La sierra de Vicor, también llamada sierra de Vicort o, comúnmente entre los habitantes de la zona, sierra Vicora, es una serranía que se encuentra en la región más occidental de la provincia de Zaragoza, en la rama aragonesa de la Cordillera Ibérica que se extiende dirección Noroeste - Sureste a lo largo de 19 kilómetros, desde el puerto de Cavero hasta la meseta de Mieres.
Sus principales cimas son, el pico de Santa Brígida o de la Nevera (1411 m), el pico Piquillo o Calvario (1221 m) y el pico del Rayo (1427 m), que es la máxima elevación de la sierra, además de la segunda cumbre más prominente del Sistema Ibérico zaragozano, después del Moncayo (2316 m).
Para la jornada de hoy, en compañía de Carlos (Zancadas Ligeras), vamos a realizar una ruta de media jornada, para ascender al Pico del Rayo, en el que vamos a tomar de referencia el recorrido que realizo hace un tiempo, Fer (Hoy Costra, mañana pus) gran conocedor de la zona, aunque sobre la marcha iremos realizando alguna pequeña variación.
Como
punto de partida, nosotros escogemos la población de Inogés, aunque
también es habitual hacerlo, desde el despoblado de Pietas,
perteneciente al municipio del Frasno, desde el que parte el sendero
local SLZ-36, con el que enlazaremos, a la altura del Collado de
Marigil.
A medida que ascendemos, el bosque se espesa, caminamos en suave ascenso, pegados a las lindes del pinar, que se entremezcla con alguna encina. Cuando alcanzamos el kilómetro tres, llegamos a una bifurcación donde enlazamos con el sendero local SLZ-36, que desde la colonia de Pietas, sube al Pico del Rayo, y que continúa por el sendero que nace a nuestra izquierda.
Antes de incorporarnos al sendero local, nos percatamos que un poco más arriba, cerca del Collado de Marigil, hay una pequeña elevación, que en los mapas aparece como el Pico del Cerro del Águila o Marigil, así que para ampliar un poco más el recorrido, decidimos continuar durante cien metros más, hasta alcanzar el collado, donde abandonamos el camino, giramos a la derecha, y monte a través, seguimos ascendiendo hasta el punto más elevado del cerro, tomando de referencia algunos hitos que hay colocados a lo largo de la loma.
De esta forma, llegamos rápidamente a la cima del Pico del Cerro de Águila, desde el que obtenemos una amplia panorámica de las llanuras de la comarca del Aranda, y un primer plano del Pico de la Nevera, que se alza justo enfrente nuestro.
Echo un vistazo al GPS, y compruebo que estamos en lo cierto, así que lamentándolo mucho, ya que la senda era muy bonita, regresamos sobre nuestros pasos hasta el inicio de la senda, donde esta vez sí, unos metros más arriba, damos con un amplio camino de tierra, por el que continuamos durante doscientos metros, hasta alcanzar el Collado Mayor, encrucijada de caminos y sendas, donde el camino se transforma en pista.
Desde la lejanía, vemos como la pista que viene desde el refugio, zigzaguea hasta el Collado Mayor, continuando luego hasta Viver de Vicort, por lo cual, inconscientemente lo que hemos realizado ha sido un alcorce, que nos ha salido rana, aunque a cambio hemos descubierto una senda, que para otra ocasión nos vendrá muy bien.
La idea inicial, es bajar por la senda del barranco de las Borderas, que se inicia justo en la izquierda, perfectamente marcada; no muy lejos, observamos que hay un cerro, con una carrasca en su cima, que para llegar hasta ella, hay que atravesar un corto, pero interesante tramo de cresta, que nos atrae lo suficiente, como para cambiar de planes, por el momento.
Dicho y echo, abandonamos la pista, continuamos rectos dirección Sur/Este por el Lomo de los Mureños, por el que caminamos por la amplia cresta, entre grandes bloques de roca, hasta alcanzar la cima del Cerro Ceragómez, donde nos detenemos un instante para disfrutar de las tierras llanas del Valle del río Grio, y de la Sierra de Algairén.
Después, nos replanteamos de nuevo la ruta, ya que echando un vistazo al mapa del GPS, veo que si seguimos por el cordal, acabaremos llegando a un sendero, que por la zona baja del cerro enlaza con la senda del barranco de las Borderas, aunque nos queda la duda, de si existirá, o habrá sido engullida por la vegetación.
