Nada más salir de la estación se encuentra el inicio del tranvía, que no cogimos ya que en esos momentos no llovía y decidimos ir a pie hasta el centro que se encuentra a tan solo 5 minutos andando, de camino nos encontramos con Mercado de la Ribera, que se encuentra en fase de remodelación y que data del año 1929, lo que más destaca del exterior son sus grandes ventanales y del interior las vidrieras, las vistas a la ría y la modernidad de sus instalaciones ya que cuenta con ascensores y escaleras automáticas.
Cruzando la calle, se encuentra la entrada al casco viejo de la ciudad, conocida popularmente como "Las siete calles", de él destaco la limpieza y la buena conservación de sus edificios, además cuenta con un gran ambiente a pesar del mal día que hacía y está repleto de tiendas, bares y restaurantes que se llenan a la hora del chiqueteo.
Caminando por las siete calles, llegamos a una pequeña plaza llamada Plazuela de Santiago, donde está ubicado la Catedral de Santiago, que data del año 1379, de un claro estilo gótico.
Aprovechando que la entrada es gratuita, accedimos a su interior, nos sorprendió lo pequeña que es para ser una Catedral. Su interior consta de tres naves, y repartidas en sus laterales hay un total de 15 pequeñas capillas, cada una con la imagen de un santo/a.
Como suele ser habitual en los templos religiosos, lo que más nos gusto fueron los ventanales, los Rosetones, y el gran órgano que hay en la entrada la Catedral.
Continuamos nuestro paseo por las siete calles, tomando la calle Correo y saliendo al Teatro Arriaga, con una estampa idílica no solo por la belleza del edificio sino por su ubicación, ya que justo detrás de ella se ubica la ría de Bilbao, que nos acompaña durante todo nuestro paseo por la ciudad, en sus bajos se encuentra una oficina de turismo.
Al otro lado de la ria, podemos ver, el bonito edificio de la estación de Santander.
Al otro lado de la ria, podemos ver, el bonito edificio de la estación de Santander.
Viendo que se acercaba la hora de comer nos volvimos a adentrar en las siete calles, como nos venía de paso nos acercamos a La Plaza Nueva, que data del año 1849, de estilo Neoclásico y con forma cuadrangular, la plaza debido a su ubicación, es una de las más importantes de la ciudad. Lo que más nos gusto de la plaza es que se puede disfrutar de ella en cualquier momento, con indiferencia del tiempo que haga ya que en sus extremos hay soportales, con columnas dóricas y arcos de medio punto.
De entre la amplia oferta de restauración que existe en el casco histórico de la ciudad, nos decidimos por el Restaurante Gorbeia.
Donde degustamos algunos de los platos típicos de la zona, como el famoso bacalao al pil pil. Una vez comidos, comenzó a llover de nuevo, así que salimos al paseo de la ribera para coger el tranvía que dispone en esa zona de una parada, como dato a tener en cuenta para aquellas personas que no les guste mucho caminar, una buena opción es coger el tranvía ya que por 1,30 € (ida), te lleva por los principales puntos de interés de la ciudad.
En este caso nosotros lo cogimos para ir al Museo Guggenheim, que se ha convertido en pocos años en el buque insignia de la ciudad, del museo destacar el edificio ya que es el si ya es una obra de arte, ver cómo han dado formas a las planchas de titanio. Las exposiciones que se realizan en su interior personalmente no creo que merezcan la pena ya que son de arte contemporáneo, además del alto coste de la entrada (13 €), las largas filas que hay que realizar para entrar y encima lloviendo como nos sucedió a nosotros, así que tan solo lo vimos por fuera.
Cerca de la entrada principal, se encuentra la mascota del museo, Puppy, un colorido perro de la raza Terrier, recubierto de flores y con una altura de 12 metros, donde todos los turistas, incluidos nosotros inmortalizan su visita a Bilbao.
El tiempo nos dio una pequeña tregua por lo que aprovechamos para pasear junto a la ría, por el Muelle Olbeaga, a tan solo unos metros del Museo Guggenheim, se encuentran varios edificios emblemáticos como la Universidad de Deusto, a la que accedemos a través de la pasarela Padre Arrupe, construida en el año 1886 y del que no hubiese encantado ver el Paraninfo pero no estaba accesible ese día.
La torre de Iberdrola y el Euskalduna, un edificio multifuncional que se utiliza como Palacio de Congresos y para espectáculos.
Desde allí dirigiéndonos a la Plaza del Sagrado Corazón, tomamos la gran vía principal artería de la ciudad, hasta llegar a la Plaza de Federico Moyua, en la que destaca el hotel Carlton, catalogado con 5 estrellas y el Palacio de Chavarrí. Además de estos edificios destacar que en el centro de la plaza de forma circular se encuentran unos bonitos jardines muy bien cuidados.
En esta misma plaza, se sitúa dos entradas al metro, que fue construido por el famoso Nosman Foster, que decidimos visitar y que por poco más de 3 € (ida y vuelta), te lleva a poblaciones del extrarradio de la ciudad como Portugalete o Getxo
De allí, tomamos la calle Rodríguez Arias, donde mi mujer realizo alguna compra y callejeamos hasta llegar a la Alhóndiga, se trata de un edificio de principios del X.XIX, que funcionaba como bodega, hace unos años la rehabilitaron manteniendo la fachada original.
La planta calle, tiene una luz bastante tenue que ayuda a relajarse, además tiene una decoración minimalista en la que destacan las columnas, cada una de ellas diferentes. Como dato curioso desde esta planta puede ver como se baña la gente en la piscina que se encuentra en la planta alta del edificio ya que el suelo de la piscina es de cristal.
En los extremos de la planta calle hay alguna tienda, en el resto de plantas hay una bonita biblioteca, una sala de estudios, sala de exposiciones y cines.
Se nos echaba el día encima, y era hora del volver a la estación, pero antes aprovechamos para tomarnos un pastel de arroz, que es un dulce típico de la zona y por último nos acercamos a la segunda catedral de Bilbao, seguramente la más conocido y que seguro que a mi compañero Pedro le gustaría ver, se trata de Campo de San Mamés.
De aquí nos dirigimos a la parada del Tranvía que se encuentra a 2 minutos andando que nos llevo de nuevo a la estación de Axturi.
En líneas generales nos gusto la ciudad, ya que no es muy grande, tiene una gran movilidad, tanto para acceder a la ciudad como para desplazarte por ella, ya que dispone de tren, autobús, metro y tranvía, se encuentra bastante limpia, cosa que nos sorprendió poco siempre ha llevado fama de todo lo contrario.
Quizás su punto débil por decir algo sea que para mi gusto es una ciudad demasiado moderna, ya que tiene edificios de construcción reciente y moderna como el Guggenheim, Euskalduna, Metro etc.., lo que le quita algo de encanto. Así que nos resulto una ciudad bonita pero no será una de estas que se te quedan grabadas y las recuerdas en el tiempo, pero os recomiendo su visita.
Impresionante esta ciudad y muy buena reseña. Las fotos también estupendas!!
ResponderEliminarComo siempre, un recorrido fantástico de tu mano. Conozco muy poquito Bilbao, hemos ido desde San Juan de Luz un par de veces, pero no acaba de llenarme, sin duda me quedo con la vecina San Sebastián
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