jueves, 19 de agosto de 2010

Ermita de San Juan de Gaztelugatxe


Hoy nos acercamos hasta la comarca de Busturialdea – Udaibai, que está declarada por la UNESCO desde 1984 Reserva de la Biosfera. Dentro de ella, se encuentra varios puntos de interés que queremos visitar, el primero del día es La Ermita de San Juan de Gaztelugatxe.

El acceso se realiza a través de la carretera comarcal (BI-3101), existen dos aparcamientos, uno grande junto al restaurante Eneperi, del que sale un camino de tierra que desciende hacia la base del islote, y un segundo más pequeño pero con el acceso al islote, mediante una pista asfaltada. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Nosotros nos decantamos por el segundo, ya que así podemos llevar la silla de paseo del niño, junto al aparcamiento, se encuentra un panel informativo con la historia de la ermita y algunas anécdotas.

Comenzamos la ruta, y tomamos una pista asfaltada, que nos lleva en un pronunciado descenso, hasta un cruce de caminos, donde hay una barca, en la que el peque aprovecha para jugar, mientras tomo unas fotografías de la zona.

Después continuamos el descenso, por el camino hay algunas fuentes, pero en ninguna baja agua, por lo que es aconsejable llevarla, sobre todo el verano, por la fuerte humedad que hay en la zona.


Cerca del final de la carretera, se une el sendero, que parte desde el restaurante Eneperí, ya en la base del islote, hay una zona con baños y un aparcamiento, y es que antes, estaba permitido bajar en coche hasta la base del islote, pero viendo la afluencia de gente que visita la ermita, es de imaginar que se montarían unos atascos de la leche. 

Desde el aparcamiento, se inicia la subida a la ermita, antes pasamos por un puente de dos ojos, desde el se puede acceder a la mar, bajando por unas escaleras. Mi mujer y el niño deciden descender hasta el mar, y esperarme, mientras ven a un grupo de buceadores, por lo que el ascenso hasta la ermita lo hago en solitario.

Para acceder a lo alto de la atalaya, hay que superar los 231 escalones, que son bastante bajos, por lo que se suben bastante bien. A mitad camino me detengo para realizar unas fotografías de la zona.



Mientras voy subiendo a mano izquierda, me voy encontrado numerosas cruces con números romanos, hasta un total de 14 que nos indican cada uno de los pasos del Vía Crucís. Una vez en lo alto de la atalaya, se puede ver el camino por el que hemos venido.



La Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, data del S.X y se dice que pudo ser un monasterio templario, en su entrada hay una campana que según marca la tradición debes hacerla sonar 3 veces y pedir un deseo. 

El interior está compuesto de una nave, en la que destaca la decoración marinera, detrás del altar, se pueden ver las tallas de San Juan, San Pedro, San Pablo, San Antonio, Santa María y la Virgen del Carmen, y en medio de ellas la popa o proa de un barco (disculparme pero uno es de montaña y no distingue una de otra).

Junto a la ermita se encuentra un pequeño refugio muy bien conservado en el que podemos descansar y tomar un bocado ya que en su interior se encuentra una gran mesa con bancos.

El regreso lo hago por el mismo camino, desciendo por el puente hasta el mar, para reunirme con el peque y mi mujer, y regresamos por la pista asfaltada hasta el aparcamiento, sudando la gota gorda, ya que nos toca subir al peque en la silla, y la pendiente es bastante pronunciada.



El Bosque de Oma


Por la mañana hemos visitado la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, y después nos hemos ido a comer a Bakio. Para finalizar el día, y aprovechando que nos viene de paso, nos detenemos en el término municipal de Kortezubi, donde se encuentra el Bosque de Oma.

El Bosque de Oma, es una ruta muy peculiar, donde se mezcla el senderismo, con el arte, ya que en el año 1982, el escultor vasco, Agustín Ibarrola, decidió utilizar los troncos de los arboles como lienzo.

Al ser una ruta sencilla, la idea es realizarla con mi mujer y el niño, pero este casi cuando llegamos, se ha quedado dormido, por lo que al final la realizo solo. El coche lo dejo en el apacamiento, junto a la oficina de turismo, que sirve también para visitar la cueva de Santimamiñe.