Tras meditarlo unos segundos, decidimos cambiar de planes, por lo que continuamos por el cordal del Lomo de los Mureños, siguiendo a ratos las trazas de una trocha, y otros monte a través, alcanzando varias cimas amojonadas, siempre en ligero descenso, con vistas a la Sierra de Algairén, donde nos encontramos con una pequeña construcción, realizada en piedra seca, lo que nos indica que por aquí "alguien pasa".
Finalmente llegamos hasta al límite del Lomo de los Mureños, donde más abajo observamos como hay un camino que se dirige hacia Inogés, aunque no es el que el mapa indica.
Mirando a nuestro alrededor, observamos como entre las rocas se forma un pequeño pasillo, echamos un vistazo, y voila, ahí está el camino que buscamos, escondido entre la vegetación, y que antes de conectar con el, decidimos marcar su entrada, por si alguien se aventura por estos lares.
Tras unos primeros metros de desdibujado camino, comido por la vegetación, este se vuelve claro, y rápidamente se transforma en un bonito sendero, por el que dirección Norte, nos internamos en el pinar.
Después de setecientos metros, el sendero desaparece entre una maraña de zarzales, y pequeños pinos; un hito en medio, indica que lo debemos atravesar, aunque a nosotros no nos convence, por lo que nos ponemos a buscar, otras opciones.
Al final, ni por arriba, ni por abajo, vemos que siga el sendero, así que muy a nuestro pesar, decidimos atravesar la maraña, con sus consabidos enganchones, que nos hace ir con mucho cuidado, para no acabar rompiendo la ropa y malheridos.
Por fortuna, tras medio kilómetro, al otro lado de la maraña, encontramos un hito, donde el sendero se vuelve otra vez más claro, libre de vegetación; antes de proseguir, echamos un vistazo, y comprobamos como más arriba se ve otro hito, por lo que estaba claro, que por el medio no era, pero ahora ya esta hecho.
De nuevo en el sendero, aprovechamos para trotar un poco, mientras vamos comprobando, como la vegetación hasta el momento compuesta por pinos, comienza a cambiar, y poco a poco, las carrascas comienzan a ganar terreno.
En suave descenso, enlazamos con la senda que baja paralela al barranco de las Borderas, que inicialmente llevábamos en mente, a partir de aquí, los pinos desaparecen, y bajamos por una bonita senda, entre un espectacular carrascal, cubierto por los líquenes, que le dan un toque especial.
Sobre la cota 800 metros, dejamos atrás el carrascal, y observamos como Inogés, ya queda cerca; siguiendo la senda, acabamos junto a unos campos, donde enlazamos con una pista asfaltada, en cuyo inicio se ubica la Ermita de Nuestra Señora de Jerusalén, de la que apenas hay datos sobre su construcción pero que cuenta con una talla gótica de la virgen con el niño construida en alabastro, que ahora se guarda en la cercana Iglesia de San Miguel Arcángel de Inogés, en el que cuenta la leyenda, que fue traída de Jerusalén por un prisionero aragonés.
Desde la ermita, caminamos por la pista asfaltada, hasta llegar al peirón de la Virgen de Jerusalén, donde esta mañana hemos iniciado la circular; desde el peirón, cogemos la calle Letra o Inogés, cruzamos la carretera, y por la calle Alta, alcanzamos la plaza, cerrando esta bonita circular.
Antes de partir a Zaragoza, hacemos una tanda de estiramientos, y nos comemos sendos bocadillos de lomo, ante la atenta mirada de un grupo de gatos, que se relamen, pero que no se acercan, aun ofreciéndoles unas migajas de pan, peor para ellos!
Sobre
las ocho de la mañana, salimos de Zaragoza dirección Madrid por la
A-2, hasta el desvío a El Frasno, en el cual cogemos la A-1505, por la que continuamos durante ocho
kilómetros, hasta la población de Inogés, donde aparcamos el coche, en una pequeña plaza, situada junto a la Iglesia de San Miguel Arcángel.
Para
empezar con fuerzas, comemos un plátano mientras preparamos las
mochilas, después, comenzamos a caminar por la calle Alta, por
la que cruzamos la carretera, y continuamos unos metros más por la calle Letra o Inogés, hasta
llegar a las afueras de Inogés, donde se encuentra el peirón de la
Virgen de Jerusalén, punto en el que iniciamos la circular, que
realizaremos en sentido antihorario, que es la forma clásica, de
afrontar la ascensión al Pico del Rayo.
