El río Piedra, llamado en su tramo alto, hasta Embid, río de San Nicolás del Congosto, tiene una longitud de 76 kilómetros, nace en Rueda de la Sierra (Guadalajara), es afluente del río Jalón por la margen derecha y pertenece a la cuenca del Ebro.
Su nombre, proviene por la alta concentración de carbonato cálcico de sus aguas, qué, al salir del manantial, se deposita sobre el suelo, las plantas, musgos, etc., produciendo un fenómeno cárstico de meteorización, por lo cual, tiene un caudal muy irregular, al tratarse de un río de régimen pluvial mediterráneo.
En su tramo alto, entre las poblaciones de Aldehuela de Liestos y Torralba de los Frailes, el río forma una sucesión de meandros, conocidos como Hoces, que hoy, en compañía de Carlos (Zancadas Ligeras), vamos a recorrer, uniendo dos pequeños recorridos circulares.
Salimos desde Cuarte de Huerva hacia Aldehuela de Liestos, unos metros antes de llegar a dicha población, tomamos una pista de tierra, que nace a nuestra izquierda, en el que se ubica un panel informativo sobre las hoces del río Piedra, por la que continuamos durante un par de kilómetros, hasta que muere en la unión del barranco de la Fuente del Sapo con el río Piedra, donde aparcamos la furgoneta debajo de un álamo.
Sobre las 9:30, nos ponemos en marcha, tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.24 "Ruta de las Hoces", por cómodo sendero, entre campos de labor, donde ya podemos ver la Puerta de la Hoz, que da acceso al desfiladero, que el río Piedra ha surcado a lo largo de los siglos y a la que llegamos entre carrascas, en poco más de cinco minutos, donde, comprobamos que el otoño ha comenzado
a dar paso al invierno, ya que la mayoría de los árboles de hoja
caduca, que componen el bosque que cubre parcialmente el ancho del
desfiladero, han perdido casi en su totalidad la hoja, con lo que nos
quedamos con las ganas de disfrutar de las últimas pinceladas del
otoño.
Por
el fondo del barranco, caminamos pausadamente disfrutando del
entorno, siempre pegados al cauce seco del río Piedra, que recibe su
nombre por la capacidad que tienen sus aguas de petrificar o
convertir en piedra toda la materia orgánica que baña, debido al
alto contenido de carbonato que llevan sus aguas, describiendo diversos meandros, que vamos remontando hasta localizar el Pozo del Muchacho, que se encuentran seco, debido a las escasas precipitaciones y a las filtraciones del río.
Unos metros más adelante, cuando alcanzamos el primer kilómetro, llegamos al Pozo del Sombrerillo, nombre que recibe por el bolo que corona una de las agujas sobre la que se sitúa y lugar, donde damos comienzo a la primera circular, que realizaremos en el sentido de las agujas del reloj, es decir, por el fondo del barranco, así que, sin apenas detenernos, continuamos por el sendero principal, caminando paralelos al cauce del río Piedra, alternando preciosos tramos de bosque, donde las carrascas comparten espacio con álamos negros, sabinas, quejigos, guillomos y algún que otro ejemplar de Arce de Montpellier, fácilmente reconocible por la forma de trébol que tienen sus hojas, convirtiéndose este tramo de bosque, en un jardín botánico.
Siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.24, llegamos hasta una pequeña oquedad, acondicionada con una mesa de picnic, conocida como la Cueva del Asno, lugar perfecto para hacer una parada si se va con niños, aunque en nuestro caso, tan solo nos detenemos un instante para echar un ojo, mientras poco a poco, la mañana va entrando, la humedad se disipa y los rayos de sol van penetrando entre los árboles, por lo que aprovechamos para trotar entre carrascas, quejigos y arces de Monpellier, que todavía mantienen parte de sus hojas, dando la nota de color al recorrido.
