Aunque el cielo amenaza
lluvia por momentos, después de merendar nos vamos hasta la Finca de
la Alfranca, situada a 15 kilómetros de Zaragoza, en el término
municipal de Pastriz donde dejamos los coches.
Declarado como Bien de
Interés Cultural, el conjunto está compuesto por el Palacio de los
marqueses de Ayerbe, el convento de San Vicente de Paúl y las
antiguas Caballerizas, hoy rehabilitadas como punto de información,
que a estas horas se encuentra cerradas.
Entorno a este conjunto se
ha construido un área recreativa, en el que sin duda destaca el
Jardín de Rocas, donde formando un crómlech se han colocado distintos
grupos de rocas de diferentes partes de la geografía aragonesa, en
el que también se sitúa un observatorio, desde el que iniciamos el
recorrido atravesando el jardín, hasta localizar la puerta de salida
por la que accedemos a una pista de tierra, que dirección Sur vamos rodeando el Galacho de la Alfranca, que es el más
importante y mejor conservado, ocupado en su mayor parte por un
carrizal que sirve de refugio a una gran cantidad de aves, estando la entrada restringida, aunque se puede ver mediante visita
guiada.
Siguiendo el curso del río Ebro, descubrimos que debido a las últimas crecidas, el río ha barrido parte del sistema de canalización, provocando un gran socavón de varios metros de profundidad, que salvamos buscando las zonas más sencillas, sin tener que apoyar las manos.
Solventado este
contratiempo, continuamos caminando por la pista entre campos de
cultivo, donde podemos ver como las cigüeñas han construido sus
nidos en las torres de alta tensión y la mota, que es un
bosque de ribera, que se utiliza de forma natural para frenar las
crecidas del río, en la que nos vamos fijando en las diferentes
especies que la pueblan.
Unos metros más adelante,
llegamos al área recreativa de “El Pinar”, donde abandonamos
por unos minutos la pista principal, para tomar un sendero por el que
nos adentramos en una pinar de repoblación, tomando de referencias
unas balizas pintadas en rojo, en el que mirando la corteza de los
troncos podemos distinguir dos tipos de pinos: el pino piñonero y el
pino carrasco, en cuyas ramas cuelgan varias casetas, aunque no
conseguimos ver a los que las habitan.
Cerca de las lindes del
pinar, el bosque comienza a clarear, los pinos pierden envergadura, hasta que
sobre el primer kilómetro (0.9 km), salimos a una pista secundaria
por la que caminamos durante cincuenta metros, pasando por el extremo de otro socavón, enlazando de nuevo con la pista principal por la que
avanzamos rodeando el Galacho de la Alfranca, observando a nuestra
izquierda las huertas de Pastriz, en las que se ubica un grupo de
pinos monumentales que viendo su espigada figura, nos hace pensar
que nos encontramos en las tierras del Serengueti.
Dirección Sur,
continuamos por la pista paralelos al cauce del río Ebro, que aunque
no vemos sabemos que está ahí, observando el bosque de ribera mientras otros juegan a tirarse las espigas que nacen en la maleza
sobre la ropa, correteando de un lado a otro, hasta que
definitivamente entre las ramas de los chopos y los álamos, podemos
ver las aguas de color chocolate del río Ebro, que lleva un caudal
“excepcional”, por lo que no sabemos si podremos entrar en el
soto del Rincón Falso.
