La sierra de Guadarrama, es
una alineación montañosa perteneciente a la mitad este del sistema
central, integrada casi en su totalidad desde el año 2013 en el
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que recibe el nombre del
río Guadarrama, palabra que proviene del árabe Uad-ar-rámel, que
significa río del arenal.
Con una longitud de 80
kilómetros, se extiende entre las provincias de Madrid, Segovia y
Ávila. Comienza en el valle del río Alberche, que la separa de la
sierra de Gredos y termina en el puerto de Somosierra, siendo su
máxima altitud con 2.428 metros, el pico Peñalara, que hace de
división entre las cuencas del Duero, al noroeste y del Tajo, al
sureste.
En la vertiente Sur,
dentro del término municipal de Manzanares el Real, al noroeste de
la Comunidad de Madrid, se encuentra una gran masa de rocas magnéticas, de grandes dimensiones, consolidada en la corteza
terrestre a gran profundidad, conocida como La Pedriza, formada por
numerosos arroyos, praderas, canchales, paredes rocosas y riscos, que
durante millones de años la acción de los elementos han moldeado, haciendo de este lugar un taller de escultura al aire libre.
Aprovecho que tengo unos días de fiesta, para acercarme este fin de semana hasta Manzanares el Real, donde el amigo Carlos (Zancadas Ligeras), buen conocedor de esta parte de la sierra de Guadarrama, me ha preparado una amplia circular, con la idea de ver el mayor número de formaciones, además de subir a las cimas del risco de la Pared de Santillana y al Yelmo.
La noche ha sido fresca,
me levanto a las 8 de la mañana, desayuno, arreglo la furgoneta y
preparo la mochila mientras Carlos llega desde Madrid. Poco a poco,
el aparcamiento de Canto Cochino se va llenando, cerca de las 08:30
iniciamos la marcha bajando hasta el cauce del río Manzanares,
observando como lentamente el sol se va levantando, dejando a la
sombra a la Tortuga a la que se puede acceder por su conocida vía
ASA (IV+, 160 m.), mientras los primeros rayos iluminan las puntas de
los Riscos de la Pedriza Posterior.
Una vez junto al río, lo
cruzamos por sendas pasarelas hasta alcanzar los Barracones, punto en
el que comenzamos la circular, donde convergen el GR.10 y el
sendero local PR-M2, más conocido como la Autopista, por la que
continuamos por amplio camino de tierra que se bifurca en dos,
tomando el ramal de la derecha que rápidamente nos adentra en un
bonito pinar, ¡anda pero si en la Pedriza no solo hay piedras!.
Paralelos al cauce del
arroyo de la Ventana, observo que hay un sendero que va pegado a la
margen izquierda del arroyo, nosotros continuamos por Autopista
tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, en el que al
pie del camino aparecen los primeros bolos, redondeadas rocas de
granito cuyo origen está en la erosión de la parte inferior de un
domo, mientras entre los pinos capta nuestra atención un grupo de cabras montesas que caminan sobre unas terrazas y en la parte inferior, una gran roca con la forma de una cabeza de perro.
Poco a poco vamos ganando desnivel,
cuando alcanzamos el segundo kilómetro llegamos a una bifurcación,
en la que a nuestra izquierda tenemos la opción de subir al Cancho
de los Muertos y unos metros más adelante, a mano derecha, un nuevo sendero que va al
refugio de Giner de los Ríos, descartando ambas opciones para seguir
por el camino principal.
En algunas ocasiones, el pinar clarea, pudiendo disfrutar de tres de las figuras más representativas de esta zona de la Pedriza, el Pájaro, los Guerreros y el Platillo Volante. Tras un ligero descenso, llegamos junto al cauce
del arroyo de la Ventana, donde abandonamos el PR-M2 que se dirige al
Norte hacia las Torres de la Pedriza, para tomar un sendero a mano
derecha por el que cruzamos el arroyo de la Ventana.
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Desde el aparcamiento de Canto Cochino |
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Iniciamos el recorrido, observando la Tortuga |
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Mientras el sol va iluminando, las agujas que conforman los riscos de la Pedriza Posterior |
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Hasta llegar junto al río Manzanares, que cruzamos por sendas pasarelas de madera, hasta los Barracones |
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Punto en el que comenzamos la circular, tomando la la Autopista, que rápidamente nos adentra en un pinar |
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Por el que avanzamos en suave ascenso paralelos al cauce del arroyo de la Ventana |
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En el que a nuestro paso, aparecen los famosos bolos |
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Mientras entre los pinos |
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Capta nuestra atención un grupo de cabras montesas |
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Y en la parte inferior, una enorme roca con forma de cabeza de perro |
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Cuando el bosque clarea, aparecen tres de las figuras más representativas de esta parte de la Pedriza |
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El Pájaro (izquierda), los Guerreros (derecha) |
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Y el Platillo Volante |
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Tras un ligero descenso, alcanzamos el cauce del arroyo de la Ventana, que cruzamos |
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Dejando el sendero principal, que se dirige al Norte, hacia las Torres de la Pedriza |
Ya en la margen derecha, comenzamos a ganar desnivel de forma rápida, siguiendo el sendero que va remontando el arroyo de la Ventana, por el que seguimos atravesando el pinar bajo la protección del Pájaro, que se deja ver en contadas ocasiones.
A medida que vamos ganando desnivel, el pinar va clareando, los pinos
comienzan a dar paso a la gayuba y el panorama se va abriendo,
disfrutando de unas fantásticas vistas hacia el Oeste, de la cresta
que forman las Milaneras y Tres Cestos, con el Patriarca en medio.