Desde el mismo aparcamiento, inicio la ruta, cruzo la carretera, y enlazo con una amplia pista de tierra, que en sus primeros metros es llana, pero que enseguida tienda a subir ligeramente, y me adentra en un bosque, donde predomina el pino, y el matorral bajo.

El camino no tiene pérdida, cuando estoy cerca de finalizar la subida, llego hasta un claro, donde aprovecho para detenerme, y observar las fantásticas vistas que hay del Valle del Oma. Tras la breve pausa, continuó subiendo, y después de varias curvas, llego a la zona más alta del recorrido, donde los pinos y el matorral bajo, son sustituidos por los olmos.

A partir de este punto, comienzo un ligero descenso, que me lleva hasta un desvío, debidamente señalizado, que me indica la próximidad del bosque pintado.




Siguiendo las indicaciones del letrero, tomo el sendero que parte a mano izquierda, desciendo unos metros por una zona acondicionada, y llego al inicio del bosque pintado, donde dos besos me dan la bienvenida.

En este punto parte un sendero, que me lleva a conocer las 47 pinturas, que consta la obra, para visualizarlas correctamente, me sitúo junto a una flecha amarilla, colocada en el suelo, que me permite ver las diferentes figuras representadas. La obra abarca principalmente dos temas, por un lado las figuras humanas, como La pareja en rojo y azúl, La niña rosa y el Ojo grande, y figuras geométricas como El rayo atrapado, el rayo roto, y El círculo ... desde aquí es hueco.




Tras ver la última pintura, tomo un amplio camino equipado con barandilla, ya que el descenso es pronunciado y hay tierra suelta, al final del descenso llego a una cancela, por la que salgo del bosque pintado, y donde enlazo con una pista asfaltada, que sirve de acceso a varios caserios de la zona.

Antes de regresar, retrocedo unos metros por la pista, para ver los restos del antiguo molino de Olakoerreta, que se encuentra a tan solo 300 m. Una vez visitado, vuelvo sobre mis pasos, hasta la salida del bosque, y continúo por la pista dirección al aparcamiento.

A mi paso voy viendo varios caserios, muy interesantes, como el de Andiloetxea, y Beaskoetxea, construidos en los S.XV y XVI, al poco de pasar los caseríos, me desvío unos metros para ver la Ermita de San Pedro, que  tan solo puedo ver por fuera, ya que se encuentra cerrada.

De vuelta a la pista, supero una larga y pronunciada subida, una vez en lo más alto, ya puedo ver el aparcamiento, al cual, llego después de un corto descenso, que me deja en una última rampa, que después de superarla me deja en el aparcamiento, dando por finalizada la ruta.



miércoles, 18 de agosto de 2010

Lea Ibilbidea de Oleta a Gizaburuaga

Lea Ibilbidea, es un sendero que discurre por la orilla del río Lea y une las poblaciones Vizcaínas de Mendexa, Oleta, Gizaburuaga, Aulesti y Munitibar. 

Tiene una distancia total de 46 kilómetros, pero se puede realizar por tramos (que es como yo la estoy realizando), a lo largo de este recorrido nos encontraremos con diferentes edificaciones antiguas como molinos, ferrerías, antiguos conductos de agua y con las magnificas vistas en todo momento del rió que en su primer tramo se une con el mar formando la ría. Hoy realizó el segundo tramo de la ruta, que une el barrio de Oleta (pedanía de Amoroto) y Gizaburuaga. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.

 

El inicio de la ruta, lo realizo desde la pedanía de Oleta, cruzo el puente que salva el cauce del río Lea, y enlazo con una amplia pista asfaltada, que me lleva paralelo al cauce del río, y donde me encuentro con una bonita edificación, que bien pudiera ser un hotel rural, que se encuentra cercano a una presa, donde se puede comprobar el nivel de agua, que lleva el río.





Unos metros más adelante, en un prado puedo ver como un burro me esta observando, en este punto cruzo un pequeño puente de piedra, que me lleva a la margen derecha del río, donde el camino cambia, convirtiéndose en una amplia senda de tierra de color amarilla, que me recuerda a la película del Mago de Oz, cuando le dice a Doroti, que siga el camino de baldosas amarillas.

