lunes, 29 de agosto de 2016

Peña Oroel 1769 m, desde el Parador de Oroel



Para terminar las vacaciones, y aprovechando que toda la familia estamos en Jaca, propongo hacer una ruta por la zona, que sea fácil, y que podamos realizar en una mañana, sin pasar excesivo calor.

Ya que estamos en Jaca, que mejor opción, que subir a la Peña Oroel, por la vía normal que partiendo del Parador de Oroel, sube hasta el collado de las Neveras. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Para llegar hasta el inicio del recorrido, desde la gasolinera de Cepsa, próxima a las pista de hielo, tomamos la A-1205 hacia Santa María de la Peña, por la que continuamos por una serpenteante carretera, durante unos siete kilómetros, hasta que a nuestra izquierda, vemos un cartel que nos indica el Parador de Oroel.

En este punto, abandonamos la carretera, tomamos una pista asfaltada, que han arreglado desde la última vez que estuvimos, y en un par de kilómetros, alcanzamos el aparcamiento del Parador de Oroel, donde dejamos los vehículos.

Aprovechamos la cercanía de la Fuente de los Forestales, para echar un trago de agua, después comenzamos caminar unos metros por la pista, hasta llegar al inicio del sendero, donde hay un panel informativo de la ruta que vamos a realizar, que se encuentra balizada como S-7, y que además de subir a la Peña Oroel, también permite visita la ermita de la Virgen de la Cueva, opción que descartamos, ya que la conocemos, y hace unos años se derrumbó.

Tras leer el itinerario, proseguimos con el recorrido, enlazamos con el amplio sendero de tierra, por el que comenzamos a ganar desnivel de forma pausada, y nos adentramos en un espeso pinar, donde podemos ver algún joven ejemplar de abeto. 

A los pocos metros, llegamos a los restos de un depósito, que en está ruta no es importante, pero si que es el desvío clave para subir a la Peña Oroel, por la poco transitada vía Mayencos, que tengo pendiente de realizar, y que es la forma más directa de subir a la cima, atravesando varias fajas, y una chimenea con pasos de IIIº.

Como hoy no es el día, nosotros seguimos por el sendero principal, mirando de vez en cuando al suelo, para no tropezarnos con las raíces de los árboles que afloran en el, alternado algunos tramos acondicionados con escalones, que debido a su altura, casi perjudican más que benefician.

Parador de Oroel

Inicio del recorrido, por amplio sendero de tierra


Restos de un depósito, desvío para subir por la vía Mayencos



A pesar de que la Peña Oroel, es una montaña de poca altura, para llegar a su cima, tenemos que superar en poco más de tres kilómetros y medio, un desnivel positivo de casi seiscientos metros, así que enseguida la pendiente se endurece, y comenzamos a ganar desnivel de forma rápida, aunque las continuas lazadas que realiza el sendero, y las buena sombra que ofrecen los pinos, la hacen más llevadera.

Cuando apenas hemos recorrido el primer kilómetro, mi padre decide regresar, y caminar un rato por el llano, ya que no se encuentra acostumbrado a este tipo de terreno. En cambio Adrían, el benjamín del grupo, va encabezando el grupo, y hasta se atreve a correr de arriba abajo, haciendo más esfuerzo de lo debido, por lo que decido detener su ímpetu, ya que a este ritmo no llegará a la cima.

Como no podía ser de otra manera, sobre la cota 1400, Adrián comienza a cansarse, decidimos hacer un alto en el camino, ahora que estamos superando las rampas más duras, y aprovechamos a echar un trago, mientras se relajan las piernas.

Tras la pausa, seguimos por el sendero principal, obviando los alcorzes que se han formado por el pisado fuera de sendero que hacen algunos "montañeros", y que lo único que hacen es destrozar la flora de la zona.

