunos mapas aparece como barranco de Os Arones), por un precioso sendero delimitado por un muro de piedra, que da acceso a los antiguos viveros forestales de Los Meses, que visitamos.
Luego, subiendo por unas escaleras recuperamos el GR.11.1, para continuar el ascenso por la margen izquierda, hasta llegar a la altura de un dique que a modo de puente, nos permite cruzar a la margen derecha, cuyo ojo principal forma una bonita cascada, en la cual nos deleitamos por unos instantes. Mirando el entorno, nos percatamos que hay una trocha que remonta el barranco por su margen derecha, así que abandonamos el sendero principal para investigar esa trocha, que en apenas un par de minutos nos lleva hasta la base de otra cascada, está si formada por la naturaleza.
Después, regresamos sobre nuestros pasos hasta el sendero principal, por el que continuamos subiendo tomando de referencia las marcas blancas y rojas, dejando a la derecha un sendero secundario que lleva hasta dos de los sectores de escalada de Los Meses: Cueva Oculta (25 vías entre el IV+ al (b) y Placas al Sol (11 vías entre el 7a al 8a), que hacen justicia a su nombre, ya que ha estas horas le pega con gusto el sol a las roca, en la que vemos a un grupo de escaladores en plena faena.
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Dejamos el coche en un apeadero junto a la carretera N-330 e iniciamos el recorrido |
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Caminando por el borde de un campo, hasta enlazar con el GR.11.1, por el que vamos hacia la mallata de Gabardito
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A la que nos dirigimos en ligero ascenso, por un sendero que pasa junto a una borda |
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Situada en una extensa pradera, que atravesamos, para acto seguido
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Introducirnos en un bosque mixto de bojes y hayas, paralelos al barranco de Los Meses
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Por un precioso sendero delimitado por un muro de piedra, que da acceso a los antiguos viveros forestales |
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Que visitamos, para seguir subiendo por unas escaleras
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Hasta enlazar de nuevo con el GR.11.1, para continuar el ascenso por la margen izquierda |
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Del barranco de Los Meses, que cruzamos por un dique |
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Cuyo ojo principal, forma una bonita cascada
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En este punto, abandonamos el sendero principal, para continuar remontando por la margen derecha
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Que en apenas un par de minutos, alcanzamos la base de otra cascada, en está ocasión natural |
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Luego, retrocedemos sobre nuestros pasos hasta el sendero principal
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Por el que continuamos subiendo
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Tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.11.1 |
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Pasando por un sendero, que da acceso a los sectores de escalada: Cueva Oculta y Placas al Sol
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Nosotros, continuamos por el sendero principal que va trazando largas lazadas, que en determinados puntos permiten alcorzar, pasando junto al desvío del sector Días de Lluvia (9 vías entre el 6b al 8b+), al que se puede acceder ayudados por una cuerda, que los chicos juguetean con ella con la intención de acercarse a verlas, pero que preferimos obviar, para seguir subiendo por un precioso sendero, donde las hayas van dando a paso a pinos, acebos y geranios que ponen la nota de color.
Cuando superamos los 1200 metros (cota 1230), el sendero se convierte en una bonita terraza rocosa, que nos permite atravesar una vertical pared en la que se ubica la curiosa fuente de la Pajeta, que mana en el interior de la roca, por lo que para beber de ella es necesario utilizar una pajita, aunque hoy no sera necesaria ya que baja seca, en la que aprovechamos para disfrutar del entorno, fijándonos en una flor que nace en la misma roca y de la Peña Collarada, que emerge entre el bosque con sus 2883 metros, siendo la máxima altitud del valle del río Aragón.
Tras este pequeño descanso, continuamos el ascenso siguiendo el sendero que traza una curva a la derecha, sacándonos a un terreno desprovisto de vegetación, donde las vistas se amplían hasta la Moleta (izquierda), observando como Cranfranc va quedando en el fondo del valle, mientras vamos avanzando por un precioso sendero salpicado por robustos bojes, que rápidamente dan paso a un espectacular pinar, que atravesamos deteniéndonos de vez en cuando para admirar estos esbeltos ejemplares, algunos de ellos con doble tronco, subiendo sin apenas esfuerzo, hasta enlazar con el camino de Gabardito, donde se nos presentan varias alternativas.
