lunes, 20 de junio de 2016

Itinearios 1 y 15 Zona Volcànica de la Garrotxa (Volcán del Croscat, Volcán Santa Margarida y La Fageda d'en Jordà)





Nuestra primera parte de las vacaciones, va llegando a su fin, pero aún nos quedan un par de días, que tenemos que aprovechar al máximo.

Hace unos días visitamos la villa medieval de Besalú, y hoy en solitario, me acerco hasta la población de Olot, incluida dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, que cuenta con una cuarentena de volcanes, y más de veinte coladas de lava.

Para recorrerlo, existen veintiocho itinerarios balizados, de los que he elegido los itinerarios 1 y 15, que me permitirán visitar los volcanes del Croscat y Santa Margarida, además del bosque de la Fageda d’en Jordá. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Como el día promete ser caluroso, madrugo, y enseguida me acerco hasta la población de Figueres, desde allí tomo la N-260,que unos kilómetros más adelante se transforma en la A-26,por la que continúo hasta la población de Olot.

Una vez en dicha población, giro a la izquierda, paso junto a una gasolinera de BP, y prosigo por la carretera comarcal GI-524, hacia Santa Pau. Sobre el km.4, alcanzo el aparcamiento de pago de Can Serra, donde dejo la furgoneta, y me acerco caminando hasta el área de servicios, donde aprovecho para detenerme un momento y refrescarme.

Después, avanzo hasta un cruce de caminos, desde el que parten varios itinerarios balizados, y siguiendo el plan trazado, tomo el camino por el que discurre, el itinerario nº 1, por el que continúo durante unos metros, hasta llegar al inicio de un sendero, perfectamente marcado en su entrada, por el que me dirijo hacia el volcán del Croscat, por un espeso bosque de encinas, y hayas.

De vez en cuando, el sendero se bifurca en dos, al estar perfectamente señalizado, avanzo con rapidez, y en poco más de quince minutos, tras un giro a la izquierda, enlazo con una pista asfaltada, por la que continúo dirección NE , hasta alcanzar el Pla de Maçandell, donde la vegetación desaparece, y desde el que comienzo a tener una amplia panorámica del primero objetivo del día, el volcán del Croscat.

Inicio del recorrido, me adentro en un bonito bosque de encinas, y hayas


Saliendo del bosque, y enlazando con la pista asfaltada


El volcán del Croscat desde el Pla de Maçandell











En este punto, el asfalto da paso a la tierra, de un color rojizo, producido por la oxidación del hierro, que junto al verde de los campos adyacentes, y las coladas de lava, le dan un toque especial.

Poco a poco, voy rodeando la base del volcán, la mañana va avanzando, y comienzo a notar el sol; por suerte, este es el único tramo donde no hay sombras, y por este motivo, he preferido iniciar la circular en este sentido, dejando todo el recorrido de sombra para el final.

Cuando alcanzo la media hora de caminata, llego hasta una bifurcación de pistas, aquí giro a la derecha, y continúo por amplia pista asfaltada, durante cuatrocientos metros, hasta el restaurante Can Masnou, donde giro a la derecha, y enlazo con el itinerario nº 15, por el que me dirijo hacia la base del Croscat.

Antes de llegar, me detengo un instante, para auxiliar a un ciclista que parece que tiene una avería en la bici, tras preguntarle, me indica que tiene la vaina inferior del cuadro rajada, así que sintiéndolo mucho no puedo ayudarle, y hoy le va a tocar regresar andando, aunque por suerte la carretera, no está muy lejos.

Tras despedirnos, prosigo por la pista asfaltada durante poco más de cien metros, el asfalto da paso a la tierra,y por cómodo camino, me adentro en un espeso robledal, por el que alcanzo un cruce de caminos, perfectamente señalizado, donde tengo la opción de ir a Can Xel, subir a la cima del volcán del Crosscat (está no lo indica, lo intuyo), o ir a las graderes del Croscat, siguiendo el itinerario nº15.

De las tres opciones, por el momento opto por está última, así que continúo por el camino de la derecha dirección NE, por el que traspaso el robledal, y accedo a un tramo equipado con escalones, por el que desciendo hasta Can Passavent, una antigua masía reconvertida en Centro de Interpretación, y en el que hay un cubierto, con varios paneles informativos.

Ya por tierra, entre campos de labor y coladas de lava.




Centro de Interpretación de Can Passavent

Aprovecho la sombra que me proporciona el cubierto, para hacer una parada para beber y comer, mientras leo los paneles informativos, en los que encuentro algunas pinceladas sobre el volcán, y el Parque Natural.

Después del descanso, regreso al camino, prosigo unos metros por este, hasta que alcanzo un cruce de caminos, donde se inicia un pequeño recorrido circular, que me ha de permitir ver las grederes del Croscat.