A medida que vamos ganando altura, el bosque comienza a clarear, las rampas se suavizan, y después de algo más de hora y media, llegamos al collado de las Neverás, en el que a unos metros del sendero, se encuentran unas antiguas neveras, que pudimos ver hace un par de inviernos, cuando subimos a la Peña Oroel, descendiendo por la Senda de los Lobos.


Superado el primer tramo sencillo, acometemos las rampas más duras del recorrido



Cerca del collado de las Neveras, la pendiente se suaviza


Desde el collado de las Neveras, ya podemos ver a lo lejos la cruz de Oroel. Desde este lugar tenemos la opción de caminar por el cordal o seguir por el trazado normal, siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-HU66.

Como vamos con Adrían, y mi madre, la mejor opción es ir por el sendero principal, así que tras disfrutar de las vistas, continuamos por cómodo sendero de tierra, en suave ascenso al principio, evitando acercarnos a las lindes del sendero, que se encuentran plagadas de erizones y aromáticos bojes.

Cuando apenas hemos recorrido cien metros desde el collado, alcanzamos un cruce de senderos, donde tomando el que sale a nuestra izquierda, tenemos la posibilidad de descender hasta la ermita de la Virgen de la Cueva.

Haciendo caso omiso al desvío, nosotros continuamos con el plan inicial,y proseguimos todo recto dirección O, ya en ligero ascenso, por la amplia pala inclinada, desde la que podemos ver la característica forma de buque, que tiene la cima de la Peña Oroel.

A la carrera, acometemos los últimos metros de ascenso, mi hijo y yo, buscando coronar primeros la cima, a la que llegamos después de dos horas y media de caminata, llegando primero a la enorme cruz de hierro de nueve metros de altura, que preside la cima, y unos segundos después, al vértice geodésico, donde descansamos mientras llegan los demás.

Una vez en la cima, aprovechamos para hacer una larga parada, para comernos unos bocatas de tortilla de patata, mientras disfrutamos de las vistas que tenemos del Valle del Aragón, la Sierra de la Partacúa, y de las principales cima de la zona, como el Bisaurin, Aspe, Collarada y los Picos del Infierno, además del Espacio protegido de San Juan de la Peña, y las llanuras del embalse de Yesa.

Collado de las Neveras, izquierda por el sendero principal, recto por la sencilla cresta

Cruce de senderos, izquierda Ermita de la Virgen de la Cueva, rectos hacia la Peña Oroel



La Cruz de Oroel, forjada en hierro, y con sus nueve metros de altura


Vistas al Valle del Aragón (Izqda), Sierra Partacua (Drcha), Bisaurin, Aspe, Collarada y los Picos del Infierno

Vistas del Espacio protegido de San Juan de la Peña, y las llanuras del embalse de Yesa

Después de tres cuartos de hora en la cima, es hora de regresar, ya que hoy comemos de restaurante, y cuando lleguemos abajo serán más de las tres de la tarde. Así que recogemos todo, nos ponemos en marcha, y comenzamos a descender por el mismo sendero, ahora con unas bonitas vistas a la Sierra de Guara, en el que sin duda destacan el Tozal de Guara, y el Pico de las Canales del Fragineto, que para mi gusto es el pico más bonito de la sierra.

En un momento, alcanzamos el desvío a la ermita de la Virgen de la Cueva, y unos minutos más tarde el collado de las Neveras, donde nos internamos en el bosque, y comenzamos el descenso hacia el Parador de Oroel.

Cuando apenas hemos iniciado el descenso, a mi mujer se le rompe una sandalia de montaña, nosotros decidimos bajar despacio para evitar que se le salga del pie, y el resto desciende a su ritmo, mientras intentamos hacer un apaño casero, aunque sin mucha suerte.

Una vez pasamos el tramo más duro del descenso, dejo a mi mujer que baja tranquila, y yo me adelanto a la carrera, para coger a Adrián, que baja a buen ritmo, junto con mi hermano y la cuñada.

