lunes, 11 de noviembre de 2024

Pico del Águila (1972 metros) y Borreguil de la Cuca (2096 metros) desde Canfranc - Estación


El valle del Aragón, se encuentra en la parte noroccidental de la provincia de Huesca, en la comarca de la Jacetanía, fronterizo con el valle de Aspe (Francia), que debe su nombre al río Aragón (uno de los principales afluentes del río Ebro), que lo recorre de norte a sur.

Históricamente, se puede dividir en tres zonas: Al sur el Campo de Jaca, la más amplia qué, conecta con la Val Ancha, Bardaruex, en la parte media del valle (formado por los términos municipales de Villanúa y Castiello de Jaca) y el valle de Canfranc, la parte más angosta y cerrada.

En las estribaciones de la estación de esquí de Candanchú, se ubica el pequeño circo de Rioseta, en el que destacan dos montañas: el Tobazo y el Pico del Águila, una montaña que parece inexpugnable por su cara Norte, en el que tan solo existen un par de vías de escalada, pero, accesible por su cara Sur, que es por donde vamos hoy a subir, añadiéndole otra de las montañas del entorno, el Borreguil de la Cuca.



Llevo unos cuantos intentos para ascender a esta pequeña gran montaña, pero, siempre, por unas cosas u otras, se acaba torciendo. Hoy, nos juntamos un cuarteto, quedamos en San Mateo de Gállego y con mi furgoneta, vamos directos hasta Canfranc Estación, donde aparco a las afueras, en un día, que anuncian cielos despejados y temperaturas moderadas, pero, de camino, hemos visto con las nubes se enganchaban, tanto en la zona de Collarada como en la del Tobazo …

Pasadas las 9, comenzamos a caminar, cruzamos la carretera para coger el camino de los Ayerbe, por el que accedemos al sendero del Corzo que, rápidamente nos introduce en un denso bosque de hayas y pinos, alcanzando una bifurcación, donde abandonamos por un instante el sendero principal, para bajar a la fuente del Burro, para que Carlos coja agua, aunque, apenas baja un hilillo, para acto seguido, 
regresar a la bifurcación, donde continuamos subiendo cómodamente por el camino de Estiviellas, que va trazando lazadas a través del bosque, obviando los ramales que se dirigen a varios miradores, pasando junto a los restos de varios muretes de piedra, que denotan, la existencia de una edificación.

Unos metros más arriba, el bosque pierde espesor e incluso, se despeja en algunos tramos, en los que salvamos el barranco de Estiviellas donde aprovechamos para echar un vistazo al entorno, en el que destaca la zona de Collarada, tapada a ratos parcialmente por las nubes y otras, despejadas, mientras de frente, se muestra imponente los paredones del pico Tortiellas hacia el que nos aproximamos, caminando por un sendero que nos lleva hasta la base la Cola de Caballo, por la que apenas se desprende una lámina de agua, ya que, salvo en épocas de lluvias, suele bajar seca.

Para verla lo más cerca posible, subimos por un sendero hasta uno de los diques de contención que se han construido en el barranco de Estiviellas (número 8), donde paramos un rato para disfrutar del panorama.

Después, para no perder desnivel, decidimos seguir por una trocha hasta enlazar con el sendero principal, por el que avanzamos con la tónica general de la ascensión, lazada tras lazada a través del bosque, observando como poco a poco el cielo se va despejando, hasta alcanzar una bifurcación, donde tenemos la opción de subir al Borreguil de la Cuca o al Pico del Águila. 

