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lunes, 20 de junio de 2016

Itinearios 1 y 15 Zona Volcànica de la Garrotxa (Volcán del Croscat, Volcán Santa Margarida y La Fageda d'en Jordà)





Nuestra primera parte de las vacaciones, va llegando a su fin, pero aún nos quedan un par de días, que tenemos que aprovechar al máximo.

Hace unos días visitamos la villa medieval de Besalú, y hoy en solitario, me acerco hasta la población de Olot, incluida dentro del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, que cuenta con una cuarentena de volcanes, y más de veinte coladas de lava.

Para recorrerlo, existen veintiocho itinerarios balizados, de los que he elegido los itinerarios 1 y 15, que me permitirán visitar los volcanes del Croscat y Santa Margarida, además del bosque de la Fageda d’en Jordá. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Como el día promete ser caluroso, madrugo, y enseguida me acerco hasta la población de Figueres, desde allí tomo la N-260,que unos kilómetros más adelante se transforma en la A-26,por la que continúo hasta la población de Olot.

Una vez en dicha población, giro a la izquierda, paso junto a una gasolinera de BP, y prosigo por la carretera comarcal GI-524, hacia Santa Pau. Sobre el km.4, alcanzo el aparcamiento de pago de Can Serra, donde dejo la furgoneta, y me acerco caminando hasta el área de servicios, donde aprovecho para detenerme un momento y refrescarme.

Después, avanzo hasta un cruce de caminos, desde el que parten varios itinerarios balizados, y siguiendo el plan trazado, tomo el camino por el que discurre, el itinerario nº 1, por el que continúo durante unos metros, hasta llegar al inicio de un sendero, perfectamente marcado en su entrada, por el que me dirijo hacia el volcán del Croscat, por un espeso bosque de encinas, y hayas.

De vez en cuando, el sendero se bifurca en dos, al estar perfectamente señalizado, avanzo con rapidez, y en poco más de quince minutos, tras un giro a la izquierda, enlazo con una pista asfaltada, por la que continúo dirección NE , hasta alcanzar el Pla de Maçandell, donde la vegetación desaparece, y desde el que comienzo a tener una amplia panorámica del primero objetivo del día, el volcán del Croscat.

Inicio del recorrido, me adentro en un bonito bosque de encinas, y hayas


Saliendo del bosque, y enlazando con la pista asfaltada


El volcán del Croscat desde el Pla de Maçandell











En este punto, el asfalto da paso a la tierra, de un color rojizo, producido por la oxidación del hierro, que junto al verde de los campos adyacentes, y las coladas de lava, le dan un toque especial.

Poco a poco, voy rodeando la base del volcán, la mañana va avanzando, y comienzo a notar el sol; por suerte, este es el único tramo donde no hay sombras, y por este motivo, he preferido iniciar la circular en este sentido, dejando todo el recorrido de sombra para el final.

Cuando alcanzo la media hora de caminata, llego hasta una bifurcación de pistas, aquí giro a la derecha, y continúo por amplia pista asfaltada, durante cuatrocientos metros, hasta el restaurante Can Masnou, donde giro a la derecha, y enlazo con el itinerario nº 15, por el que me dirijo hacia la base del Croscat.

Antes de llegar, me detengo un instante, para auxiliar a un ciclista que parece que tiene una avería en la bici, tras preguntarle, me indica que tiene la vaina inferior del cuadro rajada, así que sintiéndolo mucho no puedo ayudarle, y hoy le va a tocar regresar andando, aunque por suerte la carretera, no está muy lejos.

Tras despedirnos, prosigo por la pista asfaltada durante poco más de cien metros, el asfalto da paso a la tierra,y por cómodo camino, me adentro en un espeso robledal, por el que alcanzo un cruce de caminos, perfectamente señalizado, donde tengo la opción de ir a Can Xel, subir a la cima del volcán del Crosscat (está no lo indica, lo intuyo), o ir a las graderes del Croscat, siguiendo el itinerario nº15.

De las tres opciones, por el momento opto por está última, así que continúo por el camino de la derecha dirección NE, por el que traspaso el robledal, y accedo a un tramo equipado con escalones, por el que desciendo hasta Can Passavent, una antigua masía reconvertida en Centro de Interpretación, y en el que hay un cubierto, con varios paneles informativos.

Ya por tierra, entre campos de labor y coladas de lava.