Cerca del final, le comento que si ha visto el parque que hay junto al aparcamiento, como no lo sabía, y le apetece tirarse un rato por el gran tobogán que hay, metemos la directa, y en apenas una hora, nos merendamos los poco más de tres kilómetros y medio, de descenso que hay desde la cima, y llegamos al aparcamiento, que a estas horas se encuentra a tope de coches, y donde nos espera mi padre.

Mientras nos reagrupamos, Adrián aprovecha para jugar, al final han salido cuatro horas de caminata (algo más de tres horas sin contar la parada en la cima), en una bonita excursión familiar, al que es sin duda es, el emblema de Jaca, y una de las principales cimas de la Jacetanía, que aunque es modesta en altura, ofrece varios recorridos, a cual más atractivo, y unas magnificas vistas de los pirineos, los Mallos de Riglos y la Sierra de Guara.

Iniciamos el descenso, con vistas a la Sierra de Guara





Llegamos al aparcamiento del Parador de Oroel, a rebosar de coches

lunes, 15 de agosto de 2016

Ascensión al Castillo d'Acher, desde Selva de Oza


De vuelta de nuestras vacaciones por la Costa Brava, permanecemos un par de días en casa, para echar un ojo a la casa, hacer la colada, y casi sin descanso, hacemos de nuevo la maleta, para disfrutar de la segunda parte de nuestra vacaciones estivales.

En está ocasión, cambiamos la playa, por la montaña, y nos acercamos hasta la población de Jaca, que será durante cuatro días, nuestro campamento base.

El primer día, lo aprovechamos para darnos un baño en la piscina, jugar al padel y dar una vuelta por la tarde por Jaca, que aunque ya conocemos de otras estancias, siempre hay un buen ambiente, y es un placer disfrutar de ella, cuando el sol, no calienta en exceso.

Después de un día de descanso activo, hoy comienzo con las actividades montañeras, para empezar con buen pie,decido comenzar con la ascensión al pico del Castillo d'Acher, cuya subida tenía pendiente, desde hace bastante años, pero que por unas causas u otras, se iba quedando en la larga lista de pendientes. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



En Jaca, amanece tranquilo, desde la terraza del aparcamiento, las cimas de Collarada y Peña Oroel, permanecen limpias, y apenas hace viento. Para llegar hasta Selva de Oza, desde Jaca, tomo la N-240 hacia Puente la Reina, donde enlazo con la A-176 hasta la población de Siresa, y una vez superada (sin entrar en Siresa), sigo por la estrecha pista asfaltada, paralela al río Aragón Subordán, hasta el refugio de Selva de Oza, donde aparco la furgoneta.

A diferencia de Jaca, el tiempo es bastante malo, sopla un fuerte viento, y las nubes cubren completamente la cima del Castillo d'Acher, aunque las previsiones para hoy, son bastante buenas, así que hoy me tomare la ascensión con tranquilidad, a la espera que la fuerza de la mañana, despeje la cima, y me permita disfrutar de las vistas, que ahora mismo seguro que son nulas.

Para hacer tiempo, aprovecho para desayunar, mientras charro con un montañero; después, avanzo unos metros por la pista, cruzo un puente por el que salvo las aguas del río Aragón Subordán, y alcanzo un panel informativo, en el que se describen varias rutas para hacer por la zona, entre entre las que destaca, la ascensión al Castillo d'Acher.

En este lugar, abandono la pista, tomo el sendero de inicio al Castillo d'Acher, perfectamente señalizado en su entrada, y continúo caminando dirección S, en suave descenso, paralelo al cauce del río, rodeando el pinar, en el que se ubica el parque de tirolinas.