Desde el peirón, cogemos el Camino de Inogés, por el que en suave ascenso, seguimos dirección Sur/Oeste, con vistas al Pico de la Nevera, segunda elevación de la Sierra de Vicort, fácilmente reconocible, por el radar en forma de globo, que hay en su cima, perteneciente al Escuadrón de Vigilancia Aérea.
De vez en cuando el camino se bifurca en dos, nosotros cogemos siempre el más evidente, que nos lleva paralelos al barranco de la Sierra, que poco a poco se va quedando abajo, mientras el camino describe sendas lazadas, hasta alcanzar los restos de la Paridera Fernanda, donde comenzamos a ver los primeros ejemplares de pino.
Desde el peirón, cogemos el Camino de Inogés, por el que en suave ascenso, seguimos dirección Sur/Oeste, con vistas al Pico de la Nevera, segunda elevación de la Sierra de Vicort, fácilmente reconocible, por el radar en forma de globo, que hay en su cima, perteneciente al Escuadrón de Vigilancia Aérea.
De vez en cuando el camino se bifurca en dos, nosotros cogemos siempre el más evidente, que nos lleva paralelos al barranco de la Sierra, que poco a poco se va quedando abajo, mientras el camino describe sendas lazadas, hasta alcanzar los restos de la Paridera Fernanda, donde comenzamos a ver los primeros ejemplares de pino.
A medida que ascendemos, el bosque se espesa, caminamos en suave ascenso, pegados a las lindes del pinar, que se entremezcla con alguna encina. Cuando alcanzamos el kilómetro tres, llegamos a una bifurcación donde enlazamos con el sendero local SLZ-36, que desde la colonia de Pietas, sube al Pico del Rayo, y que continúa por el sendero que nace a nuestra izquierda.
Antes de incorporarnos al sendero local, nos percatamos que un poco más arriba, cerca del Collado de Marigil, hay una pequeña elevación, que en los mapas aparece como el Pico del Cerro del Águila o Marigil, así que para ampliar un poco más el recorrido, decidimos continuar durante cien metros más, hasta alcanzar el collado, donde abandonamos el camino, giramos a la derecha, y monte a través, seguimos ascendiendo hasta el punto más elevado del cerro, tomando de referencia algunos hitos que hay colocados a lo largo de la loma.
De esta forma, llegamos rápidamente a la cima del Pico del Cerro de Águila, desde el que obtenemos una amplia panorámica de las llanuras de la comarca del Aranda, y un primer plano del Pico de la Nevera, que se alza justo enfrente nuestro.
Desde la calle Alta, cruzamos la carretera, y llegamos al peirón de la Virgen de Jerusalén |
Punto en el que iniciamos la circular, por el Camino de Inogés, con vistas al Pico de la Nevera |
Cuando aparecen los primeros pinos, llegamos junto a las ruinas de la Paridera Fernanda |
Donde observamos como Inogés, ya va quedando abajo |
A medida que ascendemos, el bosque se espesa |
Sobre el kilómetro tres, enlazamos con el sendero local SLZ-36, que viene desde Pietas |
Antes de cogerlo, decidimos subir hasta la cima del Pico del Cerro del Águila o Marigil |
Desde el que obtenemos una amplia panorámica de la Comarca del Aranda |
Y del Pico de la Nevera, que se alza justo enfrente nuestro |
Como todavía no
hemos rebasado la primera hora, apenas descansamos, regresamos sobre
nuestros pasos, hasta el Collado de Marigil, desde el que descendemos a la bifurcación, donde está vez sí, cogemos el sendero, por
el que en dirección Sur/Oeste, nos adentramos en un bonito pinar,
donde avanzamos cómodamente, por terreno totalmente llano.
Sobre la cota 1.250 metros, alcanzamos las lindes del pinar, por el cual andamos durante unos metros, hasta llegar a la pista que viene desde el refugio de Inogés, donde hacemos un alto en el camino para comer, mientras de vez en cuando, echamos una mirada atrás, para contemplar la cima del Pico del Rayo, que se eleva más de doscientos metros por encima de nuestras cabezas.
Después de la pausa, es hora de continuar con el recorrido, según el track que llevo en el GPS, en este lugar existe una senda que baja hasta el Collado Mayor; senda que nosotros no encontramos por mucho que miramos, y tan solo vemos alguna traza de trocha, que fácilmente habrá sido hecha por el paso de los animales.
