Hace
unos años estuve realizando una larga circular por la zona, ahora, me
apetece enseñar un parte de ella a la familia y a unos amigos, así
que nos vamos para Martín del Río, aunque en vez de empezar en esta
población, para evitar un largo tramo de pista que no aporta nada,
nos acercamos en coche hasta el embalse de Las Parras,
construido en el año 2014, con una capacidad de 5,8 Hm³, que dejo bajo sus aguas la aldea o barrio de El Pajazo, dependiente del
Martín del Río.
Cerca
de la cola del embalse, la pista muere, por lo que aparcamos los
vehículos e iniciamos el recorrido, caminando por un sendero que
baja hasta colocarnos a la altura del agua, donde continuamos unos
metros por terreno llano, para acto seguido, remontar los metros
perdidos con la mirada puesta en la hoz que conforman el paraje de
los Hocinos, atravesado por el río Las Parras, que desemboca en el
embalse formando una preciosa cascada de 14 metros (rápel de 20 m.),
conocida como el Salto de El Pajazo, que observamos desde el
mirador colocado sobre ella, aunque se apreciaría mucho mejor
bajando hasta el cauce del río por la margen derecha del embalse
(orográfica), pero para ello es necesario ir en coche.
Después,
regresamos al sendero acondicionado en este tramo con barandilla,
por el que en suave descenso nos adentramos en la hoz,
en el paraje del hocino de El Pajazo, que atravesamos por un bonito
sendero que discurre pegado al cauce del río, en el que vamos
cambiando de margen cruzando por sendos puentes de madera, hasta
alcanzar un punto en el que el río se ensancha, inundando el
sendero, que salvamos caminando sobre las aguas del río, por una
sucesión de peldaños metálicos y una sirga a modo de pasamanos,
por el que cómodamente evitamos mojarnos los pies.
Siguiendo
por la margen izquierda, alcanzamos un tercer puente, donde el GR.262 se dirige por la margen derecha
a las Parras de Martín, pero que nosotros obviaremos por el momento, para adentrarnos en el Hocino de Las Palomas, no sin antes
echar una mirada atrás, para contemplar la impresionante muralla
natural que conforman el hocino de El Pajazo, rota tan solo por el
transcurrir del río Las Parras.
Dicho
y hecho, abandonamos el sendero principal, para continuar remontando el río Las
Parras por su margen izquierda, por un bonito sendero que tras pasar
bajo un arco de toba, nos lleva pegados a la pared rocosa, que da
paso a una preciosa garganta acondicionada con una larga pasarela,
que nos va acercando hasta el Pozo de Las Palomas, por la que vamos
caminando pausadamente, disfrutando de los detalles que nos ofrece el
río y su entorno, en el que contemplamos entre el ramaje, un bonito
ejemplar macho de lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), un pájaro
insectívoro muy ligados a los cursos fluviales (gracias Javier).
En
apenas media hora, llegamos al final del hocino de Las Palomas, que
debe su nombre a la espectacular cueva de toba, en la que anidaban
las palomas y en la antigüedad, los habitantes de la zona venían a
recoger la “palomina”, para utilizarla como abono en el campo, aunque lo que más llama la atención, es la cascada que hay en su interior, conocida como
el Pozo de Las Palomas, que al igual que la cascada del Pajazo, está
equipada para ser rapelada (rápel de 15m.), ya que este es uno de
los pocos barrancos de la zona, que llevan agua.
|
En el embalse de las Parras, iniciamos el recorrido bajando por un sendero, con la vista puesta en la hoz |
|
Que atraviesa el río Las Parras, que al desembocar en el embalse, forma el salto de El Pajazo |
|
Después, regresamos al sendero, para continuar por un tramo acondicionado con barandilla |
|
Por el que bajamos hasta adentrarnos en la hoz, en el paraje de el Hocino del Pajazo, que atravesamos |
|
Pegados al cauce del río Las Parras, que vamos sorteando pasando por sendos puentes, hasta que el río |
|
Inunda el sendero, situación que salvamos caminando por unos peldaños y una sirga, a modo de pasamanos |
|
Siguiendo el sendero, llegamos a un tercer puente, donde dejamos el GR.262 que va a las Parras del Martín |
|
No sin antes echar una mirada atrás, para disfrutar de la muralla natural que conforma el Hocino de el Pajazo |
|
Para acto seguido, seguir remontando el río Las Parras, pasando bajo un arco de toba |
|
Por un bonito sendero que nos lleva pegados a la pared rocosa, donde nos adentramos |
|
En el Hocino de las Palomas, una preciosa garganta acondicionada con una larga pasarela de madera |
|
Por la que avanzamos pausadamente, disfrutando de los detalles que nos ofrece el río |
|
Y su entorno, en el que vemos un bonito ejemplar de lavandera cascadeña |
|
Media hora después, llegamos al final del Hocino de las Palomas, que debe su nombre a la cueva de toba |
|
En cuyo interior el río Las Parras, forma una preciosa cascada, conocida como el Pozo de las Palomas |
En la cueva de Las Palomas, el camino muere, así que ahora regresamos sobre nuestros pasos caminando por la pasarela volada, atravesando este bello estrangulamiento rocoso u hocino, disfrutando de los detalles que nos ofrece el río y las montañas en forma de afiladas agujas, hasta alcanzar el puente, donde esta vez sí, pasamos a la margen derecha del río Las Parras, para acometer la subida más dura de todo el recorrido, por un amplio camino que nos aleja del curso del río, con los espectaculares plegamientos que conforman la parte más occidental de la sierra de Sant Just, a nuestra espalda.
