miércoles, 12 de octubre de 2016

Camino Natural del Guadalaviar



Como hace un par de meses, que no hacemos ninguna salida en familia, y aprovechando la próxima entrada del otoño, nos planteamos para este domingo, hacer alguna ruta, que sea sencilla, pero atractiva al mismo tiempo.

De entre todas, al final nos decantamos por el "Camino Natural" del Guadalaviar, una ruta que recorre el cañón del río Guadalaviar, desde el turolense barrio de San Juan, hasta el embalse del Arquillo. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Al tratase de una ruta sencilla, y queremos comer en el embalse del Arquillo, no madrugamos. Partimos desde Cuarte de Huerva, dirección Teruel, por la A-23, hasta llegar a las cercanías de la ciudad de Teruel, donde tomamos el desvío hacia Dinópolis y continuamos por la A-1513 hasta el barrio de San Juan, donde aparcamos la furgoneta en una calle, a las afueras del barrio.

En este lugar, caminamos unos metros por la carretera, hasta alcanzar el puente, que salva el cauce del río Guadalaviar, y donde nos encontramos con un panel indicativo, clásico de los "Caminos Naturales".

Aquí, sin cruzar el río, abandonamos la carretera, y tomamos un camino asfaltado que nace a nuestra derecha, por el que seguimos paralelos al cauce del río Guadalaviar, que nos acompañara durante todo el trayecto, y por el cual, alcanzamos una explanada de tierra, adaptada como aparcamiento, en el que de haberlo sabido, hubiésemos dejado la furgoneta, y en el que se encuentra un panel informativo sobre la ruta.

Desde este mismo lugar, el camino se bifurca en dos, y podemos visitar la cercana fuente de la Señorita, nosotros de momento preferimos dejar su visita para la vuelta, así que tras pasar por los restos de un molino, enlazamos con un amplio camino de tierra, acondicionado con barandilla, por el que transitamos cómodamente, paralelos a la acequia de desagüe, de una piscifactoría.

Tras un giro a la izquierda, enlazamos con una amplia pasarela metálica, por la que cruzamos el cauce del río, entre un espeso y verde carrizal, por la que alcanzamos la margen derecha del río Guadalaviar, y continuamos por un bonito sendero, entre un espeso bosque de ribera, en el que destacan los chopos, sauces y fresnos.

Una vez llegamos a la base de una escalinata, por unos instantes, abandonamos el sendero, nos acercamos al cauce del río, donde las aguas sobrantes de la piscifactoría, se precipitan en forma de torrente, sobre el cauce del río Guadalaviar.

Entrada al Camino Natural del Guadalaviar, tomamos el camino de la derecha

Aparcamiento, al fondo a la izquierda, se encuentra el desvío a la Fuente de la Señorita


Tras un giro a la izquierda, cruzamos el cauce del río Guadalaviar, por una pasarela metálica

Aguas sobrantes de la piscifactoría, que vierten sus aguas en forma de torrente sobre el río Guadalaviar

Después, regresamos al sendero principal, acometemos el corto tramo de escalinata y alcanzamos el mirador del Balsón Grande, desde el que podemos ver los restos de una presa, en la que el río forma una pequeña poza.

Tras disfrutar de las vistas, regresamos al sendero, descendemos por una escalinata, y casi a continuación, llegamos al mirador del Pozo del Chopo, en el que podemos ver algún bonito ejemplar de chopo, aunque no ofrece gran interés, por lo que apenas perdemos mucho tiempo.

Ya de vuelta, descendemos hasta la altura del cauce del río, caminamos paralelos a este, dirección O, por amplio sendero de tierra, acondicionado con barandilla de madera, que afea el entorno, y que es totalmente innecesaria, cosa que por desgracia, es algo habitual, en este tipo de "Caminos Naturales".

De forma suave, comenzamos a ganar desnivel, poco a poco, vamos dejando abajo el cauce del río, y alternamos tramos acondicionados con escalones, con otros de sendero, por los que vamos disfrutando de las vistas que hay de las buitreras, y del desfiladero que se va cerrando más adelante.

Cuando nos acercamos a la media hora de caminata, llegamos a un cruce de senderos, en este lugar el Camino Natural del Guadalaviar, se bifurca en dos, ofreciendo la posibilidad de realizar un tramo circular.