Como cuando bajamos vimos la situación del Collado Mayor, decidimos continuar el descenso por la loma, así que a la marcheta, seguimos el descenso monte a través, dirección Norte/Este, buscando siempre las zonas menos densas de vegetación, y trazando diversas lazadas, para reducir la pendiente, tomando siempre de referencia las lindes del pinar, que tenemos a nuestra derecha.
Tras descender medio kilómetro, por fin vemos un hito que marca el inicio de una senda, que se adentra en el pinar, por la que continuamos hasta que nos percatamos, de que esta nos está alejando de nuestro destino, ya que nos lleva en dirección contraria a la que debemos ir.
Tras unos primeros metros de tregua, el terreno se va transformando, comenzamos a ganar desnivel de forma progresiva, tomando de referencia las marcas blancas y verdes, del SLZ-36, que se encuentran en los troncos de los pinos, donde se entremezclan con algún joven ejemplar de acebo, que en altitudes más elevadas, veremos en mayor número.
Sobre la cota 1.200 metros, el sendero gira bruscamente a la derecha, justo a la altura de las ruinas de una antigua edificación, donde afrontamos los últimos metros hasta salir a la pista que viene desde el Frasno, en el que convergen el SLZ-36 y el GR.90.2, justo a la altura del refugio libre de la Caseta Blanca de Inogés, también llamado refugio del Acebal, donde hacemos un pausa, para echar un trago de agua, mientras entre los acebos, observamos la bola del radar de la cima del Pico de la Nevera.
Desde el refugio, se nos plantean dos opciones para subir al Pico del Rayo; una continuar por la pista, tomando de referencia el GR.902 y el SLZ-36, que van de la mano durante un kilómetro, o hacerlo por un sendero local, balizado con marcas blancas y verdes, que nos introduce en el Acebal de la Sierra, uno de los escasos acebales que hay en Aragón, cuyo ejemplar de mayor tamaño, es un acebo femenino, en el que se ubica un pequeño belén.
Desde el refugio, se nos plantean dos opciones para subir al Pico del Rayo; una continuar por la pista, tomando de referencia el GR.902 y el SLZ-36, que van de la mano durante un kilómetro, o hacerlo por un sendero local, balizado con marcas blancas y verdes, que nos introduce en el Acebal de la Sierra, uno de los escasos acebales que hay en Aragón, cuyo ejemplar de mayor tamaño, es un acebo femenino, en el que se ubica un pequeño belén.
Desde la cima, regresamos hasta el Collado de Marigil y unos metros más abajo |
Hasta la bifurcación, donde está vez si, tomamos el sendero local SLZ-36 |
Por el que nos internamos en un bonito pinar, tomando de referencia las marcas blancas y verdes |
Sobre la cota 1.200 metros, el sendero gira bruscamente, acometemos la última rampa por la que salimos |
A la pista en la que se ubica el refugio del Acebal, donde convergen el SLZ-36 y el GR.90.2 |
Donde podemos ver entre los acebos, la bola del radar del pico de la Nevera |
Y Belén situado en la base de uno de los acebos de mayor porte, del acebal de la Sierra |
Como la vez
anterior que subí al Pico del Rayo, había bastante nieve; fuimos
por la pista que no ofrece ningún interés, así que hoy, decidimos
hacerlo por la senda del acebal, que nace justo en el lateral derecho
del refugio, donde tras subir una corta pero pronunciada rampa, nos
adentramos en un espectacular bosque mixto de pinos y acebos, en el
que destacan los ejemplares femeninos, por los frutos rojos que
producen en invierno.
Tomando de
referencia las marcas blancas y verdes, caminamos plácidamente por
una mullida senda, cubierta de musgo, de vez en cuando, el bosque
clarea, y atravesamos pequeños canchales, fáciles de transitar, ya
que la senda está bien marcada.
A medida que vamos ganando desnivel, la vegetación va menguando, la senda se vuelve algo más difusa, por lo que nos toca detenernos para intuir por donde va. Tras rodear un bloque de roca por la derecha, alcanzamos la pista que va por el cordal, que conecta el Pico de la Nevera, con el Pico del Rayo, por la que continuamos dirección Sur/Este, ya con vistas a nuestro objetivo del día, el Pico del Rayo, visible por los repetidores que pueblan su cima, al que llegamos en apenas cinco minutos, tras realizar un par de lazadas, en suave ascenso.