Una vez dejo atrás el parque, salgo por unos instantes a una extensa pradera, giro a la izquierda, y me adentro en el pinar, por ancho camino de tierra, con el suelo algo descompuesto, por el que comienzo a ascender tranquilamente, siguiendo los marcas rojas y blancas del GR.11

Tras un giro a la derecha, la pendiente se suaviza, avanzo por una amplia pista de tierra, donde comienzan a aparecer las primeras hayas, que apenas dejan entrar las primeras luces de la mañana.

Cuando llevo caminados, algo más de veinte minutos, alcanzo una bifurcación, perfectamente señalizada, justo a unos metros de la desembocadura del barranco de la Espata, en el río Aragón Subordan. 

Tiempo revuelto en la Selva de Oza, el Castillo d'Acher cubierto por las nubes


Inicio del sendero, junto al panel informativo




Bifurcación, izquierda hacia el Castillo d'Acher, recto Camino Viejo Puente de Sil





Aquí, abandono la pista que se dirige hacia el Puente de Sil, giro a la izquierda, y en fuerte subida, me adentro en un espeso bosque, de pinos, hayas, y abetos, por el que alcanzo a un numeroso grupo, que ha salido unos minutos antes que yo.

Para no molestar, me coloco a la cola del grupo, cruzamos la pista por la que discurre la circular a Selva de Oza, e inmediatamente volvemos a retomar el sendero, por el que vamos ganando desnivel, paralelos al barranco de la Espata.

El grupo al que me he acoplado, va a un ritmo bastante cansino, y además son bastante ruidosos, como me apetece disfrutar del entorno, decido separarme de ellos, avanzar a mi ritmo, y así disfrutar del entorno, en paz y tranquilidad, opción que también elige una montañera francesa, que se coloca unos metros por delante.

Chino a chano, voy ganando desnivel, atravieso un tramo donde el bosque se aclara, y la pendiente se suaviza, por lo que avanzo a buen ritmo, hasta que alcanzo a un montañero de San Sebastián, con el que entablo conversación, y decidimos tirar a la cima juntos.

Sobre la cota 1440, cruzamos el barranco de la Espata, por el que no baja agua, y se encuentra cegado con troncos y rocas, posiblemente ocasionado, por las numerosas avalanchas que se producen en invierno.

Nada más cruzarlo, nos internamos de nuevo en el bosque, afrontamos las últimas rampas, que se suavizan gracias a las múltiples lazadas que describe el sendero, y cuando llevamos caminando algo más de una hora, salimos del bosque, y alcanzamos la zona de pastos.

Cruzando la pista por la que discurre la circular a la Selva de Oza






Barranco de la Espata, cegado con troncos y rocas


Desde el límite del bosque, echamos una mirada a nuestra izquierda, donde se ubica el Castillo d'Acher, que todavía permanece parcialmente cubierto por las nubes, aunque ya en las zonas de pasto, pega el sol.

En este punto, aprovechamos para hacer una corta parada para beber y comer algo, mientras disfrutamos del bonito contraste de colores que hay en está zona, con el color rojizo de la tierra, el verde de los pastos, y el gris de las rocas.

Tras la parada, continuamos ascendiendo, a pesar de haber salido del bosque, la pendiente no da tregua, y seguimos avanzando por un claro sendero, siguiendo las exiguas marcas rojas blancas y rojas del GR.11, por el que cruzamos de nuevo, un ramal del barranco de la Espata, que en este punto si que lleva algo de agua, aunque al ser una zona muy frecuentada por animales, hay que tener mucho cuidado al coger agua de estos sitios.

Después de hora y media, alcanzamos una extensa pradera, en la que se encuentran pastando el ganado, y en la que se ubica el refugio del Castillo d'Acher, al cual no nos acercamos, ya que el sendero nos aleja de él, y tampoco se encuentra en muy buen estado, por lo que seguimos nuestro camino, dejando el refugio a nuestra derecha.

Por medio de la pradera, caminamos con vistas al Puntal de Valencia, y a la Peña Agúerri, cuyas cimas asoman tímidamente en la lejanía, cubiertas parcialmente por las nubes, y poco a poco, vamos rodeando la muralla natural, siguiendo los hitos que hay colocados a lo largo del sendero.