Tras un giro de 90º, el
sendero nos encamina hacia la Cuerda de los Pinganillos, en el que
sobre sus afiladas rocas los buitres se posan esperando las térmicas.
Poco a poco, la pendiente se va suavizando, ante nuestros ojos
aparece el Risco de la Ventana que en un lateral dispone de un vivac,
antesala de nuestro primer objetivo de la jornada, el collado de la
Ventana, al que llegamos en apenas cinco minutos, tomando de
referencia las marcas blancas y amarillas, además de algunos hitos.
Como ya hemos superado las
dos horas de caminata y la mayor parte del desnivel del recorrido (unos 800 metros), a resguardo del viento, aprovechamos para
descansar un rato, comer, mientras disfrutamos de la majestuosa pared
del Cerro de los Hoyos, que hace de frontera natural con la Pedriza
Posterior, del mar de nubes que cubre las zonas bajas y de una de las
estribaciones rocosas de la Cuerda Larga, la sierra de la Cabrera.
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Ya en la margen derecha, continuamos remontando el arroyo de la Ventana, por un sendero |
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Que sigue atravesando el pinar, bajo la protección del Pájaro |
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A medida que vamos ganando desnivel |
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El pinar va clareando |
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Los pinos dan paso a la gayuba, abriéndose el panorama |
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Pudiendo disfrutar hacia el Oeste, de la cresta que conforma las Milaneras y Tres Cestos |
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Tras un giro de 90º |
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El sendero nos encamina hacia la Cuerda de los Pinganillos |
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Donde los buitres se posan sobre sus afiladas agujas, a la espera de una buena térmica |
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Poco a poco, la pendiente se va suavizando |
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Ante nuestros ojos aparece la figura del Risco de la Ventana, antesala de nuestro siguiente objetivo |
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El collado de la Ventana, al que llegamos tomando de referencia las marcas blancas y amarillas |
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En el collado, aprovechamos para descansar disfrutando de la pared natural del Cerro de los Hoyos |
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Y de una de las estribaciones rocosas de la Cuerda Larga, la sierra de la Cabrera |
Si hasta el momento nos hemos dedicado a ganar desnivel caminando por un precioso pinar, observando las diferentes esculturas naturales, ahora, es tiempo de recorrer la parte alta, la más atlética, en la que nos tocará
agacharnos, estirarnos y probar la adherencia de nuestras zapatillas
en la roca. Así que sin más dilación, nos ponemos en marcha hasta enlazar con la Senda del Termes por la que discurre el PR.1, que
dirección Sur nos encamina hacia un pequeño pasillo en la roca, con un
precioso mar de nubes de fondo, que tras atravesar nos deposita en
la cara Norte de la Pared de Santillana, custodiada por un pequeño
mogote.
Si bien su vertical cara
Sur requiere ser ascendida por las clásicas vías de escalada, la
cara Norte resulta más sencilla, ya que en la parte central tiene
una larga chimenea, por la que comenzamos a ascender asiéndonos a la
roca, que ofrece buenos apoyos tanto para pies como manos, con pasos
que no superan el IIº, por la que sin muchas dificultades llegamos a tan
solo unos metros de la cima, en la que nos llama la atención como
una enorme roca se mantiene en un perfecto equilibrio, asombroso!.
Ahora, tan solo nos
queda caminar sorteando los rocas a uno y otro lado, alcanzando la
redondeada cima de la Pared de Santillana, desde la que contemplamos
el cordal que conforman las Cuatro Damas y la Cara, además de otro
de los objetivo del recorrido, el Yelmo, que Carlos sabiamente ha
incluido dentro de la circular, pero no ha tenido en cuenta que
cuando uno visita por primera vez un lugar, todo cuesta más, no por
el esfuerzo sino por el tiempo que se pierde en las múltiples
paradas para disfrutar del entorno y fotografiarlo, veremos que pasa
…
Tras otear el paisaje,
iniciamos el descenso, nos aproximamos hasta la entrada de la
chimenea, por la que destrepamos uno pegado al otro, para evitar que
en caso de arrastrar una piedra está coja velocidad e impacte con
fuerza en el compañero y en mi caso, disfrutando de la adherencia
clásica de la Pedriza, donde compruebo como las zapatillas agarran en la roca más de lo que parece.
Una vez abajo, recuperamos
la senda del Termes, por la que vamos rodeando la Pared de
Santillana, atravesando por el único punto posible la muralla
natural que conforma está, con la linea de acantilados. Tras
realizar una sencilla trepada, el horizonte se expande, pudiendo contemplar el mogote de los Suicidas que domina un canchal,
por el que vamos avanzando como las cabras, saltando de roca en roca,
dejando atrás la desafiante y vertical cara Sur de la Pared de
Santillana, con su vía Sur Clásica (115 metros y V+), apta solo
para expertos escaladores acostumbrados a manejarse en la técnica
de la adherencia, tal habitual por estos lares pero inusual en el
resto de la península.
