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Cerca del camping Valle de Bujaruelo, comenzamos a caminar disfrutando de las vistas, mientras cruzamos la pista |
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Deteniéndonos junto a una piedra, que indica varios destinos, que iremos uniendo hasta el collado Royo, aunque de momento |
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Cruzamos la pradera para buscar la entrada al bosque, que vemos marcada con un hito, en el que a medida que avanzamos |
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Las hayas ganan en altura y protagonismo, dejando poco a poco, que los rayos de sol vayan penetrando entre las ramas |
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Entrando rápidamente en calor, para continuar tomando de referencia los puntos rojos |
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Que por unos minutos nos sacan a cielo abierto, atravesando una espesa pradera, por la que accedemos |
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De nuevo al hayedo, en el que la pendiente se acentúa |
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Hasta que sobre la cota 1.600 metros, salimos del bosque para ir caminando por un estrecho sendero |
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Hacia el cauce del barranco del Turbón, que en este tramo forma una sucesión de gradones |
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Desde el que disfrutamos de unas magnificas vistas del Macizo del Gallinero |
Examinando el sendero,
vemos que al otro lado del barranco hay un hito tirado, así que lo
vadeamos, colocamos bien el hito, para continuar remontando por la
margen derecha el barranco del Turbón, primero con unas cuantas
lazadas que nos depositan en una zona de pastos, por la que vamos
ganando desnivel pegados al cauce, que logramos sortear
definitivamente por una bonita faja, hasta alcanzar la parte superior
del barranco, donde el agua desaparece filtrándose en el sistema
kárstico de Arañonera, en el que comprobamos como el terreno va
cambiando, sustittuyendo los bosques por terreno de pasto y caliza.
Siguiendo el sendero,
atravesamos pequeños tramos de roca, donde nos llama la atención un
par losas que a modo de dolmen apuntan hacia el cielo. Unos metros
más arriba el sendero se bifurca en dos, punto en el que iniciamos
el tramo circular, por lo que proseguimos ya sin sendero todo recto dirección
Oeste, por medio del barranco del Turbón, tomando de referencia los
hitos y esporádicos puntos rojos que nos llevan hacia el sistema
de cuevas y galerías de la Arañonera, que con un desarrollo de más
de 43 kilómetros topografiados y un desnivel total de 1.338 metros,
es uno de los más grandes de España, cuya boca intuimos en un
resalte desplomado que hay a mano izquierda.
Por unos minutos,
abandonamos el barranco del Turbón para caminar por la zona de
pastos hacia el resalte, que es a donde nos conducen los puntos
rojos. Un poco antes de llegar, encontramos la boca de entrada de la
Grallera del Turbón o T1, que fue localizada en el año 1972,
equipada con cuerdas pero que solo se puede acceder con un
permiso de la Federación Aragonesa de Espeleología, pudiéndose
enlazar con un desarrollo de 7.300 metros y un desnivel de 650 metros
con la cueva de Santa Elena, situada a 1.391 metros cerca de la
ermita de Santa Elena, a la que se accede por una senda desde la
pista de Bujaruelo.
En contraste con el calor
que está haciendo, del interior de la cueva sale un viento helador, proveniente de otras bocas más altas del sistema ubicadas cerca del collado Royo, que nos pone la piel de gallina y que también
notamos en la segunda boca de acceso, ubicada a unos 10 metros pero de mayor diámetro aunque sin
equipar, en la que hacemos una pausa al fresco, mientras
disfrutamos de las vistas hacia el Taillon y los Gabietos, que a
medida que vayamos cogiendo altura se ampliarán.
Tras el descanso, antes de
regresar al barranco aprovechamos que estamos cerca de la boca de la
cueva que veíamos desde abajo, para acercarnos realizando pequeñas
lazadas y superar la pendiente cubierta de roca caliza, donde
comprobamos como un grupo de chova piquigualda vuelan alrededor del resalte, introduciéndose en el
interior de la cueva.
Una vez en la boca de la
cueva, observamos como hace honor al nombre que aparece en los mapas,
“Nevera del Turbón”, ya que a pesar de estar en el mes de
agosto, tiene acumulada una buena cantidad de nieve especialmente en
la rampa de acceso y todo el suelo se encuentra cubierto por una
gruesa capa de hielo, por lo que preferimos verla desde arriba,
porque si bien bajar no presenta ninguna dificultad, subir sin
crampones puede ser resultar más complicado.