De vez en cuando, nos detenemos para disfrutar de entorno, y hacer alguna foto, de la flora de la zona, en la que sin duda destacan los lirios azules (Iris Latifolia), que los hay a cientos por toda la pradera.

Al salir del bosque, vistas del Castillo d'Acher, cubierto parcialmente por las nubes







Lirios azules (Iris Latifolia) 


Sobre el kilómetro cinco, alcanzamos una bifurcación de senderos, justo donde se ubica un gran bloque de piedra, en el que nos indica, que para subir al Castillo d'Acher debemos tomar el sendero de la izquierda.

En este lugar, abandonamos el GR.11, giramos a la izquierda, y continuamos dirección NO por un bonito sendero, con el piso rojizo, por el que continuamos durante trescientos metros, hasta alcanzar la base de una pedrera, donde podemos ver varios ejemplares de Arnica (Senecio pyrenaicus), flor de montaña, típica de los canchales, sobre los que estamos transitando.

A pesar de caminar por la pedrera, el sendero está bien definidolo que nos permite avanzar lento, pero seguro, sin realizar grandes esfuerzos, hacia la brecha que nos ha de permitir superar la muralla caliza, que conforma la cima del Castillo d'Acher.

Cuando aun no hemos alcanzado las tres horas de caminata, llegamos a la base del pequeño corredor, que no ofrece ninguna dificultad, ya que es corto, y no tenemos ni que usar las manos, para progresar.

Tras superarlo, llegamos hasta el collado, marcado con un hito, donde parece que al final se ha despejado, y "es posible", que en la cima, podamos disfrutar de unas bonitas vistas, aunque eso no lo sabremos, hasta que lleguemos a ella ...



Bonito tramo de sendero, donde todavía se conservan algunos tramos de niebla


Atravesando la pedrera, por la que ascendemos hacia el corredor

Arnica (Senecio pyrenaicus)

Corto corredor, que no ofrece ninguna dificultad técnica
Una vez en el collado, nos detenemos un instante para disfrutar del espectacular valle sinclinal que forma la cima del Castillo d'Acher, y donde un grupo de sarrios, pasta alegremente, ajenos a todo lo que les rodea, y es que por lo que había leído en otras reseñas, estos residen habitualmente en está zona.

Después de disfrutar de las vistas, reanudamos la marcha, continuamos rodeando el valle sinclinal por su derecha, por un terreno de falso llano, por el que dejamos a nuestra derecha la cima Este, que obviamos, ya que a mi parecer y también haciendo caso a los mapas, no es una cima oficial; así que viramos a la izquierda, y acometemos los últimos trescientos metros finales a la cima, que alcanzamos tras tres horas y media de caminata.

La incertidumbre que traíamos durante toda la jornada, se ha despejado, y una vez en la cima, con el característico castillo de Javier, podemos ver el bonito mar de nubes que hay bajo nuestros pies, y desde el que asoman las principales cimas de los valles occidentales como el Mallo de Acherito, la Mesa de los Tres Reyes y el Anie.

Justo enfrente nuestro, asoman las cimas del Midi d'Ossau, Anayet, Balaitus, Palas, y el macizo de los Infiernos, que son los que conseguimos identificar. Al final ha habido suerte, y nos hemos topado con un fantástico espectáculo, que ni en nuestros mejores augurios esperábamos, aunque como suele pasar, las fotografías, no reflejan lo que estamos viendo.

Valle sinclinal, que forma la cima del Castillo d'Acher




Réplica del castillo de Javier, en la cima del Castillo d'Acher

Vistas desde la cima,  Midi d'Ossau, Anayet, Balaitus, Palas, y el macizo de los Infiernos



Cualquiera diría que esta mañana teníamos una meteo muy desapacible, en la cima hace un día bastante bueno, permanecemos largo rato en ella, disfrutando de las vistas, reponiendo fuerzas, y hablando con algunos montañeros, que van coronando la cima.