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Sin más dilación, enlazamos con la Senda del Termes, por la que continuamos con un precioso mar de nubes |
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Hacia un estrecho pasillo en la roca, que tras atravesar |
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Nos deposita en la cara Norte de la Pared de Santillana, custodiada por un pequeño mogote |
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Por la que comenzamos a trepar por su chimenea central, con pasos que no superan el IIº |
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Hasta salir a unos metros de la cima, donde llama la atención un enorme bloque en equilibrio |
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Desde el que caminamos sorteando las rocas, hasta alcanzar la cima de la Pared de Santillana |
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En la que disfrutamos de las vistas hacia el cordal que conforma la Cara y las Cuatro Damas |
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Al Yelmo, al que queremos ascender si el tiempo nos lo permite |
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Y al Cerro de los Hoyos, de donde venimos |
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Tras otear el paisaje, descendemos por la chimenea |
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Hasta alcanzar la base de la Pared de Santillana, donde recuperamos la Senda del Termes |
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Por la que vamos rodeando la Pared de Santillana, atravesando por el único punto posible la muralla natural |
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Tras una sencilla trepada, el horizonte se expande, pudiendo contemplar el mogote de los Suicidas |
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Que domina un canchal, en el que vamos saltando como las cabras de roca en roca |
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Dejando atrás la desafiante y vertical |
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Cara Sur de la Pared de Santillana |
A la sombra de un roble,
bajo la protección de la cara Sur de la Pared de Santillana, hacemos
un receso en el camino para echar un trago de agua, antes de comenzar
el largo descenso hacia el visible collado de la Dehesilla, cuya
cercana visión engaña, ya que si bien en distancia está cerca, el laberinto de rocas que conforma la Pedriza nos va a obligar a dar mil y
una vueltas.
Como ahora vamos a estar
protegidos por el viento, aprovecho para quitarme el abrigo, después, iniciamos el descenso por una senda apenas imperceptible que se pierde
entre un mar de rocas, salpicado con algún solitario roble, donde
tenemos que estar parando constantemente para avistar las marcas
blancas y amarillas del PR.1, que estratégicamente se encuentran
colocadas en este intrincado tramo del recorrido, en el que nos toca
agacharnos para pasar por un túnel natural formado por la unión de
varios bloques de granito, que nos saca de este atlético tramo, que ofrece una pincelada de lo que es la esencia de la Pedriza.
Nada más salir,
recuperamos la senda que rápidamente nos adentra en una mancha de
pinos, en el que aprovechamos que el terreno nos es favorable para
trotar un poco, hasta que salimos a cielo abierto, dejando atrás el
mogote de los Suicidas y la Pared de Santillana, para adentrarnos en
una plaza custodiada por el mogote conocido como la Bola de
Navajuelos y la Bota, en el que me quedo con la boca abierta ante la inmensidad
que nos rodea, impresionante!
Sin duda, el lugar
acongoja, nos encontramos rodeados de altivas paredes de granito que
nos hace parecer una pulga, mirando
en rededor, trato de buscar la salida que parece que no existe, pero
Carlos me indica una pequeña oquedad a mano izquierda entre los
bloques, marcada con las marcas blancas y amarillas, que si bien se
puede salvar por arriba, yo prefiero hacerlo arrastrándome entre las
rocas, oye que para eso he venido!, saliendo al Jardín de
Navajuelos, donde vemos las figuras de las Llamas, el Torro ... en el que hacemos una pequeña pausa para seguir
disfrutando de tan magnífico circo rocoso, en el que los bolos se
amontonan unos con otros, de una forma perfecta, aunque tarde o
temprano alguno acabará rodando hacia el fondo.
Ensimismado ante la
magnitud de lo que estoy contemplando, Carlos me avisa que aún no estamos en el Ecuador del recorrido, el reloj en cambio corre más de
lo que nos gustaría, pero es que entre las múltiples paradas que
hago para sacar fotos, admirar el paisaje y que avanzar por este
terreno resulta entretenido pero lento.
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A la sombra de un roble, hacemos un receso. Después, iniciamos el descenso por una senda |
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Que se pierde en un mar de rocas, salpicado con algunos robles, donde nos detenemos buscando |
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Las marcas amarillas y blancas del PR.1, que en este intrincado tramo |
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Nos guían hacia el visible collado de la Dehesilla |
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En el que nos toca agacharnos para atravesar un túnel natural, formado por la unión de bloques de granito |
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Que nos saca a una bonita mancha de pinos, en la que recuperamos la senda |
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Hasta salir unos metros más adelante a cielo abierto |
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Dejando atrás la Pared de Santillana y el Mogote de los Suicidas |
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Para adentrarnos en una plaza |
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Presidida por el imponente mogote conocido como la Bola de Navajuelos |
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Y la Bota |
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Mirando en rededor, trato de buscar una salida que parece que no existe, pero Carlos me indica |
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Una pequeña oquedad, marcadas con las marcas blancas y amarillas |
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Por la que salimos al Jardín de Navajuelos, en el que vemos las Llamas y el Torro |
Sin más dilación, nos
ponemos en marcha deslizándonos por la roca hasta llegar al suelo,
donde continuamos en ligero ascenso por una trocha que nos adentra en
un robledal cubierto de bloques de granito, en los que nos vamos
guiando tomando de referencia los hitos o las marcas de pintura del
PR.1, en el que de vez en cuando nos toca realizar algún paso
atlético, estirándonos bien de piernas.
Chino a chano vamos
avanzando, alcanzamos una pequeña replaceta donde entre las ramas de
los árboles podemos disfrutar de la cuerda que conforma la Cara y
las Cuatro Damas, por las que más tarde deambularemos, aunque antes
nos alejamos unos metros de la senda, para subir por una oquedad,
donde nos encontramos frente a frente con un buen ejemplar de macho
cabrío que nos mira con desconfianza, alejándose de nosotros para
mantener una distancia prudencial.
