La Sierra de la Virgen, conocida en
época romana como Voberca Mons, se encuentra en la
comarca del Aranda, al sur del macizo del Moncayo, en la conocida
como cara Oculta, entre los valles de Ribota y Aranda, ambos
afluentes del río Jalón.
Su nombre, se debe al Santuario de la
Virgen de la Sierra, lugar de culto a la virgen María, ubicado en lo
alto del pico Virgen de la Sierra, que con sus 1.413 metros, es la
segunda elevación de esta sierra,que alcanza su punto culminante, en los 1.433 metros del pico Cabrera.
Con sus laderas cubiertas
principalmente de especies arbustivas, debido a varios incendios,
durante el siglo XX fue reforestada con diferentes especies
coníferas (pinos), aunque debido a su cercanía con el alcornocal de
Sestrica, en la parte superior (en torno a los 1.300 metros), se puede
disfrutar de hasta seis especies diferentes de Quercus, algo poco
habitual en los bosques aragoneses, siendo este uno de los
principales atractivos de esta sierra zaragozana, que hoy en compañía
de Carlos (Zancadas Ligeras) queremos recorrer.
Para hoy tan solo dispongo de media
jornada, así que toca madrugar, cuando las campanas de la iglesia de
San Juan Bautista repican las 9, llegamos a la población de Illueca, que circunvalamos para nada más pasar la gasolinera, tomar a mano
izquierda un camino asfaltado que recorremos en coche durante 3.5
kilómetros, entre fincas y corrales.
Cuando el asfalto da paso a la tierra
(cota 844 metros), dejamos el coche en un apeadero, junto a un cruce
de caminos, donde observamos como la neblina va desapareciendo del
valle en el que se ubica Illueca, población que vio nacer a Pedro
Martinez de Luna, más conocido como Benedicto XIII o el Papa Luna,
cuyo castillo-palacio, preside el casco urbano desde un promontorio,
visible desde aquí.
Nosotros, dejamos la visita cultural
para otro día, para comenzar en sentido antihorario la circular que
hoy nos va a permitir recorrer parte de la sierra de la Virgen,
tomando un amplio camino que dirección Norte/Oeste, nos lleva entre
las lindes del pinar y viejos campos de almendros, en los que nos
detenemos para hace acopio de un puñado de almendras, mientras un
curioso petirrojo observa nuestros movimientos.
Unos minutos más tarde, reanudamos la
marcha, caminamos unos metros más en ligero ascenso, para acto
seguido perder los metros ganados, hasta llegar al recoleto rincón
que forma la fuente de Valdejuen, que con un invierno escaso en
precipitaciones, tanto en forma de agua como de nieve, baja seca.
Siguiendo el camino, vamos rodeando la
montaña, que nos deleita con bellas estampas, en forma de
puntiagudas rocas sobre las que se asienta un espeso pinar, que
antaño vemos como también sirvió para el uso del ganado, quedando
todavía en pie parte del corral de Valdejuen, en el que abandonamos
el camino principal, para tomar a mano izquierda la senda del
refugio, en la que rápidamente tomando de referencia las marcas
blancas y amarillas del PR.Z73, nos adentramos en un precioso pinar,
donde la pendiente se acentúa.
A medida que vamos ganando desnivel, las duras rampas iniciales se van suavizando, el pinar comienza a clarear y los pinos dan
paso a las carrascas, punto en el que la senda por la que
transitamos, desemboca en una amplia meseta, donde se ubica el
refugio de Valdejuen, al que hacemos una visita, además de disfrutar
de las vistas, mientras conversamos con un lugareño, que nos comenta varias alternativas para subir al pico Cabrera.
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Sobre la cota 844 metros, dejamos el coche, observando como la neblina va desapareciendo del valle |
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E iniciando la circular en sentido antihorario, tomando un camino que dirección Noroeste |
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Nos lleva entre las lindes del pinar |
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Y viejos campos de almendros, en los que hacemos acopio de un puñado de almendras |
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Mientras mira nuestros movimientos un curioso petirrojo |
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Después, reanudamos la marcha, descendemos los metros ganados inicialmente |
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Hasta llegar al recoleto rincón que conforma la fuente del Valdejuen |
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Que debido a las escasas precipitaciones de este invierno, baja seca |
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Siguiendo el camino, vamos rodeando la montaña, en la que se ubican los restos del corral de Valdejuen |
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Rodeado de un extenso pinar |
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Donde abandonamos el camino, para tomar a mano izquierda la senda del refugio, que nos adentra en el pinar |
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Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR.Z73, en el que la pendiente se acentúa |
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A medida que vamos ganando desnivel, los pinos van dando paso a las carrascas |
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La pendiente se modera hasta salir a una meseta, en la que se ubica el refugio de Valdejuen |
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En el que echamos un vistazo y disfrutamos de las vistas |
Desde el refugio, tenemos la
posibilidad de continuar por camino hasta el collado del Valenciano,
pero sin duda, resulta más agradable hacerlo por la senda, que
tiene su continuación a escasos metros de donde nos hallamos, así que tras quitarnos ropa de abrigo y echar un trago de agua, tomamos la senda que entre olorosas jaras nos permite ganar desnivel de forma pausada en sus primeros metros, pero que rápidamente se endurece, echando una mirada atrás para comprobar lo abajo que va quedando el refugio.