Poco
a poco vamos ganando desnivel, a media subida, nos detenemos un
instante para contemplar desde la lejanía, una curiosa acumulación
de toba y travertino, que destaca por su color rojizo sobre la
caliza, formada por la deposición del carbonato cálcico que
transporta el agua sobre restos orgánicos y vegetales, en el que
vemos como varias de sus oquedades, han sido aprovechadas para la construcción de apriscos ganaderos.
Antes de continuar, me acerco un instante al borde del cortado, desde el que observo por última vez el hocino de Las Palomas. Luego, seguimos subiendo
hasta llegar a lo alto del cerro, donde iniciamos un largo descenso
hacia el fondo del valle, en el que rápidamente el camino que
seguimos se bifurca en dos, teniendo la posibilidad de ir de forma
directa por sendero a las Parras de Martín, o dar un pequeño rodeo
para bajar hasta la fuente del Batán.
Como
la anterior vez que estuve, nos la pasamos de largo, hoy es buen día
para visitarla, así que seguimos por el camino que baja hasta el
cauce del río, pero unos metros antes de llegar, tomamos a mano
derecha un camino secundario, donde la tierra es sustituida por la hierva que
amortigua nuestros pasos, observando como en lo alto de un cerro,
se ubica la necrópolis rupestre de Las Artizuelas, en la que hay
varias tumbas escavadas en la roca, que no visitaremos, ya
que hay una larga subida que es mejor hacerla en coche.
Tras
pasar junto a los restos de lo que parece un "molino", llegamos a la
fuente del Batán, que para el caudal que lleva el río, mana en cantidad y bien fresquita, por lo que aprovechamos para echar un trago. Luego, seguimos pegados a la margen derecha, hasta enlazar con el camino
por el que vamos remontando el río, localizando un tronco que sirve de puente, que no ofrece mucha seguridad, pero como cubre poco, nos aventuramos a cruzar el río por el, consiguiéndolo con mayor o menor dificultad.
Una
vez en la margen izquierda, abandonamos la compañía del río, para conectar con una pista asfaltada por la que circunvalamos la población
de Las Parras de Martín, que a estas horas cercanas a la comida, se
encuentra sumida en un sepulcral silencio, que nosotros intentaremos
romper a la vuelta para tomar un café en el bar, mientras ponemos la vista en las montañas en las que se encierra nuestra próximo objetivo, El Chorredero.
|
Desde la cueva de las Palomas, regresamos sobre nuestros pasos por la pasarela volada |
|
Observando los detalles que nos ofrece el río |
|
Y las montañas adyacentes, en forma de afiladas agujas, hasta llegar al puente, donde esta vez |
|
Cruzamos a la margen derecha, para afrontar la subida más dura, con los plegamientos de la sierra de Sant Just a la espalda |
|
Deteniéndonos a mitad subida, para ver una acumulación de toba y travertino, aprovechada como apriscos |
|
Acercándome al borde de un cortado, para ver por última vez el Hocino de Las Palomas |
|
Para acto seguido, continuar subiendo hasta lo alto de un cerro, donde iniciamos un largo descenso |
|
Hacia el fondo del valle, en el que rápidamente el camino se bifurca en dos, tomando el ramal que baja al río |
|
Pero unos metros antes de llegar, cogemos un camino secundario a mano derecha |
|
En el que vemos en lo alto de un cerro, la necrópolis rupestre de las Artizuelas |
|
Nada más pasar los restos de un "molino", llegamos a la fuente del Batán, en las que nos refrescamos |
|
Luego, caminamos pegados al curso del río, hasta enlazar con el camino, por el que avanzamos |
|
Hasta localizar un tronco que hace de puente, por el que cruzamos a la margen derecha |
|
Para conectar con una pista asfaltada, por la que circunvalamos la población de Las Parras de Martín |
|
Mientras ponemos la mirada en las montañas, en las que se ubica nuestro siguiente objetivo, El Chorredero |
Ahora,
salimos por la pista a la carretera que une Las Parras de Martín
con Cervera del Rincón, que recorremos durante un kilómetro,
atentos al entorno que siempre puede depararnos alguna sorpresa, aunque estemos caminando por la carretera, esfuerzo que finalmente se
ve recompensando, cuando pasamos junto a los corrales de Aguzadera,
donde en un cerro colindante vemos un grupo de cabras montesas, que
observan nuestros movimientos.