Tras este agradable
encuentro, regresamos al sendero principal, echamos una mirada atrás, para acto seguido continuar dirección Este atravesando un estrecho pasillo, donde extendiendo
las manos podemos tocar las rocas con las manos. Nada más sortear
este bonito paso, el sendero empieza a perder desnivel de forma
pronunciada, por lo cual descendemos pausadamente asiéndonos a los
troncos o ramas de los robles que salen a nuestro paso y apoyando las
manos sobre las rocas, para evitar resbalarnos con los famosos
garbancitos de la Pedriza, que junto con las hojas caídas de los
robles, hacen que el sendero sea una pista de patinaje.
De la nada, aparece ante
nosotros los dos monolitos gemelos que conforman el Risco
Mataelvicial, en el que observamos el diedro y las fisuras por las
que discurre la vía Mayayo (100 metros y 6a), a cuya base nos
acercamos hasta que el sendero realiza un giro hacia el Sur, gateando
por un pasadizo rocoso, en el que los robles ganan presencia.
Una vez al otro lado,
aparece de nuevo la cresta que conforma la Cara y las Cuatro Damas,
además de nuestro siguiente objetivo, el collado de la Dehesilla,
hacia el que vamos bajando por el sendero que va perdiendo
inclinación, hasta salir cielo abierto, dejando atrás el
robledal para llegar al collado de la Dehesilla, también llamado la
Silla, frontera natural entre la Pedriza anterior y la posterior, en
el que aprovechamos la sombra de una encima para descansar, mientras
disfrutamos de las vistas, estamos a 1.453 metros.
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Sin más dilación, continuamos en suave ascenso por una trocha que nos adentra en un robledal |
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Siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR.1 o los hitos, hasta alcanzar una replaceta |
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Donde entre las ramas de los árboles, podemos disfrutar del cordal que conforman |
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La Cara (derecha) y las Cuatro Damas (izquierda), por la que más tarde deambularemos |
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Pero antes nos alejamos unos metros, para toparnos de frente con un macho cabrío, que toma distancia |
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Tras este agradable encuentro, regresamos al sendero principal, echamos una mirada atrás |
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Para acto seguido, continuar dirección Este atravesando un estrecho pasillo |
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Nada más sortearlo, el sendero comienza a perder desnivel de forma pronunciada |
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Por lo cual, descendemos pausadamente asiéndonos a los troncos o ramas de los robles |
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Pasando junto a la base del Risco de Mataelvicial |
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Hasta que el sendero realiza un giro hacia el Sur, gateando por un pasadizo rocoso |
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Una vez al otro lado, aparece de nuevo el cordal que conforma la Cara y las Cuatro Damas |
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Además del collado de la Dehesilla, hacia el que vamos bajando por el sendero que va perdiendo inclinación |
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Dejando atrás el robledal, para salir a cielo abierto y alcanzar el collado de la Dehesilla |
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En el que paramos a descansar, mientras disfrutamos de las vistas |
Si al comienzo del recorrido el protagonista fue el extenso bosque que puebla la parte baja de la Pedriza, en el anterior han sido los pasos atléticos y la adherencia, con los que hemos tenido que superar tanto por arriba como por abajo los bloques de granito, mientras que en el siguiente tramo, vamos a disfrutar de una amplia colección de esculturas naturales, que nos obligará a ir con los ojos y la mente abierta, para ver e imaginar lo que cada una de ellas representa.
Encrucijada de senderos,
en el collado de la Dehesilla se nos abren varias opciones, nosotros
cogemos el sendero que dirección Sur/Este nos ha de llevar hasta el
collado próximo a la Cara y las Cuatro Damas, por el que comenzamos
a subir tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del
PR.1 o los múltiples hitos que hay apostados a lo largo del sendero,
en el que enseguida me percato del cambio de vegetación en esta zona
de la Pedriza Anterior, donde la gayuba, el brezo y las jaras pueblan
las laderas.
Poco a poco la pendiente
va aumentando, el sendero comienza a describir una serie de giros,
perfectamente balizados con los que vamos ganando desnivel de forma
pausada pero cómoda, pudiendo echar de vez en cuando una mirada
atrás para disfrutar de las vistas hacia la Pedriza Posterior que
se van ampliando, donde la Pared de Santillana se hace visible, al
igual que Tres Cestos y las Milaneras, mientras la Cuerda Larga
permanece oculta entre las nubes.
Cerca del collado, el
terreno se vuelve más agreste, el claro sendero que hasta ahora seguíamos se difumina a tramos entre la roca, teniendo que
realizar algún paso atlético, en el que de nuevo probamos la
adherencia de las zapatillas en la roca, alcanzando sin muchos
problemas un pequeño collado que da paso a un amplio valle, en el
que nos adentramos siguiendo la senda Maeso, que nos permite
descubrir un sinfín de esculturas naturales talladas a base de
viento, agua, hielo y el paso del tiempo, en el que Carlos me va
dando a conocer el nombre de cada una de ellas, saliendo a nuestro
paso, la Cara, las Cuatro Damas, Snoopy, Caperucita con el
embalse de Santillana de fondo, la Punta Blanquita, el Acebo o el Arco de Cuchilleros.