Una vez en la cima, el viento pega fuerte, la temperatura ha bajado considerablemente, y no apetece estar mucho rato, así que nos hacemos unas fotografías en el vértice geodésico, para atestiguar nuestra estancia, mientras disfrutamos de las vistas que tenemos de la provincia de Zaragoza; hacia el Norte de la Comarca del Aranda, y al Este de la bonita Sierra de Algairén, donde destaca el Pico Valdemadera, máxima elevación de la sierra.
A medida que vamos ganando desnivel, la vegetación va menguando, la senda se vuelve algo más difusa, por lo que nos toca detenernos para intuir por donde va. Tras rodear un bloque de roca por la derecha, alcanzamos la pista que va por el cordal, que conecta el Pico de la Nevera, con el Pico del Rayo, por la que continuamos dirección Sur/Este, ya con vistas a nuestro objetivo del día, el Pico del Rayo, visible por los repetidores que pueblan su cima, al que llegamos en apenas cinco minutos, tras realizar un par de lazadas, en suave ascenso.
Una vez en la cima, el viento pega fuerte, la temperatura ha bajado considerablemente, y no apetece estar mucho rato, así que nos hacemos unas fotografías en el vértice geodésico, para atestiguar nuestra estancia, mientras disfrutamos de las vistas que tenemos de la provincia de Zaragoza; hacia el Norte de la Comarca del Aranda, y al Este de la bonita Sierra de Algairén, donde destaca el Pico Valdemadera, máxima elevación de la sierra.
Desde el refugio, cogemos la senda del acebal |
En la que nos adentramos en un espectacular bosque de pinos y acebos |
Donde vamos alternando tramos de bosque, con otros de pequeños canchales |
Tomando de referencia las marcas blancas y verdes, de un sendero local |
A medida que ganamos desnivel, la vegetación va menguando; rodeamos por la derecha un bloque de roca |
Que tras sortear, enlazamos con la pista que une el Pico de la Nevera, con el Pico del Rayo |
Por la que continuamos dirección Sureste |
Hasta llegar al vértice geodésico del pico del Rayo |
Desde la que disfrutamos de las vistas hacia el Norte, del Pico de la Nevera, y la Comarca del Aranda |
Y al Este de la Sierra de Algairén |
Aunque
nos apetece echar un bocado, en la cima el día es desapacible, por
lo que preferimos perder desnivel, e intentarlo un poco más abajo,
en la confluencia con la pista que viene desde el refugio de Inogés.
Así
que retrocedemos unos metros, hasta un pequeño collado, donde en vez
de seguir por el cordal, cogemos las trazas de un sendero, por el que
comenzamos a descender por la cara norte del Pico del Rayo, tomando
de referencia las marcas blancas y verdes del SLZ-36.
Poco a poco, el sendero se vuelve más claro, sorteamos por la izquierda un pequeño resalte, y tras un par de lazadas, comenzamos a perder rápidamente desnivel, entre matorral bajo, y algún que otro pino, siempre con unas bonitas vistas a la Sierra de Algairén.
Sobre la cota 1.250 metros, alcanzamos las lindes del pinar, por el cual andamos durante unos metros, hasta llegar a la pista que viene desde el refugio de Inogés, donde hacemos un alto en el camino para comer, mientras de vez en cuando, echamos una mirada atrás, para contemplar la cima del Pico del Rayo, que se eleva más de doscientos metros por encima de nuestras cabezas.
Después de la pausa, es hora de continuar con el recorrido, según el track que llevo en el GPS, en este lugar existe una senda que baja hasta el Collado Mayor; senda que nosotros no encontramos por mucho que miramos, y tan solo vemos alguna traza de trocha, que fácilmente habrá sido hecha por el paso de los animales.
Como cuando bajamos vimos la situación del Collado Mayor, decidimos continuar el descenso por la loma, así que a la marcheta, seguimos el descenso monte a través, dirección Norte/Este, buscando siempre las zonas menos densas de vegetación, y trazando diversas lazadas, para reducir la pendiente, tomando siempre de referencia las lindes del pinar, que tenemos a nuestra derecha.
Tras descender medio kilómetro, por fin vemos un hito que marca el inicio de una senda, que se adentra en el pinar, por la que continuamos hasta que nos percatamos, de que esta nos está alejando de nuestro destino, ya que nos lleva en dirección contraria a la que debemos ir.