En
apenas un cuarto de hora, abandonamos la carretera para tomar a mano
derecha un sendero perfectamente señalizado, por el que siguiendo
las marcas blanca y rojas del GR.262, nos dirigimos dirección Sur
hacia El Chorredero, por un bello camino rodeado de un bosque de
ribera, en el que la mayoría de los chopos todavía no tienen hoja,
a pesar de que ya ha entrado la primavera.
Siguiendo
el curso del río Torrijos, cruzamos por una pasarela hormigonada a la margen derecha,
avanzando pausadamente disfrutando del entorno que conforma el río,
observando los detalles mientras paseamos por un delicioso camino
herboso, que en sus metros finales se transforma en un sendero, por
el que llegamos al bucólico rincón que conforma El Chorredero, una
sucesión de cinco saltos o “chorros”, por los que el agua se
precipita escalonadamente, desde lo alto de una plataforma tobácea
hasta la base de los cortados calcáreos.
Al
lado del Chorredero, hay una mesa de pícnic en la que vamos a comer,
mientras preparan la mesa, nos acercamos un momento hasta el inicio del
GR.262 y para ello, cogemos un sendero por el que vamos subiendo
observando los pliegues en las montañas que nos rodean (que a la
vuelta apreciaremos mejor saliendo del recorrido habitual para coger
altura), hasta llegar a la cueva de El Chorredero, una pequeña oquedad
natural reutilizada como aprisco ganadero.
Luego, continuamos subiendo por el sendero que une la cueva de El Chorredero con otra cueva (rebautizada como Cueva de las Brujas, aunque en la zona no se la conoce así), de origen natural pero de mayores dimensiones, que comprobamos al atravesar la fachada principal construida en piedra tosca, utilizada también como corral pero más humanizado, ya que cuenta con un par de ventanales y una especie de chimenea en el techo, que según comentan en el blog Las Parras de Martín, podría tratarse de un antiguo molino árabe
De vuelta al
sendero, este se convierte en un bonito camino de herradura, abierto
entre la blanca roca carbonatada, por el que pasamos junto a una acequia
escavada a mediados del siglo pasado, que ya investigamos la vez
anterior, mientras acometemos los últimos metros de la
subida, hasta llegar al Km 0 del GR.262, situado en la Era de las
Brujas, que según cuenta la tradición oral de la zona, era el lugar
donde se conjuraban o reunían las brujas, en el que hacemos unas fotografías y regresamos a El Chorredero, para dar cuenta
de los bocadillos de tortilla de patata que hemos traído.
|
Ahora, salimos a la carretera por la que caminamos un kilómetro, pasando junto a los corrales Aguzadera |
|
Donde en un cerro cercano, vemos un grupo de cabras montesas |
|
Unos metros más adelante, dejamos la carretera, para tomar a mano derecha el camino que nos conduce |
|
Hacia el Chorredero, pegados al cauce del río Torrijos, rodeado de un bosque de ribera |
|
Que cruzamos para continuar avanzando, disfrutando del entorno |
|
Y de los detalles que ofrece el río |
|
Hasta llegar al bucólico rincón que conforma El Chorredero, donde paramos a comer |
|
Mientras preparan la mesa, nos acercamos a visitar el km.0 del GR.262, para lo cual tomamos un sendero |
|
Por el que vamos subiendo, observando los pliegues en las montañas, hasta llegar |
|
A la cueva de El Chorredero, una pequeña oquedad natural, utilizada como aprisco ganadero |
|
Y unos metros más arriba, llegamos a una cueva de mayores dimensiones |
|
Para acto seguido, continuar por un camino de herradura abierto en la roca |
|
Por el que llegamos a la Era de las Brujas, donde se ubica el km.0 del GR.262 |
|
Tras realizar unas fotografías, regresamos por el camino de herradura |
|
Hasta la zona de El Chorredero, donde comemos (fotografía sacada de Zancadas Ligeras) |
Después
de comer, recogemos todo e iniciamos el camino de regreso por el
mismo itinerario, disfrutando de este bello bosque de ribera que se
ha formado en torno al río Torrijo, echando una mirada atrás para observar el emplazamiento en el que se ubica el molino, para acto seguido, continuar caminando hasta salir a la carretera, por la que avanzamos charrando hasta localizar unas curiosas rocas blanquecinas, que no logramos identificar desde la distancia.