A medida que avanzamos, el desfiladero se va encajonando, afrontamos el tramo más angosto, donde las paredes de la hoz se juntan y la vegetación se espesa, resultando el que es sin duda, el tramo más bonito de todo el recorrido.
Cuando llevamos una milla, pasamos junto a la base de las Peñas Caídas, que
se encuentran acondicionada con una mesa de picnic y unos metros más adelante, llegamos hasta los restos de una antigua carbonera,
donde hasta mediados del S.XX se utilizada para obtener carbón
vegetal, a partir de la leña de la carrasca o el quejigo, porque no debemos olvidar, que este u otros senderos que hoy recorremos para disfrutar de la naturaleza, son antiguos caminos de herradura, que, se utilizaban a diario para unir poblaciones o de acceder a los campos de trabajo.
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Iniciamos el recorrido, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.24 "Ruta de las Hoces" |
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Por un cómodo sendero, entre campos de labor |
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Hasta alcanzar la Puerta de la Hoz |
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Que da paso al desfiladero, que el río Piedra a formado a lo largos de los siglos |
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Pasando por el Pozo del Sombrerillo, que está seco |
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Donde iniciamos la primera circular de la jornada |
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Por el cauce del barranco, entre carrascas, quejigos, álamos negros |
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Y Arce de Montpellier, con sus características hojas en forma de trébol, que ponen la nota de color al recorrido |
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Siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.24, llegamos a la cueva del Asno, una oquedad |
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Con una mesa de picnic, perfecta para hacer un descanso, aunque, como acabamos de empezar |
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Aprovechamos para trotar a la sombra del bosque, disfrutando de los últimos coletazos del otoño |
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Donde a medida que vamos avanzamos, el desfiladero se va estrechando, bordeando las Peñas Caídas |
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Y unos metros más adelante, los restos de una antigua carbonera |
Después, regresamos al sendero, por el que caminamos durante poco más de cincuenta metros, hasta que alcanzamos el abrigo rocosa de la Cueva de las Peñas Caídas, algo más grande que el anterior, acondicionado también con una mesa de picnic, para acto seguido, continuar por el sendero, alcanzando una corta pero dura rampa, con el piso bastante resbaladizo, debido a la cantidad de hojas que hay en el suelo, y la humedad, que se encuentra equipada, con un tramo de sirga, con la que nos ayudamos para superar esta pequeña dificultad.
Una
vez en la zona alta, la vegetación desaparece por unos instante, la
hoz se abre y las vistas se extienden hasta un meandro que forma el
río Piedra, en el que el sol penetra ya a estas horas e ilumina las
altivas paredes calizas del cañón, dándoles una tonalidad rojiza,
muy característica de este tipo de roca, mientras poco a poco, descendemos hasta el cauce del río, el sendero se torna de
un bonito color verde, por el que caminamos pausadamente, disfrutando
del entorno, entre carrascas y algún que otro álamo, por el que
comenzamos a divisar entre los árboles, las verticales paredes de la
Peña del Buitre, en el que anidan una numerosa colonia de buitres leonados.
Sobre
la cota 960 m, llegamos al Paso del Angostillo, punto en el que
convergen los dos ramales del GR.24 y finaliza, la primera
circular del día, que, haremos a la vuelta, para
disfrutar de las hoces a vista de pájaro, así que continuamos por el fondo del barranco, hasta llegar a la confluencia del barranco del Montecillo en el río Piedra, justo a los pies de la Peña del Buitre, en la que nos detenemos para observar a un grupo de buitres, que están posados en la roca, a la espera de coger una buena térmica para alzar el vuelo.
Como
parece que de momento no están por la labor de echar a volar, continuamos caminando por las hoces del río Piedra, obviando el ramal que va hacia el barranco del Montecillo, para seguir por el
fondo del barranco, tomando como referencia las marcas rojas y
blancas del GR.24, aunque el sendero no tiene pérdida, en el que a medida que avanzamos, el paisaje se va transformando; la hoz
poco a poco se va abriendo, las paredes pierden altura y la
vegetación decrece, reduciéndose tan solo a pequeños grupos de
carrascas y esporádicos chopos, que a duras penas conservan algunas de
sus hojas.