Luego, descendemos unos metros hasta un pequeño collado |
Donde esta vez, tomamos un sendero por el que iniciamos el descenso por la cara Norte del Pico del Rayo |
Salpicado de pinos, en el que vamos disfrutando de las vistas a la sierra de Algairén |
Hasta llegar a la pista que viene desde el refugio de Inogés |
En el que nos detenemos para comer, mientras echamos una vistazo atrás, para ver la cima del pico del Rayo |
Desde la pista, continuamos dirección Noroeste monte a través |
Por las lindes del pinar |
Echando una mirada atrás, para observar el pico del Rayo y el Alto de la Nevera |
Hasta que un hito marca el inicio de una senda, que nos aleja del Collado Mayor y no cogemos |
Echo un vistazo al GPS, y compruebo que estamos en lo cierto, así que lamentándolo mucho, ya que la senda era muy bonita, regresamos sobre nuestros pasos hasta el inicio de la senda, donde esta vez sí, unos metros más arriba, damos con un amplio camino de tierra, por el que continuamos durante doscientos metros, hasta alcanzar el Collado Mayor, encrucijada de caminos y sendas, donde el camino se transforma en pista.
Desde la lejanía, vemos como la pista que viene desde el refugio, zigzaguea hasta el Collado Mayor, continuando luego hasta Viver de Vicort, por lo cual, inconscientemente lo que hemos realizado ha sido un alcorce, que nos ha salido rana, aunque a cambio hemos descubierto una senda, que para otra ocasión nos vendrá muy bien.
La idea inicial, es bajar por la senda del barranco de las Borderas, que se inicia justo en la izquierda, perfectamente marcada; no muy lejos, observamos que hay un cerro, con una carrasca en su cima, que para llegar hasta ella, hay que atravesar un corto, pero interesante tramo de cresta, que nos atrae lo suficiente, como para cambiar de planes, por el momento.
Dicho y echo, abandonamos la pista, continuamos rectos dirección Sur/Este por el Lomo de los Mureños, por el que caminamos por la amplia cresta, entre grandes bloques de roca, hasta alcanzar la cima del Cerro Ceragómez, donde nos detenemos un instante para disfrutar de las tierras llanas del Valle del río Grio, y de la Sierra de Algairén.
Después, nos replanteamos de nuevo la ruta, ya que echando un vistazo al mapa del GPS, veo que si seguimos por el cordal, acabaremos llegando a un sendero, que por la zona baja del cerro enlaza con la senda del barranco de las Borderas, aunque nos queda la duda, de si existirá, o habrá sido engullida por la vegetación.
Tras meditarlo unos segundos, decidimos cambiar de planes, por lo que continuamos por el cordal del Lomo de los Mureños, siguiendo a ratos las trazas de una trocha, y otros monte a través, alcanzando varias cimas amojonadas, siempre en ligero descenso, con vistas a la Sierra de Algairén, donde nos encontramos con una pequeña construcción, realizada en piedra seca, lo que nos indica que por aquí "alguien pasa".
Finalmente llegamos hasta al límite del Lomo de los Mureños, donde más abajo observamos como hay un camino que se dirige hacia Inogés, aunque no es el que el mapa indica.
Retrocedemos hasta el inicio de la senda, y unos metros más arriba cogemos un camino |
Por el que llegamos al Collado Mayor, encrucijada de caminos, y sendas |
Donde podemos ver todavía el Pico del Rayo |
Desde el collado, cambiamos de planes y continuamos rectos dirección Sureste |
Por una amplia cresta, entre grandes bloques de piedra |
Hasta alcanzar la cima del Cerro Ceragómez |
En el que decidimos seguir por el cordal del Lomo de los Mureños, a ratos por una trocha |
Y otros monte a través |
Pasando junto a una pequeña construcción, realizada en piedra seca |
Para acto seguido, continuar durante algo más de un kilómetro, hasta el límite del Lomo de los Mureños |
Mirando a nuestro alrededor, observamos como entre las rocas se forma un pequeño pasillo, echamos un vistazo, y voila, ahí está el camino que buscamos, escondido entre la vegetación, y que antes de conectar con el, decidimos marcar su entrada, por si alguien se aventura por estos lares.
Tras unos primeros metros de desdibujado camino, comido por la vegetación, este se vuelve claro, y rápidamente se transforma en un bonito sendero, por el que dirección Norte, nos internamos en el pinar.
Después de setecientos metros, el sendero desaparece entre una maraña de zarzales, y pequeños pinos; un hito en medio, indica que lo debemos atravesar, aunque a nosotros no nos convence, por lo que nos ponemos a buscar, otras opciones.