Dejamos la furgoneta en un aparcamiento situado a las afueras, donde comenzamos a caminar, cruzamos la carretera
Para enlazar con el camino de los Ayerbe, en el que da inicio el sendero del Corzo que
Rápidamente, nos introduce en un denso bosque de hayas y pinos
Hasta alcanzar una bifurcación
Donde bajamos un momento a la fuente del Burro, para que Carlos recoja agua
Para acto seguido, regresar a la bifurcación, donde continuamos subiendo cómodamente por el camino de Estiviellas
Que va trazando lazadas a través del bosque, obviando los ramales que van a sendos miradores
Pasando junto a los restos de varios muretes de piedra, que denotan, la existencia de una edificación
Unos metros más arriba, el bosque pierde espesor e incluso, se despeja a tramos
Aprovechando la ocasión, para echar un vistazo al entorno, en el que destaca la zona de Collarada
Mientras de frente, tenemos los paredones de Peña Blanca, hacia los que nos dirigimos
Caminando por un sendero que nos lleva hasta la base de la Cola de Caballo, por la que apenas se desprende una lámina de agua
Para no perder desnivel, seguimos por una trocha hasta enlazar con el sendero principal, por el que avanzamos
Siguiendo la tónica general de la ascensión, lazada tras lazada a través del bosque
Hasta alcanzar una bifurcación, donde tenemos la posibilidad de subir al Borreguil de la Cuca o al pico del Águila

Cómo en este caso, da igual el orden, primero subiremos al pico del Águila, por lo que continuamos todo recto, dejando atrás el bosque y saliendo a una ladera inclinada, por la que discurre horizontalmente un claro sendero, marcado con hitos, por el que avanzamos cómodamente mientras disfrutamos de la magnífica postal que conforman los picos de la Tronquera y Collarada, con la Estación Internacional de Canfranc en el fondo del valle, mientras a nuestra espalda, asoma otro de los emblemas de la Jacetania, la Peña Oroel.

Poco a poco, el cielo se va despejando, acometemos un suave ascenso hasta alcanzar una especie de collado, donde hay un cortado de los que quitan el hipo, desde el que observamos las montañas que cierran el precioso valle de Rioseta. Unos metros más adelante, llegamos a la base del nido de Águilas que compone el pico del Águila, al que accedemos realizando una sucesión de sencillas trepadas, en las que tan solo debemos apoyar las manos.

Ya en la cima, las vistas son espectaculares, donde se amplían hacia la zona de Canal Roya, la Canal de Izas, el Midi d’ossau, Peña Blanca, el pico Tortiellas o la Corona del Aspe, aunque, lo que impacta de esta montaña, es la caída vertical de cerca de cuatrocientos metros al valle de Rioseta, desde la que se puede acceder directamente por el Espolón Este (350 metros – 6b, V+ obligado).

Para subir a la cima del Borreguil de la Cuca, he leído, que existe una trocha que traza una diagonal. Como no lo tenemos muy claro y tampoco, queremos enfrascarnos en ninguna aventura, decidimos regresar sobre nuestros pasos disfrutando del entorno, tanto, que acabamos caminando monte a través, así que paramos un instante para comprobar donde está el sendero, que se ubica unos metros más arriba, por lo que tiramos todo tieso hasta enlazar con el sendero a la altura de un dique de contención de aludes, por el que seguimos hasta adentrarnos en el bosque, donde alcanzamos la bifurcación.

En esta ocasión, tomamos el sendero hacia el Borreguil de la Cuca, por el que comenzamos a ganar desnivel cómodamente, trazando una sucesión de lazadas, por las que poco a poco, vamos dejando atrás el bosque, alternando zonas boscosas con otras despejadas, en las que, dependiendo de la orientación, podemos observar la olla de Estiviellas coronada por el pico Tortillas o el pico del Águila con el Midi d’ossau de fondo, mientras, al llegar a una curva, examinamos las trazas de una senda que, intuimos, será la que conecta ambas montañas, ya cerca del collado de Estiviellas, al que llegamos caminando en apenas unos minutos, donde convergen las subidas que vienen desde Canfranc – Estación y Rioseta.

A un paso de la cima, acometemos los metros finales de la ascensión, caminando por una zona de pastizales que da paso a la prominencia rocosa que compone la cima del Borreguil de la Cuca que, unos remontamos por la roca mientras Carlos lo hace dando un pequeño rodeo, convergiendo, en el hito cimero que marca los 2096 metros del Borreguil de la Cuca.

En la cima, aprovechamos para comer, sacamos las botas de vino que, en esta ocasión a falta de una han traído dos. Si bien, la sensación de vacío no es tan pronunciada como en la del pico del Águila, se notan perfectamente los dos “pozos” que conforman por un lado el valle de Rioseta y por otro, el ibón de Tortiellas (está colmatado) defendido por la muralla natural que conforma la Corona del Aspe.