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Aquí, continuamos por el sendero principal que va trazando lazadas, dejando el sendero que va al sector Días de Lluvia |
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Para seguir subiendo por un sendero, donde las hayas van dando paso a los pinos |
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Acebos
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Y geranios, que ponen la nota de color |
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Cuando superamos los 1200 metros, el sendero se convierte en una bonita terraza rocosa
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En la que se ubica la fuente de La Pajeta, que mana el agua en el interior de la roca, aunque hoy baja seca
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Donde aprovechamos para disfrutar del entorno, fijándonos en una flor que nace en la roca
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Y de la Peña Collarada, cuya cima no vemos todavía
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Luego, continuamos el ascenso siguiendo el sendero que gira a la derecha, sacándonos a un terreno despejado
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Donde las vistas se amplían hasta la Moleta (izquierda)
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Mientras vamos avanzando por un precioso sendero salpicado por robustos bojes
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Que rápidamente dan paso a un espectacular pinar, en el que nos detenemos |
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Para admirar estos esbeltos ejemplares |
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Algunos con doble tronco, subiendo sin apenas esfuerzo
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Hasta enlazar con el Camino de Gabardito, donde se nos presentan varias alternativas |
Aquí, continuamos caminando por el GR.11.1 hacia la mallata de Gabardito, cruzando el barranco de Los Meses, que en este punto da comienzo al tramo deportivo de este barranco (6 rápeles, siendo el más largo de 20 metros), que se puede combinar con su vecino barranco de Aguaré, mientras seguimos avanzando por el camino de Gabardito, afrontando el tramo más duro de todo el recorrido, ya que a pesar de que la pendiente no es excesivamente dura, el bosque no ofrece mucha sombra y el sol calienta, ganando poco a poco todo el desnivel acumulado de la jornada, con la Peña Collarada a nuestra espalda, fijándonos en una puntiaguda montaña cubierta íntegramente por el arbolado, que no conseguimos identificar.
Unos metros más adelante (cota 1340 metros), alcanzamos la fuente de los Abetazos situada bajo un precioso abeto, de la que mana un chorro de agua cristalina en la que me refresco, para acto seguido, introducirnos de lleno en un impresionante bosque de pinos y abetos, deteniéndonos cada dos por tres para admirar su porte, donde a medida que avanzamos, los abetos van dando paso a las hayas, aunque aquí, el pino es el protagonista, teniendo su mayor representante en el pino royo de Gabardito (Pinus sylvestris), un gran ejemplar de unos 20 metros de altura con más de 300 años, en el que sin duda destaca su enorme copa compuesta por un grueso ramaje color rojizo.
Después, seguimos por el camino de Gabardito que desemboca en la espectacular mallata de Gabardito, cerrada al Oeste por la sierra de la Madalena con dos de sus máximos representantes, la Punta d'As Blancas (izquierda) y el pico de la Madalena (derecha), que atravesamos por un herboso camino que nos conduce hasta un tilo, punto en el que se abren las vistas al Norte, con el espectacular circo rocoso que conforman el pico Rigüelo, los Mallos y el pico Lecherines o de la Garganta de Borau, además del pico Tortiellas, que cierra está impresionante muralla natural.
Tras disfrutar de las vistas, el camino da paso a un tímido sendero casi cubierto por la vegetación, por el que en apenas unos minutos en ligero ascenso, llegamos al refugio de la Mallata de Gabardito, que se encuentra en un estado aceptable, aunque preferimos comer fuera; yo en el porche y el resto al sol en la mallata, mientras oímos e intuimos al ganado pastar cerca del refugio.