Siguiendo la pista,
alcanzamos una pequeña explanada desprovista de vegetación,
acondicionada con un par de bancos en la que se ubica el mirador del
Ebro, desde el que podemos ver en la margen derecha del río el
Soto de Nis y en la margen izquierda el Soto de la Mejana, lugar
donde el río forma un amplio meandro, en el que no podemos dejar de
echar una mirada a nuestra espalda, para contemplar la comarca de
los Monegros, una zona desértica que se encuentra en linea recta a
menos de cinco kilómetros del río más caudaloso de España …
|
En el Jardín de las Piedras, iniciamos el recorrido caminando hasta la puerta |
|
Por la que accedemos a una pista de tierra, que dirección Sur vamos rodeando el Galacho de la Alfranca |
|
Hasta llegar al área recreativa de "El Pinar", donde abandonamos la pista principal |
|
Para coger un sendero, por el que tomando de referencia unas balizas rojas, nos adentramos en un pinar |
|
Que a medida que avanzamos va clareando, hasta que cerca del primer kilómetro |
|
Salimos a la pista principal, por la que caminamos viendo a nuestra izquierda un grupo de pinos monumentales |
|
Dirección Sur, continuamos por la pista oyendo circular las aguas del río Ebro |
|
Que hacen acto de presencia, entre las ramas de los chopos y los olmos |
|
Unos metros más adelante, alcanzamos una pequeña explanada, conocida como el Mirador del Ebro |
|
Desde el que podemos ver en la margen izquierda, el soto de la Mejana |
|
Mientras a nuestra espalda, observamos la comarca de los Monegros |
Como quedan un par de
horas de luz, nos ponemos de nuevo en marcha, caminamos por la pista
que poco a poco va virando hacia el Este, alejándonos del cauce del
río que en este tramo forma un amplio meandro, que bordea el soto
del Rincón Falso, cuyo acceso localizamos marcado con un panel
informativo sobre el recorrido que estamos realizando.
Al encontrarse un poco más
elevado que el río, por el momento el agua no ha penetrado en la
mota que protege los campos adyacentes de las crecidas del río, que
atravesamos por un bonito camino entre una selva formada
principalmente por chopos y álamos, que unos metros más adelante
cuando el camino se transforma en sendero, se entremezclan con las
cañas y el carrizo, que forman un túnel natural bajo el que
pasamos, para llegar a una bifurcación, donde tenemos la posibilidad
de acceder hasta un antiguo brazo del río, conocido como “madres”
que visitamos la vez anterior que recorrimos el soto, que en tiempos
de estiaje baja seco, pero ahora se encuentra completamente inundado.
Por suerte, parece que justo el sendero delimita la zona inundada, así
que sin más dilación, continuamos caminando atravesando una pequeña
pradera cubierta de carrizo, que rápidamente da paso a un denso pero
joven bosque de ribera (soto maduro), en el que apenas entra la luz
del atardecer, por el que avanzamos tomando de referencia las marcas
rojas, donde los tamarices, fresnos,
cañas, carrizos y especialmente las zarzas forman una auténtica
jungla, en el que cada especie tiene una función determinada en el
ecosistema del soto, que sirve como corredor ecológico para algunas especies, en el que se refugian y alimentan el azor, el ruiseñor o el mirlo entre otras.
A medida que avanzamos, el
bosque va clareando hasta convertirse en una extensa pradera en la
que predominan la retoma y el carrizo, por la que vamos ganando los
pocos más de cien metros de desnivel positivo que tiene el
recorrido, enlazando unos metros más adelante con la pista forestal
que viene desde la Finca de la Alfranca.
|
Desde el mirador, volvemos a la pista por la que continuamos virando hacia el Este |
|
Hasta alcanzar el desvío del soto del Rincón Falso, marcado con un panel informativo |
|
En el que nos adentramos por un bonito sendero, entre chopos y álamos |
|
Que unos metros más adelante cuando se transforma en un sendero |
|
Da paso al carrizo y las cañas que conforman un túnel natural |
|
Que nada más pasar, comprobamos como el agua ha penetrado en el brazo seco del río |
|
Por lo que continuamos por el sendero principal, atravesando una pequeña pradera |
|
Que rápidamente da paso a un denso pero joven bosque de ribera |
|
Donde la luz del atardecer apenas penetra |
|
Formando los tamarices, fresnos, regaliz |
|
Cañas y carrizo, una auténtica jungla, que sirve como corredor ecológico para muchas especies |
Ahora, caminamos por la pista durante medio kilómetro hasta llegar al desvío del soto del Rincón Falso,
donde cerramos está pequeña circular, echando una mirada atrás
para ver en lo alto de un cerro la ermita de San Jorge, que visite
hace unos veranos con la bicicleta de montaña, siguiendo el cauce
del Canal Imperial de Aragón.