Al final, ni por arriba, ni por abajo, vemos que siga el sendero, así que muy a nuestro pesar, decidimos atravesar la maraña, con sus consabidos enganchones, que nos hace ir con mucho cuidado, para no acabar rompiendo la ropa y malheridos.
Por fortuna, tras medio kilómetro, al otro lado de la maraña, encontramos un hito, donde el sendero se vuelve otra vez más claro, libre de vegetación; antes de proseguir, echamos un vistazo, y comprobamos como más arriba se ve otro hito, por lo que estaba claro, que por el medio no era, pero ahora ya esta hecho.
De nuevo en el sendero, aprovechamos para trotar un poco, mientras vamos comprobando, como la vegetación hasta el momento compuesta por pinos, comienza a cambiar, y poco a poco, las carrascas comienzan a ganar terreno.
En suave descenso, enlazamos con la senda que baja paralela al barranco de las Borderas, que inicialmente llevábamos en mente, a partir de aquí, los pinos desaparecen, y bajamos por una bonita senda, entre un espectacular carrascal, cubierto por los líquenes, que le dan un toque especial.
Sobre la cota 800 metros, dejamos atrás el carrascal, y observamos como Inogés, ya queda cerca; siguiendo la senda, acabamos junto a unos campos, donde enlazamos con una pista asfaltada, en cuyo inicio se ubica la Ermita de Nuestra Señora de Jerusalén, de la que apenas hay datos sobre su construcción pero que cuenta con una talla gótica de la virgen con el niño construida en alabastro, que ahora se guarda en la cercana Iglesia de San Miguel Arcángel de Inogés, en el que cuenta la leyenda, que fue traída de Jerusalén por un prisionero aragonés.
Desde la ermita, caminamos por la pista asfaltada, hasta llegar al peirón de la Virgen de Jerusalén, donde esta mañana hemos iniciado la circular; desde el peirón, cogemos la calle Letra o Inogés, cruzamos la carretera, y por la calle Alta, alcanzamos la plaza, cerrando esta bonita circular.
Antes de partir a Zaragoza, hacemos una tanda de estiramientos, y nos comemos sendos bocadillos de lomo, ante la atenta mirada de un grupo de gatos, que se relamen, pero que no se acercan, aun ofreciéndoles unas migajas de pan, peor para ellos!
Entre las rocas, vemos como se forma un pasillo |
Donde encontramos el sendero que andábamos buscando, por el que nos internamos en el pinar |
Tras setecientos metros, el sendero desaparece; atravesamos una maraña de zarzales y pinos |
Hasta encontrar de nuevo el sendero (seguía unos metros por encima) |
Poco a poco, la vegetación va cambiando y comienzan hacer acto de presencia, las carrascas |
Que acaban por adueñarse del entorno, unos metros más abajo |
Enlazamos con la senda que baja paralela al barranco de las Borderas, donde alternamos tramos de bosque |
Con otros a cielo abierto |
Observando como Inogés está cada vez más cerca, hasta salir a una pista asfaltada |
En la que se ubica la ermita de Nuestra Señora de Jerusalén, por la que caminamos hasta |
Inogés, cerrando la circular y callejeando hasta el aparcamiento |
Del fondo de la memoria llegan, con consistencia y cierta parsimonia, estos relatos de las bellas excursiones, poco frecuentes en su mayoría, realizadas por tierras altas y bajas, lo mismo da, en tanto en cuanto son compartidas en buena compañía.
ResponderEliminarSalud y Montaña.
Hola Carmar.
EliminarDesde las lejanas aguas del mar Mediterráneo te contesto, "que más vale tarde que nunca" :). Nos vemos en breves, que para Agosto, tenemos buenos planes para compartir.
Salud y Montaña!
Que bonita Eduardo. Ese Pico de la Nevera y del Rayo son muy estéticos. Y luego húmedos pinares y carrascales, acebos, refugios, peirones, piedra en seco y un buen tute de sube y baja. Todos los ingredientes para que salga una buena ruta
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Toni.
EliminarEsta sierra no ofrece tanta diversidad de recorridos como la de Algairen, pero esta subida a la cima del pico del Rayo, es muy bonita, en un corto recorrido se puede disfrutar de una gran variedad de bosques, en el que son duda, el tramo de senda que desciende por el barranco de las Borderas, nos gustó especialmente.
Ya veo que has arreglado el ordenador, cuando esté en Zaragoza, leeré esa última entrega de las golondrinas, que desde el móvil no se disfruta.