Sin pensármelo mucho, tomo el camino de la izquierda, para realizar la circular en sentido horario, haciendo caso al poste que hay justo en el cruce. En un par de minutos, me planto en la base de las Grederes del Croscat, en las que aprecio perfectamente el manto oscuro que pertenece a la lava original, que en algunas zonas, ha tomado un color rojizo debido al proceso de oxidación.

Siguiendo el camino, comienzo a rodar las grederes, y regresar al punto inicial, antes me desvío unos metros a mi derecha, y alcanzo un pequeño mirador desde el que tengo unas bonitas vistas del volcán Croscat, que es el volcán más joven de la zona volcánica de la Garrotxa, y cuya última erupción fue hace 11.500 años.

En los paneles informativos, indicaban que su cráter tiene forma de herradura, que desde aquí no se aprecia, pero lo que si se ve bien, es el tajo que tiene en la parte posterior del cráter, debido a que durante veinticinco años, fue utilizado como cantera para la extracción de gredas, empleadas para la fabricación de ladrillos, y pistas de tenis.

Tras disfrutar de las vistas, retorno al camino, prosigo unos metros más hasta alcanzar el cruce de caminos, donde cierro está pequeña circular, después regreso sobre mis pasos hasta Can Passavent, donde me detengo un instante para reponer agua en una fuente.

Inicio de la circular, para ver las Grederes del Croscat




Vistas del volcán Croscat, desde el mirador

Después, tomo el camino acondicionado, y me adentro en el robledal, hasta que llego de nuevo al cruce de caminos, por el que he pasado hace unos minutos.

La ruta original, es regresar por la pista asfaltada, y enlazar con el itinerario nº 1, a la altura de Can Masnou; la otra continuar por el itinerario nº 15 hasta Can Xel, opción que desconocía, y aun existe una última, que consiste en alargar un poco el recorrido, y subir hasta la cima del Croscat.

Como no lo tengo muy claro, consulto el mapa del GPS, veo que al final, ambos trazados se unen, y además está segunda opción me da la oportunidad de andar por camino, y bosque, así que cambio de planes, y a ver como sale.

Dicho y hecho, de los tres ramales, escojo el del centro, por el que sigo el itinerario nº 15 dirección SO, por cómodo camino de tierra, disfrutando de la sombra que me ofrece el bosque, en el que predominan los robles, que comparten espacio con alguna esporádica haya, y grandes ejemplares de helechos.

De vez en cuando, me detengo un instante para fotografiar alguna flor, a medida que avanzo, el bosque comienza ha clarear, y casi desaparece cuando alcanzo un cruce de caminos.

Con alguna duda, tomo el que sale a mi derecha, camino tranquilamente ahora prácticamente sin sombra, y a los pocos minutos, alcanzo las calles de una urbanización, perteneciente a Can Xel, por la que callejeo hasta salir a la carretera que une Olot con Santa Pau, por la que camino unos metros, hasta llegar al restaurante Can Xel.


Cruce de caminos, Izda enlace Iti.1, recto Iti.15, derecha subida al Croscat


Achillea Millefolium


En este punto, cruzo la carretera, me acerco hasta un aparcamiento gratuito, que es sin duda un buen lugar para iniciar el recorrido, y te ahorras los cuatro euros del aparcamiento de Can Serra, y junto a un panel informativo con los diferentes itinerarios de la zona, me detengo un instante.

Según el panel, en este lugar enlazo de nuevo con el itinerario nº 1, mi siguiente objetivo es visitar el volcán de Santa Margarida. Para llegar hasta el, hay dos caminos, uno corto, y otro más largo, que terminan uniéndose un par de kilómetros más adelante.

El largo tiene el aliciente de visitar la ermita de San Miquel de Sacot, pero como después de visitar el volcan de Santa Margarida, pasaré por ella, mejor tomo el camino corto, y me ahorro unos metros tanto de distancia como de desnivel.

Antes de partir, a la sombra de un árbol, hecho un bocado, después tomo el camino asfaltado que nace desde el aparcamiento, y por el que desciendo unos metros paralelo a la carretera.

Después de un giro a la derecha, abandono definitivamente Can Xel, camino entre campos cultivo y el cauce de un barranco, dirección S, durante un kilómetro, con vistas a la espesa masa forestal de Bocs del Torrent. 

Sobre el kilómetro siete, alcanzo la bifurcación en la que se une el GR.83 que viene de la Iglesia e San Miquel de Sacort, y el GR.2 que va hacia el volcán de Santa Margaridad, y que es el punto en el que convergen los dos caminos que salen desde Can Xel, y al cual regresare tras visitar el volcán.

De momento, giro a la izquierda, paso junto a una curiosa piedra, donde hay una pequeña figura que representa a Sant Miquel, y continúo caminando dirección E, por cómodo camino, por el que voy atravesando el Pla de Sacot, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.2.

Cuando apenas llevo recorrido poco más de cien metros, abandono la pista, enlazo con un estrecho sendero, perfectamente marcado en la entrada, por el que comienzo a subir, hasta enlazar más arriba con el camino principal, ahora ya de tierra, y por el que me adentro en un espeso y espectacular robledal, en el que las coladas de ceniza volcánica han creado alguna cueva natural, de lo más curiosa.