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Siguiendo los hitos, vadeamos el barranco, que remontamos realizando algunas lazadas |
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Hasta alcanzar una zona de pastos, por la que caminamos paralelos al barranco del Turbón |
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Que logramos remontar por una faja caliza, por la que alcanzamos la parte superior del barranco |
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Donde el terreno se transforma; dando paso el bosque, a zonas de pastos y caliza. Siguiendo el sendero |
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Pasamos junto a dos losas que apuntan hacia el cielo; unos metros más arriba, iniciamos la circular |
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Donde continuamos al Oeste, tomando de referencia los puntos rojos, que nos llevan hacia el Sistema de cuevas y galerías de Arañonera |
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Que intuimos en un resalte desplomado, al que nos desviamos |
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Pasando por las dos bocas, de la Grallera del Turbón o T1, equipada con pasamamos |
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Desde las que obtenemos un bonito skiline |
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Para acto seguido, remontar los últimos metros que nos quedan hasta la Nevera del Turbón |
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En la que sobrevuelan un grupo chova piquigualda, que se adentran en la cueva, que hace honor a su nombre |
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Ya que la rampa de acceso esta cubierta de nieve y el suelo por una gruesa capa de hielo
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Con la mirada puesta en
los Gabietos, nos ponemos de nuevo en marcha; abandonamos el frescor
de la cueva para salir a la solana, realizando un corto flanqueo a la
derecha hasta enlazar con los hitos que nos han guiado hasta aquí, donde continuamos dirección Norte por un extremo de la pedrera,
buscando siempre las zonas más cómodas, observando como el en
extremo contrario, pintadas en la roca están los puntos rojos que
van hacia la sima del Turbón, aunque unos metros más arriba ambas
opciones se unen.
Sobre la cota 2.000, nos
adentramos en la cabecera del barranco del Turbón, que se cierra
entre paredes de caliza que no permiten la entrada del viento, incrementando la sensación de calor, por el que vamos caminando evitando
la zona central que acumula bastante piedra, para ir por un lateral
donde la hierba aflora en varios tramos entre las piedras, tomando de
referencia un lejano hito que marca un collado, que intuimos puede
ser el de Otal, aunque viendo la altitud que marca el GPS ...
Para salir de dudas, lo
mejor es seguir avanzando, así que chino a chano vamos ganando
desnivel disfrutando del entorno, hasta llegar a la zona final del
barranco donde la pendiente se acentúa, para lo cual, comenzamos a
trazar una sucesión de pequeñas lazadas, ganando sin mucha
dificultad el collado que veíamos desde la entrada a la cabecera del
barranco, donde comprobamos que no solo el GPS no nos engañaba, sino
que además aún no vemos el collado de Otal, aunque por primera vez
aparece la figura anaranjada del pico Otal.
A pesar de que tan solo
llevamos recorridos 3 kilómetros, ya tenemos en las piernas unos 900
metros de desnivel, a los que tenemos que sumarle otros 150 metros
para alcanzar el collado de Otal (2.354 metros), así que tras echar un vistazo, seguimos nuestro camino atravesando una zona de bloques, que mientras
Carlos supera por la parte inferior, yo lo hago por la superior a través de una corta portilla, para volver a juntarnos unos metros más adelante, donde salimos a una zona abierta en la que vuelve a soplar el viento, por lo que aprovechamos para hacer una parada a la sombra de una roca.
Comemos, bebemos, le meto
un poco de glucosa al cuerpo y estiro un poco la pierna para evitar
que vayan a más las molestias. Después, nos ponemos en marcha,
comenzamos a caminar por terreno kárstico donde vemos hitos
colocados a uno y otro lado, pasando un poco de ellos, para buscar
siempre los pasos más cómodos que nos permiten avanzar sin muchas
complicaciones, en el que en contadas ocasiones aparecen los puntos
rojos, que ya no los necesitamos, porque no muy distante emerge el
cordal que de Norte a Sur une la cima oriental (2.389 metros) con la
cima principal del pico Royo (2.391 metros), cuyo collado del mismo
nombre también conocido como collado de Otal se encuentra cerca de
él, al que nos vamos aproximando, no sin echar de vez en cuando una
mirada atrás, para disfrutar de las vistas que se van ampliando hacia
la Peña Montañesa y el Cotiella.
Tras un último repecho, en el que emerge entre la caliza el pico Fenés o Fenez y parte de su famosa Pared Lisa, la pendiente se suaviza, la piedra va dando paso a un terreno de
pastos, donde continuamos por un sendero que en un largo flanqueo
recorre toda la cresta que une las dos cimas del pico Royo, en las que descansan varios buitres leonados.
Cuando llegamos a a la altura del collado de Otal, abandonamos el sendero para ir monte a través realizando un par de largas lazadas hasta
alcanzar los 2.354 metros en los que se encuentra el collado de Otal
o Royo, desde el que nos quedamos con la boca abierta al contemplar
la verticalidad de la cara Norte del pico Otal con toda la cresta que lo
une con el pico Tendeñera.