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En este punto, continuamos caminando por el GR.11.1, hacia la mallata de Gabardito |
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Cruzando el barranco de Los Meses, para seguir avanzando por el camino de Gabardito |
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Afrontando el tramo más duro del recorrido, con la Peña Collarada a nuestra espalda
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Fijándonos en la continuación de su cordal, hacia una puntiaguda montaña cubierta de arbolado
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Unos metros más adelante
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Alcanzamos la fuente de los Abetazos, situada bajo un bonito ejemplar de abeto, en la que nos refrescamos
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Para acto seguido, adentrarnos en un impresionante bosque de pinos y abetos
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En el que nos detenemos cada dos por tres, para admirar su majestuoso porte
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A medida que vamos ganando desnivel, los abetos dan paso a las hayas
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Pero aquí, el gran protagonista es el pino, teniendo su mayor representante
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Al pino royo de Gabardito, un ejemplar de unos 20 metros de altura y más de 300 años
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Después, seguimos por el camino de Gabardito, que desemboca
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En la Mallata de Gabardito, cerrada al Oeste por la sierra de la Madalena
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Que atravesamos por un herboso camino que nos conduce hasta un tilo, en el que se abre las vistas al Norte |
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Con el circo rocoso que conforman el pico Rigüelo, los Mallos y el pico Lecherines, además del pico Tortiellas
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Tras disfrutar de las vistas, el camino da paso a un sendero a tramos cubierto por la vegetación
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Por el que llegamos al refugio de la Mallata de Gabardito
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Entre pitos y flautas, permanecemos casi una hora en el refugio, luego, regresamos sobre nuestros pasos con la mirada puesta en el horizonte, en el que vemos la afilada cima de la Punta Escarra y tirando de zoom. el barranco de las Negras, que forma una preciosa cascada conocidas como de las Negras o la Divina, hasta llegar a la altura del Tilo, donde pasta el ganado, fijándonos por última vez en el espectacular circo, en el que vamos repasando visualmente una por una todas sus montañas, comenzando por los pliegues del pico Rigüelo en el que próximo a su base, se ubica el refugio militar López Huici, pasando a los Mallos de Lecherines y finalizando en el pico Lecherines, que es una de las cimas que hace tiempo que le tengo echado el ojo.
De momento, nos conformamos con caminar por la preciosa pradera que conforma la mallata de Gabardito, repleta de lirios y claveles silvestres (Dianthus barbatus), cuyo nombre genérico significa “la flor del dios Zeus”, que no es fácil localizar, ya que se reparten por la Europa meridional, Armenia, Caucasia y en la Península ibérica, en las provincias de Huesca y Lleida, entre los 1400 y los 2040 metros.
Unos metros más abajo, abandonamos la mallata de Gabardito para adentrarnos en el bosque por el camino de Gabardito, que recorremos tan solo en sus primeros compases, hasta alcanzar un cruce de senderos donde tenemos la posibilidad de bajar hasta Canfranc por el barranco de Aguaré, que en el cartel pone “difícil”, tema por el que mi mujer no quería bajar por aquí, pero la hemos traído engañada (le dijimos que bajaríamos por el barranco de Los Meses), y los chicos, quieren bajar por el paso equipado si o si.
Como he visto el paso en varias fotografías y no me pareció que tuviera mucha dificultad, al final decidimos bajar por el barranco de Aguaré, así que en este lugar, abandonamos el camino de Gabardito para coger a mano izquierda un precioso sendero, que en suave descenso nos permite atravesar el bosque, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas de un PR.
A medida que vamos perdiendo desnivel, el sendero va cogiendo inclinación y el firme, se vuelve irregular con mucha piedra suelta, por lo que bajamos despacio con mucho cuidado, asiéndonos a las ramas de los árboles, hasta alcanzar un resalte seccionado en dos, equipado con varios tramos de cadena, además de media docena de grapas (no clavijas), que sirven para salvar los dos resaltes, el primero de unos cuatro metros bastante vertical pero sin sensación de vacío, que superamos fácilmente, que da paso al segundo de un par de metros, en el que no utilizamos las grapas.
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Luego, regresamos sobre nuestros pasos con la mirada puesta en el horizonte
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En el que vemos la afilada cima de la Punta Escarra y el barranco de las Negras
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Hasta llegar a la altura del tilo |
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Donde pasta el ganado
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Fijándonos por última vez en el espectacular circo, donde repasamos visualmente una por una todas sus montañas
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Comenzando por el pico Rigüelo, con el refugio militar López Huici cerca de su base
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Pasando a los Mallos de Lecherines
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Y finalizando en el pico Lecherines o de la Garganta de Borau, que está en la lista de pendientes
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Aunque de momento, nos conformamos con caminar por la mallata, cubierta de lirios y claveles silvestres
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Unos metros más abajo, abandonamos la mallata de Gabardito, para adentrarnos en el bosque
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Que recorremos en sus primeros compases, hasta llegar al desvío del barranco de Aguaré
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Cogiendo a mano izquierda un precioso sendero, que en suave descenso nos permite atravesar el bosque
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Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas de un PR.
