En la comarca del Alt Empordà, al noroeste de los Pirineos ampurdaneses, cerca de la frontera francesa, se encuentra la villa de Sant Llorenç de la Muga (muga, es sinónimo de frontera).
Rodeada de montañas, en el valle Alto de la Muga, está pequeña población, de algo más de 230 habitantes, sitúa su núcleo urbano, sobre lo que muy probablemente fue un importante asentamiento romano, junto a un meandro del río de La Muga, que, durante su corto recorrido (11 kilómetros), atraviesa el término municipal.
Ya, en el siglo X, aparece documentada bajo el nombre de Santi Laurenti de Sambuca y en la actualidad, mantiene en un perfecto estado de conservación, el recinto amurallado, que data de los siglos XIV-XV, así como la mayoría de las casas del casco antiguo, construidas en piedra.
Como es el tercer año, que, estamos de vacaciones por la Costa Brava, ya nos conocemos bastante bien, los principales lugares de interés. Ayer, mientras paseábamos por Figueres, entramos en una oficina de turismo, preguntamos por algún pueblo o paraje que se encuentre fuera de los más visitados y nos recomendamos, Sant Llorenç de la Muga, que se encuentra a unos 20 minutos en coche.
Así que, como por la mañana, hemos tenido sesión de playa, está tarde, nos vamos a conocer está pequeña villa medieval, donde dejamos la furgoneta, en un aparcamiento que hay situado a las afueras, junto al río La Muga, donde aprovecho que los chicos se hacen un poco el remolón, para bajar a su cauce, desde el que observo los sillares que componen el puente Vell, de origen gótico, construido entre los siglos XIV-XV, seccionado en tres arcos (los dos laterales de medio punto y el central rebajado), que junto con la masa boscosa coronada por la torre del Moros, conforman una fotografía de postal.
De vuelta al aparcamiento, comenzamos la visita caminando unos metros por la carretera, hasta acceder al núcleo urbano por la calle del Pont. atravesada por el Rec de Molí, un canal de riego construido en el siglo XVIII, para suministrar fuerza eléctrica al molino de harina, que, en este tramo pasa por un callejón, donde a estas horas el sol, forma unos bonitos contraluces, brillos y reflejos.
El canal, va en paralelo al trazado norte de la muralla, a la que accedemos a través del portal de Baix, que junto con el portal del Dalt y el portal del Mig o del río, conforman las tres puertas de entrada al recinto amurallado, donde aprovecho el arco de entrada, para fotografiar la Plaza de Baix con la torre del campanario de la iglesia de Sant Llorenç de la Muga, que utilizamos como faro, para llegar a la plaza Carles Camps, centro neurálgico de esta pequeña población, donde en el siglo XII se construyó este templo románico, que, a lo largo de diversas épocas ha sufrido varios añadidos, teniendo una planta poco convencional: dos naves, crucero y tres ábsides, junto al que se ubica la Casa Consistorial, que si bien, ocupa un edificio actual, se integra en la estructura del pueblo.
Aprovechando que hay una tienda, compramos unos helados. Mientras los chicos se lo comen sentados en un banco, damos un paseo a la sombra de los árboles, captando nuestra atención la fuente de Paula Armet, que cuenta con una ventana, desde la que fotografíanos la plaza Carles Camps, ingeniero industrial, catedrático de la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, poeta, escritor e hijo de Paula Armet, que pertenecía a una destacada familia de negociantes desde el siglo XVIII.
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Aparco la furgoneta junto al río la Muga, bajo a su cauce y contemplo el puente Vell |
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Con la torre dels Moros |
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Después, regreso al aparcamiento, caminamos unos metros por la carretera, hasta adentrarnos en el núcleo urbano |
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Por la calle del Pont, atravesada por el Rec de Molí, un canal de riego que alimentaba un molino de harina, que va paralelo a la muralla |
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Accesible a través de tres puertas, el portal del Dalt, el portal del Mig o del río y el portal del Baix |
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Desde el que fotografío la torre del campanario
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Que nos sirve de faro, para llegar a la plaza Carles Camps |
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En la que se ubica el templo románico de la iglesia de Sant Llorenç de la Muga |
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Compuesta por dos naves, crucero y tres ábsides |
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Junto a la que se encuentra la Casa Consistorial y una tienda, donde compramos unos helados |
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Y damos un paseo por la zona
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Captando nuestra atención, la fuente de Paula Armet, que, cuenta con una ventana |
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Desde la que fotografiamos la plaza, que lleva el nombre de su hijo |
Después, seguimos dando un paseo por el tramo amurallado del levante, situado junto a una zona de huertas, donde se eleva la torre d’en Farlingo, de planta circular, que debe su nombre al alias de Enric Lluis Muntada, alcalde de esta población en el inicio de la Guerra Civil. En un pequeño parque, los chicos se quedan pasando el rato, así que bajamos al cauce del río, desde el que obtenemos una bonita composición de las huertas con la iglesia, la zona amurallada y la torre dels Moros, donde, compruebo la cercanía del puente Vell, por el que paso a la otra orilla, para visitar la ermita Sant Andreu, un pequeño templo románico del siglo XVII.