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Ahora, dejamos el frescor de la cueva, para realizar un corto flanqueo por la pedrera, hasta recuperar los hitos |
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Por los que nos adentramos en el barranco del Turbón |
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Caminando por un extremo |
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Hasta coronar un pequeño collado, marcado con un hito, donde a pesar de no ver el collado de Otal |
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Si que aparece la figura del pico Otal, hacia el que nos dirigimos atravesando una portilla |
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Por la que alcanzamos un terreno kárstico, por el que vamos avanzando buscando las zonas más cómodas |
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Tomando de referencia el cordal que de Este a Oeste une las dos cimas del pico Royo |
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Echando de vez en cuando una mirada atrás, para disfrutar de las vistas hacia la Peña Montañesa y el Cotiella |
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Tras un último repecho |
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Emerge entre la caliza, el pico Fenés o Fenez y su famosa Pared Lisa |
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Cerca del collado Royo o de Otal, la pendiente se suaviza, dando paso la roca a una zona de pastos, por la que continuamos por un sendero |
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Que recorre toda la cresta del pico Royo, en cuyas puntas descansan un grupo de buitres leonados |
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Abandonándolo, para llegar al collado de Otal, donde disfrutamos de la cara Norte del pico Otal |
Sobrepasada la barrera de
los 1.000 metros, nos quedan unos 350 metros más de desnivel hasta
alcanzar la cima del pico Otal, por lo que tras echar un bocado, nos
ponemos en marcha caminando dirección Sur por el cordal echando de
vez en cuando una mirada atrás, para contemplar la vertiente Sur del
Macizo del Vignemale que todavía mantiene algo de nieve, mientras
seguimos una trocha por la que vamos atravesando el lapiaz, que nos
conduce hacia un resalte.
Investigamos hacia uno y
otro lado pero no tiene continuación, ya que un pequeño paso que se
dirige hacia la cara Norte del pico Otal acaba en un patio
considerable, por lo cual tomamos la decisión de subir directos por
el resalte, en el que comenzamos a realizar sencillas trepadas sin
apenas exposición, donde la roca ofrece múltiples agarres para
las manos, pasando a la cara Este del pico Otal, desde la que disfrutamos de
unas magnificas vistas hacia el cañón que atraviesa la pradera
de Ordesa y la Pared Lisa de Fenés, en el que observamos la
ubicación de la Cueva Helada que visitaremos en el descenso.
A partir de aquí, nos
queda una larga pedrera que remontar para alcanzar la base de la
canal de acceso al pico Otal, así que para quitarnos un tramo,
preferimos aprovechar una estrecha banda de lapiaz que todavía se
conserva en el extremo superior del resalte, por el que avanzamos
ganando metros de forma más cómoda mirando al horizonte, donde la
luna a pesar de ser mediodía todavía permanece visible y también
hacia la hondonada, en la que un rebaño de ovejas se refugia del
calor, a la sombra de un nevero, anda que no saben!.
Cuando estamos lo
suficientemente cerca de la roca, trazamos una diagonal a la
izquierda, hasta enlazar con el sendero de subida marcado con hitos,
que va trazando continuas lazadas que nos permiten avanzar por la
pedrera con no mucho esfuerzo, aunque a medida que subimos se pone
más tieso, obligándonos a parar en algunas ocasiones para
recuperar la respiración que se acelera, mientras a nuestras espalda
se hacen visibles las principales cimas del Macizo de Monte Perdido
(Marboré, Cilindro, Monte Perdido y pico Añisclo o Soum de Ramond),
aunque también acapara nuestra atención la serie de canales que ya tenemos a
la vista, a cuya base llegamos tras un último esfuerzo, donde
comprobamos lo lejos que ha quedado el collado de Otal.
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Tras echar un bocado, nos ponemos en marcha caminando por el cordal, contemplando de vez en cuando el macizo del Vignemale |
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Mientras seguimos por una trocha atravesando una zona de lapiaz, que nos conduce hasta un resalte |
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Que salvamos subiendo de forma directa, haciendo sencillas trepadas sin exposición |
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Hasta pasar a la cara Oeste del pico Otal, desde la que disfrutamos de unas magníficas vistas hacia el cañón que atraviesa la Pradera de Ordesa |
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Y la pared lisa del Fenés |
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En el que observamos la ubicación de la Cueva Helada, que visitaremos en el descenso |
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A partir de este punto, nos queda una larga pedrera que remontar, así que para quitar un tramo |
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Preferimos aprovechar un estrecha banda de lapiaz, por el que avanzamos ganando desnivel, de forma más cómoda |
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Observando en la hondonada, como un rebaño de ovejas, se refugia del calor, a la sombra de un nevero |
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Cuando estamos cerca de la roca, trazamos una diagonal, hasta enlazar con el sendero de subida, que va trazando lazadas |
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Aunque a cada paso, se pone más tieso, obligándonos a parar, mientras se hacen visibles las principales cimas del macizo de Monte Perdido |
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Pero, también acapara nuestra atención, la serie de canales de acceso a la cima del Pico Otal, a cuya base llegamos |
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Tras un último esfuerzo, comprobando lo lejos que ha quedado el collado de Otal |
Pese a que en esta cara
existen varias canales, el sendero nos lleva de forma directa a un
pequeño grupo, en el que la principal se encuentra marcada con un hito. Así que una vez localizada, atravesamos un derrubio por el que
accedemos al interior de la amplia, tumbada y sucia canal, por la que
avanzamos realizando sencillos pasos que no superan el Iº donde tan solo tenemos que
apoyar las manos e ir lo más juntos posible, para evitar que las
piedras que arrastramos cojan velocidad e impacten en el compañero, hasta alcanzar un punto en el que la canal se bifurca en dos, eligiendo el ramal de la izquierda marcado con un hito, donde hacemos una pausa para ver como un grupo de Edelweiss, también conocida como la flor de las nieves, nace entre las piedras.