Nada más cruzar, el camino además de ir pararelo al río, me acerca más a su cauce, la vegetación es muy espesa, y le da mucho encanto, andados unos metros, veo a lo lejos una antigua presa, con una canal en su extremo, que se utilizaban para hacer llegar el agua a las ferrerías y los molinos, que antes había en la zona.





Después de dos kilómetros totalmente llanos, enlazó una corta subida, que me lleva hasta el punto más alto de la ruta, desde el que obtengo unas fantásticas vistas de la zona, y que me deja junto a la carretera comarcal, que une Oleta y Guizaburuaga. 

Como la zona esta llena de caseríos, es de imaginar, que algún vecino, no habrá permitido que se haga el camino, al tener que pasar por sus tierras. Tras salir a la carretera, cojo el arcén, y camino por el, pasando por delante de varios caseríos, tras poco más de quinientos metros, retomo el camino principal , que en una ligera bajada, me lleva por una zona de pastos, donde puedo ver algunas cabras y ovejas pastando libremente.

Después de un pequeño tramo con sube y bajas, enlazó con un tramo equipado con pasarela de madera, que me deja en los restos de un antiguo molino, del que apenas quedan tres trozos de pared, y que cuenta con un par de bancos, en los que descansar mientras se disfruta del río, cerca de estos, me detengo un instante para leer una placa, donde explica la historia del molino.
 


Sin apenas dilación, prosigo la marcha, y enlazó por un tramo que pertenecía a la antigua calzada real, que me deja en la carretera de acceso al agroturismo Akuiola, donde me hospedo.

Cruzo el puente, para cambiar a la margen izquierda, y cojo de nuevo la pista, que como practicamente todo el recorrido, se encuentra en muy buen estado, y no presenta ninguna dificultad, andados unos metros, puedo ver otra pequeña presa que hace el río, y que se bifurca en su margén izquierda por una acequia, que hace pensar que en tiempos habría otra ferrería, o simplemente es una acequia para regar los campos de cultivo de la zona.

La ruta esta llegando a su fin, tras finalizar un corta subida, equipada con pasarela de madera, lo puedo afirmar, ya que puedo ver las primeras casas de Gizaburuaga, al que llego transcurridos cinco minutos y accedo a través de un puente, que me deja junto a la Parroquia de Santa Catalina, que data del S.XVI, y es de estilo gótico renacentista, que bien merece una visita, descanso unos minutos y regreso por el mismo camino.






martes, 17 de agosto de 2010

Gernika

Aprovechando que estamos en Lekeitio, el lunes nos acercamos a la villa vizcaína de Gernika, conocida principalmente porque en ella se alberga la Casa de Juntas y el árbol de Gernika.

Hoy toca escribir sobre la villa Vizcaína de Gernika, la cual no teníamos prevista visitar antes de estar en la zona, pero viendo que varias personas nos recomendaron su visita, al final nos decidimos a pasar unas horas en esta entrañable villa, conocida principalmente porque en ella se alberga la Casa de Juntas y el árbol de Gernika.

Gernika se encuentra a unos 35 kilómetros de Bilbao, en el litoral oriental de la provincia de Bizkaia, en la comarca de Lea-Artibai. 

Sobre su creación, la Villa de Gernika fue fundada un 28 de Abril de 1366 por el Conde D. Tello del que se alza una estatua en su honor en la Plaza de los Fueros, su ubicación no fue al azar y este se ubico cerca de la ría para que los barcos pudieran acceder con facilidad al Puerto de Suso.

Pero un 26 de abril de 1937 marco en Gernika un antes y un después quedando marcado para toda la historia, ese día sufrió un bombardeo que dejo la villa totalmente arrasada.

Durante gran parte de la vida de esta villa mantuve una gran rivalidad con la población de Lumo, debido a que no se ponían de acuerdo en los límites entre ambas poblaciones, así que en el año 1982 ambas poblaciones se unificaron para dar origen al actual nombre de la villa como es Gernika-Lumo.

Desde Lekeitio, nosotros nos acercamos en coche, aunque una buena opción, es hacerlo en el cercanías, que une esta población con Bilbao, opción que es cómoda y asequible, ya que el billete de ida y vuelta desde Bilbao, tan solo cuesta 4,50 €.