Como
me pica la curiosidad y tenía que subir para ganar perspectiva sobre
la zona de El Chorredero, cámara en mano me acerco a las rocas,
aunque como estoy pez en geología no consigo identificarlas, así que subo unos metros más hasta lograr una buena panorámica sobre la zona, que es realmente espectacular!
Sin
apenas detenerme, desciendo hasta la carretera y cerca de Las Parras
de Martín, cojo al grupo que había seguido a su marcha. Una vez reagrupados, caminamos hasta llegar a las Parras de Martín, donde disfrutamos de una bellas vistas a la hoz, en la que se sitúa el paraje de los Hocinos ya con los almendros en flor, hasta adentrarnos en la población por la que callejeamos en busca del bar, que a estas horas se encuentra cerrado.
Antes de marcharnos, rellenamos las botellas en la fuente de la plaza, y, salimos al camino donde esta
vez, obviamos el ramal que baja hasta la fuente del Batán, para
coger el sendero por el que siguiendo las marcas del GR.262, llegamos
hasta lo alto del cerro e iniciamos el descenso, hacia la
espectacular garganta que conforma el hocino de El Pajazo, donde el río
Las Parras discurre entre unas verticales e impresionantes paredes, en el que las capas rocosas ofrecen afilados contornos.
Una
vez en el cauce del río, lo cruzamos por el puente y nos adentramos
en el hocino de El Pajazo, para transitar por el disfrutando de este
bello entorno, hasta que el río Las Parras desemboca en el embalse
de Las Parras, formando el Salto de El Pajazo, que indica que este
sencillo recorrido está llegando a su fin, donde rodeamos la cola del embalse hasta llegar a
los coches, dando por finalizado este bello recorrido.
|
Después de comer, iniciamos el regreso por el mismo itinerario, disfrutando del bosque de ribera |
|
Y echando una mirada atrás, para observar la ubicación en la que se encuentra el molino |
|
Hasta salir a la carretera, desde la que localizamos unas curiosas rocas blanquecinas |
|
A las que me acerco y ya de paso, consigo una bonita panorámica de la zona |
|
Una vez reagrupados, llegamos a las Parras de Martín, donde disfrutamos de unas bellas vistas a la hoz |
|
Hasta adentrarnos en la población, en busca del bar, que se encuentra cerrado |
|
Tras rellenar las botellas en la fuente de la plaza, salimos al camino |
|
Donde dejamos el ramal que baja a la fuente del Batán, para coger el sendero |
|
Por el que siguiendo las marcas del GR.262, llegamos a lo alto del cerro e iniciamos el descenso |
|
Hacia el Hocino de El Pajazo, donde el río Las Parras discurre entre paredes verticales |
|
En el que las capas rocosas ofrecen afilados contornos, en el que sobreviven algunos árboles |
|
Una vez en el cauce del río, nos adentramos en el hocino |
|
Salvamos el cauce por el paso equipado con peldaños y puentes de madera |
|
Para continuar por la margen derecha |
|
Hasta salir al embalse de Las Parras, donde finalizamos el recorrido |
Bonito recorrido, y bastante cerca de Zaragoza, habrá que copiarlo para después del confinamiento.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Ángel.
EliminarSi, en una hora se llega sin problemas, y está muy bien para hacerla con la familia. Además te recomiendo hacer también que hagas el hocino de la Rambla, que está a un kilómetro más o menos de la presa. Lo mejor es hacer tres pequeños recorridos y hacer lo tramos de enlace con el coche. 1. Hocino de la Rambla (ida y vuelta) 2. Del Salto El Pajazo a Las Parras de Martín. 3. El Chorredero.