De vuelta a la muralla, ahora, la recorremos en sentido contrario, fijándonos en una rueda de molino y en la fuente Pudosa, hasta llegar a la segunda puerta de entrada, el portal del Mig o del río, que atravesamos, para salir de nuevo a la plaza Carles Camps, donde callejeamos por las calles de Paula Armet y Girona, admirando las construcciones típicas de la zona, donde la piedra, es el principal elemento en las fachadas. Al llegar a la conjunción de ambas calles, alcanzamos la tercera puerta de acceso a la muralla, el portal de Dalt, que, al contrario que los dos anteriores, es accesible mediante una escalera de caracol, por la que subimos hasta arriba, para disfrutar de una bonita panorámica de esta localidad, en la que, por lo menos hoy, está muy tranquila, algo, que escenifica a la perfección un gato, que dormita en un macetero.
Unos metros más adelante, la calle Girona da paso a la calle del Barri, qué, desemboca en el parque de Pep, en el que vemos la réplica de una noria, que servía para regar los huertos situados por encima del nivel del canal de riego, además del castillo de Sant Llorenç, construido en entre los siglos XII-XIII, del que se conserva la torre del homenaje de planta cuadrada y una torre semicircular.
Investigando un poco por el entorno, descubrimos unas pasarelas que van por el paseo Sant Antoni. Mirando en la red, observo que se puede trazar una circular, de unos tres kilómetros, que va hasta la ermita de San Antoni y luego, sube hasta la torre de vigilancia, pero, como los chicos ya están cansados, decidimos dar por finalizada la visita, así que regresamos al aparcamiento, disfrutando de los principales monumentos, hasta alcanzar la furgoneta, donde nos vamos a Figueres a cenar, que nos lo hemos ganado.
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Después, seguimos dando un paseo por el tramo amurallado del Levante |
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En el que se eleva la torre d'en Farlingo, de planta circular |
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Y desde la cual, bajamos al cauce del río, donde obtenemos una bonita visión de la zona amurallada y la iglesia |
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Donde compruebo la cercanía del puente Vell |
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Por el que cruzo a la otra orilla, en la que se ubica la ermita románica de Sant Andreu |
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De vuelta a la muralla, ahora, la recorremos en sentido inverso, fijándonos en los detalles, como la fuente Pudosa |
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O en una rueda de molino |
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Donde callejeamos por las calles Paula Armet y Girona, hasta alcanzar la confluencia de ambas calles |
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En la que se ubica la tercera puerta de acceso, el portal de Dalt, accesible mediante una escalera de caracol |
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Por la que subimos hasta arriba, para disfrutar de las vistas, de está tranquila población |
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Algo, que escenifica a la perfección, un gato que dormita en un macetero |
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Unos metros más adelante, llegamos al parque de Pep, en el que vemos la réplica de una noria |
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Además de los restos del castillo de Sant Llorenç, del que se conserva la torre del homenaje y otra semicircular |
Un bonito pueblo al que te aconsejaron visitar y bien creo que mereció la pena recorrer los kilómetros y perder el tiempo que duro su visita.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Tomás.
EliminarNo entraba dentro de nuestros planes, pero fue todo un acierto. Por eso, siempre nos gusta entrar en las oficinas de turismo, por si, se nos escapa algo.
Un saludo
Un pueblo bellísimo.Saludos
ResponderEliminarAsí es Charo.
EliminarUn saludo
Además de lo interesante que se ve el pueblo. Hay una extraordinaria vegetación.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola.
EliminarAsí es, es una zona con mucha vegetación, nos quedamos con ganas de hacer la ruta del río y subir a la torre, hubiese estado genial.
Un saludo
Estuve en la parte de Gerona, pasado unos días de vacaciones, pero en la costa. Tan sólo las excursiones que hice, fueron a otros pueblos costeros y a su capital.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola.
EliminarLo primero, darte la bienvenida al blog. A nosotros nos encanta la Costa Brava, porque en muy pocos kilómetros, puedes disfrutar del mar y la montaña.
Pueblos costeros conocemos unos cuantos, lo que nunca hemos estado, ha sido en la ciudad, es una de las asignaturas pendientes.
Un saludo
Bonito pueblo y buenas fotos. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Guillermo, si no lo conoces, merece la pena.
EliminarUn saludo
¡Que tal Eduardo!
ResponderEliminarLas visitas a pueblos con encanto también tienen su recompensa espiritual, no solo de montaña vive el hombre.
Precioso pueblo y reportaje fotográfico estupendo.
Saludos
Hola Ángel.
EliminarSi, nosotros siempre combinamos la naturaleza con la cultura, lo que pasa, es que, no suelo publicarlo en el blog, es un apartado que tengo algo olvidado.
El pueblo si no lo conoces, merece la pena, además, hay unos cuantos más por la zona, que tiene muchas posibilidades, tanto en plan senderista como cultural.
Un saludo
Vaya chulada de pueblo. Qué gusto da cuando una población se vuelca en la conservación e identidad de su pueblo. Me ha gustado todo, pero, quiero destacar por nostalgia, esa fuente de hierro fundido que es una pasada. Muy guapo todo Eduardo.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Javier.
EliminarFue todo un descubrimiento, mira que hemos estado veces por la zona, y no sabíamos de la existencia. La verdad es que en esta zona, los pueblos están muy bien conservados y limpios, aunque en los últimos años, los edificios públicos, los han llenado de banderas y símbolos, que sin posicionarme a favor o en contra, me parece que no es el lugar para ello, porque si cada uno que reclama hace lo mismo, faltarían edificios.
La fuente, a mí también me llamo la atención, por eso la fotografié, es una chulada.
Un saludo