Poco a poco, la pendiente se va suavizando, hasta prácticamente llanear, camino pausadamente disfrutando del entorno, por cómodo camino íntegramente a la sombra, que ofrecen los robles.



Curiosa piedra, en el que se encuentra representada una figura de Sant Miquel


Cueva natural, formada por las coladas de lava, y ceniza volcánica 



Cuando alcanzo el punto más elevado del recorrido (cota 746 m), llego hasta una bifurcación de caminos, donde se une con el recorrido que viene desde el aparcamiento de Santa Margarida, y que es, el que en un principio, llevaba idea de hacer.

En este lugar, comienzo una pequeña circular, que me ha de permitir visitar el interior del cráter del volcán de Santa Margarida. Sin apenas detenerme, inicio el recorrido, y comienzo a descender por un camino escalonado, en sus primeros metros, por el que voy rodeando el exterior del cráter del volcán,a la sombra de los robles, y helechos.

Tras dos horas y media de recorrido, alcanzo el interior del cráter del volcán de Santa Margarida, en el que se sitúa la ermita de Santa Margarida, de origen románico, que da nombre al volcán,y que se encuentra cerrada al público, aunque como suele ser habitual, hay un pequeño ventanuco desde el que se ve el interior de la ermita.

Como en el interior del volcán no hay prácticamente nadie, aprovecho la tranquilidad que se respira en este lugar, para hacer una breve parada, para comer y beber, a la sombra que ofrece la ermita.

Después, regreso al camino, y continuo bordeando el exterior del cráter, ahora en fuerte subida, por el que voy ganando el desnivel perdido, y desde el que obtengo una amplia panorámica del cráter del volcán de Santa Margarida, que tiene un perímetro de 2000 metros, y su última erupción fue hace 11.000 años.

Después de disfrutar de las vistas, continúo ascendiendo por un bonito sendero, cuando llego a la altura de Can Santa, cierro está pequeña circular, que me ha permitido descubrir el interior del volcán de Santa Margarida.

Inicio circular, al cráter de Santa Margarida



Cráter, y Ermita de Santa Margarida



Vistas desde el sendero de regreso, del cráter y ermita de Santa Margarida


Una vez en el punto más elevado del recorrido, regreso sobre mis pasos, en suave descenso por medio del robledal, hasta alcanzar de nuevo el Pla de Sacot, con vistas a la ermita de Sant Miquel de Sacots, cuya torre se erige entre el bosque.

Después de una hora, alcanzo el cruce de caminos, en el que se unen el GR.2 y el GR.83, en está ocasión continúo recto dirección O, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.83, hacia la Ermita de Sant Miquel de Sacots, donde el asfalto da paso a un amplio camino de tierra, por el que en suave ascenso, llego hasta una nueva bifurcación, perfectamente señalizada, que tras un giro a la izquierda, enlazo con un sendero que en fuerte desnivel, y con el piso algo descompuesto me deja a los pies de la Ermita de Sant Miquel de Sacots, también conocida como Sant Miquel de la Cot.

La ermita, aparece documentada ya en el año 1009, cuando fue donada al Monasterio de San Pere de Besalú, que vimos hace unos días; de origen románico, tan solo queda en pie la fachada Oeste, y durante los S.XVII-XVIII, sufrió varias remodelaciones, debido a su mal estado de conversación.

Como ya ocurriera en la ermita de Santa Margarida, está se encuentra cerrada, pero en la entrada principal, donde todavía puedo ver el trazo del arco de medio punto original, hay una pequeña ventana enrejada, desde la que puedo ver el interior, compuesto de una sola nave.



Caminando por el Pla de Sacot, con vistas a la ermita de San Miquel de Sacot

Nada más tomar el GR.83, giro a la izquierda hacia la Ermita de Sant Miquel de Sacot


Ermita de Sant Miquel de Sacot


A la sombra de la fachada principal, aprovecho para hacer un último descanso, es mediodía, y el sol cada vez calienta más, y eso que prácticamente todo el recorrido lo he realizado a la sombra.

Tras reponer energías, reanudo la marcha, y continúo mi camino, por una amplia pista asfaltada durante doscientos metros, hasta que alcanzo una bifurcación, donde abandono la pista, y tomo a mi izquierda un sendero, perfectamente señalizado, en dirección al último objetivo del día, la Fageda d'en Jordá.

Siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.2, comienzo a descender, por un estrecho sendero, con el piso bastante descompuesto, y con fuerte pendiente, en el que bajo con precaución, para evitar resbalar y acabar en el suelo.

En algo más de diez minutos, finalizo el descenso, a la altura de la masía del Prat de la Plaça, cuyo edificio fue construido a finales del S.XV, y actualmente reconvertido en casa de turismo rural, en la que me detengo un instante para disfrutar de las vistas, a la sombra de un espectacular roble.

