domingo, 23 de junio de 2013

Parque Faunístico "La Cuniacha"

Hace ya casi siete años, estuvimos en el parque faunístico de "La Cuniacha", por aquel entonces Adrián, estaba en la tripa de su madre, así que ahora que se va haciendo mayor, ya era hora de que el, lo conociera.

Aprovechando una oferta, de una de las muchas páginas de ofertas, que hay por Internet  conseguimos las entradas de los tres, por quince euros, así que este domingo, que daban buen tiempo nos acercamos para visitarlo. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.


 
El acceso al parque es muy sencillo, vamos por la nacional 330 hasta el embalse de Bubal, donde tenemos el desvío hacia Piedrafita de Jaca, donde continuamos con precaución por una estrecha carretera, con una fuerte pendiente hasta llegar a Piedrafita de Jaca.

Desde allí continuamos por una pista asfaltada, que cuando estuvimos la vez anterior, era de tierra, transcurridos unos kilómetros, llegamos al aparcamiento de La Cuniacha donde dejamos el coche.

Desde allí caminamos hasta la recepción, donde canjeamos los vales, nos dan una pequeña explicación del recorrido, y salimos fuera, donde cojemos una amplia pista, balizada con flechas verdes, que nos lleva hasta el acceso al parque.






Nada más entrar, nos encontramos con los Gamos, que se encuentra a escasos metros de la pista, ya que a pesar de que el recinto donde se encuentran es bastante grande, tienen colocada la comida junto a la pista, lo que nos permite verlos con facilidad.

Tras ver los Gamos, continuamos todo recto, por la pista, y en un ligero descenso llegamos hasta los corzos, donde tan solo vemos una cría, y al lado los renos, donde destaca un ejemplar adultos, con una enorme cornamenta.

Siguiendo la pista, comenzamos a subir, además de animales, el recorrido es un sendero botánico, donde podemos ver clasificadas la flora de la zona, al final de la subida, llegamos a un nuevo recinto, donde podemos ver un numeroso grupo de ciervos, que descansan a la sombra. En una zona apartada del resto, hay una cierva con un cervatillo  que hacen las delicias de los más pequeños.







Después de realizar las pertinentes fotografías, seguimos el recorrido, tras pasar una nueva puerta, seguimos subiendo, cerca del área recreativa, llegamos a la zona donde se encuentran los linces boreales, que se encuentran algo escondidos, y para verlos tenemos que  subirnos a una plataforma de madera, que sirve de mirador.

Entre la maleza podemos ver tres ejemplares, uno de ellos conseguimos que se mueva, y le hacemos una fotografía.

Después caminamos unos metros más, hasta que llegamos al área recreativa, que cuenta con servicios y un pequeño chiringuito, donde venden bebidas, bocadillos y helados, el área cuenta con zona de picnic, y nosotros aprovechamos para comer allí.




Después de comer, y hacer un poco la digestión, abandonamos la zona de picnic, y tras pasar una nueva puerta, continuamos por la pista en una ligera subida, que nos deja junto a los Sarrios, que lucen una gran cornamenta.

Cuando el camino gira, dejamos el camino principal, y nos desviamos a nuestra izquierda, para ir a el mirador de Telera, al cual llegamos después de superar una dura rampa, de poco más de doscientos metros.

Desde el mirador podemos contemplar las nevadas cumbres de Telera y Corona del Mallo entre los más destacados. Aprovechando las bonitas vistas, nos tumbamos un rato en la hierba, y después descendemos hasta llegar de nuevo al camino principal, por donde continuamos dando un pequeño rodeo a la zona de los sarrios, cuando llegamos a la altura de un sauce de gran porte, nos detenemos en un segundo mirador, desde donde podemos ver peña blanca, y Argualas, entre otros muchos.







A partir de este punto, comenzamos a descender, de forma continua pero suave, por una zona despoblada, en un recodo del camino podemos ver los bisontes, que se encuentran algo alejados del camino, pero aprovechando el zoom de la cámara, podemos verlos perfectamente.

Siguiendo la pista, nos adentramos en un bosque de hayas, donde podemos ver un grupo de caballos Przewalski, que ya poblaban la tierra, hace más de 12.000 años, que hay es nada.

El recorrido se está acabando, y el descenso es ahora más pronunciado, finalizando la visita, llegamos a los lobos, que ya sabemos que son animales huidizos, y se encuentran ocultos en la maleza, para verlos mejor nos subimos a una plataforma de madera, y con paciencia, conseguimos ver hasta tres ejemplares, cuando detectan que los hemos visto, se ocultan en otro lugar, pero nosotros nos damos por satisfechos.

Seguimos bajando por la pista, que en este último tramo se encuentra acondicionado con barandilla, para evitar un resbalón, y transcurridos quinientos metros desde los lobos, llegamos a la recepción, donde nos detenemos para ver los souvenires que hay en la tienda del parque, y después nos vamos al aparcamiento, donde damos por finalizada esta bonita y didáctica visita, donde Adrián se lo ha pasado en grande y se ha portado como un campeón.





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