Centro de Interpretación de Can Passavent

Aprovecho la sombra que me proporciona el cubierto, para hacer una parada para beber y comer, mientras leo los paneles informativos, en los que encuentro algunas pinceladas sobre el volcán, y el Parque Natural.

Después del descanso, regreso al camino, prosigo unos metros por este, hasta que alcanzo un cruce de caminos, donde se inicia un pequeño recorrido circular, que me ha de permitir ver las grederes del Croscat.

Sin pensármelo mucho, tomo el camino de la izquierda, para realizar la circular en sentido horario, haciendo caso al poste que hay justo en el cruce. En un par de minutos, me planto en la base de las Grederes del Croscat, en las que aprecio perfectamente el manto oscuro que pertenece a la lava original, que en algunas zonas, ha tomado un color rojizo debido al proceso de oxidación.

Siguiendo el camino, comienzo a rodar las grederes, y regresar al punto inicial, antes me desvío unos metros a mi derecha, y alcanzo un pequeño mirador desde el que tengo unas bonitas vistas del volcán Croscat, que es el volcán más joven de la zona volcánica de la Garrotxa, y cuya última erupción fue hace 11.500 años.

En los paneles informativos, indicaban que su cráter tiene forma de herradura, que desde aquí no se aprecia, pero lo que si se ve bien, es el tajo que tiene en la parte posterior del cráter, debido a que durante veinticinco años, fue utilizado como cantera para la extracción de gredas, empleadas para la fabricación de ladrillos, y pistas de tenis.

Tras disfrutar de las vistas, retorno al camino, prosigo unos metros más hasta alcanzar el cruce de caminos, donde cierro está pequeña circular, después regreso sobre mis pasos hasta Can Passavent, donde me detengo un instante para reponer agua en una fuente.

Inicio de la circular, para ver las Grederes del Croscat




Vistas del volcán Croscat, desde el mirador

Después, tomo el camino acondicionado, y me adentro en el robledal, hasta que llego de nuevo al cruce de caminos, por el que he pasado hace unos minutos.

La ruta original, es regresar por la pista asfaltada, y enlazar con el itinerario nº 1, a la altura de Can Masnou; la otra continuar por el itinerario nº 15 hasta Can Xel, opción que desconocía, y aun existe una última, que consiste en alargar un poco el recorrido, y subir hasta la cima del Croscat.

Como no lo tengo muy claro, consulto el mapa del GPS, veo que al final, ambos trazados se unen, y además está segunda opción me da la oportunidad de andar por camino, y bosque, así que cambio de planes, y a ver como sale.

Dicho y hecho, de los tres ramales, escojo el del centro, por el que sigo el itinerario nº 15 dirección SO, por cómodo camino de tierra, disfrutando de la sombra que me ofrece el bosque, en el que predominan los robles, que comparten espacio con alguna esporádica haya, y grandes ejemplares de helechos.

De vez en cuando, me detengo un instante para fotografiar alguna flor, a medida que avanzo, el bosque comienza ha clarear, y casi desaparece cuando alcanzo un cruce de caminos.

Con alguna duda, tomo el que sale a mi derecha, camino tranquilamente ahora prácticamente sin sombra, y a los pocos minutos, alcanzo las calles de una urbanización, perteneciente a Can Xel, por la que callejeo hasta salir a la carretera que une Olot con Santa Pau, por la que camino unos metros, hasta llegar al restaurante Can Xel.


Cruce de caminos, Izda enlace Iti.1, recto Iti.15, derecha subida al Croscat


Achillea Millefolium


En este punto, cruzo la carretera, me acerco hasta un aparcamiento gratuito, que es sin duda un buen lugar para iniciar el recorrido, y te ahorras los cuatro euros del aparcamiento de Can Serra, y junto a un panel informativo con los diferentes itinerarios de la zona, me detengo un instante.

Según el panel, en este lugar enlazo de nuevo con el itinerario nº 1, mi siguiente objetivo es visitar el volcán de Santa Margarida. Para llegar hasta el, hay dos caminos, uno corto, y otro más largo, que terminan uniéndose un par de kilómetros más adelante.

El largo tiene el aliciente de visitar la ermita de San Miquel de Sacot, pero como después de visitar el volcan de Santa Margarida, pasaré por ella, mejor tomo el camino corto, y me ahorro unos metros tanto de distancia como de desnivel.