Un saludo
Son espectaculares estos escenarios calizos de gran talla. La soledad que en ellos se respira no tiene comparación con otras rutas pirenaicas tan transitadas. Has captado con todo lujo de detalles una zona tan dejada de la mano de dios, llena de ilusiones geológicas donde la vida es cada día mas complicada.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Javier.
EliminarSi, las hoces son impresionantes, son cortas pero verticales!. De las seis o siete veces que habré estado por la zona, salvo en una, en el resto no nos encontramos con nadie, pueblos pequeños y parajes solitarios.
Un saludo
Que tal Eduardo =)
ResponderEliminarVaya parajes más bonitos y solitarios. Zonas a tener en cuenta para un futuro cercano jejj
Saludos
Hola Oscar.
EliminarSi, está no es una zona de montañas, pero si repleto de parajes preciosos!. Sin duda merece la pena venir y pasar unos días.
Un saludo
¡Hola Eduardo!
ResponderEliminarUna gran idea la del segundo aniversario en estos momentos de confinamiento.
¡Joder qué lejos nos queda eso! Cuando nosotros bajamos por allá abajo lo hacemos buscando un pack con tres o cuatro actividades y así nos dá menos pereza. Esta será una de la próxima.
Ya nos queda menos.
¡Que vaya bueno.
Hola Mariano.
EliminarSi, desde Sabiñánigo queda a desmano, pero como bien dices, planeándolo bien, se puede venir a pasar unos días. De este GR.262, se pueden sacar unas cuantas rutas, los tramos vamos que van de Alcaine a Obón y Obón a Peñas Royas, están muy bien. Luego está la circular a la Muela de Moltalbán y de allí hacía Aliaga, que han arreglado varios senderos bastante chulos.
Un saludo
Hola Eduardo.
ResponderEliminarQué bonitas esos estrechos, grutas y como molan las rutas con arroyos por todos los lado. El toque pasarelas, incluso esas oquedades hará que puedas atravesar esos estrechos, y me han encantado esas oquedades de travertino usadas por el hombre de antaño.
Lo que se ve espectacular es el despliegue geológico de esta comarca, que algo conozco pues hace unos años me fui unos días a Aliaga, y conocí varias cosas como la Central Térmica, la Hoz Mala, el Guadalope, los Órganos de Montoro, etc.....
Ah, decirte que un conocido al que le enseñé la foto que me mandaste me dijo que esas rocas blanquecinas a lo mejor podían ser domos salinos.
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarSi, es una zona que tiene muchos rincones llenos de encanto, en forma de hocinos, cuevas y formaciones rocosas, además de estar bañada por tres ríos (Toriijos, Las Parras y Martín). Si este te ha gustado, el hocino de la Rambla, que esta a un par de kilómetros, es aún más espectacular!
La zona del Parque Geológico de Aliaga, también es muy bonita e interesante. El problema es que, hasta hace unos años, aquello era muy de ver pero poco de patear, pero ahora poco a poco, han ido haciendo senderos, equipando algunos tramos y ha quedado la mar de chulo. En cuanto se vaya el confinamiento, es una de las zonas a las que quiero regresar.
Lo de las rocas, no tengo ni idea, he investigado y no me ha quedado nada claro, le pregunté al del blog Las Parras de Martín y estoy esperando su contestación, a ver si puedo sacar algo en claro. Ya te contaré.
Gracias por todo!
Hola Eduardo!!! Me encantan este tipo de parajes encañonados que nos muestras. Me apunto tu propuesta para cuando me decida visitar esa zona de nuevo. Hace bastantes años, estuve varios días haciendo algunas rutas del Parque Cultural del Río Martín; me gustó mucho y en varias ocasiones he pensado en volver.
ResponderEliminarGracias por compartirla
Saludos
Hola Casiaventurilla.
EliminarSi, esa zona también está muy bien, tiene zonas curiosas como el barranco de Valdoria o los Estrechos. Si te gustan este tipo de parajes, como comento arriba, es interesante el hocino de la Rambla, eso si, a esta zona mejor venir a principios de primavera o en otoño, en verano hace muchísimo calor.
Un saludo
Hola Eduardo,
ResponderEliminarMuy interesante esta ruta, donde los paredones y el agua son los principales protagonistas.
A mi siempre me han gustado las rutas que van encañonadas, la sensación de estar bajo tales paredones, donde van apareciendo cuevas y saltos de agua es una pasada.
Salud y montaña.
Hola David.
EliminarEs un recorrido sencillo pero muy vistoso, esta zona es características por este tipo de hoces, de hecho unos kilómetros más arriba (Aliaga), es Parque Geológico.
Un saludo