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A medida que vamos perdiendo desnivel, el sendero coge inclinación y el firme, se vuelve irregular con piedra suelta
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Hasta alcanzar un resalte equipado con varios tramos de cadena y grapas, que solventamos fácilmente |
Una vez superado, continuamos el descenso hacia el cauce del barranco de Aguaré, por un sendero que sigue la tónica general, pendiente pronunciada y piedra suelta, por lo cual, cada uno va buscando la mejor forma para bajar, unos agarrándose a los árboles; otros bajando el culo, mientras poco a poco vemos como los paredones que protegen el barranco van quedando más cercanos, formando preciosos rincones, hasta alcanzar el cauce del barranco de Aguaré, en el que nos refrescamos los pies, en tanto disfrutamos de las vistas.
Media hora más tarde, reanudamos la marcha, cruzamos por las rocas el cauce del barranco, que en este tramo no lleva mucho caudal, para caminar por la margen izquierda buscando las marcas blancas y amarillas, que localizamos junto en la entrada del pinar, por el que avanzamos a la sombra de los pinos, por un sendero que ahora sí, mejora tanto en el piso como en la pendiente, casi imperceptible, en el que a medida que vamos perdiendo desnivel las hayas comienzan a entremezclarse con los pinos.
Poco a poco, vamos llegando al fondo del valle, acompañados en todo momento por el barranco de Aguaré, que no vemos pero oímos el discurrir de sus aguas, que en un punto determinado al precipitarse desde un dique, forma una cascada artificial, que observamos primero desde un saliente y luego desde su cabecera, por un sendero que sirve como aproximación o escape, al tramo deportivo del barranco.
De vuelta al sendero principal, continuamos bajando con vistas a las laderas de la Peña Collarada, siguiendo el sendero que va trazando algunas lazadas, que desemboca en otro proveniente del final del barranco deportivo de Aguaré, por el que avanzamos unos metros hasta salir a la carretera N-330, que cruzamos con cuidado para ir durante un centenar de metros pegados a ella, pasando junto al puente de los Peregrinos por el que discurren las aguas del río Aragón, que nace en el circo glaciar del valle de Astún.
Nosotros, seguimos su curso para adentrarnos en las calles de Canfranc, que recorremos disfrutando de las casas tradicionales construidas en piedra, hasta llegar al aparcamiento donde finalizamos está bonita circular, donde la “mayor” dificultad radica en el primer tramo del barranco de Aguare, que va desde el desvío del camino de Gabardito hasta llegar a su cauce, debido a la inclinación del terreno y la piedra suelta, pero que con paciencia se salva sin mayores complicaciones.
Antes de volver a casa, nos acercamos a Jaca, para dar una vuelta, tomar algo y disfrutar de la clásica estampa, de la Ciudadela con el macizo de Collarada de fondo.
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Una vez superado, proseguimos el descenso que sigue la tónica general, pendiente pronunciada y piedra suelta |
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Disfrutando de las vistas
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Mientras poco a poco, vemos como los paredones que protegen el barranco van quedando más cercanos |
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Bajando con cuidado, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, que nos conducen hasta el cauce |
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Del barranco de Aguaré, donde nos remojamos los pies, en tanto observamos las vistas cauce abajo
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Y hacia arriba
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Media hora más tarde, cruzamos por las piedras el cauce del barranco, que no lleva mucho caudal |
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Para continuar por la margen izquierda, adentrándonos en el pinar, donde el sendero se suaviza
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En el que a medida que vamos perdiendo desnivel, las hayas se entremezclan con los pinos |
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Poco a poco, vamos llegando al fondo del valle, acompañados en todo momento por el barranco, que forma una cascada |
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Unos metros más abajo, enlazamos con el sendero que viene del final del tramo deportivo del barranco
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Por el que seguimos hasta salir a la carretera N-330 |
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Que cruzamos, para continuar durante un centenar de metros pegados a ella |
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Pasando junto al puente de los Peregrinos, bajo el que discurren las aguas del río Aragón
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Hasta llegar a la población de Canfranc, dando por finalizada está bonita circular
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Y antes de irnos a casa, nos vamos a Jaca, donde disfrutamos la estampa de la Ciudadela con el macizo de Collarada
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