Antes de partir, a la sombra de un árbol, hecho un bocado, después tomo el camino asfaltado que nace desde el aparcamiento, y por el que desciendo unos metros paralelo a la carretera.

Después de un giro a la derecha, abandono definitivamente Can Xel, camino entre campos cultivo y el cauce de un barranco, dirección S, durante un kilómetro, con vistas a la espesa masa forestal de Bocs del Torrent. 

Sobre el kilómetro siete, alcanzo la bifurcación en la que se une el GR.83 que viene de la Iglesia e San Miquel de Sacort, y el GR.2 que va hacia el volcán de Santa Margaridad, y que es el punto en el que convergen los dos caminos que salen desde Can Xel, y al cual regresare tras visitar el volcán.

De momento, giro a la izquierda, paso junto a una curiosa piedra, donde hay una pequeña figura que representa a Sant Miquel, y continúo caminando dirección E, por cómodo camino, por el que voy atravesando el Pla de Sacot, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.2.

Cuando apenas llevo recorrido poco más de cien metros, abandono la pista, enlazo con un estrecho sendero, perfectamente marcado en la entrada, por el que comienzo a subir, hasta enlazar más arriba con el camino principal, ahora ya de tierra, y por el que me adentro en un espeso y espectacular robledal, en el que las coladas de ceniza volcánica han creado alguna cueva natural, de lo más curiosa.

Poco a poco, la pendiente se va suavizando, hasta prácticamente llanear, camino pausadamente disfrutando del entorno, por cómodo camino íntegramente a la sombra, que ofrecen los robles.



Curiosa piedra, en el que se encuentra representada una figura de Sant Miquel


Cueva natural, formada por las coladas de lava, y ceniza volcánica 



Cuando alcanzo el punto más elevado del recorrido (cota 746 m), llego hasta una bifurcación de caminos, donde se une con el recorrido que viene desde el aparcamiento de Santa Margarida, y que es, el que en un principio, llevaba idea de hacer.

En este lugar, comienzo una pequeña circular, que me ha de permitir visitar el interior del cráter del volcán de Santa Margarida. Sin apenas detenerme, inicio el recorrido, y comienzo a descender por un camino escalonado, en sus primeros metros, por el que voy rodeando el exterior del cráter del volcán,a la sombra de los robles, y helechos.

Tras dos horas y media de recorrido, alcanzo el interior del cráter del volcán de Santa Margarida, en el que se sitúa la ermita de Santa Margarida, de origen románico, que da nombre al volcán,y que se encuentra cerrada al público, aunque como suele ser habitual, hay un pequeño ventanuco desde el que se ve el interior de la ermita.

Como en el interior del volcán no hay prácticamente nadie, aprovecho la tranquilidad que se respira en este lugar, para hacer una breve parada, para comer y beber, a la sombra que ofrece la ermita.

Después, regreso al camino, y continuo bordeando el exterior del cráter, ahora en fuerte subida, por el que voy ganando el desnivel perdido, y desde el que obtengo una amplia panorámica del cráter del volcán de Santa Margarida, que tiene un perímetro de 2000 metros, y su última erupción fue hace 11.000 años.

Después de disfrutar de las vistas, continúo ascendiendo por un bonito sendero, cuando llego a la altura de Can Santa, cierro está pequeña circular, que me ha permitido descubrir el interior del volcán de Santa Margarida.

Inicio circular, al cráter de Santa Margarida



Cráter, y Ermita de Santa Margarida



Vistas desde el sendero de regreso, del cráter y ermita de Santa Margarida


Una vez en el punto más elevado del recorrido, regreso sobre mis pasos, en suave descenso por medio del robledal, hasta alcanzar de nuevo el Pla de Sacot, con vistas a la ermita de Sant Miquel de Sacots, cuya torre se erige entre el bosque.

Después de una hora, alcanzo el cruce de caminos, en el que se unen el GR.2 y el GR.83, en está ocasión continúo recto dirección O, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.83, hacia la Ermita de Sant Miquel de Sacots, donde el asfalto da paso a un amplio camino de tierra, por el que en suave ascenso, llego hasta una nueva bifurcación, perfectamente señalizada, que tras un giro a la izquierda, enlazo con un sendero que en fuerte desnivel, y con el piso algo descompuesto me deja a los pies de la Ermita de Sant Miquel de Sacots, también conocida como Sant Miquel de la Cot.