Como da igual el orden, nos vamos al pico del Águila, siguiendo un sendero que nos saca a una inclinada ladera, por la que avanzamos
Disfrutando de la postal que conforman los picos de la Tronquera y Collarada con la Estación Internacional de Canfranc
Mientras a nuestra espalda, asoma otro de los emblemas de la Jacetania, la Peña Oroel
Poco a poco, el cielo se va despejando, acometemos un suave ascenso
Hasta alcanzar una especie de collado, por el que avanzamos hacia la base del nido de Águilas, que conforma la cima
A la que accedemos realizando una trepada, en la que tan solo apoyamos las manos
Ya en la cima, las vistas son espectaculares y a las ya consabidas
Se le suman la zona de Canal Roya, la Canal de Izas, el Midi d'ossau
Y la Corona del Aspe
Aunque lo que impacta de esta montaña, es la caída vertical de casi cuatrocientos metros hacia el valle de Rioseta
Para subir al Borreguil de la Cuca, existe una trocha que traza una diagonal, pero,
Decidimos regresar sobre nuestros pasos
Disfrutando del entorno, tanto, que acabamos caminando monte a través
Así que nos detenemos y vemos, como el sendero discurre un poco más arriba, junto a un dique, por lo que subimos todo tieso
Hasta enlazar con el sendero, por el que llegamos a la bifurcación, donde continuamos subiendo hacia el Borreguil de la Cuca
Alternando zonas boscosas con otras despejadas, donde, dependiendo de la orientación, podemos ver la olla de Estiviellas
O, el pico del Águila con el Midi d'ossau
Unos metros más adelante, llegamos al collado de Estiviellas, donde convergen las subidas que vienen desde Cranfranc - Estación y Rioseta
Donde acometemos los metros finales, que Carlos hace rodeando, mientras el resto atacamos de forma directa la prominencia rocosa
Que compone la cima del Borreguil de la Cuca, donde se ven los dos "pozos" que conforman por un lado, el valle de Rioseta
Y por otro, el ibón de Tortiellas (colmatado) defendido por la muralla natural que compone la Corona del Aspe

Media hora más tarde, volvemos al collado de Estiviellas, donde planteamos la posibilidad de acercarnos a Peña Blanca, pero, vemos un alargado nevero que intuimos debemos sortear. 

Al final, decidimos ir a lo seguro, por lo que regresamos sobre nuestros pasos disfrutando de las vistas hacia la zona de Collarada, Tortiellas y Peña Blanca, hasta adentrarnos en el bosque por el que llegamos a la bifurcación, en la que convergen la subida del pico del Águila con el del Borreguil de la Cuca.

De momento, seguimos bajando por la senda de esta mañana, mientras aprovecho que el cielo está despejado, para ponerme a la cola del grupo e ir haciendo alguna fotografías, hasta que alcanzamos una bifurcación, donde está vez, vamos hacia la Olla de Estiviellas, caminando por un sendero que atraviesa el cauce del barranco y nos adentra en un bosque, en el que observamos como está cara, es menos húmeda, ya que los pinos la pueblan casi en su totalidad. 

Poco a poco, vamos perdiendo desnivel, el sendero, como viene siendo habitual, va trazando una sucesión de lazadas, en el conocido como camino de Secras, por el que salimos a un pequeño claro, donde se ubican los viveros de Secras, una construcción actualmente en estado ruinoso, que fue, uno de los viveros más importantes de la zona. Su propósito, era repoblar las laderas de los Arañones, para frenar de forma natural los aludes y desprendimientos de bloques de hasta 70 metros cúbicos, como el que ocurrió el 12 de febrero de 1912, que se desprendió de la parte suroeste del barranco de Estiviellas que, aplasto la casa albergue, matando a dos operarios e hiriendo de gravedad a otro, por lo cual, debido a su lento crecimiento, se decidió también, crear un sistema de paraludes.