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Desde el collado de la Dehesilla, cogemos el sendero que siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR:1 |
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Nos ha de llevar hasta el pequeño collado próximo a la Cara y las Cuatro Damas |
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Donde me percato como en esta parte los robles, han dado paso a la gayuba, el brezo y las jaras |
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Poco a poco la pendiente se va acentuando, el sendero comienza a describir una serie de giros |
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Con los que vamos ganando desnivel, ampliándose las vistas hacia Tres Cestos, las Milaneras |
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Y la Pared de Santillana |
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Cerca del collado, el sendero se difumina teniendo que realizar algunos pasos atléticos |
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Hasta que vuelve aparecer, unos metros antes de llegar al collado |
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Próximo a la cresta que conforman |
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Las Cuatro Damas (izquierda), la Cara (derecha) |
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Y Snoopy |
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Donde continuamos por la senda Maeso |
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Disfrutando de este museo al aire libre, con Caperucita y el embalse de Santillana de fondo |
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La Punta Blanquita |
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El Acebo o el Arco de Cuchilleros |
Atónito ante lo que mis ojos van captando, dejamos atrás el Arco de Cuchilleros avanzando lentamente por la senda que nos va acercando al Yelmo, cuya pradera alcanzamos, pudiendo tener la opción de continuar bajando hasta la Gran Cañada o desviarnos para subir al Yelmo, opción por la que finalmente nos decantamos tras enumerar los pros y las contras.
Así que desde la pradera del Yelmo, abandonamos la senda principal para coger otra a mano derecha, que entre vegetación arbustiva nos lleva por medio las caras Norte y Este del Yelmo, por la que cruzamos una pequeña llanura de tierra, donde comenzamos a remontar una secuencia de placas de granito con bastante soltura, ya que
poco a poco me he ido acostumbrado a la adherencia, bordeando el
Yelmo, hasta llegar a la base de la chimenea de su cara Norte, que como suele ser habitual se encuentra bastante concurrida.
En realidad, más que una
chimenea es una fisura en la roca de unos 25 metros de longitud, que
tiene fama por lo estrecha que es. Nada más bajar un grupo, nos
introducimos en ella, la primera sensación es que no es tan estrecha
como dice la gente, eso, o es que yo soy bastante delgado y me
desenvuelvo cómodamente en su interior, avanzando sin apenas
complicaciones empleando la técnica de oposición, utilizando pies
y manos, siempre con tres apoyos en la roca, que con su estrechez,
además de los buenos agarres que ofrece en algunos puntos la roca,
pasamos al otro lado, más rápido de lo esperado, aunque seguro que
con la roca mojada o con hielo, la cosa cambiará.
Una vez fuera de la
chimenea, enlazamos con una amplia placa tumbada, por la que
avanzamos hasta su parte final, en la que realizamos una sencilla
trepada que nos deja a los pies del vértice geodésico del Yelmo,
desde el que obtenemos una amplia panorámica hacia la zona de la
Pedriza Posterior y el embalse de Santillana.
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Atónito por lo que estoy viendo, dejamos atrás el Arco de Cuchilleros |
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Avanzando lentamente hacia el Yelmo, cuya pradera alcanzamos |
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Para tomar a mano derecha otra, que entre vegetación arbustiva nos lleva entre las caras Noreste |
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Por la que cruzamos una pequeña llanura |
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Donde comenzamos a remontar |
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Una secuencia de placas tumbadas de granito |
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Bordeando el Yelmo, hasta alcanzar el inicio de la chimenea Norte |
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En la que nos adentramos, avanzando en su interior utilizando la técnica de oposición |
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Y ayudándonos de los agarres naturales que nos ofrece la roca, saliendo de la chimenea |
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Y alcanzando una placa tumbada, desde la que divisamos el vértice geodésico del Yelmo |
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Al que llegamos tras realizar una trepada y desde el que disfrutamos de las vistas hacia la Cuerda Larga |
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La Pedriza Posterior |
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Y el embalse de Santillana |
Son las tres de la tarde,
permanecemos el tiempo justo para realizar las pertinentes fotografías,
después, iniciamos el descenso hasta la entrada de la chimenea, que
atravesamos de nuevo por oposición, recuperamos las mochilas que
habíamos dejado para poder pasar más cómodamente, para acto
seguido regresar sobre nuestros pasos, bajando con firmeza por las
placas de granito, hasta alcanzar la pradera del Yelmo.
Aunque podríamos continuar unos metros más hacia el Este hasta enlazar con la senda Maeso, para bajar por el PR.1 a la Gran Cañada. Preferimos
seguir dirección Sur/Oeste atravesando la pradera del Yelmo, para
ver el manantial del Risco de la Fuente, situado bajo la espectacular
cara Sur del Yelmo, donde mentalmente vamos recorriendo las vías Calavera (V 130 metros) y Hermosilla (V+ 130 metros), en las que vemos como varias cordadas están
escalando, además de un grupo de cabras que lo hacen de manera
natural, pasando olímpicamente del gentío que se aglutina en esta
zona del Yelmo, acostumbradas a convivir con los escaladores.
Siguiendo el sendero que
pasa en su integridad por la base de la cara Sur del Yelmo, comenzamos a descender dirección Sur/Oeste por un terreno mixto de
roca y vegetación arbustiva, en el que el sendero se transforma en una trocha, por la que tenemos que ir ojo avizor
para no perderla, ya que a tramos las jaras que tienen un buen porte
invaden la trocha, que en ocasiones perdemos, al echar una mirada atrás para admirar la cara Sur del Yelmo, en la que vemos por donde discurre una de sus vías clásicas, la Valquiria (V+130 metros), además de los riscos de la Torre Valentina y el Murciélago.
El calor a estas horas
comienza a ser latente, las piernas acusan el esfuerzo, Carlos me
ofrece una pastilla de glucosa para evitar que los cuádriceps poco acostumbrados a tantos estiramientos se agarroten. Echo un trago de
agua y continuamos ya más relajados por la trocha principal, de la
que van saliendo un sinfín de ramales hechos por el paso de los
animales, que al final nos acaban equivocando, abandonando de manera fortuita la trocha principal.
