Con sus 2886 metros, el pico Collarada, es la máxima altura de la Comarca de la Jacetanía y la más representativa del macizo de Collarada, que forma parte del dominio geológico de las sierras interiores, constituido principalmente por calizas, cuya disolución generada por el agua, ha originado un modelado kárstico.
En su falda Oeste, se localiza la cueva de las Güixas, una oquedad con un desarrollo de más de
1.800 metros, repartidos en tres niveles de cavidades, formada por la
disolución ahondada en roca caliza, que se comenzó a formar durante
las últimas glaciaciones del Cuaternario.
El 16 de septiembre de
1929, se abrió de cara al público, cerrándose su acceso en varias
ocasiones, hasta que, en el año 1996 se reabre
definitivamente, pudiéndose ver mediante visita guiada, que es la opción que elegimos esta tarde, donde alargaremos la visita, intentando localizar el dolmen de las Güixas
Para
la jornada de hoy, tenía previsto realizar una larga actividad, pero
el día no acompaña, y en el aparcamiento me he tenido que dar
media vuelta, dejándola para otro día.
Ya
por la tarde, aprovechamos para realizar una visita cultura, así que
desde Jaca nos acercamos hasta la población de Villanúa, donde
vamos a visitar la cueva de las Güixas, en la que previamente hemos
reservado plaza, a través de su página web.
En
el aparcamiento que hay nada más pasar el río Aragón, dejamos el
coche, caminamos unos metros hasta llegar al centro de interpretación
“Subterránea”, donde confirmamos la reserva, y nos comentan que
se han cancelado varias reservas, así que hoy tendremos una guía en exclusiva para nosotros.
Antes
de comenzar la visita, nos damos una vuelta por la planta principal,
donde a modo de paneles, podemos ver diferente información acerca de
Villanúa. Después, descendemos por una rampa hasta el sótano,
donde se ha construido una réplica de la cueva original, en el que a
modo de audiovisuales y animaciones, nos dan a conocer, detalles de
la cueva.
Finalizado,
salimos al exterior, mientras la guía cierra el edificio, nosotros
nos adelantamos; cogemos el camino empedrado, que pasa junto al
centro de interpretación, por el que vamos ganando suavemente
desnivel, dejando atrás Villanuá, tomando de referencias las marcas
blancas y rojas del GR.65.3, que comparte recorrido en este tramo,
con el Camino de Santiago.
Dirección
Norte/Este, llegamos al punto más elevado del recorrido, el
empedrado da paso a la tierra, por la que continuamos paseando, por
un amplio camino acondicionado con barandilla, por el que vamos
paralelos al cauce del río Aragón, cuyas aguas discurren
pausadamente más abajo, represadas para el aprovechamiento de la
central hidroeléctrica de Villanúa, disfrutando de las vistas, en
la que despuntan algunas de las cimas, que conforman el Valle del
Aragón, aunque la que más destaca es La Raca.
En
apenas doscientos metros, alcanzamos el desvío hacia la cueva de las
Güixas, donde abandonamos el camino principal, y tomamos un corto
tramo de escaleras, por el que rápidamente llegamos a la entrada de
la cueva, que se encuentra cerrada.
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En el aparcamiento, vamos al centro de interpretación "Subterránea", en la que vemos una réplica de la cueva |
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Luego, salimos al exterior y nos vamos a un camino que pasa al lado, en el que hay varios paneles |
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Donde continuamos tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.65.3 |
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Una vez en el punto más elevado, el empedrado da paso a la tierra, por el que avanzamos |
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Paralelos al río Aragón, disfrutando de las vistas
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Hasta llegar al desvío de la cueva de las Güixas |
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A la que accedemos subiendo por las escaleras |
Permanecemos
unos minutos en la entrada, hasta que llega la guía. Después, accedemos al interior, donde la temperatura baja notablemente; nos
abrigamos, mientras nos adentramos en la cueva, por una pasarela que
nos lleva pegados al cauce seco del río, que atraviesa la cavidad
principal, y que se activa en época de deshielo o después de
fuertes tormentas, saliendo al exterior por la puerta en forma de
torrente.
Avanzamos unos metros, hasta la chimenea que comunica la cueva con el
exterior, generada por el colapso del techo de la cueva al quedarse
sin sustento, cayendo por su propio peso, y en el que cuenta la leyenda, que en noches de luna llena, las mujeres de Villanúa se
reunían para celebrar sus aquelarres; cuando la luna se observaba
desde la chimenea, estás se desnudaban para darse baños de luna,
permaneciendo siempre jóvenes y bellas.