Poco a poco la vegetación va
cambiando, las jaras dan pasos a los pinos y algún esporádico
roble, por el que avanzamos disfrutando del entorno, hasta que sobre
la cota 1.200 metros, salimos al camino por el que hemos subido al inicio de la circular, desde el que disfrutamos de parte
del cordal que une el visible pico Cabrera hacia el collado del
Valenciano, del alto del Corralejo con el pico Moncayo asomando de
fondo, las Peñas de Herrera y tirando de zoom, los pirineos, en el
que distinguimos la silueta del Midi d'Ossau.
Ahora, cruzamos el camino, continuamos
por la senda que nos encamina hacia una mancha de pinos, que
atravesamos en claro ascenso, hasta salir a unos metros de el camino
que recorre el amplio cordal, desde el que divisamos entre las brumas, la vecina sierra de Vicort, mientras acometemos los
últimos metros, alcanzando los 1.433 metros del pico Cabrera, en el
que coincidimos con una pareja de jóvenes naranjada en mano.
Nosotros, nos resguardamos junto al
vértice, ya que corre una ligera brisa, comemos algo de
fruta y disfrutamos de las vistas, que además de las ya consabidas,
se le añaden hacia el Oeste, el pico de la Virgen de la Sierra, bien
visible gracias a la ermita y las antenas que pueblan su cima, con la
sierra Cebollera nevada de fondo.
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Luego, tomamos la continuación de la senda que se encuentra a tan solo unos metros del refugio |
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Por la que entre olorosas jaras comenzamos a ganar desnivel de forma moderada |
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Endureciéndose rápidamente, echando una mirada atrás para comprobar lo abajo que va quedando el refugio |
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Mientras poco a poco, la vegetación va cambiando, las jaras dan paso a los pinos y algún roble |
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Por el que salimos al camino que viene desde Illueca, desde el que observamos |
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Parte del cordal que une el collado del Valenciano, con el pico Cabrera |
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El alto del Corralejo, con el Moncayo asomando tímidamente |
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Las Peñas de Herrera |
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E incluso los pirineos, donde intuimos la figura del Midi d'Ossau |
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Ahora, cruzamos el camino, continuamos subiendo por la senda que nos encamina hacia una mancha de pinos |
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Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR |
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Que cruzamos, hasta salir a unos metros del camino que recorre el cordal |
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Desde el que divisamos entre las brumas, la vecina sierra de Vicort |
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Para acto seguido, acometer la última rampa, que nos deja a los pies del vértice geodésico, del pico Cabrera |
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Donde disfrutamos de las vistas hacia el pico de la Virgen, con la sierra Cebollera de fondo |
Son las 11:30, nos ha costado subir un
par de horas, ahora, bajamos por la senda hasta alcanzar el cruce,
donde podemos visitar una nevera, que obviamos para continuar
dirección Este, atravesando un cortafuegos rodeado de pinar, por el
que avanzamos por las trazas de un viejo camino, en el que echamos
una mirada atrás para ver por última vez la figura del pico
Cabrera, mientras alcanzamos el desvío hacia la peña del Café, a la que
accedemos en tan solo un minuto, por un terreno rocoso, en el que ni
siquiera tenemos que apoyar las manos.
Como las vistas son similares a las
obtenidas en el pico Cabrera, hacemos cima y retrocedemos sobre
nuestros pasos hasta el camino, donde continuamos disfrutando del
bonito paisaje que nos ofrece hoy la sierra de Vicort, por un terreno
cómodo en el que vamos alternando pequeños subes y bajas, con zonas
llanas, siempre atentos a las balizas, que nos indican que debemos
tomar en un cruce, el ramal de la izquierda.