Mirando con atención,
comprobamos que apenas nos hemos desviado unos metros, al mismo
tiempo que observamos como la Cañada Real se encuentra muy cerca de
donde estamos, aunque debemos de salvar un resalte, así que
sin pensárnoslo mucho decidimos continuar monte a través, buscando
las zonas más despejadas de vegetación, mientras disfrutamos de las
vistas hacia el embalse de Santillana, alcanzando con más problemas
de los esperados la Gran Cañada, donde enlazamos de nuevo con el
PR.1 que se dirige a Canto Cochino.
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Desde la cima, descendemos hasta la chimenea que atravesamos por oposición |
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Recuperamos las mochilas, para acto seguido regresar sobre nuestros pasos, bajando por las placas de granito |
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Hasta alcanzar la pradera del Yelmo, donde cogemos el sendero que dirección Suroeste |
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Que atraviesa la pradera del Yelmo, para ver el manantial del risco de la Fuente |
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Situado bajo la cara Sur del Yelmo, en la que vamos recorriendo mentalmente las vías Calavera o Hermosilla |
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En las que vemos a varias cordadas y a un grupo de cabras que escalan de forma natural |
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Ajenas al gentío que se aglutina en esta cara del Yelmo |
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Siguiendo el sendero, comenzamos a descender por un terreno mixto de rocas y vegetación arbustiva |
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En el que el sendero se transforma en una trocha, invadida por las jaras, en la que tenemos que ir ojo avizor |
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Que en ocasiones perdemos al echar una mirada atrás, para admirar la cara Sur del Yelmo y su vía Valquiria |
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Además de otros riscos cercanos |
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Como la Torre Valentina (centro) y el Murciélago (derecha) |
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Como estamos cerca, decidimos bajar monte a través, disfrutando de las vistas hacia el embalse de Santillana |
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Hasta llegar con más dificultades de las esperadas a la Cañada Real |
En este punto, conectamos
con el PR.1 que pasa junto al Elefantito, para continuar dirección Oeste atravesando la pradera por un sendero que rápidamente se bifurca en dos, tomando el ramal de la
derecha balizado con las marcas blancas y rojas del GR.10, por el que
comenzamos a descender disfrutando de las vistas
hacia la Cuerda de los Porrones, los picos de la Maliciosa, la Bola
del Mundo y de la Cuerda Larga.
Siguiendo el sendero,
atravesamos un bonito paso entre bloques de granito, que nos deja a
los pies del “Cochino” de Canto Cochino, mientras a nuestra
derecha observamos un grupo de formaciones rocosas en la que nos
llama la atención un bolo en equilibrio y el espolón Oeste de la
Peña Sirio (V- 190 metros), cuyo curioso nombre fue dado por los
hermanos Kindelán, que junto con Pablo Martínez en el año 1913 realizaron la primera ascensión reconocida, ya que desde su chozo
situado en la otra vertiente veían salir la estrella Sirio tras este risco, en el que ahora se posan los buitres.
A medida que vamos
perdiendo desnivel, la pendiente se va acentuando, el sendero por el
que bajamos a estas horas se encuentra bastante concurrido, por lo
que vamos alternándolo con algunas torrenteras con el firme
bastante descompuesto, desde las que ya podemos ver unos metros más
abajo el aparcamiento de Canto Cochino, al que poco a poco nos vamos
acercando, cruzando la senda Maeso que va paralelo al cauce del
arroyo de la Ventana, que pasamos por una pasarela de madera, para
continuar por amplio sendero a la sombra de algunos pinos, que nos
ofrecen una necesaria sombra a estas horas, hasta alcanzar los
Barracones donde cerramos el círculo.
Ya, tan solo nos queda
desandar 200 metros hasta Canto Cochino, así que cruzamos por la
pasarela el río Manzanares, cogemos la pista asfaltada por la que
subimos del aparcamiento inferior al superior, finalizando tras casi
ocho horas esta bonita, atlética e interesante circular, por uno de
los parajes que hace tiempo quería recorrer, esperando que esta sea
la primera de otras que la precedan, no sin antes echar una última
mirada en derredor, para disfrutar del Cancho de los Muertos y de la
Tortuga, ahora si iluminados por el sol.
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En este punto, atravesamos la pradera, hasta alcanzar una bifurcación, donde tomamos el ramal de la derecha |
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Por el que comenzamos a descender, disfrutando de las vistas hacia la Maliciosa, la Bola del Mundo ... |
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Tomando de referencias las marcas blancas y rojas del GR.10, que atraviesa un paso entre rocas |
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Que nos deja a los pies del "Cochino", de Canto Cochino |
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Mientras a nuestra derecha, nos llama la atención un bolo en equilibrio |
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Y el espolón Oeste de la Peña Sirio |
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Sobre el que se posan los buitres |
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A medida que vamos perdiendo desnivel, la pendiente se acentúa, el sendero se encuentra concurrido |
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Por lo que vamos alternándolo con algunas torrenteras, desde las que vemos Canto Cochino |
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Al que nos vamos acercando; cruzando el arroyo de la Ventana |
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Para continuar bajo la sombra de los pinos, por amplio sendero hasta los Barracones, cerrando el círculo |
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Ya, tan solo nos queda desandar el camino, así que cruzamos por una pasarela, el cauce del río Manzanares |
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Para coger la pista asfaltada por la que subimos a Canto Cochino, en el que echamos una última mirada al Cancho de los Muertos |
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Y a la Tortuga |
Vaya recorrido variado y bonito os habéis marcado! Tomo nota para repetirlo a no mucho tardar! Que bien detallado! Es una mas que interesante recopilación de los sitios mas emblemáticos! La Pedriza es un sitio muy guapo, sólo he estado dos veces escalando y ya tardo en volver, me parece del todo recomendable. Una duda? Fuisteis corriendo o andando ligero?