Después de la pausa, giro a la derecha, enlazo con un camino asfaltado, por el que sigo durante medio kilómetro, rodeando la cooperativa de yogures y lácteos de la Fageda.




Inicio del descenso hacia el Prat de la Placa, por un bonito sendero, entre un espeso robledal


Fin del descenso, en el Prat de la Placa, con bonitas vistas desde el banco



Nada más pasarla, alcanzo una bifurcación de caminos, perfectamente señalizado, donde el asfalto da paso a la tierra, y en el que tomo el camino que nace a mi derecha, por el que me adentro en una espesa selva por la que llego hasta el espectacular bosque de la Fageda d'en Jordá, una de las veintiocho reservas naturales del Parque Natural, y que presenta la peculiaridad, que se asienta sobre la colada de lava del volcán del Croscat.

El camino no tiene pérdida, y se encuentra a tramos acordonado, ya que el hayedo se está recuperando, poco a poco voy avanzando entre muretes de piedra seca, desde los que puedo divisar los famosos tossols, que son elevaciones del terreno, que pueden alcanzar los veinte metros de altura.

A mitad del recorrido, enlazo con el sendero dedicado al poeta Joan Maragall, que escribió un poema a este paraje que lo hizo famoso, y cuyo monolito se encuentra a tan solo unos metros de aquí.

Si en todo el recorrido, apenas me he encontrado gente, en este tramo final del recorrido, hay bastante, sobre todo familias con niños, que están disfrutando de este espectacular hayedo, que tiene la singularidad de que se encuentra a tan solo 550 m de altitud, algo inusual, ya que por lo normal, suelen crecer a mayor altura, pero en está zona, se dan unas condiciones de humedad, que permiten su existencia.

Cerca del final, alcanzo un bonito tramo acondicionado con barandilla, y escalones, para facilitar el paso, ya que se nota que es una zona bastante húmeda. Nada más superarla, camino unos metros, y llego al final de la Fageda d'en Jordá, cruzo la carretera por un paso subterráneo, y tras cuatro horas de preciosa caminata, alcanzo el área recreativa de Can Serra, donde cierro el circulo, y me acerco al aparcamiento, donde aprovecho para asearme un poco, tomar un tentempié, y rápidamente para Empuriabrava, que he prometido ir a comer, porque después nos tenemos que dar un baño en las calas del Cap de Creus.

Al final ha salido una ruta preciosa, mucho más bonita de lo que esperaba, y que ha superado con creces mis expectativas. Sin duda tengo que volver, y a ser posible con la familia.



Me adentro en el espectacular bosque de la Fageda d'en Jorda




Finalizando el recorrido, por la Fageda d'en Jordá, en un tramo espectacular!!!

lunes, 30 de mayo de 2016

Itinerario 15 Parque Natural del Cap de Creus (Circular a la Punta del Cap y Cova de s'Inferm)





Ayer estuvimos visitando Cadaqués, y hoy nos acercamos hasta el Cap de Creus, macizo sobre el que se sitúa la bella villa marinera, declarado en el año 1998 Parque Natural, debido a su riqueza geológica, y que forma parte de los pirineos orientales.

El Cap de Creus, ocupa una extensión terrestre de casi 11 hectáreas, y algo más de 3 de superficie marina. Para recorrerlo, existen varios itinerarios, nosotros queremos dar un paseo, así que escogemos uno sencillo, que nos permita descubrir una pequeña parte, de este precioso lugar. 

De entre todos, nos decantamos por el Itinerario 15, que desde el Faro del Cap de Creus, nos permitirá subir la la Punta del Cap, y ver la Cova de S'Infern,en una pequeña circular. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Para llegar desde Empuriabrava, cogemos la C-260 hasta las inmediaciones de Roses, en una rotonda, perfectamente indicada, tomamos la tercera salida, y enlazamos con la carretera comarcal GI-614, con un buen piso, pero con continuas curvas, por la que ascendemos un puerto de montaña.

Coronado el puerto, descendemos hasta Cadaqués, cruzamos dicha población, el barrio del Portlligat, y continuamos por una estrecha pista asfaltada, con bonitas vistas al Cap de Creus, y al Mediterráneo, en el que se forman preciosas calas, accesibles la mayoría a pie.

Al final de la pista, llegamos hasta el Faro del Cap de Creus, donde hay un pequeño aparcamiento, que se encuentra a tope, a si que retrocedemos unos metros, y dejamos la furgoneta aparcada, en un lado de la pista.

Desde este lugar, nos acercamos a ver el Faro del Cap de Creus, que cuenta con ser el situado más al oriente de la Península Ibérica, y ubicado en la zona conocida como la Punta l'Esquena.

Sin duda lo que destaca de él, es la torre de señales, de once metros de altura, y con un alcance de treinta y cuatro millas; el edificio actual data del S.XIX, pero ya en el año 1385, en el mismo lugar donde se ubica el faro, ya existía una torre de vigilancia, para avisar de la llegada de los piratas.