El sendero de la derecha, nos permite descender hasta el cauce del río, y descubrir el interior del cañón, mediante un tramo de pasarelas; el de la izquierda, nos sube hasta la parte alta del cañón, y sirve de perfecto mirador.


Mirador del Balsón Grande

Vistas desde el Mirador del Balsón Grande


Vistas desde el Mirador del Pozo del Chopo



Inicio del tramo circular, derecha hacia el interior del cañón, izquierda hacia el tramo superior


Como la idea inicial, es realizar ambos tramos, preferimos realizar el tramo de subida al principio, ya que las fuerzas están más intactas, y el sol aprieta menos. 

Así que tomamos el ramal de la izquierda, y comenzamos a ascender, los pocos más de cien metros de desnivel, que tenemos hasta la parte alta del recorrido, eso si, en fuerte pendiente, pero que llevamos bastante bien, gracias al buen piso del sendero, que se encuentra acondicionado con escalones, en algunos puntos de la ascensión, y a las diversas lazadas que describe el sendero, y que nos permite llegar en apenas diez minutos, al tramo superior, punto más elevado del recorrido, desde el que tenemos una amplia panorámica hacia el E, de parte del recorrido realizado hasta el momento, con las laderas de la montaña cubiertas por las sabinas, y hacia el O del cañón del río Guadalaviar.

Tras disfrutar de las vistas, continuamos caminando, por terreno de falso llano, rodeando la montaña, sin apenas sombra, pero por un bonito sendero, desde el que en todo momento, tenemos unas excepcionales vistas a la hoz formada por el río Guadalaviar, a lo largo de los siglos.

Poco a poco, vamos superando por las alturas el tramo más angosto de la hoz, que a nuestra vuelta recorreremos, y empezamos a descender suavemente al principio, hasta que alcanzamos un nuevo tramo de escalinata, por la que comenzamos a perder de forma rápida, todo el desnivel ganado hace unos minutos, cuando subimos al tramo superior, y por la que tras varias lazadas, alcanzamos una bonita pradera, junto al cauce del río Guadalaviar, en la que convergen las dos variantes de la ruta.



Vistas hacia el E, de parte del trayecto realizado, con las laderas de la montaña pobladas por sabinas

Vistas desde el tramo superior, hacia el O, del canón del río Guadalaviar





Iniciamos el descenso, en suave pendiente al principio

Y más tarde en fuerte pendiente, por una pronunciada escalinata


Finalizado el descenso, alcanzamos una pradera, donde convergen ambas variantes del recorrido
Aprovechamos la buena sombra, que ofrece uno de estos chopos, para hacer una pequeña parada, para reponer fuerzas . Después cruzamos el cauce del río, por una pasarela de madera, y nos adentramos por un bonito sendero, entre un espeso bosque de ribera, en el que además de los características chopos, vemos bastantes zarzamoras, así que a la vuelta, nos divertiremos cogiendo unas cuantas moras, para preparar en casa, una rica mermelada.

Siempre paralelos al cauce del río, caminamos por el interior del barranco, en el que sin duda es el tramo más bonito del recorrido, y comenzamos a vadear el río en sucesivas ocasiones, mediante pasarelas de madera, desde las cuales, tenemos unas bonitas vistas del cañón del río Guadalaviar, cubierto por la vegetación.

Sobre el kilómetro tres, vadeamos el río, cruzamos a la margen izquierda, realizamos un par de lazadas, y alcanzamos la cueva de la Murciagana, utilizada antiguamente por las gentes de la zona, para refugiarse en caso de tormenta, ya que por lo visto, en está zona, había pequeñas huertas, de las que hoy en día, no queda rastro visible de ellas.

Comenzamos el tramo más bonito del recorrido, vadeando el río a través de varias pasarelas de madera





De vez en cuando nos detenemos en alguna de ellas, para disfrutar del entorno

 Cueva de la Murciagana,

Tras hacer una pequeña exploración a la cueva, que no es más que un simple abrigo, reemprendemos la marcha, seguimos por sendero, hasta un corto tramo de pasarelas metálicas, ancladas sobre la roca, y por la que caminamos por encima de las aguas del río Guadalaviar, que nace en la Sierra de Albarracín, en los Montes Universales, y que a su paso por la ciudad de Teruel, une sus aguas a las del río Alfambra, formando el río Turia, que tras doscientos ochenta kilómetros, desemboca sus aguas en el mar Mediterráneo.