Sin apenas detenernos, nos ponemos manos a la obra para seguir por la segunda canal, mucho más vertical que la primera pero con buenos agarres para las manos y más limpia que el anterior tramo, lo que nos permite progresar de forma segura, sin apenas sensación de vacío ya que está segunda sección es más cerrada.
En una pequeña repisa, le
cambio el puesto a Carlos, para acto seguido continuar trepando hacia
el final de la canal que vemos unos metros más arriba en forma de W,
donde se divide en dos. Aunque la principal se encuentra con un par
de hitos, ninguna de las dos parece tener continuación, así que
mientras Carlos espera en la bifurcación, yo avanzo hasta el final de la canal, donde compruebo que en efecto acaba en un cortado,
aunque por lo menos me sirve para ver que la cima esta a
escasos 50 metros a nuestra izquierda.
Con mucho cuidado destrepo
hasta llegar a la altura de Carlos, que empieza a trazar una vertical
hacia la izquierda por una placa tumbada, que con algo de exposición pero con buenos agarres nos permiten alcanzar rápidamente la
antecima, desde la que descendemos unos metros hasta llegar a un
pequeño collado que la separa de la cima principal, donde tenemos
una espectacular vista de toda la cresta que une el pico Otal con el
pico Tendeñera, que disfrutaremos también desde la cima, a la que llegamos caminando tras cinco horas, en la que nos sorprende su gran amplitud.
Como la temperatura es agradable y corre algo de viento, permanecemos un buen rato reponiendo fuerzas, mientras disfrutamos de las
vistas de 360º que tenemos al ser una cima solitaria, donde al Oeste podemos ver otros de los picos que componen la sierra Tendeñera (pico Tendeñera
y detrás Sabocos), el Midi d'Ossau y varios de los picos del sector
de Panticosa (Argualas, Garmo Negro e Infiernos); al Norte/Este la cara Sur del Macizo del Vignemale (Cerbillona,pic Central, Corredor de la Moskowa, Montferrat y Milieu); al Este del valle de
Ordesa con los picos del Macizo de Monte Perdido (Gabietos, Taillón,
Marboré, Cilindro, Monte Perdido, pico Añisclo y Tobacor) y al Sur
el barranco de Sorrosal, donde vemos toda la pista que recorre el
barranco desde Linas de Broto, que es la vía más
utilizada para acceder al pico Otal.
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Marcada con un hito, atravesamos el derrubio para acceder al interior de amplia canal |
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Algo tumbada pero muy sucia, por la que avanzamos realizando sencillas trepadas |
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Hasta alcanzar una bifurcación, donde cogemos el ramal de la izquierda |
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Donde entre las rocas nace la flor de las nieves, el Edelweiss |
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Tras una pequeña pausa, seguimos por la segunda canal |
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Que gana en verticalidad, por la que avanzamos hacia el final |
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Con el macizo de Monte Perdido a nuestra espalda |
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Donde compruebo que no tiene continuación, así que destrepo con cuidado |
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Hasta alcanzar a Carlos, que empieza a trazar una diagonal por una placa tumbada con algo de exposición |
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Llegando rápidamente a la antecima del pico Otal, por la que descendemos a un pequeño collado |
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Desde el que disfrutamos de toda la cresta que une el pico Otal con el pico Tendeñera |
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Tras cinco horas coronamos la cima del pico Otal, desde la que vemos al Oeste la sierra de Tendeñera ... |
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Al Norte/Este, la vertiente Sur del Macizo del Vignemale |
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Hacia el Este, el valle de Ordesa y el Macizo de Monte Perdido |
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Y al Sur, el barranco de Sorrosal, que es la vía más utilizada para subir desde Linás de Broto |
Aunque la vía habitual
para bajar hasta la pista de Bujaruelo, es deshaciendo el itinerario
de subida, nosotros queremos visitar la Cueva Helada de Fenés, así
que cerca de las tres de la tarde, comenzamos el descenso cogiendo la
cresta Sur (Sur/Este) del pico Otal, que en sus primeros metros es bastante
ancha, pero que a medida que avanzamos se va estrechando, intentando
ir lo mas cerca del filo, realizando pequeños destrepes en los que
tan solo apoyamos las manos y buscando los pasos más cómodos entre
o sobre las rocas, atentos a no tropezar con ellas, ya que el patio a
la cara Este es de las que quitan el hipo, dirección hacia la cual
nos va enfilando la cresta.
