lunes, 19 de enero de 2015

GR.24 Circular de Jaraba a Calmarza. (Ida por la Hoz Seca y Regreso por las Hoces del Río Mesa)


Para el puente de la Constitución nos apetece hacer alguna actividad por el Valle de Tena, aunque las previsiones meteorológicas son bastante malas. Al final decidimos cambiar el plan, y acercarnos el domingo hasta la población de Jaraba, para recorrer el GR.24 por la conocida Hoz Seca y regresar por las Hoces del Río Mesa.

El domingo me levanto y recibo un washup anulando la salida, como para mañana lunes dan mejor tiempo, decido posponerlo e ir solo. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



A pesar de ser un otoño bastante suave, por las mañanas hace bastante fresco, así que para aprovechar la fuerza del sol, decido no madrugar en exceso. A eso de las ocho y media salgo de Cuarte cojo la A-2 dirección Madrid hasta la población de Calatayud, y nada más dejarla a mi derecha, me desvío hacia la población de Munébrega, por la que continúo hasta llegar a Nuévalos, donde cojo el desvío hacia Jaraba, a la cual llego en poco más de diez minutos.

Como la ruta de hoy es bastante larga, en vez de comenzar en Jaraba, me acerco hasta el Balneario de la Virgen, y así me ahorro un tramo de carretera, que no tiene ningún interés.

En un pequeño recoveco aparco el coche, me abrigo bien, ya que la mañana aunque está despejada y con sol, es bastante fresca, y tras ponerme la mochila retrocedo unos metros hasta el Balneario de la Virgen, desde donde inicio la ruta.

Camino por la carretera durante unos metros dirección S, paso junto a la embotelladora de agua, y nada más dejarla atrás, me desvío hacia la derecha para coger un camino de tierra, donde se encuentra un poste del GR.24 hacia Calmarza.

Me detengo un instante para leer un panel informativo, después continúo por el camino paralelo al cauce del río Mesa, y que se encuentra en fase de construcción, por lo que voy alternando tramos de camino, con otros de carretera durante casi un kilómetro, hasta que alcanzo un cruce de caminos perfectamente señalizado, donde comienzo la circular.








En este punto abandono la carretera, giro a la izquierda dirección SE, y me adentro en el Barranco de la Hoz Seca, que en algunos mapas aparece como la Cañada del Campillo, ya con vistas al Santuario de Nuestra Señora de Jaraba, situado en un escarpe a la entrada del barranco.

Por amplia pista, voy caminando por el barranco de la Hoz Seca, que ya en sus primeros metros, da muestra de su gran magnitud, a los pocos metros el camino se bifurca en dos, por la derecha se puede subir hasta el Mirador del río Mesa, que puede ser una buena opción si se va con niños.

Yo continúo recto, entre grandes paredones de roca, no tardo mucho en alcanzar el desvío al Santuario de Nuestra Señora de Jaraba, como apenas son un par de minutos, decido subir hasta el, por una empinada cuesta de cemento, que tras varios zigzags, me deja junto a la entrada del Santuario que se encuentra cerrada.

El actual santuario está compuesto por la Iglesia construida en el S.XVIII, sobre una capilla construida en la roca, y la casa del Santero, que está siendo reconvertido en albergue, según indica un cartel, solo se puede ver mediante visita guiada, lo que me sorprende es que son los martes, por 1 €, algo que ciertamente no alcanzo a entender, ya que lo normal sería un sábado o domingo, que es cuando más turistas vienen.

Así que me conformo con verlo por fuera, después regreso sobre mis pasos, hasta alcanzar de nuevo el camino del barranco de la Hoz Seca, que poco a poco se va cerrando, y que además resulta muy instructivo, ya que a lo largo de este me voy encontrando algunos paneles informativos.







La creación y modelado de este desfiladero, se debe a que son rocas calizas, fácilmente moldeable, por la acción del agua y el viento durante miles de años, además se cree que si bien ahora no hay agua, en tiempos hubo una corriente de agua subterránea que se comunicaba con el río Mesa.

A pesar de llevar poco más de medio kilómetro, el terreno es de gran belleza, avanzo poco a poco disfrutando de todo el entorno, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR, aunque el camino no tiene ninguna pérdida, ya que hasta el momento no hay ninguna bifurcación.

Este camino era una antigua vía pecuaria, que aun se sigue utilizando, aunque con mucho menos transito, por ello en uno de las muchas curvas que hace este desfiladero, me encuentro con un abrigo, aunque en está comarca se les conoce con el nombre de "Aprisco", que se utilizaba para guardar el ganado.