Un saludo.
Hola Eduardo¡
ResponderEliminarUn lugar bien majo y tranquilo, pero habrá que dejarlo para el invierno que ahora allí no habrá quien aguante de calor...
Salud¡
Fer
Hola Fer.
EliminarNos vino muy bien tu track como recorrido base. Desde luego es un recorrido majo, pero ahora por estas sierras es mejor pasarlas de largo.
Un saludo
Hola Eduardo:
ResponderEliminarAunque la calor es ahora fuerte en todas partes, la montaña tira mucho, sin ir más lejos hace dos días salí a las 15:00 para hacer una ruta de casi 16kms y con 31º, no había gran desnivel, entre 400 y 500m, sufrí, si mucho, pero no me arrepiento de haberla hecho, el lugar lo merecía, al igual que esta ruta que nos muestras.
Antes del fin de semana tengo 1 ruta light y otra de apenas 9kms, que se note que estoy de vacaciones, ja ja jaaaaaa.
Salud y mucha montaña.
Hola Eulogio.
EliminarPues es que en estas fechas, se pasa calor si o si, lo único que se puede hacer en madrugar e intentar buscar rutas con bosque, bueno eso, o hacer rutas light como tu, pero con baño incluido, jeje.
Yo acabo de venir de la Costa Brava, y me traigo en la mochila tres rutas y más de 40 kilómetros. Mañana nos vamos a Soria, en un principio caerán otras dos más y de vuelta ya para pirineos, donde vendrán los platos fuertes, que de momento no desvelo, así que como verás, yo para vacaciones no paro, que a mi las vacaciones de sol, y tumbona no me gustan.
Salud y Montaña!
Hola Eduardo.
ResponderEliminarYa os vale, los gatos relamiéndose y vosotros, en vez de darles un trozo de lomo les disteis unos de pan jajajaja.
Buena ruta con sus cimas y sus pertinentes vistas, y con buenos tramos de bosque, y en la que tampoco faltaron, por lo que leo, esos "fuera de senda" que os soléis marcar de vez en cuando jeje.
¿Puede ser que no hace mucho ya publicaras un reportaje sobre esta sierra de Vicor?, hay algunos nombres, como el Pico del Rayo, o la Nevera, que me suenan bastante.
Leo que traes, y traerás, bastante material para publicar de las vacaciones, estaremos atentos ;-)
Salud y monte!!
Hola Dani.
EliminarEs la segunda vez que subo a la cima del Pico del Rayo, la anterior vez hace varios invierno, pero estas cimas te sonaran me imagino porque se ven desde la vecina Sierra de Algairén, y en este año he publicado un par de entradas de esta sierra.
En cuanto al recorrido, la subida es sí, es corta, sencilla, pero muy atractiva porque tiene bastantes tramos de bosque, así que sobre la marcha fuimos añadiéndole cosillas.
Ahora mismo acabamos de llegar de Soria, y la semana que viene empezamos con pirineos, pero para esas entradas habrá que esperar bastante.
Un saludo.
¡Que sitios más majos os conocéis, tú!
ResponderEliminarA ver esas vacaciones en el Piri, te sigo atenta.
¡Salud!
Hola Pirene.
EliminarY ademas bien cerca de casa; para las vacaciones de este año, aun queda bastante.
Un saludo
¡Hola Eduardo! Acabo de echar un vistazo a tu blog tras haberlo hecho tú en el mío. Siempre es interesante visitar blogs de otras zonas geográficas que nos permiten disfrutar, aunque sea virtualmente, de rutas que por lejanas, no podemos acometer. Encantado de visitar tu blog. Te añadí en mi lista de blogs que sigo.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Emilio.
EliminarMuchas gracias por la visita. Bueno, aunque lejanas, uno nunca sabe donde acaba, además por ejemplo está sierra de Vicort, no está lejos de la autovía Mudejar, y en alguna visita a Pirineos, si el tiempo no acompaña, puede ser un buen comodín para conocerla.
Un saludo.
Muy buena descripción de la Ruta. Aunque en la sierra de la Virgen que pertenece al Sistema Ibérico Zaragozano hay una cima más alta que el Pico del Rayo, que es el Pico Cabrera con 1.433m.
ResponderEliminarHola Miguel.
EliminarPues lleva razón y además una zona bien maja, la del Pico Cabrera, con el alcornocal de Sestrica.
Un saludo