Con la mirada puesta en el
pico Fenés, que se encuentra justo enfrente nuestro, poco a poco
vamos ganándole metros a la cresta, cuyo final intuimos unos metros
más adelante en un pequeño collado marcado con un hito, que indica
el inicio de una pronunciada y larga pedrera de más de un kilómetro
que finaliza en la Cueva Helada de Fenés, que podemos identificar
desde aquí, al situarse en la base de la Pared Lisa de Fenés.
Sin pensárnoslo mucho,
iniciamos el descenso por el extremo derecho de la pedrera, en el que
aprovechamos que afloran las rocas en un pequeño tramo para bajar
asiéndonos a ellas. Una vez desaparecen, nos sentamos para sacar los
bastones de la mochila y continuamos ahora si, por medio de la
pedrera que tiene un buen espesor, lo que nos permite deslizarnos por
ella, hasta conectar con un sendero que sube por el cauce seco del
barranco, trazando a nuestra altura un largo flanqueo hacia la
izquierda, que atraviesa toda la cara Este del pico Otal, que intuimos
que enlazará con el que hemos utilizado en el ascenso …
Si bien está opción no
nos interesa, no vemos con malos ojos dejar un poco el descenso
directo, así que en este punto, decidimos tomar el sendero por el
que realizando largas lazadas vamos perdiendo desnivel de forma
gradual, siempre sin perder la mirada a la Cueva Helada de Fenés,
que va quedando a nuestra derecha y que comprobamos que a medida que
vamos perdiendo desnivel, el sendero nos aleja cada vez más; cosa
que no nos preocupa tanto, como el desnivel que más tarde tendremos
que remontar para llegar hasta la cueva.
Por tanto, al llegar a la
altura de un pequeño muro de roca en linea con el Tozal del
Cebollar, abandonamos el sendero que más tarde retomaremos, para
bajar de forma directa hasta enlazar con una trocha que nos conduce a
un terreno de bloques, que Carlos atraviesa en busca de un sendero
que pasa por la zona baja, mientras yo prefiero seguir por la trocha
por la que voy bordeándolo en ligero ascenso, hasta que unos metros
más adelante, a la altura de la Pared Lisa de Fenés, ambos nos
reencontramos.
Si a lo lejos impresionaba, ahora a sus pies sorprende aún más la gran placa calcárea que cubre la pared Norte del pico Fenés, donde nos llama la atención los canalizos que la recorren de arriba a abajo, sobre la que discurre la vía de escalada de "Las Canaletas Centrales" que con un un grado de 5c es perfecta para disfrutar de la escalada de adherencia, junto con la vía de "Las Marmotas", que recorre toda la arista.
En el extremo izquierdo,
comprobamos como unos metros por encima de la base se ubica la Cueva Helada de Fenés, a la que tenemos que llegar atravesando una
pequeña pedrera, por la que avanzamos siguiendo un sendero que en
fuerte ascenso, va describiendo pequeñas lazadas que nos permiten sin
mucho esfuerzo alcanzar la base de una placa, en la que practicamos
la adherencia para llegar a la boca de la cueva, en la que
comprobamos como se mantiene la nieve e incluso en el interior una gruesa capa de hielo, siendo con un desarrollo de 60 metros, la cueva helada situada a menor altitud del Pirineo.