En este emblemático lugar, iniciamos el recorrido, caminamos unos metros hasta alcanzar una placa conmemorativa, del hermanamiento entre las poblaciones del Cadaqués y Fisterra, o lo que es lo mismo, entre el Cap de Creus y el Cap de Fisterra, en el que se funde oriente y occidente, decorada alrededor con multitud de hitos, y desde la que tenemos una bonita vistas, de la Punta del Cap, el Mediterráneo y la isla de la Massa d'Oros.


Tras disfrutar de las vistas, y realizar las pertinentes fotografías, giramos a la izquierda, caminamos unos metros dirección N, hasta que llegamos junto a un poste indicativo, en el que empieza la circular que conforma el itinerario nº 15.

Desde este punto, comenzamos a descender por terreno abrupto, y sin apenas vegetación, por un claro sendero al principio, que poco a poco se va difuminando entre las rocas, y que desaparece tras alcanzar una placa conmemorativa de la adaptación del libro de Julio Verme, "El Faro del fin del Mundo", rodada en este paraje, y en la que participaron actores de renombre como Yul Briner o Kirk Douglas.

Siguiendo las flechas rojas, continuamos caminando, ya con vistas al promontorio conocido como la Punta del Cap, donde podemos diferenciar las rocas volcánicas de color amarillento, conocidas como pegmatita.

En poco más de diez minutos, llegamos a un pequeño collado, perfectamente balizado, donde seguimos rectos, ahora sí, un claro sendero, por el que rodeamos la base de la Punta del Cap, en busca de un acceso que nos permita subir a la cima, y que no tardamos en hallar.

Como hay que subir, mi mujer prefiere quedarse aquí esperándonos, así que Adrián, y yo, comenzamos ha ascender, por un pasillo tallado en la roca, por el que subimos de forma directa, teniendo que usar las manos en una ocasión, y llegando rápidamente hasta el hito de piedra, que marca la cima de la Punta del Cap.

Sin lugar a dudas, este punto, pasa por ser un gran mirador del mediterráneo, en el que destacan las islas de la s'Encalladora, que es la segunda por extensión, más grande de Cataluña, y de la Massa d'Oros, la más oriental de Cataluña, y cuyo nombre le viene, porque en ella, hay una gran cantidad de rocas moscovitas, que al reflejarse en ellas la luz de sol, brillan como si fueran oro.


Punta del Cap y Placa conmemorativa del hermanamiento de Cadaqués y Fisterra










Vistas desde la Punta del Cap (izquierda  isla de la s'Encalladora, derecha isla de la Massa d'Oros)




Después de disfrutar de las vistas, regresamos con cuidado hasta la base de la Punta del Cap, donde nos reagrupamos, y continuamos el descenso hacia la Cova de s'Infern, por ancho sendero de tierra, cada vez más cercanos al nivel del mar, rodeados múltiples formaciones rocosas, siguiendo ahora las marcas y rojas del GR.11, cuyo inicio se encuentra a pocos metros de donde nos hayamos.

Recorridos poco más de medio kilómetro, alcanzamos de nuevo una bifurcación, en este lugar, tenemos la opción de bajar hasta el inicio del GR.11, el tramo no es muy largo, pero veo que hay algún paso algo expuesto, y la roca podría estar resbaladiza, así que yendo con Adrián, prefiero reducir riesgos, y continuar con el plan establecido.

Dicho y hecho, proseguimos con el recorrido, ahora el sendero desaparece, afrontamos un montículo rocoso, donde Adrián como experto en la materia, se pone al frente, y comenzamos a ascender con cuidado, apoyando las manos, de vez en cuando, para evitar tropezar en las rocas, y caernos sobre sus afilados cantos.

Una vez coronado, descendemos de la misma forma, hasta alcanzar una vaguada, donde comienza ha aflorar la vegetación, principalmente arbustiva, compuesta por lentisco, y sobre todo enebros, arbusto que se piensa que ha podido dar el nombre a la villa de Cadaqués, ya que su topónimo Cadaquer o Cadaquers, significa bosque de Cádecs.

Como mi mujer se ha retrasado, aprovechamos que estamos a la sombra, para hacer una pequeña parada. Una vez reagrupados, continuamos el recorrido, ahora en suave descenso, con el mar mediterráneo frente a nosotros.

Tras un giro a la derecha, alcanzamos la Cova de s'Infern, que se encuentra a tan solo unos metros por debajo nuestra, y que solo es accesible desde el mar. Su nombre se debe al color amarillento y rojizo que toman las paredes de esta cueva natural, cuando le pegan los primeros rayos de sol de la mañana, y que recuerdan a las puertas del infierno.

Perplejos con tal maravilla de la naturaleza, nos hacemos un buen número de fotografías, con la cueva de fondo, mientras nos imaginamos lo bonito que sería atraversarla en Kayak o nadando.