Piso
herboso, cómodo sendero y terreno llano, aprovechamos para trotar un
poco, mientras deambulamos por uno de los meandros que forma el río
Piedra y por el que nada más salir de él, alcanzamos el Torrejón del Molino, una extensa pradera, en la que se ubica un refugio libre, situado al lado de la escuela de escalada de Torralba de los Frailes, que cuenta con cien
vías, que van desde el 5b, hasta el 8a.
Junto
al refugio, coincidimos con un grupo de senderistas, que han iniciado
el recorrido desde Torralba de los Frailes, charramos un rato con
ellos y aprovechamos para hacer una parada para comer, mientras
observamos los restos del antiguo molino harinero de Torralba de los
Frailes, realizado en mampostería, del que tan solo se conserva de
la parte hidráulica, la rampa de caída del agua y los dos
cárcavos.
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Después, continuamos rodeando el peñasco, pasando por la cueva de las Peñas Caídas |
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Y remontamos por sendero, una pronunciada cuesta cubierta de hojas, que, resbala bastante pero está acondicionado con sirga |
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Por la que salimos a otra sección del cañón, que recorremos disfrutando de las vistas |
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Hasta llegar al paso del Angostillo, donde se juntan los dos ramales del GR.24 y un poco más adelante, la Peña del Buitre |
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En la que se posan los buitres, a la espera de una buena térmica |
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Pero, como no se animan a volar, seguimos caminando por el fondo del barranco |
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Tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.24, observando como el paisaje se va transformando |
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En el que a medida que avanzamos, el sol va penetrando, iluminando las paredes |
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Hasta llegar al Torrejón del Molino, donde se ubican los restos de un molino, un refugio y la escuela de escalada de Torralba de los Frailes |
La
mañana avanza, el sol nos reconforta, apetece estar un rato más
aquí, disfrutando del paisaje, pero es hora de seguir, así que desde el Torrejón del Molino, retomamos la marcha e iniciamos en este lugar la
segunda circular de la jornada, cogiendo el sendero que va por el
fondo del barranco, por el que rápidamente llegamos al azud del Pozo
de las Escaleras, antigua presa de forma semicircular, construida con grandes sillares, que
suministraba el agua a la balsa del molino y que vemos, que ha sido
restaurada.
Pegados a la acequia, rodeamos por la derecha el Pozo de las Escaleras, hasta alcanzar la parte superior de la presa, por la que cruzamos el cauce seco del río Piedra, donde
enlazamos con un bonito sendero, con el piso tapizado por las hojas,
por el que caminamos entre un bosque de ribera, formado
principalmente por chopos, álamos, robles y fresnos, por el que avanzamos siguiendo
las marcas blancas y verdes del sendero local, que en este tramo
comparte itinerario con el GR.24, caminamos por la margen derecha del
río Piedra, en el que, a medida que ascendemos la vegetación va cambiando;
carrascas y encinas comienzan a ganar protagonismo, dejando atrás el
bosque de ribera.
Cuando apenas hemos superado el kilómetro siete, alcanzamos un cruce de senderos, donde el GR.24 se divide en dos. En
este punto, abandonamos por unos minutos la compañía del río
Piedra, cruzamos el cauce y continuamos dirección SO hacia el
mirador de las Hoces de Torralba o Reconquillo, por un sendero, por
el que comenzamos a ganar desnivel de forma gradual, paralelos al
barranco de la Cueva, entre un espeso bosque de robles, encinas y carrascas, hasta que, sobre la cota 1.045 metros, el barranco de la Cueva se bifurca en dos, yendo ambos ramales en claro ascenso.