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Desde la cima, cogemos la cresta Sur (Sur/Este) por la que iniciamos el descenso |
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Realizando pequeños destrepes |
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En los que tan solo apoyamos las manos |
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Intentando ir por el filo de la cresta |
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Con la mirada puesta en el pico Fenés, hasta alcanzar un pequeño collado, marcado con un hito |
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Donde iniciamos el descenso por el extremo derecho de la pedrera, asiéndonos a las rocas |
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Una vez terminan, nos deslizamos por la pedrera que tiene un buen espesor, enlazando con un sendero |
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Que seguimos durante unos minutos, hasta llegar a una barrera de roca, por la que tiramos todo recto |
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Conectando con una trocha por la que en suave descenso, nos vamos acercando a la Cueva Helada de Fenés |
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No sin antes llegar a un terreno de bloques, que mientras Carlos atraviesa, yo voy rodeando |
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Reuniéndonos bajo la imponente Pared Lisa de Fenés, en la que observamos los famosos canalizos y la cueva |
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A la que nos vamos acercando por sendero, atravesando una pequeña pedrera que nos permite llegar |
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Hasta la base de una placa, por la que practicamos la adherencia. Una vez en la boca de la cueva ... |
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Echamos una mirada atrás, para contemplar el pico Otal y toda la pedrera que hemos bajado |
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Y como en el interior de la Cueva Helada de Fenés, todavía se mantiene una buena capa de nieve y hielo |
Aprovechando el frescor de
la cueva, hacemos una larga pausa para comer algo, echar un trago y
comprobar las existencias de agua, que observamos como se van
agotando. A Carlos apenas le queda un cuarto de litro, por lo que
decide escarbar un poco en la nieve helada, para llenar parcialmente
con nieve una de las botellas vacías que utilizará en caso de
emergencia, ya que solo hemos visto agua en un pequeño arroyo a la
entrada del bosque.
Aunque bajo la protección
de la cueva estamos la mar de bien, el tiempo se pasa, así que
recogemos todo y destrepamos la placa comprobando como las zapatillas
se adhieren a la caliza, alcanzando rápidamente la pedrera por la
que descendemos dirección Norte/Este hacia el Tozal del Cebollar,
siguiendo un claro sendero que nos deja en la parte superior de una barrera
rocosa que Carlos prefiere bajar esbarizando.
Unos metros más adelante,
alcanzamos la barranquera hacia la que se dirigía el sendero que
hemos dejado para visitar la Cueva Helada de Fenéz, junto a la que
caminamos por la margen derecha, por medio de una zona mixta de
pastos y roca, en el que el sendero a tramos desaparece, teniendo que
echar un vistazo al GPS, que nos indica que crucemos a la otra margen
para salvar un resalte, pero que preferimos obviar, ya que por donde
vamos la bajada es más cómoda al estar más limpia de roca,
pudiendo sortearla caminando.
Ya en la parte inferior,
atravesamos por medio la barranquera, hasta que el sendero reaparece y nos encamina hacia una planicie en la que vemos varias
bolas de sal dejadas para el consumo de los rebaños que pastan por
la zona, lo que nos hace pensar que habiendo sal aquí, el agua no
andará lejos!.
Pensando en el líquido
elemento, continuamos ahora ya por un claro sendero, donde no
tardamos en oír un ruido que se nos hace familiar … el agua, que
vemos como discurre con fuerza entre las rocas por debajo del Tozal
del Cebollar, que consultando el mapa indica que se trata de la Fuente del Zebollar, de la que mana un agua fresca y cristalina, que al salir de
un manantial nos asegura que no estará contaminada por el ganado,
que alegría!
Al pie de la fuente nos
refrescamos, bebemos hasta saciar la sed y reponemos agua, porque a
pesar de que en kilómetros no estamos muy lejos de la pista de
Bujaruelo, todavía nos quedan casi 700 metros de desnivel por un
terreno desconocido, hasta cerrar la circular.
Tomando de referencia el
curso que forma la Fuente del Cebollar, decidimos bajar directos
hasta llegar a la altura de la barranquera donde el track que
llevamos nos indica que debemos descender por ella, aunque desde aquí
vemos como a mitad del descenso, hay un resalte que cuando estemos a
su altura no sabemos si podremos destrepar, por lo cual intentamos
buscar otras opciones.
Mirando al Este, vemos que
el sendero por el que hemos descendido a tramos reaparece, así que
como no tenemos nada que perder, caminamos por el prado hasta enlazar
con el sendero, que un poco más adelante esta balizado con un hito,
que marca un giro hacia el Norte, para acercarnos hasta la margen
derecha de la barranquera, por la que descendemos paralelos a ella
sin mayor complicación que ir atentos de no tropezar con las
piedras, llegando a una pequeña planicie donde están las dos
losas que apuntan hacia el cielo, en la que cerramos la circular.
Ahora tan solo nos queda
desandar nuestros pasos, siguiendo el curso de la barranquera por un
claro sendero que desemboca en el barranco del Turbón, que vadeamos
para acto seguido adentrarnos en el bosque inicialmente de pinos, donde realizamos un breve descanso para quitarnos las gorras, gafas y
echar un trago de agua.
Después, Carlos se
adelanta mientras yo ralentizo el paso porque las rodillas empiezan
a pasarme factura, así que poco a poco voy desciendo por el bosque donde los pinos dan paso a un frondoso bosque de hayas en el que la luz desaparece,
por el que voy con cuidado ya que la pronunciada pendiente me hace
“ver las estrellas”.