En este punto (sobre la cota 1.390
metros), iniciamos el descenso entre un mar de jaras, hacia la
visible peña Guzmán, en cuya ladera observamos una mancha de
Quercus, por donde intuimos que irá el sendero de bajada, aunque de
momento toma el protagonismo la desconocida pero bellísima sierra de
Algairén.
Una vez llegamos a la altura de la peña
Guzmán, abandonamos el camino que se dirige hacia Viver de la
Sierra, para monte a través acceder a la cima, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas del PR. apoyando las manos en un par de ocasiones, hasta coronar la modesta cima desde la que
intentamos ver la entrada al robledal.
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Sobre las 11:30, bajamos por la senda hasta conectar con el camino que recorre el cordal |
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En el que obviamos el desvío hacia la nevera, para continuar dirección Este |
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Echando una mirada atrás, para contemplar por última vez el pico Cabrera |
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Mientras alcanzamos el desvío hacia la peña del Café (así aparece en los mapas) |
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A la que accedemos tan solo en un minuto, por terreno rocoso, sin tener que apoyar las manos |
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Después, regresamos al camino |
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Donde continuamos disfrutando del bonito paisaje que nos ofrece hoy la sierra de Vicort |
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Alternando cortos subes y bajas |
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Con zonas llanas, atentos siempre a las balizas, que nos indican en un cruce |
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Que debemos tomar el ramal de la izquierda, en el que iniciamos el descenso |
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Entre un mar de jaras, hacia la visible peña Guzmán, con la sierra de Algairén de fondo |
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Una vez llegamos a su altura, abandonamos el camino que se dirige hacia Viver de la Sierra |
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Para ir monte a través, tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, hasta la cima de la peña Guzmán |
Después, bajamos con cuidado hasta el
cortafuegos, retrocedemos hasta cerca de la base rocosa de la peña
Guzmán, donde buscamos la entrada de la senda, que desde luego no
está nada clara. Un poco a ciegas y mirando el GPS, decidimos seguir
las trazas de una trocha, que a los pocos metros se convierten en una bonita senda por la que descendemos dirección Norte/Este, adentrándonos en un espectacular robledal, en el que a falta de
hojas, aprovechamos para jugar con los líquenes que colonizan sus
ramas y el sol, que nos ofrece unos bonitos contraluces.
A medida que vamos perdiendo desnivel,
los robles dan paso a las carrascas y los pinos, cuyas ramas
utilizamos como marco natural, para fotografiar la peña Guzmán que va quedando lejos, para acto seguido continuar por la senda que nos
conduce hasta un cortafuegos.
Mirando en rededor, comprobamos que
hemos perdido la senda que tiene continuación unos metros más hacia
el Este. Aunque podríamos seguir bajando por el cortafuegos,
preferimos la otra opción, así que monte a través enlazamos en
menos de un minuto con la senda, por la que vamos bajando atravesando
un delicioso pinar, en el que nos detenemos un instante en un mirador natural, para
disfrutar de las vistas hacia la peña Guzmán.
De vuelta a la senda, continuamos el
descenso, con la grata sorpresa de estar jalonada por algunos
ejemplares de Quercus suber (alcornoque Mediterráneo), aunque no
extrañamos su presencia al estar próximo al alcornocal de Sestrica,
que tiene la peculiaridad de ser el único bosque de este tipo en
Aragón y, además, se halla fuera de la distribución actual del
alcornoque en la Península Ibérica, el cual se distribuye por la
mitad sur occidental de la península y en zonas de Cataluña, como
he podido comprobar en las incursiones veraniegas que he realizado
por la Costa Brava.
Disfrutando del entorno, la senda por
la que bajamos desemboca en un cruce de caminos, en el que haciendo
caso a las balizas que marcas la ruta del Papa Luna, cogemos el que
dirección Norte/Oeste nos ha de llevar de vuelta al coche, entre un
frondoso pinar en el que aparece de nuevo la figura del alto del Corralejo.
La hora de comer se va acercando, nuestros estómagos lo van notando, aprovechamos un enjuto
manzano situado a pie del camino, para hacer acopio de las “cuatro” manzanitas que
todavía mantiene en sus ramas, comiéndonoslas de camino mientras
disfrutamos de las vistas, hasta llegar al apeadero donde hemos dejado el
coche, cerrando está bonita circular, que sin duda tenemos que
hacer con alguna variante, ya para el otoño.