La ermita, aparece documentada ya en el año 1009, cuando fue donada al Monasterio de San Pere de Besalú, que vimos hace unos días; de origen románico, tan solo queda en pie la fachada Oeste, y durante los S.XVII-XVIII, sufrió varias remodelaciones, debido a su mal estado de conversación.

Como ya ocurriera en la ermita de Santa Margarida, está se encuentra cerrada, pero en la entrada principal, donde todavía puedo ver el trazo del arco de medio punto original, hay una pequeña ventana enrejada, desde la que puedo ver el interior, compuesto de una sola nave.



Caminando por el Pla de Sacot, con vistas a la ermita de San Miquel de Sacot

Nada más tomar el GR.83, giro a la izquierda hacia la Ermita de Sant Miquel de Sacot


Ermita de Sant Miquel de Sacot


A la sombra de la fachada principal, aprovecho para hacer un último descanso, es mediodía, y el sol cada vez calienta más, y eso que prácticamente todo el recorrido lo he realizado a la sombra.

Tras reponer energías, reanudo la marcha, y continúo mi camino, por una amplia pista asfaltada durante doscientos metros, hasta que alcanzo una bifurcación, donde abandono la pista, y tomo a mi izquierda un sendero, perfectamente señalizado, en dirección al último objetivo del día, la Fageda d'en Jordá.

Siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.2, comienzo a descender, por un estrecho sendero, con el piso bastante descompuesto, y con fuerte pendiente, en el que bajo con precaución, para evitar resbalar y acabar en el suelo.

En algo más de diez minutos, finalizo el descenso, a la altura de la masía del Prat de la Plaça, cuyo edificio fue construido a finales del S.XV, y actualmente reconvertido en casa de turismo rural, en la que me detengo un instante para disfrutar de las vistas, a la sombra de un espectacular roble.

Después de la pausa, giro a la derecha, enlazo con un camino asfaltado, por el que sigo durante medio kilómetro, rodeando la cooperativa de yogures y lácteos de la Fageda.




Inicio del descenso hacia el Prat de la Placa, por un bonito sendero, entre un espeso robledal


Fin del descenso, en el Prat de la Placa, con bonitas vistas desde el banco



Nada más pasarla, alcanzo una bifurcación de caminos, perfectamente señalizado, donde el asfalto da paso a la tierra, y en el que tomo el camino que nace a mi derecha, por el que me adentro en una espesa selva por la que llego hasta el espectacular bosque de la Fageda d'en Jordá, una de las veintiocho reservas naturales del Parque Natural, y que presenta la peculiaridad, que se asienta sobre la colada de lava del volcán del Croscat.

El camino no tiene pérdida, y se encuentra a tramos acordonado, ya que el hayedo se está recuperando, poco a poco voy avanzando entre muretes de piedra seca, desde los que puedo divisar los famosos tossols, que son elevaciones del terreno, que pueden alcanzar los veinte metros de altura.

A mitad del recorrido, enlazo con el sendero dedicado al poeta Joan Maragall, que escribió un poema a este paraje que lo hizo famoso, y cuyo monolito se encuentra a tan solo unos metros de aquí.

Si en todo el recorrido, apenas me he encontrado gente, en este tramo final del recorrido, hay bastante, sobre todo familias con niños, que están disfrutando de este espectacular hayedo, que tiene la singularidad de que se encuentra a tan solo 550 m de altitud, algo inusual, ya que por lo normal, suelen crecer a mayor altura, pero en está zona, se dan unas condiciones de humedad, que permiten su existencia.

Cerca del final, alcanzo un bonito tramo acondicionado con barandilla, y escalones, para facilitar el paso, ya que se nota que es una zona bastante húmeda. Nada más superarla, camino unos metros, y llego al final de la Fageda d'en Jordá, cruzo la carretera por un paso subterráneo, y tras cuatro horas de preciosa caminata, alcanzo el área recreativa de Can Serra, donde cierro el circulo, y me acerco al aparcamiento, donde aprovecho para asearme un poco, tomar un tentempié, y rápidamente para Empuriabrava, que he prometido ir a comer, porque después nos tenemos que dar un baño en las calas del Cap de Creus.

Al final ha salido una ruta preciosa, mucho más bonita de lo que esperaba, y que ha superado con creces mis expectativas. Sin duda tengo que volver, y a ser posible con la familia.



Me adentro en el espectacular bosque de la Fageda d'en Jorda




Finalizando el recorrido, por la Fageda d'en Jordá, en un tramo espectacular!!!