Cerca del final, me cruzo
con un grupo que sube paseando con los perros (las únicas personas
que nos hemos encontrado en todo el recorrido). Cuando pasan unos
minutos de las 10 horas, salgo a la pradera por la que camino hasta
alcanzar la pista de Bujaruelo en la que me espera Carlos, dando por
finalizada está magnifica ascensión al pico Otal, donde recogemos
todo poniendo rumbo a Zaragoza porque se nos ha hecho muy tarde, no
sin antes hacer una parada junto a la Fuente del Azul para coger agua
y asearnos.
Hola Eduardo:
ResponderEliminar¿El concepto de "vamos hacerlo fácil", no te lo han explicando nadie, verdad ?, ja ja jaaaaaaa.
Cuando he leído en el título pico Otal, me han venido muchos recuerdos, ya que hace muchísimos años, sin saber donde íbamos, nos pusimos a caminar desde el refugio de Bujaruelo y con apenas unos coches, me sobrarían dedos de una mano, llegamos hasta el valle de Otal. A día de hoy para Sandra y para mí, es uno de los valles más bonitos que recordamos y que en la última vez que estuvimos por esos lares, faltó muy poco para volver a visitarlo.
Por cierto, eres un tío muy cachondo, ahora dice que se puso a seguir unos hitos en una pedrera, ja ja jaaaaa, lo próximo será vender neveras en el polo norte.
Saludos y a seguir disfrutando de la montaña.
Hola Eulogio.
EliminarPara subir al pico Otal la opción más fácil es desde Linas de Broto pero hay una larga pista que se hace bastante pesada y está opción más corta para mi gusto es más apetecible, aunque hay darse una buena soba ya que discurre por terreno de alta montaña.
Hace un par de semanas estuvimos cerca de realizar ese recorrido que indicas por el valle de Otal pero al final nos fuimos hasta el ibón de Piedrafita, que veo que fue la que elegisteis vosotros en vuestra visita a pirineos.
De todas formas de vez en cuando hacemos cosas fáciles :) en las siguientes entradas lo podrás comprobar.
Un saludo
Hola Eduardo...
ResponderEliminarDesde luego que esos casi 9 kms,para subir y bajar del Otal,han sido intensos y espectaculares,por lo relatado y por supuesto,por esas fotografías que ilustran el reportaje.
Potentisimo desnivel el que tuvisteis que salvar para hacer cima y la bajada,aunque es similar,parece que bajasteis mejor.
Las vistas desde la cima,impresionantes.
Alta montaña,en estado puro,en un recorrido que puede parecer corto en distancia,pero que claramente en la crónica,nos relatas que el grado de exigencia es muy alto.
Saludos.
Hola Juane.
EliminarLa circular al pico Otal es de esos recorridos que no da tregua de principio a fin, pero que se disfrutan a cada paso, que al ser una cima aislada ofrece unas vistas de 360º.
Para mi desde luego es mucho peor bajar que subir, al final las rodillas acabaron muy tocadas.
Un saludo
Cumbre interesante y de unas vistas privilegiadas. A pesar de que pueda asustar el desnivel, la ascensión es directa y no la recuerdo en exceso pesada. Lo que sí recuerdo es el frío que salía por la boca de la Grallera del Turbón.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Gabi.
EliminarCreo que leí tu entrada en el blog y me suena que la bajada la hicisteis por el mismo camino de subida.
La ascensión técnicamente no es complicada, pero si que es cierto que la subida es de las que no dan tregua, lo único malo es la bajada, que a mi personalmente las que son tan pronunciadas me acaban pasando factura en las rodillas, pero por lo demás muy bien.
Además mirando los datos del GPS, me ha llamado la atención que estuvimos en movimiento 4 horas de las 10. Nosotros solemos tomárnoslo con tranquilidad, paramos mucho para hacer fotos y disfrutar del entorno, porque con las opciones que hay en el pirineo a saber cuando volveremos por esta zona.
Un saludo
Pormenorizado relato ilustrado con numerosas y buenas fotos. El conjunto da una idea precisa de lo que resultó una estupenda jornada de pura y gran montaña.
ResponderEliminarNos lo pasamos bien.
Un abrazo
Hola Carmar.
EliminarGran jornada la que disfrutamos en esta subida al pico Otal, que tantas ganas le teníamos.
Sin duda el esfuerzo mereció la pena.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarPrecioso pico y valle.. Vaya excursión bonita! Yo ya hace días que no voy por canales así..., así que este pico se me quedará en el grupo "pendientes". :-) Muy bonito, sí señor!
Hola Oscar.
EliminarPues si, tanto el pico como el recorrido que va por el valle merecen la pena, son dos opciones distintas pero igual de atractivas.