Casi sin enterarnos, ha pasado más de media hora, desde que llegamos, he prometido llegar al apartamento a la hora de comer, así que me despido de mi compañero de ascensión, que se queda haciendo fotografías con su reflex, y muy a mi pesar, inicio el retorno, por el espectacular valle sinclinal; está vez con vistas al macizo que forman el Puntal de Lenito, la Peña Forca y el Rincón de Alano, que aun permanecen parcialmente cubiertos por las nubes en sus laderas.

A mitad del valle, alcanzo el collado, desciendo por el corredor, con vistas a la Costatiza, y la Peña Agüerri; enlazo con el tramo de pedrera, por el que voy con cuidado para evitar acabar en el suelo, y continúo por el bonito sendero rojizo hasta alcanzar de nuevo el bloque de piedra, donde enlazo con el GR.11.

Siempre que preparo una ruta, busco la opción de hacerla en circular, que siempre es más atractiva. Desde este lugar, siguiendo el GR.11, existe la posibilidad de realizarla, descendiendo por el barranco del Barcal, hasta la pista de Guarrinza, y enlazar con el camino de Selva de Oza.

Aunque el desnivel, más o menos es parecido, está opción alarga la ruta en unos ocho kilómetros, como al final he permanecido más rato de lo esperado en la cima, y se me ha hecho bastante tarde, decido descender por la vía normal, así que continúo el descenso por la bonita pradera, donde continúa pastando el rebaño de está mañana, ahora sí, con vistas al Castillo d'Acher, la Peña Forca, y la Selva de Oza, lugar desde el que inicie está mañana el recorrido, y que ahora se encuentra prácticamente despejado.



Descendiendo por el valle sinclinal, de fondo el Puntal de Lenito, la Peña Forca y el Rincón de Alano

Inicio del corredor, con vistas a la Costatiza, y la Peña Agüerri




Descendiendo por la pradera, con vistas a la Peña Forca, y la Selva de Oza

Rápidamente, llego a los límites del bosque, echo un ojo por última vez a los paredones de roca caliza, que forman la muralla natural del Castillo d'Acher, y me adentro por cómodo sendero en el bosque, por el que desciendo plácidamente a la sombra de las hayas, disfrutando de los últimos kilómetros del recorrido.

A medida que desciendo, el gentío se va sintiendo, a lo largo del descenso, me voy cruzando con algunos montañeros que tardíamente inician la ascensión, y casi sin enterarme, enlazo con la pista de tierra, por la que discurre el camino viejo del Puente Sil.

Desde ella, en suave descenso, alcanzo el cauce del río Subordán, por el que camino paralelo a él, junto al parque de Tirolinas, que por la cantidad de personas que las usan, parece que tiene bastante éxito.

Cerca del final, accedo a la pista de Selva de Oza, junto al panel informativo, donde inicie hace unas horas el recorrido, desde aquí, camino por la pista, cruzo el puente que salva las aguas del río Aragón Subordan, y tras algo menos de seis horas, llego al aparcamiento, que ahora se encuentra más concurrido, que esta mañana, y desde, el que ahora sí, puedo ver la cima, totalmente despejada del Castillo d'Acher.

Al final y como pronosticaba el tiempo, he disfrutado de una agradable ascensión, a una de esas cimas, que no debe faltar, en el curriculum de todo buen montañero, y a que a pesar de su escasa altura, ofrece unos paisajes espectaculares, tanto en el recorrido, con en la cima.







Enlazando con la pista, por la que discurre el Camino viejo del Puente Sil


Selva de Oza, espectacular paraje, para disfrutar en familia
Vistas del Castillo d'Acher desde Selva de Oza, menudo cambio en tan solo unas horas!!!

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