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Sin apenas detenernos, regresamos al cortafuegos, donde cogemos una tímida trocha |
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Que rápidamente se transforma en una bonita senda, por la que nos internamos en el robledal |
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Donde a falta de hojas, aprovechamos para jugar con los líquenes que colonizan sus ramas |
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Y el sol, que ofrece unos bonitos contraluces |
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A medida que vamos perdiendo desnivel, los robles dan paso a las carrascas |
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Y los pinos |
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Cuyas ramas aprovechamos como marco natural, para fotografiar la peña Guzmán |
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Después, la senda desemboca en un cortafuegos, donde comprobamos que nos hemos salido del track |
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Así que monte a través, enlazamos con la senda por la que bajamos atravesando un bello pinar |
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En el que nos detenemos en un mirador natural, para disfrutar del paisaje que envuelve la peña Guzmán |
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De vuelta, seguimos bajando con la grata sorpresa, de estar jalonadas con algunos alcornoques |
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Hasta llegar a un cruce de caminos, donde tomamos el ramal de la izquierda, por el que avanzamos |
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Dirección Noroeste, entre un frondoso pinar, en el que aparece de nuevo la figura del alto de Corralejo |
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Mientras cogemos unas manzanitas de un enjuto manzano, que vamos comiendo |
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Disfrutando de las vistas, hasta llegar al apeadero, donde cerramos la circular |
¡Hola, Eduarda! Una pena que las tierras aragonesas no queden tan lejos. A Teruel aún nos acercamos de vez en cuando, sobre todo a zonas limítrofes con Castellón. Pero a tierras zaragozanas ya es casi improbable al menos de momento. Por eso hemos de conformarnos con leer entrada como la que has presentado y que nos hacen tener una idea clara de que en todas partes encontramos rutas y caminos que vale la pena recorrer en cualquier rincón de España.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Emilio.
EliminarDe las tres provincias para mi gusto la de Zaragoza, es la menos bonita de las tres, pero aún así alberga sierras interesantes, como está de la Vigén o la de Algairén (junto a la Autovía que va a Valencia).
Un saludo
Hola Eduardo:
ResponderEliminarEn muchos de los momentos de tu crónica, parecía que estaba caminando por la Sierra de Espadán, que la tenemos tan cerca de nosotros y que sus parajes son muy similares. Como siempre tu artículo está muy completo tanto en su descripción como en la galería fotográfica.
Un saludo compañero.
Hola Eulogio.
EliminarHe visto unas cuantas entradas de esa sierra y si que tiene un gran parecido, aunque allí hay Rodeno y eso le da un toque especial.
Un saludo
Esta sierra es una pasada por su cobertura vegetal y sus espectaculares vistas. Me gustan barbaridad Las Peñas de Herrea, en un espacio raso de vegetación roma.
ResponderEliminarLos petirrojos son buenos vecinos que siempre acechan en sus posaderos a la vera de las sendas. Seguramente, a esa altitud nidifiquen.
Los trayectos con almendras y manzanas sin comparación...
Saludos.
Hola Javier.
EliminarEs la segunda vez que voy a esta sierra y las dos veces he salido muy contento. Seguro que en otoño tiene que estar espectacular.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarMuy interesante ruta de mañana en la que disfrutar de bonitas sendas y preciosos alcornoques, con unas bonitas vistas.
Con tal cantidad de frutales casi que no es necesario llevar comida, un ataque a los almendros y manzanos y solucionado... jejeje
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarEs una de tantas sierras que se encuentran cerca de la ciudad, que pasan desapercibidas para la mayoría del público, atraídos por otras zonas más conocidas como el Moncayo, Guara o los pirineos.
La verdad es que ese día no llevábamos mucha comida y nos vino bien, eso si, el manzano daba pocas y muy menguadas, parecían mandarinas por su tamaño.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminaruna ruta muy apetecible, con esas cimas tan asequibles y con unas buenas vistas. Me han enganchado las peñas de Herrera, me encantan las moles acastilladas. Seguro que también tienen una buena ruta.
Lo de ir encontrando y recolectando el picoteo según caminas es una delicia!
Un saludo,
Hola Nuria.
EliminarIba a poner un enlace al recorrido que hicimos en su día las Peñas de Herrera, pero se me fue de la cabeza, intentaré solucionarlo lo antes posible, aunque nosotros hicimos un recorrido "poco habitual" desde Purujosa, ya que lo normal es empezar en Talamantes.
De las cuatro peñas, tan solo una tiene un paso que si no recuerdo mal es de II, equipado con una cuerda, que facilita sobre todo la bajada.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarYa se echaban en falta esas rutas tuyas de las muchas sierras adyacentes que tienes por los alrededores, como estas donde siempre es una delicia pegarte la excursión con esa mezcla arbórea y de vegetación tan rica, sin menospreciar las vistas que son una pasada (Ese Moncayo, Peñas de Herrera, la Cebollera blanca, etc).