Sin pausa, pero sin prisa, avanzamos disfrutando del recorrido, vadeamos de nuevo el río, por una nueva pasarela de madera, y ya por la margen derecha, acometemos un corto tramo acondicionado con peldaños, por la que accedemos a una bonita repisa, equipada con sirga, por la que descendemos suavemente hacia el cauce del río, donde volvemos a realizar sucesivos vadeos, por sus pertienentes pasarelas de madera, tomando de referencia los postes rojos, del Camino Natural", aunque el recorrido no tiene pérdida alguna.

Cerca del embalse, realizamos el octavo y último vadeo, donde el cañón comienza abrirse un poco, y deja entrar los primeros rayos de sol, que nos ofrecen una bonita y diferente estampa del río, y su entorno.

Después de hora y media de dulce caminar, alcanzamos la base de la presa del embalse del Arquillo, en donde se ubica el sector Promesas de la escuela de escalada del GAJ, compuesta por nueve vías de escalada deportiva, con un grado de dificultad entre V  y 6b, en las que sin duda se disfrutará mucho, debido a la buena calidad de la roca, y al extraordinario entorno en las que se ubican.

Caminamos por encima de las aguas del río Guadalaviar, por una pequeña pasarela metálica, anclada a la roca


Cruzamos a la margen derecha, y acometemos un tramo acondicionado con escalones

Por el que accedemos a una repisa, equipada con sirga






Al final del sendero, llegamos a la base de la presa del Arquillo

Ahora, nos toca remontar los cincuenta y cuatro metros de altura, que tiene la presa del embalse; para ello, giramos a la derecha, y afrontamos una larga escalinata, compuesta por ciento noventa y seis escalones de madera, por la que avanzamos lentamente, hasta alcanzar una pista hormigonada, que nos deja a media altura de la presa.

Tras caminar por ella, durante algo más de cincuenta metros, enlazamos con el segundo tramo de escalinata, algo más llevadera, ya que zigzaguea en varias ocasiones, y por la que alcanzamos la pista de acceso a la presa del embalse, por la que caminamos durante un par de minutos, hasta alcanzar la presa.

Como vamos bien de tiempo, aprovechamos para caminar por ella, y acercarnos a su parte intermedia, que nos sirve de excelente mirador, tanto para ver parte del cañón, por el que hemos transitado, como del embalse del Arquillo, y sus alrededores, poblados por una extenso sabinar, declarado como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).

Después, regresamos a la pista, caminamos unos metros más por ella, hasta llegar a una pequeña área recreativa, situada junto al embalse del Arquillo, que se encarga de represar las aguas del río Guadalaviar, y suministrar agua a la ciudad de Teruel, además de los campos de regadío de la zona.

Aprovechamos la buena sombra que hay en el área recreativa, que además cuenta con un buen número de mesas, embarcadero, y un pequeño chiringuito, donde compramos una refrescos, para hacer una larga parada para comer, descansar, y disfrutar de las vistas.

Primer tramo de escalinata


Segundo tramo de escalinata

Vistas desde la presa, del cañón del río Guadalaviar
Vistas desde la presa, del embalse del Arquillo, y del encinar que lo rodea catalogado como LIC

Área recreativa, junto al embalse del Arquillo




Con energías renovadas, iniciamos el camino de vuelta hasta el barrio de San Blás; retrocedemos hasta la presa, desde la que contemplamos por última vez el cañón del río Guadalaviar desde las alturas, y comenzamos a descender por la larga escalinata, hasta alcanzar el lecho del río.

De nuevo en el interior del barranco, retrocedemos siempre pegados al río, disfrutando del entorno, fijándonos en detalles, que en nuestro camino de ida, no nos habíamos percatado, y contemplando de forma diferente en cañón, mientras realizamos los pertinentes vadeos al río.

Si a la ida, nos lo tomamos con tranquilidad, ahora nos detenemos continuamente, especialmente en los tramos más enmarañados, donde crecen las zarzamoras, en las que nos paramos para recolectar unas deliciosas y cuantiosas moras, que guardamos en su mayoría para hacer mermelada, aunque no podemos evitar llevarnos algunas a la boca, ya que este pequeño fruto silvestre, es rico en vitamina C.