Este aparentemente parece bastante sencillo, ya que tan solo tiene un muro de unos dos metros de alto, si estuviese todavía en uso, no entraría, ya que donde hay ganado suele haber pulgas, pero como esta en deshuso, me aventuro a entrar y compruebo que estaba en lo cierto, ya que tan solo tiene una majada, parte de ella cubierta aprovechando la oquedad de la roca, y otra al descubierto.

Hasta el momento el recorrido es espectacular, y eso que tan solo he recorrido uno de los ocho kilómetros de este, siguiendo el camino, voy disfrutando de las múltiples hoces que forman el desfiladero, cuando paso por unas grandes cavidades, llego a un nuevo Aprisco, este bastante mejor conservado que el primero y de mayor entidad, no por el tamaño, sino por su construcción, hecho en piedra seca, y en su diseño.

Este Aprisco está divido en dos zonas, por un lado el corral, donde se guardaba el ganado en general, y por otro lado el Brosquil, en el que se guardaban los corderos, para separarlos del resto del rebaño.






Tras realizar las pertinentes fotografías, prosigo mi camino, el barranco se va ensanchando y comienzan a aparecer las primeras Sabinas Negrales, que junto con el romero, el espliego, las aligas y el escaramujo, son las principales especies vegetales que pueblan este barranco de la Hoz Seca, de origen cárstico.

Poco a poco el camino se va estrechando, hasta convertirse en un sendero, bien marcado por el que voy llegando a otros Apriscos, y a los restos de una Calera, que es un pequeño horno de estructura circular, en el que se conseguía cal viva.

Siguiendo por el desfiladero, alcanzo un grupo de tres Apriscos, y unos metros más adelante, otro Aprisco más, que en apariencia parece el más grande de todos, aunque no el mejor conservado.







En este punto, tengo la opción de visitar las pinturas rupestres de la Roca Benedí, pero para ello tengo que desviarme del barranco de la Hoz Seca, como no tengo prisa, pues abandono por unos minutos el barranco, y me desvío hacia la derecha, donde comienzo a subir por una dura rampa, que tras varias lazadas, me deja en la zona alta del barranco, que sirve de excelente mirador de la Hoz Seca.

Tras superar el tramo más duro, el sendero llanea, rodeo la montaña y en poco más de diez minutos me planto junto al vallado donde se encuentran las pinturas rupestres de la Roca Benedí, que a pesar de tener siete mil años de antigüedad, fueron descubiertas en el año 2009 por Serafín Benedí.

Las pinturas de origen levantino, muestran la figuras de un hombre y una mujer, además de dos ciervos, y la verdad que en comparación con otras que he visitado en la zona de Teruel, estás se ven bastante bien.








Aprovecho que pega el sol en está zona, para hacer una breve parada para echar un trago y comer algo, después regreso sobre mis pasos hasta el desvío, y continúo caminando por el barranco de la Hoz Seca, hasta una nueva bifurcación, perfectamente señalizada.

Hacia la derecha, puedo subir hasta la Pedriza por el sendero local SL-Z-42, pero esto me alejaría de mi objetivo, así que yo continúo recto siguiendo las marcas rojas y blancas del GR. 

Chino a chano, el barranco cada vez se va estrechando más, hasta que llega un momento en el que prácticamente puedo tocar ambas paredes con las puntas de los dedos, además en algunos puntos la vegetación es más salvaje, y el piso tiene bastante roca, lo que hace, que sea un tramo bastante entretenido.






A medida que avanzo, las paredes del barranco van perdiendo altura, lo que quiere decir, que estoy llegando al final de este, por unos metros el barranco se abre considerablemente, y avanzo por una zona de bancales, hasta que de nuevo se estrecha y llego a un pequeño resalte de unos tres metros de altura equipado con grapas, que salvo sin mayores complicaciones.

Nada más superarlo, llego a un nuevo resalte, este de unos dos metros de altura, equipado con cuatro grandes clavijas, lo que facilita el buen apoyo tanto de pies como de manos.

Casi a renglón seguido, llego a un tercer resalte, este es el más grande de los tres, de unos cinco metros de altura, equipado con clavijas y cable de vida, al igual que el anterior, las clavijas son bastante grandes, y se pasa bastante fácil, sobre todo para los que estamos acostumbrados a este tipo de pasos.










Superado este tercer resalte, salgo del barranco de la Hoz Seca, camino unos metros por sendero, hasta que enlazo con el Camino de Campillo, donde giro a la derecha dirección NO hacia Calmarza en ligero ascenso, hasta que alcanzo el Corral de los Raidos.

En este punto, el camino se bifurca en dos, yo continúo recto por un amplio camino, que me lleva prácticamente paralelo al cauce seco del barranco de los Hocinillos, que se encuentra unos metros por debajo del camino, y con excelentes vistas a las grandes paredes de roca, que forman las Hoces del Río Mesa.