Una vez en Gernika, dejamos el coche, en uno de los múltiples aparcamientos gratuitos, situados a las afueras, desde allí nos dirigimos al centro, donde se encuentra la oficina de turismo. Una vez recogida la información pertinente, aprovechamos que es lunes, y nos acercamos a la Plaza del Mercado, donde cada lunes, se celebra el Mercado de los Lunes.

El ambiente es muy bueno, y la afluencia de gente, es bastante grande, la oferta es muy amplia y podemos comprar desde textiles, herramientas de trabajo y productos de campo, muy frescos y a precios bastante competitivos, nosotros como vamos con el peque compramos unas chuches.





Terminada la visita al mercado, nos dirigimos de nuevo al centro, y más concretamente a la Plaza de los Fueros, donde destaca en el centro una estatua del Conde de D. Tello, fundador de Gernika, y en los laterales los soportales.

En esta plaza se concentran varios edificios importantes como El Museo de la PazMuseo que se construyo principalmente debido a los trágicos acontecimientos producidos en esta población en la guerra civil española, y es que un 26 de abril de 1937 Gernika quedo arrasado por un ataque aéreo.

Los horarios: de M – J de 10 a 14 y de 16 a 19 h. Los D de 10 a 14. Los meses de Julio y Agosto es de 10 – 14 y de 16 – 20 horas. Los D de 10 – 15, permaneciendo cerrado por descanso semanal los lunes. Los precios son: entrada normal 4 € y 2 € (para jubilados, estudiantes…).

En su interior podemos ver una recreación, sobre ese fatídico día, una exposición con fascines de la época, así como uniformes de los combatientes, armas y varios documentales con las opiniones de personas que tuvieron participación en uno y otro bando.





Finalizada la visita al museo, regresamos a la Plaza de los Fueros, sin salir de los soportales, que se encuentran junto al museo, podemos ver el bonito edificio que alberga el ayuntamiento, después proseguimos nuestro camino por los soportales, para subir por una escalinata, que nos deja junto a la Iglesia de Santa María, que data del S.XIV, es de origen gótico, y tan solo puede visitarse en horario de culto, por lo cual, se encuentra cerrada.

Una vez vista por fuera, nos desviamos unos metros de nuestro recorrido, para ver un mural del Gernika, una réplica del famoso cuadro de Picasso, que fue construida en cerámica en el año 1995, y que representa los horrores de la guerra civil española.






Retrocediendo sobre nuestros pasos, y a la altura de la Iglesia de Santa María, llegamos al Parque de los pueblos de Europa, que es una de las zonas verdes de la villa, y que permanece abierto de 10:00 a 19:00 en invierno y hasta las 21 horas en verano. 

Aprovechando que está abierto, entramos y damos un agradable paseo, siguiendo el cauce de un riachuelo de aguas turquesas, que desemboca en un pequeño estanque, en el otro extremo del parque, podemos ver varias esculturas de Chillida y Moore.






Después de descansar un rato en el césped, regresamos hasta el estanque, y dejamos el parque por una de las salidas laterales, que nos deja junto al Convento de Santa Clara y el Antiguo Hospital del Señorío, los dos edificios están unidos por un arco de medio punto, aunque tan solo es accesible para el público el Convento de Santa Clara que data del año 1880. 

Desde el mismo convento, podemos ver los jardines de Casa de Juntas y Árbol de Gernika, un edificio construido en el S.XIX, de origen modernista, al que accedemos por una puerta situada unos metros más adelante. 

La visita es gratuita y está abierto todos los días, de 10:00 – 14:00 y 16:00 – 18:00, ampliándose en verano hasta las 19:00, como tan solo faltan diez minutos para el cierre, nos damos una vuelta por sus jardines, y nos acercamos a ver el Árbol de Gernika, donde podemos ver tres generaciones. Por un lado el tronco viejo que representa el paso, el árbol actual que representa el presente y un retoño, que representa el futuro.





Ya de vuelta a Lekeitio, bajamos hasta el centro por detrás de la Iglesia de Santa María, y vemos un curioso reloj en el cesped, y justo enfrente un bonito edificio.



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