ResponderEliminarFuimos andando ligero, que para quien se iniciaba en la Pedriza había que dar tiempo para asimilar cada detalle y rincón de los que abundan.
EliminarLos entresijos de la Pedriza son para recorrerlos con cuidado, pues un coscorrón o torcida están a la vuelta de cada recodo. El granito es duro y la arena granítica muy resbaladiza.
Si finalmente vienes y quieres consejo o guía, ya sabes a dónde preguntar.
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarPues casi te ha contestado lo que te iba a decir yo, el amigo Carlos, un perfecto conocedor de la zona y un buen guía, además ahora que vives por Soria estás a mitad camino.
Viendo los datos del GPS, de las casi 8 horas, estuvimos en movimiento 4:40, lo que pasa es que es un lugar tan impresionante y hay tanto que ver, que merece la pena pararse cuantas veces haga falta para deleitarse, pero por correr se puede hacer casi en su totalidad, salvo el tramo que va de la Pared de Santillana al collado de la Dehesilla, teniendo mucho cuidado en las bajadas, porque el garbancito resbala que da gusto.
El recorrido como bien apuntas, es una recopilación de los sitios más emblemáticos, fue sin duda una gran elección.
Un saludo
Muchas gracias a los dos! Tomo nota de las indicaciones, y si lo programo con tiempo, me atrevo a convidarte Carlos, aunque no nos conozcamos, por si te apetece y te va bien!
EliminarCuenta con mi sí a la invitación, que algo ya nos conocemos después de tanto leernos, y siempre es agradable compartir con quienes lo aprecian lo bonito que uno conoce. Es la Pedriza un paraje sumamente particular que, por sí solo, merece una visita.
EliminarEduardo ya se animó y no creo equivocarme al decir que está deseando repetir a la menor oportunidad.
Ya veo que estáis muy en forma por eso de trotar por los recorridos. Bueno, como elásticas gacelas, habéis mostrado una estupenda excursión por este emblemático paisaje que guardo en mi memoria tras el año de mili que disfruté viéndolo desde la garita.
ResponderEliminarNo dejo de sorprenderme con los parecidos muy razonables de la roca con diversas especies animales. La verdad es que me parto viéndolos por la calidad de los mismos, originales a tope.
Impresionante viaje por La Pedriza salvaje.
Saludos.
Hola Javier.
EliminarEl sábado con Carlos nos acordamos de ti, hace mucho que no publicas pero ya vi que te dejo un mensaje en el blog y estás bien.
Bueno, trotar trotar ... no mucho, zancadas ligeras si, la verdad que es un paraje espectacular y lo de los parecidos razonables, si bien algunos se parecen otros hay que echar una buena dosis de imaginación.
Me alegro que estés bien, ahora solo falta quitarse la pereza y publicar en el blog.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarEspectacular la Pedriza. Yo también quedé impresionado cuando la visitamos en 2013, y eso que hicimos un recorrido más corto que el vuestro. Me apunto para una próxima visita ese laberinto de granito de la primera parte de la ruta.
Un saludo.
Hola Dani.
EliminarSin duda la Pedriza es un lugar que impresiona, mi idea inicial era hacer el "laberinto" de la Pedriza, pero está opción de Carlos fue mucho más acertada para una primera visita, ya que aglutina muchos de los clásicos de la zona.
Un saludo
No es extraño que la Pedriza encante y enganche a quien ama la Naturaleza. Es un reducto intrincado y original que se recorre en silencio, asimilado en el entorno que sorprende al recién llegado y conforta al habitual. Pasos gimnásticos, puntos en los que hay que ir bien atentos porque si no, el embarque es más que probable, esfuerzo compensado en todo momento.
ResponderEliminarUn abrazo, Eduardo.
Totalmente de acuerdo con tu comentario Carmar y muy agradecido por haberme mostrado este original paraje con tan bonita circular.
EliminarUn saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarQue sorpresa ver esta entrada en tu blog! Le tenias ganas y veo que te has decidido a volver a la Pedriza. Te han organizado una ruta muy completa, algo así como un "menú degustación" con exquisiteces variadas y emblemáticas de la Pedriza.
Estuvimos por alli el sabado 13, casi coincidimos! Como vosotros, subimos por el arroyo de la Ventana, para continuar en dirección contraria hasta las Torres, donde pudimos pisar nieve.
Nosotros estamos muy enganchados con este paisaje tan peculiar y vamos a menudo. y cuanto más la pateamos, más consciente soy de lo mucho que nos falta por conocer.Por ejemplo,la pared de Santillana que tu ya conoces.
Has logrado documentar la ruta exhaustivamente, identificando una buena cantidad de riscos. Felicidades!
Hola Nuria.
EliminarPues por desgracia solo he estado en una ocasión en la Pedriza y hace ya tiempo, en su día no hice la crónica en el blog porque no me gustaron mucho las fotografías que realice en el tramo que va desde Canto Cochino al inicio de la subida hacia el collado de la Ventana, pero después de mucho pensarlo y hacer algunos retoques a la fotografía, he decidido publicarlo.
El paraje sin duda engancha, es muy atractivo de recorrer, tanto por su belleza como por lo intrincado que resulta, sin duda tengo que volver, aunque mi prioridad es el bosque de Valsaín.