La canal de acceso a la cima, técnicamente es sencilla aunque bastante sucia, por lo que no hay que perderle el respeto.
Un saludo
A veces me dejaría llevar por la libertad del caminante ataviado de los elementos imprescindibles para ello. Mis rutas son cortas por el sobrepeso de los artilugios fotográficos, al rato, bastante incómodos.
ResponderEliminarEn cierto modo, me apetece mucho esas rutas que disfrutáis con tanto técnica a veces y, sobre todo, con gran responsabilidad.
Preciosa la foto del Edelweiss y, muy acertada la foto de las reses disfrutando de un refresco helado.
Saludos.
Hola Javier.
EliminarHombre ahora las cámaras compactas ofrecen muy buena calidad de imagen, pero nunca lo que puede dar una buena reflex, claro, siempre que se sepa usar, que no cualquiera las maneja.
Son formas diferentes de disfrutar de la naturaleza, ambas igual de válidas, el helado les gustaba mucho, solo se movieron cuando detectaron nuestra presencia.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarImpresionante ruta con un gran desnivel pero mucho mejores vistas.
Que precioso entorno calizo por el que se desarrolla la ruta, en un entorno de auténtica alta montaña y un principio espectacular atravesando ese hayedo.
Me ha encantado la Pared Lisa de Fenés, no la conocía y me ha encantado.
Seguro que os lo pasasteis genial durante toda la jornada.
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarMerece la pena hacer la ascensión al pico Otal desde Bujaruelo, más dura pero más bonita que por la vía tradicional desde Linas de Broto.
Al ser una cima aislado es un mirador excepcional. A nosotros también nos gusto mucho la Pared Lisa de Fenés, es bonita desde lejos, pero una vez en la base, impresiona!
Un saludo
Hola Eduardo
ResponderEliminarQue bonito y exigente el pico Otal. Esa zona de Bujaruelo y el valle del Ara no la he recorrido nunca, leyendo tu report me han entrado ganas!!
Un saludo.
Hola Jorge.
EliminarSi que es un pico exigente, porque en muy pocos kilómetros hay que subir un desnivel de un 3.000 y la bajada es de las que no te dejan descansar.
Este pico y todo lo que lo rodea merece la pena conocerlo, además en una zona tan masificada, aquí puedes disfrutar de una buena jornada de montaña en soledad.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarDespués de leer la entrada tan detallada, se da cuenta uno que tuvisteis una jornada de montaña pura y dura, de las buenas.
Que belleza el Pico Otal, y esa Pared lisa de Fenés. A mi que me gusta tanto la geología me ha maravillado, y esas vistas del Macizo de Ordesa y demás son para guardar en la retina.
Un saludo
Hola Toni.
EliminarAlta montaña en estado puro, además ese día hizo mucho calor y aún la hizo más dura. Además las molestias de la fascia en este tipo de subidas tan directas se nota mucho.
Las vistas son de lujo y tanto el pico Fenés, como el modesto Tozal del Cebollar (he visto una ruta que parte desde el Puente de los Navarros) quedan apuntados para próximas visitas.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarRealmente una gran montaña muy visible desde muchos ángulos. Estuvimos hace unos años en el Pico Royo desde el barranco de Turbón. Es de esas ascensiones en las que no se para de resoplar. A ver si me escapo otra vez e intento el Otal, una montaña imprescindible, y más después de leer tu relato
Hola Enrique.
EliminarTotalmente de acuerdo con tu opinión, técnicamente no es difícil pero requiere mucho esfuerzo coronar su cima y además la bajada es de las que no da tregua.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarSe me había pasado por alto esta impresionante, dura, intensa y cargada de aventura ascensión al esbelto y bello Otal. Mi enhorabuena por la ascensión también por el completo y detallado reportaje.
Esta macizo de Otal/Tendenera al estar a caballo entre los más visitados Ordesa y Valle de Tena, parece permanecer en un segundo plano, pero visto lo visto algunas de sus cimas requieren de un buen estado físico y un cierto nivel de compromiso. No descarto hacerle alguna visita en el futuro.
Un saludo.
Hola Dani.
EliminarSalvo la Peña Sabocos que tiene una ascensión más o menos cómoda cuando se hace el tridente con Peña Blanca y Peña Roya (se puede subir por pista en coche quitando muchos kilómetros) el resto de cimas de este macizo son bastante largas y con un buen desnivel.
En el caso del Otal pasa lo mismo, pero existe está opción más corta, pero mucho más exigente (1.500 d+ en unos 4 kilómetros) para subir que nosotros descubrimos el año pasado, ya que siempre teníamos en mente subir desde Linás de Broto.
Si alguna vez vuelves por la zona, yo te la recomienda, te gustará, es dura pero de las que dejan huella.
Un saludo