Sobre el kilómetro cinco y medio, cruzamos la última de las pasarelas de madera, que nos deja en la margen derecha del río, y por la que alcanzamos la pradera, en la que se inicia de nuevo el tramo circular.

De regreso al barrio de San Blas, echamos una última mirada al cañón del río Guadalaviar, desde las alturas

Descendemos por la escalinata, hacia el fondo del barranco





En las zonas más enmarañadas, aprovechamos para recolectar unas sabrosas moras

Tras cinco horas y media, alcanzamos de nuevo la pradera, donde iniciamos el tramo circular
Como en la ida realizamos el tramo superior, en esta ocasión y para hacer la ruta lo más completa posible, nos decantamos por el tramo inferior, por lo que continuamos por el fondo del cañón, realizando un par de vadeos, casi consecutivos, por sendas pasarelas de madera, por las que alcanzamos el tramo más angosto del cañón, que se encuentra equipado con una larga pasarela metálica, que nos permite caminar por encima de las aguas del río.

A mitad de pasarela, nos detenemos un instante, para ver los restos de la antigua presa del Arquillo, sumergida casi en su totalidad por las aguas del río Guadalaviar, construida entre los S.XIII-XIV, aunque algunas teorías indican que pudiera ser romana, y que debe su nombre al arco de la presa, que tiene forma arqueada, y de ahí su nombre del Arquillo.

Tras la pausa, seguimos caminando por la pasarela, descendemos por unas escaleras, que nos dejan a pie del río, donde echamos una última mirada a la presa, que remansa sus aguas; y por sendero acondicionado con barandilla, comenzamos a ascender durante unos metros, hasta iniciar un largo descenso, con vistas al aforo del río, que sirve para saber en todo momento, el caudal que lleva.

Aunque ya estamos más próximos al otoño, que al verano, el calor comienza a notarse, por lo que aceleramos la marcha. Después de acometer un corto tramo de escaleras, llegamos al cruce de senderos, donde cerramos la circular.




Nos introducimos en el tramo más angosto del cañón, caminando por una pasarela metálica


Finalizada la pasarela, echamos una última mirada a la presa del Arquillo, en la que se remansan las aguas


Subimos un corto tramo de escaleras, y cerramos el tramo circular



Ahora ya, por terreno conocido, retornamos sobre nuestro pasos, dejamos a nuestra izquierda, los miradores del Pozo del Chopo, y del Balsón Grande, al cual descendemos para verlo desde el cauce del río.

Entre una espesa vegetación, cruzamos por la pasarela metálica a la margen izquierda del río, a la carrera, trotamos por amplio camino de tierra, entre la acequia de desagüe de la piscifactoría, y el cauce del río Guadalaviar, por el que llegamos, hasta la explanada habilitada como aparcamiento.

En está ocasión, aprovechamos para acercarnos hasta la fuente de la Señorita, por lo que abandonamos el camino principal, y tomamos una escalinata, que nace a nuestra derecha, por la que descendemos hasta el cauce del río.

Para pasar, hay instaladas una serie de piedras a lo ancho del cauce, pero como baja algo de caudal, se encuentran parcialmente sumergidas, así que como no tenemos prisa, nos dedicamos a añadir alguna piedra extra.

Una vez en la margen derecha, caminamos unos metros, hasta llegar a las proximidades del manantial, conocida como la Fuente de la Señorita, a la que no podemos acceder, ya que hay una poza de agua, que no nos permite llegar a ella, por lo que nos conformamos con verla de lejos, y ya de paso echarle un ojo al sector de escalada de la Fuente de la Señorita, que hay en la pared colindante a está, compuesta por seis sencillas vías, que van desde un 3º hasta 5+.

Visitada la fuente, regresamos sobre nuestros pasos, hasta la explanada, y desde alli, seguimos durante cien metros, hasta salir a la carretera, a la altura del puente, donde caminamos por la acera, hasta alcanzar la furgoneta, dando por finalizada está agradable, y bonita ruta, de la que por lo visto, hay un proyecto de ampliación hasta la desembocadura del río Alfambra, así que si sigue adelante, seguro que volveremos.




Por amplio camino de tierra, vamos llegando a la bifurcación, hacia la Fuente de la Señorita



Como lleva algo de caudal, nos dedicamos a poner alguna piedra extra, en el cauce

Fuente de la Señorita

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