Un saludo
upss, como estabamos de vuelta de Semana Santa.. si que me he pasado haciendo suposiciones!. Y se ven hierbas secas y hojas que amarillean, no coincide la epoca del año.
EliminarUna de las ventajas de esta afición es que no hay plazos. La Pedriza, los montes de Valsaín, aquí estarán cuando te surja la oportunidad de escaparte unos dias.
un saludo,
No pasa nada Nuria, tengo tantas cosas pendientes de publicar, que intento entremezclar recorridos antiguos con otros actuales, como el próximo que publicaré.
EliminarEn cuanto pueda le echaré un vistazo a esa entrada tuya a las Torres de la Pedriza.
Un saludo
Hola Eduardo...
ResponderEliminarLa Pedriza,simplemente espectacular.Vista y leída tu extensa y magnifica crónica,no es de extrañar que en el ecuador de la ruta,comentaras que el tiempo pasaba mas rápido de lo que hubieras querido,pero con ese imponente entorno,es que había que pararse si o si cada poco para disfrutarlo plenamente,al margen de la dificultad de avance.
Sin duda las estadísticas que apuntas,demuestran lo que es adentrarse en ese "Mundo Granitico" de la Pedriza que me ha sorprendido con sus innumerables "moradores" y en el que no hay que tener prisa para empaparse bien del lugar.
Algo lejos me pilla,pero apuntada queda esa impresionante Pedriza.
Saludos.
Hola Juane.
EliminarUno cuando camina por la Pedriza necesita detenerse muchas veces para no perder comba de todo lo que va apareciendo y está circular que me preparó el amigo Carmar, aglutinaba una pequeña gran pincelada, así que por más que uno quiera correr, el tiempo pasa volando pero el paso cunde poco.
Si tienes la oportunidad de hacer una escapada por la zona, seguro que te gustará.
Un saludo
Hola Eduardo:
ResponderEliminarComo me ha gustado esta ruta, esas zonas trepadoras son las que me gustan, aunque últimamente no pueda realizar ninguna por falta de tiempo, aunque viendo el desnivel, no creo que le hayan hecho mucha gracia a tus piernas, pero como eres de Zaragoza, habrá sido casi un paseo, ja ja jaaaa.
Como siempre felicidades por esa crónica tan extensa y por esa gran galería fotográfica.
Saludos y a seguir disfrutando de la montaña.
Hola Eulogio.
EliminarSi bien el desnivel a salvar no es muy elevado, el tener que agacharse, estirarse, saltar ... acaba pasando facturas en las piernas, aun para los de Zaragoza :)
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarOtra cosita que tengo pendiente de la Sierra de Madrid. El otro día cuando fuimos al Peñalara, en la que al final solo pudimos hacer un ruta con las raquetas, según íbamos por la carretera, vas dejando a la derecha la Pedriza todo lo larga que es, y ya impresiona, o sea que in situ, subiendo y bajando sus moles graníticas tienes que ser aún más impresionante, como corrobora tu detallada e intensa crónica. Enhorabuena!!
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarYa te digo, desde fuera impresiona pero es que una vez dentro, el tamaño de las mayoría de rocas es descomunal, pero lo que más sorprende es la gran variedad de formaciones que han moldeado los elementos y la manera tan original que los senderos salvan algunas murallas naturales, que si no se conoce es para perderse o volverse medio majara para encontrar la salida.
Yo de esa zona de Peñalara, más que las alturas, me gustaría poder disfrutar caminando bajos los majestuosos pinos del bosque de Valsaín.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarImpresionante esta zona de la Pedriza, me ha dejado enamorado esa mole con esas formaciones pulidas por el viento y el agua.
Los tramos que se transitan bajo esos preciosos bosques tampoco dejan a uno indiferente, vamos, una ruta de 10.
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarCuando uno piensa en la Pedriza, lo primero que se le viene a la mente son las rocas, pero lo que la mayoría no esperamos encontrar, son esos fantásticos bosques de pino o roble, todo un descubrimiento!
Un saludo
Hola Eduardo¡
ResponderEliminarQue chulada de recorrido y que preciosidad de lugar. Hay que reconocer que la Pedriza tiene un no se que especial...
¡Gracias por compartirla!
Fer
Hola Fer.
EliminarSi bien la idea inicial era realizar el "Laberinto", la circular que planteo Carlos fue todo un acierto, ya que para una primera visita, recoge muchas de las zonas más representativas de la Pedriza.
A mi me gusto mucho la zona y espero repetir.
Un saludo
Hola Eduardo! No sé si es que en nuestra zona estamos desacostumbrados al granito.. o es que simplemente es espectacular. Los paisajes graníticos tienen muchas veces un toque de irrealidad impresionante. Vaya lugar bonito :-) Saludos!
ResponderEliminarHola Oscar.
EliminarAunque uno este acostumbrado es difícil no quedar impactado ante tanta majestuosidad y belleza. La Pedriza es un lugar para visitar, una taller de escultura al aire libre, que los elementos van transformando día a día, sin darnos cuenta.
Un saludo
Hola Eduardo!
ResponderEliminarIMPRESIONANTE!
La pedriza es uno de los tantos sitios, a los que "les tengo ganas" y con tu fantástica crónica, no has hecho más que alimentar mis deseos.
Tendré que retomar mis viajes montañeros a Madrid e ir tachando deseos.
Felicidades por el post.
Un abrazo.
Hola José Vicente.
EliminarAhora es bueno época, los árboles comienza a tener hoja y las temperaturas son livianas, después, hace demasiado calor.
Un saludo