Por la mañana hemos visitado la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, y después nos hemos ido a comer a Bakio. Para finalizar el día, y aprovechando que nos viene de paso, nos detenemos en el término municipal de Kortezubi, donde se encuentra el Bosque de Oma.
El Bosque de Oma, es una ruta muy peculiar, donde se mezcla el senderismo, con el arte, ya que en el año 1982, el escultor vasco, Agustín Ibarrola, decidió utilizar los troncos de los arboles como lienzo.
Al ser una ruta sencilla, la idea es realizarla con mi mujer y el niño, pero este casi cuando llegamos, se ha quedado dormido, por lo que al final la realizo solo. El coche lo dejo en el apacamiento, junto a la oficina de turismo, que sirve también para visitar la cueva de Santimamiñe.
Desde el mismo aparcamiento, inicio la ruta, cruzo la carretera, y enlazo con una amplia pista de tierra, que en sus primeros metros es llana, pero que enseguida tienda a subir ligeramente, y me adentra en un bosque, donde predomina el pino, y el matorral bajo.
El camino no tiene pérdida, cuando estoy cerca de finalizar la subida, llego hasta un claro, donde aprovecho para detenerme, y observar las fantásticas vistas que hay del Valle del Oma. Tras la breve pausa, continuó subiendo, y después de varias curvas, llego a la zona más alta del recorrido, donde los pinos y el matorral bajo, son sustituidos por los olmos.
A partir de este punto, comienzo un ligero descenso, que me lleva hasta un desvío, debidamente señalizado, que me indica la próximidad del bosque pintado.
Siguiendo las indicaciones del letrero, tomo el sendero que parte a mano izquierda, desciendo unos metros por una zona acondicionada, y llego al inicio del bosque pintado, donde dos besos me dan la bienvenida.
En este punto parte un sendero, que me lleva a conocer las 47 pinturas, que consta la obra, para visualizarlas correctamente, me sitúo junto a una flecha amarilla, colocada en el suelo, que me permite ver las diferentes figuras representadas. La obra abarca principalmente dos temas, por un lado las figuras humanas, como La pareja en rojo y azúl, La niña rosa y el Ojo grande, y figuras geométricas como El rayo atrapado, el rayo roto, y El círculo ... desde aquí es hueco.
Tras ver la última pintura, tomo un amplio camino equipado con barandilla, ya que el descenso es pronunciado y hay tierra suelta, al final del descenso llego a una cancela, por la que salgo del bosque pintado, y donde enlazo con una pista asfaltada, que sirve de acceso a varios caserios de la zona.
Antes de regresar, retrocedo unos metros por la pista, para ver los restos del antiguo molino de Olakoerreta, que se encuentra a tan solo 300 m. Una vez visitado, vuelvo sobre mis pasos, hasta la salida del bosque, y continúo por la pista dirección al aparcamiento.
A mi paso voy viendo varios caserios, muy interesantes, como el de Andiloetxea, y Beaskoetxea, construidos en los S.XV y XVI, al poco de pasar los caseríos, me desvío unos metros para ver la Ermita de San Pedro, que tan solo puedo ver por fuera, ya que se encuentra cerrada.
De vuelta a la pista, supero una larga y pronunciada subida, una vez en lo más alto, ya puedo ver el aparcamiento, al cual, llego después de un corto descenso, que me deja en una última rampa, que después de superarla me deja en el aparcamiento, dando por finalizada la ruta.
Preciosa ruta y muy original el decorado de los árboles, me ha gustado mucho la niña de rosa
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