Mirando el terreno, observamos que a la derecha, nace una senda marcada con un hito, que, decidimos seguirla y enseguida, vemos que ha sido un acierto, ya que recorre una bonita cornisa, desde la que
obtenemos unas espectaculares vistas del tramo de la Hoz de Torralba, observando un poco más arriba, los restos de una edificación, que, posiblemente en otros
tiempos, sirviese para guardar el ganado, para acto seguido, continuar recorriendo la cornisa, a pesar, de que el sendero se adentra en la montaña.
Cuando alcanzamos el noveno kilómetro, echamos un vistazo al GPS y comprobamos que, estamos a la altura del mirador del Reconquillo, por lo cual, abandonamos la cornisa y comenzamos a ganar desnivel monte a través, buscando las zonas más limpias, hasta llegar al mirador del Reconquillo, donde, aprovechamos que se ha quedado una mañana agradable, para parar a comer, mientras disfrutamos de una amplia panorámica de la hoz de Torralba y de las sierras colindantes, en el que podemos observar, como en este tramo de la hoz, el río piedra ha formado un meandro perfecto.
Ahora, vamos en busca del sendero principal, que, localizamos marcado con un hito, donde continuamos hacia el noroeste, entre carrascas, aliagas, gamones y algún que otro ejemplar de rebollo, cruzando el cauce seco del barranco del Reconquillo, punto, en el que enlazamos con la Cañada Real que va hacia Torralba de los Frailes, donde aprovechamos la suave pendiente, para trotar un rato, mientras poco a poco, el camino va virando hacia el noroeste, hasta posicionarnos frente a los torreones del Morrón del Gaitero y el Zapato del Cura.
A cada paso, el sol calienta, nos apetece disfrutar de la sombra, así que aumentamos el ritmo y en poco más de dos minutos, llegamos a la base del Morrón del Gaitero, en el que hacemos una rápida fotografía e iniciamos el descenso a la pradera, por un sendero con bastante piedra suelta, por el que bajamos con precaución al Torrejón del Molino, donde atravesamos la pradera, hasta llegar a las ruinas del molino y a la sombra del refugio, paramos a reponer líquidos, cerrando está segunda circular, que nos ha dejado un buen sabor de boca.
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Desde el Torrejón del Molino, retomamos la marcha e iniciamos la segunda circular, pasando por el azud del Pozo de las Escaleras |
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Donde continuamos paralelos al río Piedra, siguiendo las marcas blancas y verdes de un sendero local |
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Que comparte este tramo con el GR.24, por el que atravesamos un bonito bosque de carrascas y encinas |
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Sobre el kilómetro 7, llegamos a una bifurcación, donde el GR.24 se secciona en dos, por lo que dejamos la compañía del río Piedra |
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Para dirigirnos en suave ascenso, al mirador de las Hoces de Torralba o Reconquillo |
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Paralelos al barranco de la Cueva, entre un espectacular bosque de encinas, carrascas y robles, que ponen el punto de color |
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Hasta salir a cielo abierto, donde el barranco sigue subiendo, pero, nosotros tomamos una senda a mano derecha |
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Por la que avanzamos por el borde de los acantilados |
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Desde los que disfrutamos de las vistas de las hoces a vista de pájaro |
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Hasta que llegamos a la altura del mirador, donde remontamos los metros que nos separan |
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Y disfrutamos de una fantástica panorámica, tanto de las Hoces como del entorno que las envuelve |
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Como no sabemos si la cornisa tiene continuación, buscamos el sendero original, por el que seguimos hacia el Noroeste |
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Entre carrascas, aliagas, gamones y algún rebollo, enlazando con la Cañada Real que va a Torralba de los Frailes |
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Mientras vamos virando hacia el Noroeste, acercándonos a los dos torreones conocidos como el Morrón del Gaitero y el Zapato del Cura
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Pasando por la base del Morrón del Gaitero, desde el que iniciamos el descenso hasta llegar al Torrejón del Molino, cerrando la circular |
Después, regresamos sobre nuestra pasos, siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.24, disfrutando de este tramo de la hoz del río Piedra, cuyas paredes están iluminadas a estas horas por la luz del sol, ofreciendo algunos detalles que está mañana habían pasado desapercibidos, dejando atrás la Peña del Buitre.