Llegando al cruce del inicio del GR.11 


Vaguada, cruce de caminos; Descenso (Cova de s'Infern), Ascenso (Faro Cap de Creus)










Parece que fue hace un minuto cuando llegamos, pero llevamos casi media hora, el tiempo en este lugar pasa rápidamente, y aunque no nos apetece regresar, es hora de hacerlo.

Antes de partir, hacemos una última fotografía, tomamos un trago de agua, ya que ha pesar de ser casi las ocho de la tarde, el calor se nota. Retornamos por el mismo sendero hasta la vaguada, donde hay una gran roca, por la que hemos destrepado a la ida, aunque en está ocasión continuamos todo recto dirección N, en ligera subida, por un sendero más o menos aparente, entre arbustos y rocas, que marcan el perímetro por el hemos de avanzar, sin acabar con las piernas arañadas, y teniendo de referencia la punta del Cap, que se encuentra frente a nosotros.

De vez en cuando, vamos echando la vista atrás, a lo lejos podemos intuir entre la calima, la bahía de Cadaqués, fácilmente reconocible por tener tras de si, el Puig de Pení, y el Puig de Bufadors, que ayer pudimos disfrutar más de cerca en nuestra visita a Cadaqués.

Poco a poco, la pendiente se suaviza, alcanzamos el collado, donde enlazamos con las marcas rojas y blancas del GR.11, y en está ocasión en vez de seguir rectos, giramos a la izquierda dirección O, ya con vistas al Faro del Cap de Creus, al que accedemos, por una larga, y pendiente escalinata.

Una vez en el faro, cerramos está bonita circular, que nos ha permitido conocer, una pequeña porción del Parque Natural del Cap de Creus, que sin duda nos hubiese gustado ver en más profundidad, visitando el Paraje de Tudela, o realizando alguna de las rutas que parten desde las poblaciones incluidas dentro del parque natural, como Cadaqués o  El Port de la Selva.

Para finalizar la jornada, nos acercamos hasta el restaurante Cap de Creus, para tomarnos una cerveza en la terraza, que sin duda es un gran mirador del Parque Natural, y desde la que podemos observar a vista de pájaro la Cala Fredosa, y la Cala Jugadora, a la que mañana por la tarde nos acercaremos para darnos un baño, en sus aguas turquesas, y practicar snorkel.





Bahía de Cadaqués, de fondo el Puig de Pení, y el Puig de Bufadors

Vistas desde la terraza del restaurante; Cala Fredosa (izquierda) y Cala Jugadora (derecha)

domingo, 8 de mayo de 2016

Cadaqués


Ayer tuvimos la oportunidad de visitar la villa medieval de Besalú, está mañana nos hemos dado un respiro, y hemos aprovechado para darnos un baño en la playa de Empuriabrava, que tenemos a poco más de cincuenta metros, y está tarde, nos toca de nuevo, visita cultural. 

Está vez, nos acercamos hasta la comarca del Alto Ampurdán, y más concretamente a la población de Cadaqués, cuyo topónimo viene de Cap de Quers o Cap d'Aques, que significa Cabo de Rocas, y que cuenta con ser el pueblo más oriental de la península ibérica, estando dentro del Parque Natural del Cap de Creus.

Para llegar desde Empuriabrava, cogemos la C-260 hasta las inmediaciones de Roses, en una rotonda, perfectamente indicada, tomamos la tercera salida, y enlazamos con la carretera comarcal GI-614, con un buen piso, pero con continuas curvas, por la que ascendemos un puerto de montaña.

Coronado el puerto, descendemos ya con vistas a la bahía de Cadaqués, una vez alcanzamos la parte alta de Cadaqués, intentamos aparcar, pero es imposible, por lo que nos toca dejar la furgoneta en el aparcamiento privado situado en la calle de Ses Hortes.

Desde este lugar, iniciamos la visita, cogemos la calle de la Font Vella, por la que caminamos unos metros, hasta alcanzar la calle de la Unió, estrecha, con el piso adoquinado, y bonitas fachadas blancas, que resaltan con sus ventanales, y puertas azules, tan características de los pueblos marineros.

Absortos en tan bellas instantáneas, llegamos a la calle Vigilant, donde comenzamos a notar, el característico olor a mar, que lo provoca un gas, el dimetil sulfuro, que en fuertes concentraciones resulta desagradable, pero que en pequeñas dosis, nos ayuda a estimular los sentidos.

Está vez el olfato, no nos ha fallado, ya que al final de la calle, ya podemos ver las claras, y azules aguas del mediterráneo, antes de salir al paseo marítimo, nos desviamos unos metros, para llegar a la calle d'es Cotxe, en la que se sitúa la oficina de turismo.

Nuestra idea además de visitar Cadaqués, es conocer la Casa Museo Salvador Dalí, situada en el barrio marinero del Portlligat. En la oficina de turismo, nos informan que las visitas son guiadas, previa reserva, que se puede hacer en la misma oficina de turismo, o por internet, (horarios, y reservas) las entradas se encuentran agotadas, para hoy y los próximos días, así que nuestro gozo en un pozo.