Unos minutos más tarde, seguimos caminando, observando como los pinos empiezan a mezclarse con las hayas. Con tanta lazada, apenas perdemos desnivel y este tramo, se nos está haciendo bastante largo, así que aprovechamos algunos claros, para disfrutar de las vistas, en las que destaca la
 Canal Roya con el pico La Raca, mientras en el fondo del valle, observamos la Estación Internacional de Canfranc, que invita a acelerar el ritmo, por lo que comenzamos a correr hayedo abajo, acabando alguno por el suelo, aunque, las ansias de la cerveza, hace que no sea un inconveniente.

Como llevo los hombros un poco cargados, prefiero ir caminando los metros finales, mientras el resto corre en desbandada, desembocando unos metros más abajo en una pista de tierra, por la que camino hacia la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, donde están los compañeros con los ojos encendidos, ya que al lado se encuentra un bar, aunque, de momento, vamos a dejar las mochilas, así que caminamos por la acera, paralelos a la carretera nacional, pasando junto a la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc, reconvertida en un lujoso hotel y finalmente, tras casi seis horas, llegamos al aparcamiento, dando por finalizada esta bonita ascensión a dos pequeñas montañas de la zona, pero, que ofrecen un agradable recorrido, a pesar, de que, con tanta zeta, el último tramo se nos ha hecho pesado.

Ahora, toca echar las cervezas, los compis vienen resecos y se ve, que, con una jarra se quedan cortos y se echan otra más, yo, me tomo una copa y una Coca-Cola, que me toca conducir, el camino de vuelta, va a ser “alegre”, paramos en la quesería de Villanueva y ya de un tirón a casa.

Media hora más tarde, volvemos al collado de Estiviellas
Donde valoramos la posibilidad de ir a Peña Blanca, pero, vemos un alargado nevero que intuimos debemos sortear
Así que, decidimos ir a lo seguro, por lo cual, regresamos sobre nuestros pasos, disfrutando de las vistas hacia la zona de Collarada
Tortiellas y Peña Blanca, hasta adentrarnos en el bosque
Por el que llegamos a la bifurcación, en la que convergen la subida del pico del Águila con la del Borreguil de la Cuca
De momento, seguimos bajando por la senda de esta mañana, mientras aprovecho que el cielo esta despejado
Para hacer unas cuentas fotografías, hasta que alcanzamos una bifurcación, donde esta vez
Vamos hacia la Olla de Estiviellas, caminando por un sendero que atraviesa el cauce de un barranco
Y unos metros más adelante
Nos adentra en un bosque, en el que observamos como esta cara, es menos húmeda
Ya que los pinos la pueblan casi en su totalidad, saliendo a un claro en el que se ubican los viveros de Secras
Donde paramos un instante, para continuar caminando, observando como los pinos empiezan a mezclarse con las hayas
En un tramo que se nos hace algo pesado, aprovechando los escasos claros
Para disfrutar de las vistas, en las que destaca la Canal Roya con el pico La Raca y en el fondo del valle la Estación Internacional de Canfranc
Que invita a acelerar el ritmo, por lo que comenzamos a correr hayedo abajo, acabando alguno por el suelo
Por lo que prefiero ir caminando tranquilamente, saliendo a una pista de tierra
Donde los compañeros me esperan a la altura de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, desde la que caminamos por la acera
Pasando junto a la Estación Internacional de Canfranc y de ahí al aparcamiento, tras casi seis horas

4 comentarios:

  1. Unos paisajes espectaculares .Saludos

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  2. Como nos dices no hay nada mejor que una cerveza fresca para refrescar tras un paseo tan bonito por el Pirineo oscense disfrutando de esas vistas.

    Saludos.

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  3. Buena subida, para apreciar la enorme belleza de esos lugares.
    Un abrazo

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  4. ¡Hola Eduardo!
    Cuando no se tiene un camino claro siempre en buena la opción de volver por donde hemos ido.
    La actividad es muy bonita pero termina haciéndose larga como os sucedió a vosotros.
    Podíais haber bajado por la Vertiente de Tortiellas hasta Rioseta y así hacer una circular más variada pero tiene el problema de que hay que andar un rtato junto a la carretera.
    ¡Que vaya bueno!

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