Unos metros más adelante, alcanzamos el Paso del Angostillo, donde enlazamos con la senda del mirador, por la que avanzamos en suave ascenso durante poco más de un kilómetro, ganando entre carrascas el centenar de metros de desnivel positivo que nos quedaban, hasta llegar al desvío del mirador de las Hoces, donde, dejamos por unos minutos la senda principal y tomamos otra secundaria, por la que caminamos durante cincuenta metros, hasta llegar al mirador de las Hoces, privilegiado balcón, desde el que ahora si, contemplamos como los buitres alzan el vuelo.
Ensimismados de tan bello espectáculo, permanecemos largo rato en el mirador. Como lo bueno siempre acaba, regresamos a la senda principal, por la que seguimos caminando por terreno llano, rodeando por las alturas uno de los numerosos meandros que forma el río Piedra e iniciamos el descenso, por un sendero bien marcado pero con una fuerte pendiente, en el que aprovechamos la inercia para correr un poco, aunque no podemos evitar la tentación de detenernos por última vez, para disfrutar de las hoces del río Piedra, cuyo final se encuentra cercano, ya que desde este lugar, podemos ver la Puerta de la Hoz.
En un pispas, nos plantamos en el pozo del Sombrerillo, punto en el que cerramos la circular. Desde aquí, proseguimos dirección norte por el fondo de la hoz, atravesamos la Puerta de la Hoz, que en esta ocasión utilizamos de salida, para continuar siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.24, entre campos de labor, echando una última mirada atrás y alcanzando la furgoneta, después de casi cinco horas de caminata, que, se han pasado "volando", debido a la preciosidad del paraje que hemos recorrido.
Antes de partir a Zaragoza, hacemos los pertinentes estiramientos, comemos sendos bocatas de lomo con sus respectivas cervezas, mientras rememoramos lo vivido en el recorrido de hoy y planificamos otros nuevos. Ya, de vuelta a Zaragoza, hacemos una parada en la reserva natural de la laguna de Gallocanta, que tiene el honor de ser la mayor laguna natural de la península ibérica y junto con la laguna de Fuentedepiedra, en Málaga, la mayor laguna salada de Europa, en la que cada invierno más de 40.000 grullas visitan sus aguas y permanecen en ella, hasta mediados de febrero.
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Después, retrocedemos sobre nuestros pasos, siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.24 |
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Fijándonos en los detalles, que a la sombra, se nos habían pasado esta mañana |
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Dejando atrás la Peña del Buitre, hasta llegar al Paso del Angostillo, donde abandonamos el fondo del barranco |
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Para tomar a mano izquierda, la senda del mirador, por la que en suave ascenso, entre carrascas |
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Alcanzamos el desvío al mirador de las Hoces, donde dejamos por unos minutos la senda principal |
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Para bajar al mirador, desde el que obtenemos una amplia panorámica de la Hoz, que sobrevuelan los buitres |
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Unos minutos más tarde, regresamos a la senda principal, por la que bajamos hasta el Pozo del Sombrerillo |
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Cerrando la circular y caminando, atravesamos la Puerta de la Hoz |
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Por la que salimos de la hoz y entre campos de labor, llegamos al coche, finalizando este bonito recorrido |
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De vuelta a Zaragoza, paramos en la laguna de Gallocanta, la mayor laguna natural de la Península Ibérica |
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En la que cada invierno, más de 40.000 grullas visitan sus aguas |
Buscamos el sol que nos caliente tras salir de la fría umbría; aceleramos la marcha para entrar en calor; echamos en falta en los árboles lo que vinimos a buscar: el color; pero resultó que anduvimos contentos entre bellas rocas, buitres y hoces, todo ello realizado en buena compañía.