12 comentarios:

  1. Hola Eduardo,
    Maja zona la Garrotxa. Estuve hace años por allí, pero de paso. Me llamó la atención ver varios globos aerostáticos y luego me enteré que puedes contratar viajes para ver los volcanes desde el aire ya que se aprecian bien los cráteres.
    Ah, y Besalú también me gustó!
    Saludos.

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    1. Hola David.

      Ahora que lo dices, yo también vi varios globos aerostáticos, el día que visitamos Besalú. Desde luego ver los volcanes a vista de pájaro, tiene que ser fantástico, salvo para los que tenemos vértigo, jaja.

      La verdad que la zona, es muy bonita, y Besalú una preciosidad, me quede con ganas de más.

      Un saludo.

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  2. Fagus sylvatica, Fageda d'en Jordà, Fago, Haya, Hayedo, hermosura de bosque en varios idiomas que da gusto recorrer. En otoño sus ocres hojas formarán alfombra de color volcán, para uniformizar un entorno bello, primitivo e inesperado. Ermita colocada en el medio de un cráter, bajo la advocación de Margarida, que bien se valdrá en caso de reactivación. Paseo en soledad que ya presagiaba futuros recorridos por bosques de otros lares. Salud y Montaña, Eduardo.

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    1. Hola Carmar.

      Tiene que ser una pasada, recorrer estos parajes en otoño; lastima que queden tan lejos, pero oye, tenemos otros más cerca, que poco o nada tienen que envidiarle, eso si, sin volcanes.

      Un saludo.

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  3. Hola Eduardo.

    Buena vuelta te diste por la Garrotxa, estas zonas con ese sabor volcánico son bien majas e interesantes de recorrer.

    ¡Salud!

    Fer

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    1. Hola Fer.

      Un recorrido muy bonito, y ameno Fer, además con el aliciente de los volcanes, que por está zona no tenemos, siempre le da un punto más.

      Un saludo

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  4. Que majo! Espectacular la ermita en el centro del cráter.

    Tomo nota para alguna escapadita de esas que nos hacemos con la furgo.

    Salud!

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    1. Hola Pirine.

      Si, una zona muy baja, y bastante frondosa, se puede hacer perfectamente en verano.

      Un saludo

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  5. Hola Eduardo.

    Hace poco leí un crónica de un compañero blogero sobre esta zona volcánica de la Garrotxa y la verdad es que desconocía en absoluto el pasado volcánico de este paraje, que sin duda veo, por su crónica y la tuya que vale la pena visitar, la verdad es realmente chocante por que uno cuando oye la palabra volcán piensa en montañas inmensas, y en laderas yermas, y aquí, aunque es cierto que dices que la actividad volcánica fue ya hace un porrón de años, sorprende ver toda esa riqueza arbórea, en especial ese espectacular hayedo del final de la excursión.
    Buena combinación de itinerarios la que hiciste, para sacarle el mayor partido a este paraje tan bonito.

    Un saludo.

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    1. Hola Dani.

      Nosotros es la primera vez, que estábamos por la zona, pero si que había oído hablar de ella, y tenía curiosidad por ver un volcán, que como dices, y pensamos la mayoría, nos viene a la cabeza grandes montañas, y en cambio, sobre todo en el de Santa Margarida, hasta que no estás en la ermita, no te das cuenta de que estás dentro del cráter del volcán.

      Además la zona da para mucho, y en muy pocos kilómetros te plantas en la costa, es una buena combinación de playa y montaña.

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  6. Hola Eduardo.

    Nosotros estuvimos a punto de parar hace unos años cuando ibamos de los Pirineos hacia la costa. Yo ya había oído hablar de este paraje, aunque al final no paramos. La verdad que a los bosquímanos como yo, es todo un gustazo recorrer ese verde arbolado de diversas clases terminando con el Hayedo. Ese crater de Santa Margarida con su ermita románica es muy bonito.
    Veo que aprovechaste bien las vacaciones....

    Un saludo.

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    1. Hola Toni.

      Cuando iba de camino a Olot, vi el desvío hacia el pirineo, y tentado estuve de coger el desvío, jaja.

      A mi también me gustan mucho los bosques, este año hemos hecho unas cuantas rutas por bosques. Yo sabia lo del hayedo, pero no esperaba encontrar tanto tramo de bosque, y la verdad es que se agradece mucho.

      Un saludo.

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