Me llama la atención ese cartel de Pico de Café tan rustico, parece que arriba va a haber un hippy haciendo café humeante a todo el que suba.
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarSalvo el Moncayo que cae algo más lejos y es muy conocido, tenemos unas cuantas sierras a menos de una hora en coche de la ciudad que merecen la pena y encima no sueles encontrarte a nadie durante el recorrido.
Está sierra de la Virgen, es conocida especialmente en el tramo que va de Sestrica a Illueca, en el que se ubica el alcornocal de Sestrica, el tramo que hicimos nosotros es menos frecuentado porque requiere una aproximación es coche, pero la circular que sale es muy bonita, mucha de ella por senda y bosque, totalmente recomendable!
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarAgradable recorrido en el que además de enlazar un triplete de cimas gozasteis de buenos bosquetes de quercus, que ya sean robles, carrascas o alcornoques siempre es una gozada caminar junto a ellos.
Se ven unas cuantas sierras interesantes en esta zona casi lindante con Soria.
Un saludo.
Hola Dani.
EliminarEn este caso las montañas son meros actores secundarios, en una circular que resulta muy agradable de hacer y en la que salimos con un buen sabor de boca.
La verdad que el día salio muy bueno y pudimos disfrutar de unas amplias vistas, toda la zona, es poco conocida y está cerca de la ciudad, Algairén es una delicia, Vicort lo mismo aunque tiene menos posibilidades, del Moncayo poco que decir, aunque sigue siendo un gran desconocido, la gente solo piensa en el pico, cuando tiene infinidad de alternativas más atractivas.
Un saludo
El atractivo de esta circular se encuentra en las cosas sencillas que encontramos a nuestro paso: alcornoques inesperados, manchas de robles que en otoño prometen, manzanas y almendras bordes que se pueden ir comiendo, siluetas de sierras próximas que se superponen unas a otras, ..., en resumen, el encanto de las cosas sencillas y tan próximas.
ResponderEliminarUn saludo, Eduardo
Hola Carmar.
EliminarNo se puede definir mejor lo que ofrece está circular, totalmente de acuerdo con tu comentario.
Muchas gracias!
Hola Eduardo¡
ResponderEliminarUna vuelta bien maja os disteis, es otra de esas sierras en las que aun se respira tranquilidad... ;-)
Gracias por compartir¡¡
Salud¡
Fer
Hola Fer.
EliminarPues si, todas estas sierras que están cerca de la ciudad, son muy desconocidas para el gran público, pudiendo caminar por ellas, prácticamente en soledad, algo que sin duda se agradece.
Un saludo
Bonito recorrido para quienes saben apreciar los pequeños detalles. Estuve tres años currando en Illueca y cruzamos varias veces corriendo la sierra de extremo a extremo. Recuerdo que bajando desde la ermita hacia Aranda del Moncayo, a una pista que sale junto a un picadero de caballos, había unos cuantos cerezos ya asilvestrados donde también repusimos fuerzas!
ResponderEliminarHola David.
EliminarDe momento solo conozco la zona que va desde Sestrica a Illueca, pero esa zona de Aranda, hace tiempo que la tengo en mente para hacer con la Btt. En esta como en otras sierras cercanas a la ciudad, es fácil encontrar viejos frutales, que todavía dan fruto, cosa que siempre se agradece.
Un saludo
Hola Eduardo!
ResponderEliminarFantástica entrada (como todas las anteriores). Es una suerte tener tan cerca esas montañas...(para mí... totalmente desconocidas). A nosotros nos queda más lejos y cuando subimos, no paramos hasta Pirineos... Hay veces que dejamos de visitar zonas con menos renombre y como nos has enseñado en este post merecen conocerse. Habrá que organizar un fin de semana y conocerlas.
Me han encantado las fotos, en especial la del Petirrojo.
Un abrazo.
Hola Jose Vicente.
EliminarSuele pasar, vais directos a los Pirineos, pero por el camino hay sierras que merecen mucho la pena, como es el caso de la Sierra de la Virgen, Algairén o Vicort, por no contar la sierra de Guara, que poco o nada tiene que enviar a los pirineos, salvo la altura de sus montañas, que compensa con sus extraordinarios barrancos y zonas de escalada.
Por la sierra de la Virgén, está el Moncayo, así que podéis matar dos pájaros de un tiro.
Un saludo