Aunque el regreso a la Finca de la Alfranca se puede hacer por caminos
secundarios, nosotros preferimos hacerlo por el mismo itinerario. Así que desde la entrada al soto del Rincón Falso nos ponemos en marcha observando a lo lejos la ermita
de la Virgen de la Peña, el castillo de Alfajarín y justo detrás
la sierra de Alcubierre, situada en el límite occidental de Los
Monegros, cuyas máximas elevaciones son la ermita de San Caprasio, con 834 metros y Monte Oscuro, con 824 metros.
La noche va ganando
terreno al día, ofreciendo el río unos bonitos contraluces antes de
ocultarse tras el Galacho de la Alfranca, donde las cigüeñas se
detienen a comer, mientras en la orilla de la pista vemos varias
higueras que todavía tienen sus frutos verdes.
Una vez en la Finca de la
Alfranca, en vez de entrar directamente al Jardín de las Rocas,
continuamos unos metros más por la pista, hasta llegar al sendero
accesible de la Balsa del Cascarro, donde cogemos una pasarela de madera por la que caminamos por encima de las
aguas de la balsa, hasta acceder a un observatorio de aves en el que
nos detenemos unos minutos, esperando poder cazar con la cámara
algunas de las aves que habitan la balsa del Cascarro, aunque sin
demasiada suerte.
Después, seguimos rodeando por la pasarela la balsa del Cascarro, pasamos junto a un mirador desde el que fotografiamos por última vez la pequeña masa de agua rodeada de carrizo, para continuar unos metros más hasta salir a la pista forestal, por la que regresamos al Jardín de las Rocas, donde descansamos unos
minutos observando el Palacio de los marqueses de Ayerbe y el
convento de San Vicente de Paúl, dando por finalizado este pequeño
paseo, por uno de los muchos rincones en los que podemos evadirnos
del día a día, sin tener que hacer grandes desplazamientos.
|
Siguiendo la pista, llegamos al soto del Rincón falso, donde miramos atrás, para ver la ermita de San Jorge |
|
Desde aquí, regresamos por el mismo itinerario a la Finca de la Alfranca, observando el castillo de Alfajarín |
|
Y justo detrás, la Sierra de Alcubierre |
|
La noche va ganando terreno al día, el río nos ofrece bonitos contraluces |
|
Antes de ocultarse tras el Galacho de la Alfranca, donde las cigüeñas comen |
|
Mientras en la orilla de la pista, observamos varias higueras, que apenas tienen un puñado de higos verdes |
|
Una vez en la Finca de la Alfranca, seguimos unos metros hasta alcanzar el sendero de la Balsa del Cascarro |
|
Donde caminamos por una pasarela de madera |
|
Por la que avanzamos por encima de las aguas |
|
De la balsa del Cascarro |
|
Hasta llegar a un observatorio de aves, donde nos detenemos unos minutos |
|
Después, regresamos a la pasarela por la que terminamos de rodear la balsa |
|
Hasta salir a la pista forestal, por la que llegamos de nuevo a la Finca de la Alfranca |
Hola Eduardo.
ResponderEliminarVeo que en Zaragoza estáis como en Cuenca, que al sol y el calor ni se le ve, ni se le espera. Una primavera de días lluviosos y días nublados básicamente que al monte le está viniendo de perlas, aunque también va habiendo ganas de solecito.
Vaya jungla esto de los sotos del Ebro, y debe ser un lugar magnífico para ir a pasear las calurosas tardes de verano, pero sobre todo qué de vital importancia para las aves y demás fauna.
Toni MS.