A la mitad del descenso, la pendiente se suaviza, y voy alternado tramos de ligero descenso, con otros prácticamente llanos, tras un giro a la izquierda, ya puede ver la población de Calmarza, a la cual llego en apenas cinco minutos.








Una vez en está pequeña población de menos de cien habitantes, callejeo hasta alcanzar la Plaza Mayor, aquí aprovecho para coger agua fresca de la fuente, echo un trago, y continúo por sus calles hasta alcanzar el puente de acceso a la carretera.

En vez de salir a ella, desciendo hasta el río por una pista asfaltada, cruzo un pequeño puente de hormigón y madera, nada más cruzarlo giro a la izquierda, camino durante unos metros paralelo al cauce del río mesa, subo un pequeño tramo acondicionado con escaleras, y accedo al mirador de la cascada del Pozo Redondo, que baja con un buen caudal.

El salto de agua, hoy está espectacular, permanezco en el mirador un buen rato, disfrutando de este momento, aprovecho para sacar varias fotografías, hasta que consigo que el sol que da de cara no las estropee, y después retrocedo hasta la bifurcación que hay junto al puente.






En vez de regresar hasta el puente de la carretera, continúo por un sendero que va paralelo al cauce del río, cuando llego a la altura del puente de la carretera que une Calmarza con Jaraba, giro a la derecha, y subo hasta está.

A partir de aquí me toca caminar por la carretera comarcal, a pesar de ser un tramo de unos dos kilómetros, resulta bastante entretenido, ya que parte de la carretera transcurre por los grandes paredones de roca, que forman las hoces del río Mesa, y donde sobrevuelan varios buitres.

En un pequeño hueco junto a la carretera, aprovecho para descansar y prepararme el bocata, después continúo por la carretera, y apenas doscientos metros después, llego hasta una bifurcación del GR.24, donde abandono la carretera, y cojo un camino verdoso por el que bajo hasta el cauce del río Mesa, el cual cruzo por una pasarela de madera.









Nada más cruzar, el camino se bifurca en dos, hacia la izquierda tengo la oportunidad de subir hasta el Mirador de los Buitres, el cual he visto desde la carretera, y se encuentra en lo alto de un escarpe, como esto me llevará bastante rato, y ya de por si la ruta es larga, prefiero no cambiar de planes, y giro hacia la derecha dirección NE hacia Jaraba, siguiendo las marcas rojas y blancas del GR.

Desde este punto, el camino se convierte en un cómodo sendero en sus primeros metros, por el que voy rodeando una zona de pinar, después me encuentro con que algunos ejemplares de pinos, se encuentran tirados en el suelo, e interrumpen el recorrido, así que me toca sortearlos por donde buenamente puedo, unos los rodeo, otro los paso por encima, e incluso alguno por debajo.

Superado este pequeño inconveniente, comienzo un suave descenso hasta el cauce del río Mesa, por un tupido sendero de hojas de color ocre, donde el otoño da sus últimos coletazos, e introduciéndome de lleno, en las espectaculares Hoces del Río Mesa, donde el río forma pequeñas cascadas.











Tras rodear la hoz, me incorporo de nuevo a la carretera, a la altura de un túnel, camino por ella durante poco más de cincuenta metros, y la abandono para subir por una corta pero dura subida que me deja junto a la escuela de escalada de Jaraba, que tiene una gran variedad de vías, que van desde el un 4 de la Muralla Oeste, hasta el 8a+ del Barranco de la Ermita, y en el que hay varias cordadas metidas en el ajo.

Nada más coronar el punto más alto, desde el que diviso las cordadas, vuelvo a bajar hasta la carretera por la que camino durante unos minutos, hasta que llego al cruce que está mañana he tomado para ir a la Hoz Seca, desde el que veo el Santuario de Nuestra Señora de Jaraba, y donde cierro el círculo.

Ahora tan solo me queda el último kilómetro, que recorro primero por la margen derecha de la carretera, hasta que enlazo con el camino acondicionado, paralelo al cauce del río Mesa, y en poco más de cinco minutos al Balneario de la Virgen donde doy por finalizada la ruta.

Al final han sido casi diecinueve kilómetros, y he salido con un buen sabor de boca, el tramo de la Hoz Seca, es espectacular, pero el de las Hoces del Río Mesa, me ha sorprendido mucho, ya que no lo esperaba tan bello, y ya para finalizar, agradecer a la Comarca de Calatayud el buen trabajo que están realizando en los senderos de está comarca, con excelente señalización, mantenimiento, e información, algo que se agradece, y que lamentablemente no ocurre en muchos sitios.










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