Si
hasta el momento nos está pareciendo una visita muy agradable,
gracias a las explicaciones de la guía, y que la estamos visitando
en total soledad, al entrar en la sala principal, conocida como “La
Catedral”, nos quedamos embelesados, ante tanta grandiosidad, con
una sala de casi 20 metros de altura, cubierta de estalactitas,
estalagmitas, columnas y gours, que gota a gota se han ido formando a lo largo de los siglos, dando forma a esta infinidad de estructuras
calcáreas, que si la acción del hombre deja, seguirán
evolucionando, dado que la cueva sigue activa.
Para
disfrutar más de cerca de la sala, accedemos por una escalinata a la
parte superior, desde la que obtenemos una perspectiva diferente, y
en la que observamos en la pared, las inscripciones realizadas por
los soldados en la guerra civil española, ya que la cueva fue
utilizada como calabozo, aunque desde el Neolítico hasta el año 300
d. C, ha sido refugio para distintos grupos humanos.
En
la actualidad, los únicos moradores de la cueva, es una colonia de
unos 500 murciélagos, en el que se han contabilizado hasta ocho
especies diferentes, que habitan en un espacio reservado de la cueva,
que no es visitable, para la preservación de estos mamíferos
voladores, que hacen que la cueva, este catalogada como Lugar de
Interés Comunitario (L.I.C) dentro de la Red Natura 2.000.
Por
otro tramo de escalinatas, descendemos hasta la base de “La
Catedral”, donde echamos un último vistazo a la sala, y
retrocedemos sobre nuestros pasos hasta la salida de la cueva, donde
damos por finalizada la visita a la Cueva de las Güixas.
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Antes de acceder al interior de la cueva nos abrigos, luego, caminamos por una pasarela |
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Que nos lleva pegados a un río, por el que llegamos a la chimenea, que conecta la cueva con el exterior
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Unos metros más adelante, alcanzamos la sala principal conocida como "La Catedral" |
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Donde el agua gota a gota y con el transcurso de los años |
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Ha formado un sinfín de estalactitas, estalagmitas, columnas y gours |
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Para disfrutar desde otra perspectiva, subimos por una escalinata a la parte superior de la galería, en la que hay |
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Una galería en la habitan murciélagos, que no se puede acceder e inscripciones de presos, de la guerra civil |
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Una vez visitada, regresamos sobre nuestros pasos, finalizando la visita |
Nos despedimos de la guía, que nos ha ofrecido una visita, amena y enriquecedora. Como vemos que el tiempo aguanta, y aun nos queda más de una hora de luz, decidimos alargar el recorrido, hasta el cercano dolmen de las Güixas, que no debe andar muy lejos, aunque la guía nos ha comentado que no se encuentra señalizado.
Dicho y hecho, descendemos por las escaleras hasta el camino principal, por el que continuamos dirección Norte/Este paralelos al río Aragón, alternando tramos de amplio camino despojados de vegetación, con otros de sendero rodeados de boj, por el que llegamos hasta una encrucijada de itinerarios, en el que no se indica la ubicación del dolmen.
Como imaginamos que no debe estar lejos de donde nos hayamos, indagamos en una y otra dirección. Al final, tomamos el “más razonable”, que es por el camino del medio, por el que seguimos andando durante cien metros, hasta llegar a la altura de una campa, donde se vislumbra un acceso obstruido intencionadamente con ramas, (imaginamos que será una propiedad privada …) en la que podemos ver en un lateral, el dolmen de las Güixas.
Con cuidado, accedemos a su interior, caminamos por la campa, hasta llegar a la altura del monumento megalítico del dolmen de las Güixas, de época Neo-Neolítica, del que podemos observar, como conserva la cámara funeraria completa, los monolitos laterales, y la cubierta, aunque el túmulo que la recubría está incompleto.