Tras coger un plano de Cadaqués, salimos de nuevo a la calle Vigilant, por la que alcanzamos el paseo marítimo (Riba Nemesi Llorens), en el que se localizan los principales edificios de Cadaqués, de origen modernista, y que se inspiran en la cultura cubana, debido a la estancia de varios cadaquences que se enriquecieron, en su estancia en las Américas.

Nada más salir al paseo marítimo, nos encontramos con el edificio del Casino L'Amistat, de origen Neoclásico, y construido a finales del S.XIX (año 1870), que en sus tiempos fue una sociedad de beneficencia, y que ha sido reutilizada, como sala de exposiciones, siendo uno de los edificios más visitados, ya que en sus bajos con vistas al mar, se sitúa una cafetería, abierta al público.

Desde este lugar, las vistas son espectaculares, y podemos comprobar la herradura, que forma la bahía de Cadaqués. Las opciones de recorrer está villa marinera, son numerosas, y nosotros nos decantamos por caminar por el paseo marítimo, hacia el barrio del Portlligat, al que no llegaremos ya que se encuentra algo alejado, y nos conformaremos con alcanzar la punta de la bahía, para disfrutar de una excelente panorámica de esta, con Cadaqués como telón de fondo.

Dicho y hecho, nos ponemos de nuevo en marcha, el paseo marítimo se junta con la Riba Caritat Serinyana, donde un par de edificios nos llaman la atención, y en especial, en el que se ubica el hotel la residencia, que cuenta con más de un siglo a sus espaldas, ya que fue construido en el año 1904, y en él se ubicaba la histórica Fonda Miramar, en la que pernoctaron importantes personajes de diferentes ámbitos, como Picasso.

Junto al hotel, nos encontramos una pequeña pastelería, aprovechamos para comprar unos merengues, y nos acercamos hasta la playa Gran, en la que se ubica una escultura hecha en bronce, del vecino más ilustre de la villa, Salvador Dalí, siendo uno de los lugares más fotografiados.

Como nosotros no podíamos ser menos, nos hacemos una fotos junto a la escultura, después nos acercamos hasta la playa Gran, que es la principal playa de Cadaqués, aunque no hace honor a su nombre, ya que es de reducidas dimensiones, aunque esto es algo normal, debido a la situación geográfica de Cadaqués, que se encuentra en la zona oriental del Cap de Creus.

A pesar de que hoy no hace un día de playa, ya que el cielo está prácticamente cubierto de nubes, y apenas sale el sol, decidimos extender la toalla, merendar, y jugar un rato en la playa. A Adrián le apetece darse un baño, pero como el agua está fresca, corre brisa, y el arenal, está compuesto de arena gruesa, y piedras, hace que enseguida desista de su intención.






Después de la pausa, seguimos nuestra visita por Cadaqués, dejamos atrás el paseo marítimo, y continuamos rodeando la bahía, por la Riba des Poal, en la que se sitúa uno de los edificios más emblemáticos de la villa, la Casa Blaua, también conocida como Casa de Don Octavio Serinyana, de origen modernista, y construida a principios del S.XX.

Chino a chano, vamos dejando atrás el centro histórico de Cadaqués, caminamos tranquilamente por la Riba des Pianc, deteniéndonos en las pequeñas playas, que se han formado en las puntas de la bahía, de pequeñas dimensiones, pero con mucho encanto, como la de Es Pianc, en la que se apuestan las barcas de los pescadores, que pintadas en un azul luminoso, hacen un bonito contraste con el mar, el blanco de las casas y edificios situados junto a la riba.

Sin demorarnos en exceso, seguimos nuestro camino, ahora por la avenida Victor Rahola, en la que nos encontramos con un marco estratégicamente colocado, desde el que se capta, la que es sin duda, la mejor panorámica de Cadaqués, con el Puig de Pení, y el Puig de Bufadors de fondo.

Algo más cerca, ya podemos ver el final de la bahía, y la playa de Ses Oliveres, en donde nos daremos la vuelta. De camino, avanzamos por la avenida, separada del mar, por tan solo un murete de piedra, que en determinados puntos se abre, y nos permite acceder por un tramo de escaleras, hasta las rocas, a pie de mar.

Una vez alcanzamos la playa de Ses Oliveres, aprovechamos para hacernos en una de las puntas, unas últimas fotografías, con la bahía y Cadaqués de fondo. Después, bajamos al arenal, compuesto principalmente de piedras, por el que damos un paseo, y retrocedemos por el mismo camino hasta la Riba des Pianc, donde decidimos adentrarnos por las calles menos conocidas de la villa, tomando como referencia el casco histórico.

Casa Blaua o Casa de Don Octavio Serinyana

 Cadaqués, con el Puig de Pení, y el Puig de Bufadors de fondo






De esta forma llegamos a la Plaza Frederic Rahola, pasamos junto a la oficina de turismo, llegamos a la calle Vigilant, y por ella, salimos de nuevo al paseo marítimo, por el que seguimos paseando plácidamente, con vistas a la playa del Port d'Alguer.