ResponderEliminarSalud y Montaña
Hola Carmar.
EliminarSin duda disfrutamos de una gran jornada, en la que falto el color, y es por ello, que seguro que volveremos.
Un saludo.
Qué fotos más chulas Eduardo, sobretodo la de los miradores. Sólo he estado una vez alli,escalando, y me gustó mucho este sitio, lástima que pille tan a desmano de Zaragoza.
ResponderEliminarSalud(os)
Hola Ruben.
EliminarEste es de los casos, en el que es fácil hacer buenas fotos, los miradores tienen una ubicación excepcional, y las vistas desde ellos son espectaculares.
Leí en su día la entrada que hiciste, ya sabes, ahora toca regresar, pero caminando.
Un saludo.
Hola Eduardo:
ResponderEliminarAhora ya te seguimos tanto en tú blog como en el Wikiloc, así cuando tengamos la oportunidad de realizar un ruta por esta zona, no dudaremos en visitar tú blog para poder coger toda la información posible.
Salud y montaña.
Hola Sendes i Muntanyes.
EliminarMuchas gracias, yo ire visitando el tuyo, que esa zona de la Sierra de Gudar, la tengo pendiente.
Un saludo.
Hola Eduardo.
ResponderEliminarComo me gustan las hoces, es un paisaje muy conquense. Esos molinos dentro de la hoz molan mucho y las vistas desde arriba lo mejor. Recuerdo que le eche el ojo para ir a recorrerlas pero al final no salío. La lástima que el río Piedra por todo ese tramo es de lo que se filtra, además no es una zona que reciba muchas lluvias. La laguna de Gallocanta lo conocimos el año pasado pero no vimos grullas ni nada por el estilo.
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarEsta zona de Aldehuela de Liestos es una pequeña joya, además de las hoces, hay varias cuevas que se pueden visitar, pidiendo las llaves en el bar de pueblo.
El río en el Tramo de Torralba si es un año bueno de lluvias si que suele llevar el caudal, pero es que ahora llueve muy poco, además de que como bien dices esa zona recibe pocas precipitaciones.
En cuanto a la Laguna de Gallocanta, una pena, porque es un espectáculo impresionantes, eso si, hay que acertar con la época, ya que a nosotros también nos paso, el año pasado, que fuimos a realizar la circular en btt por la laguna, y estaba seca, y sin grullas.
Un saludo.
Anda! me suena a mí este sitio, o te lo había visto ya a tí o a David de "Buscando Bucardo" mmm... no sé, no sé... en cualquier caso, muy majo.
ResponderEliminarSalud!
Hola Pirene.
EliminarSi David en su día hizo este recorrido, y Fer también. Merece la pena ir un fin de semana por la zona, hay mucho que ver y hacer.
Un saludo.
Hola Eduardo.
ResponderEliminarQué atractivos resultan siempre estos recorridos por el interior de las hoces, ya que aparte de disfrutar de las paredes y los meandros siempre puedes ver animalitos, como en este caso los buitres, y disfrutar de una rica variedad arbórea y botánica. Muy interesante esta ruta por las Hoces del Río Piedra, la tendré en cuenta por si alguna vez andamos por la zona.
Haces bien en recalcar eso de que la mayoría de senderos que utilizamos los senderistas eran los que utilizaba el hombre de antaño para ir de un pueblo a otro o acceder a sus bancales o abrigos de ganado. En el caso de la Serra d'Espadà muchos de los senderos que ahora pateamos tanta gente eran los que utilizaban para la extracción del corcho de los alcornoques.
Un saludo!!
Hola Dani.
EliminarPues desde la autovía es media hora en coche, así que si algún día os sale rana un plan por el pirineo, ya sabes ...
El recorrido merece mucho la pena, además conociendo el secarral que rodea la hoz, uno no se imagina ver semejante diversidad de bosque.
Un saludo.