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Desde la cueva, descendemos al camino principal, donde alternamos zonas de poca vegetación |
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Con otras de un espeso bosque de boj |
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Hasta llegar a una encrucijada de itinerarios, donde cogemos el camino "del medio" |
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Por el que continuamos durante cien metros, hasta llegar a una campa obstruida en su acceso |
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En la que se ubica, el dolmen de las Güixas, que conserva la cámara funeraria completa |
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La cámara funeraria, los monolitos laterales y la cubierta, aunque el túmulo que la recubre está incompleto. |
Alegres
con el hallazgo, regresamos sobre nuestros pasos hasta el cruce de
itinerarios, donde tenemos la opción de alargar el recorrido, continuando por el
sendero de As Follas, realizando una interesante circular.
Como ya se hace tarde, y el cielo sigue amenazando lluvia, nosotros
decidimos regresar por el camino principal, echando de vez en cuando
una mirada al macizo de Collarada, cuya cima principal, permanece
tapada por la boira.
Chino
a chano, alcanzamos las postrimerías de Villanúa, donde no podemos
evitar echar un vistazo a las clásicas chimeneas, conocidas en el
pirineo como “chamineras”, que con su forma troncocónica, coronadas con una piedra en forma de objeto, que habitualmente suele
ser una cruz, se utilizaban para espantar a las brujas y los malos
espíritus, costumbre que se mantiene hasta nuestros días.
Tras
casi hora y media, llegamos al centro de interpretación, donde aprovechamos las últimas luces, para jugar a la rana en el río Aragón que baja muy menguado y hacer alguna fotografía, hasta bien entrada la noche.
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Una vez visitado, regresamos regresamos sobre nuestros pasos |
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Disfrutando de las vistas al macizo de Collarada |
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Cubierta por la boira |
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Hasta llegar a las estribaciones de Villanúa |
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Fijándonos en las curiosas chamineras |
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Tras casi hora y media, llegamos al centro de interpretación |
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Donde aprovechamos las últimas luces, para jugar a la rana en el río Aragón |
Hola Eduardo:
ResponderEliminarComo de costumbre otra gran excursión o salida con la familia, voy a tener que coger nota de esa gran variedad que nos trasmites en cada uno de tus artículos o entradas.
Por su entrada, nadie pensaría en la gran belleza de esa cueva y eso es lo que hace grande a este sitio y a muchos otros, que sin esperártelo, te sorprende continuamente.
Felicidades compañero. Saludos.
Hola Eulogio.
EliminarPues si, una visita muy agradable para hacerla en familia. Antes de ir leí críticas de todos los tipos, así que fuimos "expectantes". Una vez visitada, fue todo un acierto, nos gusto mucho, y además al tener a la guía para nosotros solo, le dio un plus.
Si vas por la zona, no dudes en visitarla, además hay un pack, en el que se incluye la visita guiada a la estación de Canfranc, que resulta interesante, para el que no la conozca.
Un saludo.
Muy buena la opción elegida. Ideal para, en verano, huir del calor exterior al tiempo admira uno la maravilla de la naturaleza subterránea. Fue ésta una de las primeras cuevas que visité yo a mediados de los setenta. Claro que entonces entrabas rapelando, escalabas los muros interiores, te maravillabas con las salas a la luz de las lámparas de acetileno y alguna linterna y después salías ascendiendo por la cuerda a fuerza de brazos, que escalas no teníamos aún.
ResponderEliminarEn fin, un clásico que ahora, afortunadamente, se puede visitar en familia.
Salud y montaña.
Hola Carmar.
EliminarNo conocía de ti esta faceta de espeleólogo, desde luego no hay actividad montañera que se te resista. Sin duda aunque el acceso es más complicado, visitar la cueva en su estado natural, tiene que ser muy bonito y reconfortante.
A nosotros nos gusto mucho.
Un saludo.
Hola Eduardo! Visita 100% recomendable y muy didáctica, solo os faltó recorrer un nuevo caminito de menos de 500 metros que, bordeando el río por una pasarela construida sobre un antiguo azud, te lleva hasta el desagüe de la cueva.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Jorge.
EliminarA nosotros nos gusto mucho, y con la excusa de ver el desagüe de la cueva, ya tenemos excusa para volver.
Gracias por la información.
Un saludo.
Hola Eduardo.
ResponderEliminarCon lo que nos gustan las cuevas a nosotros, me apunto esta en la agenda como complemento a unos días por los Piris.
Un saludo.
Hola Toni.
EliminarPues si, es un buen complemento para finiquitar un día, o para esos días que sale malo. La cueva merece la pena y siempre se puede alargar dando una vuelta por la zona, que hay sitios bien majos en Villanúa.
Un saludo.