Cuando llegamos a la Punta Des Baluard, abandonamos el paseo marítimo, y nos adentramos en el laberinto de calles, que conforman el casco histórico de Cadaqués, de bonitas casas blancas, suelos empedrados, calles estrechas. Caminamos  unos metros por la calle des Call, en la que se conserva todavía el antiguo pavimento del poblado de el Rastell, formado con piedras extraídas del mar, y puestas una a una por la mano del hombre.

Poco a poco, vamos subiendo a la zona más alta de la villa, la pendiente se acentúa, y mientras disfrutamos del entorno, Adrián aprovecha para descansar, en un banco de piedra.

Tras el merecido descanso, seguimos ascendiendo, paseamos por la calle Bellaire, por la que accedemos a la calle del Portal de Mont, punto más alto del núcleo antiguo: perfecto mirador de la villa, y de la bahía. donde se sitúa la Iglesia de Santa María de Cadaqués, cuyo templo original fue construido en el S.XIII, pero fue destruido, y saqueado, a mediados del S.XV, por el famoso pirata turco Barbarroja, por lo que el actual templo de estilo gótico, es una sucesión de diversas remodelaciones, sufridas entre los S.XVI al XIX.

Del exterior, nos llama la atención el blanco de su fachada, que se mimetiza con el resto de la villa, y la torre del campanario, de base cuadrada, y cuerpo octogonal.

El interior, se puede ver en horario de rezo, y misa, dependiendo de la época del año, los horarios cambian, nosotros hemos tenido suerte, así que aprovechamos que está abierta, para acceder al templo, compuesto de una sola nave, y dos capillas laterales.

Del interior, nos sorprende el gran número de retablos que hay, un total de diez, aunque sin duda de entre todos, destaca el retablo mayor, de estilo barroco, dedicado a la virgen de la Esperanza, y de gran envergadura, ya que tiene veintitrés metros de altura.

Aprovechamos que no hay misa, para permanecer largo rato, a la salida, podemos ver el órgano, de finales del S.XVI, considerado como uno de los más antiguos de Cataluña, situado junto a un bonito rosetón.

Playa del Port d'Alguer







Panomámica desde la zona alta,de Cadaqués, y la bahía



 Iglesia de Santa María de Cadaqués


De nuevo en el exterior, descendemos por la calle Curós, sin duda, una de las más bellas, y concurridas del casco histórico, en la que se aglutinan un gran número de comercios, y decorada con miles de flores, que hacen un bonito contraste con las blancas paredes de los edificios.

De la calle Curós, pasamos a la calle Santa María, por la que abandonamos el casco histórico de Cadaqués; salimos a la Plaza Dr. Pont, justo enfrente de la playa de Portdoguer, donde la mayoría de las embarcaciones de recreo y pesca, fondean junto a su orilla.

Como siempre que nos encontramos en una villa marinera, nos apetece comprar algún pescado autóctono de la zona, que suelen ser poco conocidos para el público en general, pero que ofrecen una buena calidad, a un precio bastante reducido, así que nos acercamos a una pescadería situada en la misma plaza.

Con la cena, ya comprada, continuamos nuestro paseo por Cadaqués, caminamos por la Riba d'en Pitxot, rodeando la bahía, ya con los últimas luces del día.

Para alejarnos de la multitud, optamos por seguir por un camino de escaleras, que va paralelo a la Riba, y por el que descendemos hasta casi alcanzar las aguas del mar Mediterraneo, con unas bonitas vistas de la playa Es Llane, donde Federico Garcia Lorca, y Salvador Dalí, compartieron verano en el año 1927. (Haz clic aquí para ver las fotografías que lo atestiguan)

El camino al final, acaba en la entrada a unas casas privadas, por lo que retrocedemos unos metros, y aprovechamos para disfrutar de una última panorámica de Cadaqués, está vez en total soledad, y silencio, roto tan solo en algún momento, por el batir del agua en las rocas.

Nuestra visita está llegando a su fin, así que cogemos un estrecho callejón, por el que salimos de nuevo a la Riba d'en Pitxot, desde aquí tomamos la calle des Colomer, por la que rodeamos Cadaqués. 

Cerca del aparcamiento, llegamos a calle Narcís Monturiol, en la que se sitúa el Museo de Cadaqués, dedicado principalmente, a la figura del pintor Salvador Dalí, en el cual se muestran a lo largo del año, diversas exposiciones temporales.

Como es tarde, ya se encuentra cerrado, así que nos damos media vuelta, y nos vamos al aparcamiento, dando por finalizada la visita, a esta bella villa marinera, eso sí, con la premisa de volver mañana, para ver y disfrutar de un paseo, por el cercano Parque Natural del Cap de Creus.



Playa del Port d'Alguer


"Camino de las Escaleretas", con vistas a la playa Es Llane

"Camino de las Escaleretas", con vistas a Cadaqués






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