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarPues no para, ahora parece que viene por fin el buen tiempo ... aprovecharemos este fin de semana para subir al pirineo antes de irnos de vacaciones.
Esta zona de los Galachos está muy bien, la tiene a un cuarto de hora en coche de casa, y da mucho juego, eso si, depende de la temporada toca ir con un repelente de mosquitos, sino puedes salir acribillado.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarQue gozada verlo todo tan verde y exuberante, pero como dice Toni, ya hay ganas de solecito y calor, que parece que este verano no va a llegar nunca.
Muy bonita ruta con gran variedad de vegetación, me ha gustado mucho la zona del Soto del Rincón Falso, con esos senderos entre cañas.
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarPues si, es un recorrido sencillo, pero el tramo del Soto del Rincón Falso es precioso, además si se va con tranquilidad (nosotros con los chicos no pudimos) se pueden avistar sin mucha dificultad una gran variedad de aves que pueblan este soto.
Un saludo
Vaya recorrido de lujo. Es una buena pechadilla, desde luego. Como recuerdo el convento y el palacio cuando estaba sin arreglar y entraba para recolectar egagrópilas de lechuza para analizarlas. Que tiempos...
ResponderEliminarEn una de las egagrópilas me salió un ave anillada; se trataba de un carricero tordal.
¿Eres de Zaragoza Eduardo?
Saludos.
Hola Javier.
EliminarYo también lo conocí sin restaurar, y la verdad que ha quedado muy bien, sin duda es una buena zona para pasear y observar con tranquilidad.
Si, yo soy de Zaragoza aunque ahora vivimos en Cuarte de Huerva.
Un saludo
Majo sitio. Si señor!
ResponderEliminarSalud!
Y bien cerca de Zaragoza, cosa que se agradece.
EliminarUn saludo
Meandros y recovecos recorridos a la sombra del soto junto a un gran río. Curvas y encuadres bellos. Secano a poco que uno se aleje de la ribera. Un bello paseo, en suma, a pesar de la eclosión de mosquitos que se concentra tanto, tanto, que en ciertos lugares hasta en los ojos se posan.
ResponderEliminarSalud y Montaña, Eduardo
Hola Carmar.
EliminarAunque no estaban en su máximo apogeo, había mosquitos y algún que otro picotazo nos llevamos para casa, pero es el peaje que hay que pagar en estos magníficos bosques de ribera, que en primavera en cuando más se disfrutan.
Un saludo.
Hola Eduardo:
ResponderEliminarHace un mes cuando estuvimos por Guara y los Pirineos, pasamos por Tarragona y al ver el Ebro, nos recordó el paseo que dimos hace un tiempo por la orilla del Ebro en Zaragoza.
Nosotros no tuvimos tanta suerte como vosotros nosotros lo encontramos con menos caudal y no estaba tan verde.
Muchas veces hablamos de volver ya que nos gustó mucho la ciudad. Si lo hacemos, ya tenemos clara que esta ruta que nos has mostrado la haremos seguro.
Saludos.
Hola Eulogio.
EliminarEs que el Ebro depende de cuando vengas a la ciudad no lleva mucha agua, el problema es que los "periodistas" solo lo sacan cuando viene crecido, pero nunca cuando se puede cruzar caminando con el agua por debo de la rodilla.
Si alguna vez volvéis a la ciudad, tanto esta zona de la Finca de la Alfranca, como los Galachos de Juslibol ofrecen unos agradables paseos.
Un saludo.
Hola. Se pueden llevar perros a este paseo?
ResponderEliminarUn saludo
Hola Gloria.
EliminarYo me imagino que por el camino principal no tendrás problema, pero en las zona de sotos lo mejor es llevarlo atado. De todas formas quien mejor te lo puede decir es en el Centro de Interpretación, te dejo los datos de contacto del SARGA Tel. 976 10 58 40 E-Mail: centrosdeinterpretacion@sarga.es
Un saludo